Capítulo 10: celos del cebo

 Tras la sonrisa maliciosa de Mark y ante el desconcierto de Nicolau, las enormes puertas se abrieron revelando al interior de la Sweet Home.

Tras la puerta y cruzado de brazos se hallaba el que debía ser el hermano de Mark, con su misma expresión malvada y un cuerpo y cara prácticamente iguales. Parecían gemelos, aunque eso no era lo que preocupaba a Nicolau, sino que otra cosa llamó su atención.

Junto a una nube de polvo, la puerta desplegó un hediondo olor a lobo y sangre muerta que conocía a la perfección.

Podía sentir, entre el hedor a licántropo, el agrio aroma de la sangre de Mink, aunque era escaso. Y tras todas esas sensaciones la sorpresa más grande se hizo presente en el momento en que Nicolau llevó sus ojos un poco más allá del atractivo jovencito que se parecía a Mark, encontrándose con una enorme manada de hombres lobo rugiendo a sus espaldas como un ejército de perros guardianes.

Era ahí, habían sido ellos los que habían raptado a Mink. Con ayuda de dos hechiceros de los cuales Nicolau ya había tenido el placer de conocer a la mitad.

Nicolau intentó buscar una respuesta en los hermosos ojos azules de Mark, pero cuando sus ojos marinos se posaron sobre los del menor, sintió una presión en el pecho.

Bajó la vista y vio como la estaca de madera se hundía en su corazón de forma traicionera, dejando que lo último que viese Nicolau antes de morir, fuese el rostro de su amado verdugo.

Quizás la emboscada que noches atrás los lobos le habían preparado a Adam no había sido muy efectiva, pero al menos el otro hermano vampiro había caído en sus garras.

En las garras de la muerte. Porque no dejarían que nadie se interpusiera entre ellos y la sangre de Mink derramada bajo la esperada noche de luna llena.

Adam se preguntó qué estaría haciendo Dean en su ausencia pues había salido a cazar dejando al muchacho solo en su casa. Algo aquella noche le daba mala espina, era como una sensación de incomodidad alojada en lo más hondo de su cerebro y , por mucho que se partiese la cabeza pensando, no podía adivinar exactamente de qué se trataba.

Sin saber que era Nicolau aquel que había sufrido un infortunio y no Dean, se preocupó y entristeció a partes iguales pensando que el muchachito se hallaría en su habitación llorando como hacía cuando se quedaba solo.

Esa noche su zona de caza había sido el bosque, tenía que comer claro está, pero debía aprovechar el tiempo e invertir su horario de caza en vigilar las zonas boscosas era una buena idea. Tarde o temprano los lobos pasarían por ahí, ya lo habían hecho una vez.

El problema principal es que Adam no tenía ni el tiempo ni la paciencia necesarios para aquello. Se adentró entre los árboles y zonas más frondosas tomando a su presa ya muerta por el tobillo.

Aquella noche le había tocado morir a joven de veinte años que pasaba por la zona con su novia, creyendo que conseguiría algo más que besos en la mejilla tras una romántica cita en el bosque. Lo que el pobre muchacho no esperaba es que su querida fuese a irse a su casa corriendo tras recibir un mensaje caliente de su amante, generando una vociferante discusión de pareja que llamó la atención de Adam.

Y lo que se esperaba mucho menos aún fue que mientras recogía el mantel y la cesta de picnic, junto a una botella de vino sin abrir, un vampiro cayese de entre los árboles como un depredador expectante que deseaba saciar su sed de acción, arrinconándolo, asustándolo hasta hacerlo llorar de puro pavor, para después aburrirse de sus lágrimas y arrancarle el cuello con fieros bocados que casi separaron su cabeza del resto del cuerpo.

Fuese como fuese, Adam ya estaba satisfecho esa noche tras comerse a un chico cuya vida personal le era indiferente, aunque ahora tenía la tediosa tarea de alejar el cadáver algo lejos del pueblo.

