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 Una cama enorme es lo primero que se ve cuando uno abre la puerta, cuando prestas más atención ves ataduras saliendo de debajo del colchón, reposando en los cuatro vértices de la cama. Rodeándola hay un espacio enorme, mayor que la casa entera de Louis. Está ocupado por cosas que Louis no reconoce, pero parecen aparatos de tortura. Las paredes laterales están forradas por una infinidad de bastones, látigos, esposas, vendas, mordazas y objetos que Louis no quiere descubrir para que son. En la pared homóloga a la de la entrada hay un gran armario que, medio abierto, muestra ropajes excéntricos, muchos de ellos de cuero, y un buró enorme cuyos cajones no quiere abrir.

Da un paso atrás y se topa con el fuerte pecho de Harry, quien cierra la puerta tras de sí. Louis solo traga saliva y busca en los enormes ojos de su jefe una respuesta.

—¿Creías que había ganado tanto dinero abriendo locales normales y corrientes? —pregunta con una pequeña risa en sus labios; harmoniosa, pero efímera, es rematada con una sonrisa ladeada y cruel. —Siempre te has comportado de ese modo tan servicial y obediente cerca de mí... era como si estuvieses pidiéndome esto. No quiero que seas mi empleado doméstico, Louis, quiero que seas mi esclavo, pero esa es tu decisión; puedes trabajar aquí con normalidad si deseas solo eso, no bajaré tu sueldo, pero la forma en que te comportas conmigo me dice que quieres más que eso ¿No es así?

—Yo... no lo sé. No sé nada sobre esto. —exclama desesperadamente, Harry se acerca a él desabotonándose el pijama de satén lentamente y su corazón no puede soportar todo eso.

Harry desnudándose, los látigos sobre las paredes y él acaba de caer sobre la cama torpemente. Tiene las ataduras para sus tobillos a menos de un palmo de distancia y si se tumba lo mismo sucederá con la de las muñecas. Está tan asustado, pero no quiere irse de la habitación. Solo necesita comprender mejor.

—¿Nunca has tenido ninguna experiencia BDSM? —Louis simplemente niega. Nunca ha tenido ninguna experiencia en nada y esto es demasiado para él. Quizá esta es la oportunidad de su vida y no lo sabe, pero sea lo que sea ese es el problema: no sabe nada.

—No estoy seguro de que esto... de que me vaya a gustar...

—¿No te estremeces cada vez que te doy una orden y sonríes cuando la cumples y te digo que eres un buen chico? —Louis asiente, mordiéndose el labio.

Le gusta Harry siendo dominante, le gusta Harry decidiendo sobre él y le gusta complacerle, como si fuera su esclavo, pero todos esos instrumentos que cuelgan en torno suyo le hacen sentir mareado.

—Sí, pero los castigos...

—No los tendrás si eres bueno y tú lo eres.

—Pero he roto un plato... —Harry ríe cuando el chico lo dice. Podría haberse quedado callado, esperando que Harry lo olvide, pero es tan buen sumiso que está elucidando su error.

Con una mano enorme alcanza su cuello y lo rodea, no le corta la respiración ni aprieta demasiado, pero sus dedos tamborilean sobre la garganta y cuando traga saliva disfruta de la sensación.

—Y serás castigado por eso; pero no voy a hacerte más daño del que puedas soportar. —a Louis le tiembla el labio y está rojo e hinchado de tanto morderlo, por lo que Harry cree que perderá la cordura si Louis no se entrega a él en este maldito momento.

—Yo... no sé. Estoy asustado...

—¿Qué tal si hacemos una prueba? Siete días, una semana siendo mi sumido. Después de eso puedes elegir si quieres dejar este mundo mío o si quieres ser mi esclavo; realmente creo que has sido hecho para mí, pero no voy a presionarte si tienes dudas.

Louis respira más regularme después de oír eso, sus ojos pierden el toque lloroso y se atreve a mirar a Harry a los ojos.

—Siete días... —repite como un mantra. Se siente más seguro al decirlo en alto, una semana no es nada. —De acuerdo.

Harry aprieta el agarre en el cuello de Louis y lo obliga a inclinarse hacia delante. El chico se tensa por ello, pero no tiene tiempo a preocuparse.

Grandes labios abrazan los suyos mientras trata de procesar todo lo que está sucediendo. Harry no espera a que Louis comprenda, solo besa sus lindos y pequeños belfos moviéndose lentamente contra su boca; finalmente el chico corresponde, cerrando los ojos. Siente la torpeza en sus movimientos y se apena por ello, pero a Harry no parece importarle cuando su lengua lame los labios Louis y se adentra en su boca para explorarla. Louis se siente seguro, Harry tiene el control del beso y eso le indica que él hará lo que quiera y que, por tanto, le gustará, aunque él sea un besador novato.

Se despegan tomando una bocanada de aire y Louis aparece frente a Harry con los labios húmedos, rojos de sus mordiscos y sonrojado a más no poder.

—Me gustaría mucho tomar tus labios de nuevo y hacer que todo esto escale realmente rápido, pero sería irresponsable de mi parte. Antes de que mañana comience todo quiero que sepas unas cuantas cosas. Tus obligaciones, tus derechos; cosas similares ¿De acuerdo?

Louis asiente y una oleada de calma lo sobreviene al escuchar eso. Harry está sobreponiendo la seguridad de su sumiso a su propia calentura y sabe que eso es algo que no muchos harían y menos con un chico inexperto en todos los ámbitos.

Después de hablar Louis se siente más tranquilo. Harry le ha explicado que debe cumplir sus órdenes siempre que no haya un motivo mayor para hacerlo, que debe ser como su sombra, pedir permiso para algunas cosas, aceptar castigos y agradecerlos y que, ante todo, tiene que saber que si algo le incomoda demasiado solo tiene que gritar su palabra de seguridad. Cajón. Harry ha dejado que Louis la escoja y él lo ha hecho pensando el cajón del buró de la habitación y la impresión de angustia que le ha causado inicialmente; al igual que no quiere abrirlo, tampoco querrá hacer algunas cosas y tiene la opción de decidir no hacerlas.


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