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- De acuerdo. Entonces si hago la integral de una función obtengo la primitiva y si derivo la primitiva tengo la función de la que he hecho la integral indefinida.

- ¡Sí, genial!- exclamó tan feliz que hizo un amago de abrazarme. Retiró sus brazos al instante, sumamente avergonzado por la idea de que tanto me agradaba a mi en realidad.- ¿Pasamos a las integrales definidas?

- ¿Que? ¿Esa mierda siquiera existe?

- Sí, y es más difícil que las otras. Estas integrales las vamos a usar para calcular el área formada por la intersección entre una función y una recta, otra función o un eje, para eso necesitamos un punt-

- Mira, tu voz es muy bonita, pero cuando hablas de estas cosas me da dolor de cabeza.- Lui cerró el libro instantáneamente, cediéndome mi tan deseado descanso. Cuando lo miré tenía los mofletes colorados y una sonrisa enorme en su cara.

No pude resistirme a pellizar juguetonamente una de sus mejillas y sonreírle de vuelta. Cuando mostré mis perfectos dientes y prolongué mis labios para demostrar mi felicidad y hacer aparecer mis hoyuelos, él apartó la mirada de mi rostro con nerviosismo.

- ¿En... en serio crees que mi voz es bonita? Siempre decías que tenía voz de nena...

- Una cosa no quita la otra.- me encogí de hombros y después me levanté bruscamente, asustándolo sin querer.- Vamos, ya es de noche y quiero hacer algo divertido.

- ¿Quieres ver una película?

- He dicho algo divertido, las películas solo se usan como excusa para tirarte a alguien a menos que seas un empolloncito vírgen como tú.- reí revolviendo su pelo mientras me dirigía a la cocina y él me perseguía enojado chillando cosas a las que no presté atención.

- ¡Ver películas sigue siendo divertido! ¡Y no soy un empolloncito vírgen! Bueno, lo soy ¡Pero no me llames así! ¡Eh! ¿Q-Que haces buscando en ese armario? Mamá siempre dice que no lo toque, que son cosas suyas ¡Oye! ¿Me estás escuchando?

- Sí, pero te estoy ignorando ¡Ajá, lo sabía!- dije sacando triunfalmente dos botellas de vodka negro. No era mi bebida favorita, pero de entre todo el repertorio que su madre tenía ahí (por motivos que prefería no pensar) era lo más dulce y pensé que eso encajaba con el pequeño.

Lui abrió la boca en una gran redonda al verme sostener el alcohol y después corrió a cerrar la despensita, seguramente escandalizado al imaginar el resto de material que debía contener.

- ¿Que vas a hacer con eso?

- Fumarmelo.- respondí serio. El chico ladeó la cabeza con confusión.- Beber, tonto ¿Qué más podría hacer? Ah, y tú bebes también.

- ¡¿Que?! Yo no bebo, ya lo sabes.

- Ah, ah. Tú no bebías.- dije sonriente haciendo chocar las botellas para hacer sonar un laureado tintineo. Rodeé con mi brazo sus hombros y llevé al salón mientras agitaba las botellas en su cara para lograr chincharle.

Lo empujé al sofá y me senté frente a él, tendiéndole una botella. Negó con la cabeza pero de todos modos la dejé en su regazo.

Vi el nerviosismo en su rostro y me pareció adorable ¿Que pensaba que iba a sucederle por unos tragos?

- Vamos, por una vez que te emborraches no sucederá nada. Además estoy aquí.

- ¡Pero tú también te emborracharás! Es peligroso...- reí con fuerza ante su recriminación.

- Yo tengo una resistencia genial, aunque me bebiese ambas botellas estaría como una rosa. Solo te vas a emborrachar tú así que yo controlo. Si lo prefieres puedo no beber.- dije dándole mi vodka a él, quien lo cogió inseguro pero negó torpemente de nuevo.

- ¿Pero porque quieres que esté borracho?

- Los borrachos son divertidos y tú nunca antes has bebido así que quiero ver lo que sucede.- expliqué con simpleza. Lentamente me devolvió mi botella, era obvio que él no podía con tanta bebida, pero sonreí al notar que conservaba la suya.

- ¿Pero y si hago algo raro?

- Tú eres raro- señalé comenzando a reír. El chico me lanzó una almohada con venganza y yo la intercepté en el aire antes de atacarle con ella, logrando derribarlo.

Mientras él estaba aturdido y tumbado aproveché para abalanzarme sobre él y tomarlo por los costados, comenzando a hacerle cosquillas.

Su cuerpecito se retorció sin fuerza apenas bajo el mío y con sus manos no era capaz de mover uno solo de mis dedos mientras se carcajeaba. Suplicó por aire mientras mis manos pinchaban sus costillas despiadadamente y cuando la camiseta se levantó mostrando parte de su plano y lechoso vientre sentí ganas de pasar mis dedos por ahí lentamente.

Horrorizado por tal idea me eché hacia atrás, liberándolo.

- Vale, vale ¡Me rindo! Beberé un poco- aseveró él, secándose un par de lágrimas que caían por sus mejillas. Había dejado parte de su piel roja por mi poco cuidado pero verlo reír me hacía perder el control.

Era tan hermoso que no quería que parase nunca de ser feliz y ruidoso.

- Venga, hagamos un juego. El ''yo nunca'' ¿Te parece bien?- Asintió lentamente y después se le escapó una risa nerviosa.

- Es un típico juego adolescente, como un cliché, pero me hace ilusión jugarlo por primera vez.

- ¿Nunca habías jugado?- por algún motivo eso me hizo sentir un burbujeo en el estómago, de un modo u otro saber que yo sería el único compartiendo esas experiencias con Lui hacía crecer en mi un extraño sentimiento de propiedad.

- ¿Con quien iba a hacer esas cosas? No es como si fuera tan penoso de ponerme a jugar a, yo que sé, a la botella yo solo en casa.- la risa me invadió de nuevo al imaginármelo en semejante situación, probablemente viéndose forzado a besar a un mueble.


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