En otras circunstancias no le habría importado dejarlo allí tirado, apenas se debería quedar un mes si deseaba salvar a Mink, en el caso contrario moriría antes de que la luna llena se ocultase ese mes. Pero la situación no era exactamente así, si conseguía salvar a su creador y, por ende, sobrevivir, tenía otra razón para quedarse el máximo tiempo ahí.

Una razón de pelo castaño y labios dulces.

Se distrajo en su camino mientras tomaba del tobillo al muerto y lo arrastraba por el suelo haciendo que su blando cuerpo chocase con piedras y árboles, pensando en como Dean se había atrevido a besarlo pese a ser un pequeño tan vulnerable ante él.

En el fondo Adam se sentía cobarde, no había podido reunir el valor suficiente como para ir él mismo a besar al dulce muchacho y abrazarlo para secar sus lágrimas, acabando con todo el dolor de su joven alma. De hecho, Adam no había tenido el valor necesario ni como para afrontar sus propios sentimientos, ni siquiera les había puesto nombre.

Aunque lo que él sentía tenía un nombre muy claro y específico. No eran más que cuatro letras, el mismo número de letras que tenía el nombre de Dean.

Se apresuró escondiendo el cadáver, tenía ganas de ver al humano de nuevo.

Dean, sin embargo, no estaba en su casa llorando como un niñito indefenso. Había sentido la tentación de aprovechar su intimidad para autocompadecerse y dejar que sus lágrimas fueran libres corriendo por los perfectos valles de sus mejillas, pero no había tiempo que perder y debía ser fuerte.

Aunque por unos segundos el llanto se había apoderado de él, cuando la soledad le golpeó con el inminente recuerdo del rechazo de Adam, pero se recompuso rápido, o lo pretendió, y tomó su ordenador portátil dispuesto a serle realmente útil a Adam.

Recordó que la muerte de Mink significaría la de Adam y el corazón se le encogió. Debía ayudar, como fuese.

Introdujo en la búsqueda avanzada de su navegador las palabras clave ''Brokeback'' y ''Licántropo'' y definió un plazo de tiempo actual sobre las respuestas que deseaba, después le dio a ''enter'' y la búsqueda reveló ante sus ojos infinitas respuestas.

Descartó muchas de las páginas webs simplonas o de redes sociales, también los blogs sobre curiosidades y prestó especial atención en las páginas oficiales o los artículos periodísticos.

Aún así la información que encontraba era imprecisa, escueta y a veces errónea. En conclusión, inservible. Pero algo lo sorprendió de forma ciertamente divertida, encontró donde no pensó ni en buscar, algo que sí podía serle de utilidad.

Una maldita web de citas. Entró.

Leyó con atención el perfil de un hombre llamado Derek que, por lo que decía en su perfil, vivía en Brokeback y buscaba una relación casual de sadomasoquismo con alguien que fuese masoquista sexual (cosa que remarcó, dando a entender que era un sádico). En sus datos adicionales añadió cosas varias, como que tenía veintisiete años, que era homosexual, le gustaba el deporte, el bondage, el cine de terror y, lo último y más camuflado, que era un hombre lobo.

En los tiempos que corrían era normal que la gente revelase esas cosas a los familiares y amigos, pero gritarlo a los cuatro vientos era como decir delante de un montón de desconocidos que tenían antecedentes por intento de homicidio. A nadie le importaba y todos lo aceptarían, pero no faltarían un par de miradas temerosas o asqueadas.

Sorprendido por la facilidad con la que había encontrado aquel perfil, Dean se dispuso a hacerse uno él mismo para contactar con el hombre. Se lo creó en cuestión de minutos, mintiendo en la edad para poder acceder a la página, dijo que tenía dieciocho, y en su información adicional puso que buscaba a un hombre dominante y que sentía cierto interés por lo sobrenatural (aunque realmente no mintió en ninguna de las dos cosas, no del todo).

Añadió una foto suya reciente, de cuando fue a una excursión a la montaña con su clase y Reine no dejaba quieta su nueva cámara fotográfica.

Le envió una solicitud al hombre y tan pronto este la aceptó, cosa que hizo realmente rápido, él mismo le mandó un mensaje a modo de saludo.

Era algo descarado y directo, pero a Dean le pareció que así todo sería más fácil.

Si conseguía que ese hombre le dijera dónde vivía, sabría también donde lo hacía la manada. Aunque claro, no sería tan fácil como preguntárselo.

Por suerte la conversación tomaba un buen rumbo. Las letras en su pantalla se iluminaron y releyó las últimas líneas de la conversación antes de responder.

''

(...)

Dean: Sí, me gustaría verte ¿Donde vives?

Derek: Vas rápido pequeño ¿Que tal si nos conocemos antes? Eres un chico muy atractivo, quizás eres un perfil falso.

Dean: Yo podría decir lo mismo que tu ¿Acaso no es poco creíble eso de que eres un licántropo?

Derek: Bombón, lo soy. Cuando quiera puedo demostrártelo, soy un animal, y más lo seré contigo.

Dean: Eso tendré que comprobarlo, lobito ;)

Derek: Podrás comprobarlo cuando nos veamos. También comprobarás lo cómoda que es mi cama. Y seré tu lobito si tu eres un buen cachorro para mí.

Dean: Lo estoy deseando, seré un buen chico.

Derek: No me tientes pequeñajo... ¿Que te parece encontrarnos esta noche en Aluap's dentro de media hora?

''

Dean claramente conocía la ubicación el bar, estaba algo lejos de su casa pero era cierto que muchas veces había ido ahí con Reine e tomar algo, después de todo ahí tenían los mejores precios de la ciudad.

Ahora solo le quedaba responder a la pregunta. Aceptar la invitación y ponerse en peligro por un poco de valiosísima información para Adam o rechazar la propuesta por su propia seguridad.

Ahí estaré, lobito. Y le dio a enviar.

Ahora solo tenía que irse corriendo para no llegar tarde y aparentar la calma necesaria como para seducir a aquel hombre.

- ¿Dean?- preguntó una voz grave y varonil. El aludido casi saltó de su asiento, pero en su lugar se incorporó con nerviosismo y se plantó delante del que debía ser Derek.- Aún eres más sexy en persona.

- Lo mismo digo- respondió con fingida seguridad Dean, consiguiendo una sonrisa ladina por parte de Derek.

Ambos tomaron asiento, aún sin tomar nada. Pronto se irían, o eso tenía Derek planeado. Dean, por su parte, tenía pensado conseguir que el lobo lo llevase a su casa y, una vez viese donde estaba, fingir un fuerte dolor de cabeza. Después diría que se había encontrado mal esos últimos días y fingiría una ataque de tos para que pareciese contagioso, consiguiendo así que el sujeto le dejase marchar tras revelarle la ubicación de su morada.

- Así que... ¿Buscas a alguien que te dome?- preguntó Derek alzando una ceja y mirando fieramente al muchacho.

- ¿Buscar tú a alguien a quien domar?- una mirada pícara e insinuante por parte de Dean añadió más sensualidad a sus palabras.

- ¿Podrían los látigos, mordazas y cuerdas de mi habitación responder a tu pregunta?- Dean tragó saliva, asustado. Debía pensar bien sus palabras y ser seductor, tenía un objetivo que cumplir.

- Solo si sabes usarlos bien - dijo Dean mordiéndose el labio.

- Vamos a mi casa, ahora- ordenó el enorme y dominante hombre tomando a Dean del brazo y levantándolo bruscamente, comenzando a caminar.

- Espera un poco lobito ¿Podrías enseñarme tus garras y colmillos?- preguntó andando a paso más lento mientras se agarraba al brazo de hombre, como si se tratase de un acompañante.

- ¿Porque? Ya los verás después de que lo hagamos.

- N-No. Quiero verlos ahora.- Exigió Dean queriendo corroborar la veracidad de su afirmación.

- Joder... Mira, vale, he mentido con eso de que soy hombre lobo, pero ¿Qué más da?- Dean se paró en seco, soltando el brazo de Derek.

Se había esforzado tanto por fingir interés por Derek para nada, todo era un maldito engaño.

- Déjame- dijo alejándose la mano que intentaba tomarlo por el brazo- Me quiero ir a casa.

- ¿Porque, cachorrito? Nos lo pasaremos muy esta noche. Solo tienes que obedecerme- de nuevo tomó al menor, ahora de su cintura y apretando con fuerza.

- ¡Que no! Me has mentido y punto. No eres lo que decía tu perfil de esa página, así que me voy- forcejeó con el mayor, tratando de zafarse de su agarre, pero este le tomó por las muñecas.

- Oh, ya veo que sí que te tengo que domar de verdad. Tranquilo- susurró tirando de él hasta conseguir andar en la dirección en la que quería- te daré una buena lección, justo la que estas buscando- lo llevaba a tirones como si su brazo fuese la correa de un perro rebelde.

- ¡Te he dicho que no! ¡Déjame, imbécil!- Dean comenzaba a desesperarse. Ese hombre era más grande y fuerte que él y no parecía atender a razones.

Unas ganas de chillar y llorar lo inundaron de repente al pensar que sería violado por un enfermo desconocido por culpa de su insensatez.

Temeroso y lleno de una angustia dolorosa comenzó a forcejear mientras era arrastrado por el contrario si el más mínimo indicio de remordimiento. Se mordió el labio con preocupación, revolviéndose, pero el otro tiraba de él con suma facilidad y una sonrisa perversa en su boca. Chilló por ayuda, pero Derek solo amplió su cínica mueca.

De pronto una silueta conocida en medio de la calle llamó su atención.

- Dame al chico. Ahora.- la voz voraz y grave de Adam retumbó en los oídos de Derek y este lo miró con desafío.

Con solo ver sus ojos rojos y grandes colmillos supo que no tenía posibilidades así que arrojó con fuerza a Dean contra él, deseando que el vampiro le perdonase la vida a cambio de esa deliciosa presa.

Dean corrió a los brazos de su salvador y se abrazó a su robusto cuerpo. Adam, con los ojos rojos de rabia y una mueca de disgusto en rostro, abrazó de vuelta al pequeño muchachito acariciando su pelo para calmarlo.

Con uno de sus esculturales brazo rodeó la cintura del menor sintiendo la fuerza y el miedo con los que el tembloroso cuerpo se acurrucaba contra él.

Con su brazo libre tomó por el pescuezo al gran hombre que intentaba irse de rositas tras todo lo sucedido.

- ¿Le has hecho algo?- preguntó mostrando sus colmillos como un perro rabioso y a punto de despedazar a su presa.

- ¡No! Te lo juro, no le he hecho nada... Escucha yo no-

- ¡Cállate!- Adam lo interrumpió con un fuerte rugido que hizo al gran hombre agazaparse en si mismo y mirar al suelo perdiendo toda autoridad.- ¿Este imbécil te ha hecho daño?- suavizó su tono hasta convertirlo en un ligero susurro, no convenía asustar más al pequeño chico.

- No...

- ¿Quieres que le mate?

- ¡No!- el menor se alarmó ante aquello. Ese capullo podía ser un baboso pervertido y un pesado, pero no merecía la muerte.

- Ahora, vosotros dos, me vais a explicar qué hacíais juntos y porque tu, despreciable humano, estabas acosando a Dean. Después ya veré que hago contigo- le lanzó a Derek una mirada asesina que lo paralizó en el lugar, se sintió como si le hubiese caído un rayo.

Adam tenía ganas de matar a ese hombre y de abrazar tan fuerte a Dean que acabase asfixiándolo como castigo por estar flirteando con otro hombre. Por algún motivo la sola idea de imaginarlo junto a otra persona que pudiera despertar deseo en o hacia él lo volvía loco de rabia, era impensable.

Dean era suyo. Punto.

- Escucha, no me mates, yo no he tenido la culpa ¡Ha sido el calientapollas de tu amigo! Si no me hubiese provocado en ese maldito chat...- su respiración nerviosa y sus agitados latidos se pararon un segundo bajo el opaco sonido de un bofetón que casi lo hizo caer al suelo.

- No llames así a Dean, hijo de puta- amenazó Adam mientras avanzaba un paso hacia Derek, quien se sobaba la mejilla con preocupación.- Tu ¿De que chat habla?- Dean se sintió profundamente avergonzado, aunque realmente no tenía porque estarlo.

-Quería ayudarte con lo de Mink y me lo encontré en una página de ligoteo, en su información decía que era hombre lobo así que pensé que si conseguía averiguar dónde vivía...

- ¡¿Pero tu eres idiota?!- Adam no pudo evitar chillarle a Dean con su terrorífica voz gutural y, durante unos segundos, deseó darle un bofetón a él también- ¡Has puesto en peligro tu puta vida! Ni se te ocurra hacer una gilipollez así nunca más y menos sin avisarme para que pueda ir a ayudarte, niñato estúpido. Si no hubiese sido porque pasaba por aquí antes de volver a tu casa, hoy no te habría podido salvar el culo ¿Entiendes? La próxima vez que te pongas en peligro iré yo mismo a matarte, mocoso- Adam no pudo resistirse a abrazar al pequeño mientras le regañaba con palabras severas que quedaban compensadas por sus dulces e impropios actos.

Se había preocupado tanto y había sentido tanta ira al verlo con otro hombre que, además, le estaba tratando mal. Durante unos instantes se imaginó tomando al pequeño humano y encerrándolo en una maldita burbuja hermética donde solo él podía entrar, la sensación de que debía protegerlo del mundo y cuidarlo se había más sólida y vigente con cada minuto que pasaba a su lado.

- Y tú, pervertido- llamó a Derek haciendo que este se asustase por su tono autoritario.- ¿Porque coño te inventas que eres un licántropo?- el hombre se sonrojó ligeramente ante la vergüenza de reconocer aquello y vaciló al hablar.

- Bueno... conocí a un tío en un bar, él sí era un hombre lobo y me dijo que diciendo eso se ligaba más, ya sabes, llama la atención y eso...- se rascó la nuca, incómodo por lo penoso que sonaba aquello dicho en voz alta. En su cabeza el plan de seducción parecía refinado y engañoso, no estúpido.

- ¿Conociste a un hombre lobo?- preguntó Dean sorprendido, quizás aquel hombre sí podía resultar de utilidad, sus esfuerzos no serían totalmente en vano.

- ¿Donde? ¿Qué sabes de él?- Adam se adelantó un paso, haciendo retroceder al gran dominante.

- Solo que se llama Rich y que lo conocí en el club de ambiente Red Lights, ni siquiera recuerdo cómo era...

- Lárgate antes de que te mate. No me sirves de nada- ante aquella oportunidad, el gran hombre salió por patas como si estuviese en medio de una carrera de los juegos olímpicos.

El temor con el que abandonó el escenario le resultó casi gracioso a Dean, quien se sonrojó a darse cuenta de que seguía abrazado al vampiro.

Adam le acarició la cabeza con ternura al muchacho y sintió que si no lo apretaba posesivamente contra sus brazos, demostrando ante todos su autoridad, no podría llegar a protegerlo como se merecía.

- Adam, ¿No crees que deberíamos ir a ese local a ver si encontramos al hombre lobo?- el vampiro lo miró con más calma y el muchacho se separó del vampiro, esperando una respuesta.

-Es lo que estaba pensando. Pero tu no vienes.- ordenó con dureza. No dejaría que nadie ni nada lo volviese a poner en peligro de esa forma.

- ¿Que? Oye no eres mi dueño ¡Vampiro malo! Si sigues así no te sacaré a pasear para juegues con los lobitos- se burló el muchacho, logrando que Adam gruñera por ello.

- No me vaciles, mocoso- dijo Adam mientras sus ojos rojos azotaban a Dean con un placentero escalofrío.

Dean comenzó a caminar mientras hablaban, dando a entender que él sería el guía del vampiro y lo conduciría al Red Lights pues el vampiro no sabía orientarse en ese desconocido y apestoso pueblucho.

- Podría intentar hacer lo mismo que he hecho con este tío pero con el hombre lobo. Así podría ir a su casa y sería todo más fácil.- se ofreció el muchacho mientras notaba que el vampiro lo miraba con enfado y rodeaba sus hombros con su enorme brazo, acercándolo a él.

- ¡No! Ni se te ocurra hacer de cebo para lobos, ya te he dicho que no voy a dejar que te pongas en peligro, niñato- Dean intentó rebatir la opinión rígida de Adam, pero no obtuvo más que una maleducada interrupción- Sin peros. No y punto, que te quede claro- sentenció haciendo que Dean aceptase su orden, no sin imitarlo con voz de ogro y haciendo muecas burlonas.

- Eres un mandón y un cascarrabias- le dijo el chico mientras hacía un tierno puchero, convirtiendo su labio inferior en una deliciosa oferta a probar, pero Adam se resistió.

Debía resistirse a ese maldito niño a las locuras que le hacía sentir.

- Pues este mandón cascarrabias te ha salvado de ser violado por un pervertido- le recriminó Adam con un tono lleno de retintín.

Por unos instantes se imaginó a él, con látigos y trajes de cuero, violando deliciosamente a ese chico y tuvo que respirar hondo para apaciguarse. Aunque la idea de la violación lo llegaba a volver loco al imaginar cómo el pequeño se resistiría, inocente y miedoso, ante sus perversiones, ese atractivo solo lo encontraba en la falsedad de la fantasía, en el juego más que en la acción, imaginando que después el chico se dejaba besar y le decía cuanto lo amaba.

- Siempre me estás salvando... Gracias, de verdad. Prometo hacer todo lo posible por ayudarte a encontrar a Mink...

- Con que dejes de molestar será suficiente- Adam escondió una sonrisa cuando vio al menor inflar sus mejillas, enfurruñado.

El Red Lights estaba cerca, y aunque uno no supiese leer el cartel que lo anunciaba ya se intuía cuál de los locales de la zona era. Efectivamente estaba anunciado por luces rojas y un pequeño cartes de dos hombres besándose, uno con orejas de gato y mirada felina y otro con una escalofriante sonrisa y un mano en el cuello del gatito, colocándole un collar de castigo puntiagudo y brillante.

Dean y Adam lo habían pensado bien y lo habían hablado, ambos entrarían por separado e irían a zonas diferentes del local para buscar con más facilidad al licántropo, aunque Adam había añadido una norma más al plano: Dean no podía estar fuera de su campo de visión.

Se había decidido a proteger al pequeño con todas sus fuerzas, así que era indispensable tenerlo localizado, sobretodo si este estaba en un local homosexual donde la mayoría de sus clientes buscaban como compañía a alguien dulce a quien pervertir con trajes de cuero y unos azotes.

- ¿Esta ocupado?- preguntó un hombre alto y corpulento de cabello negro y ojos verdes señalando el taburete carmesí de al lado de Dean, quien se había sentado en la barra.

- No- respondió este ofreciéndole una amable sonrisa.

El hombre sonrió también, con algo de bravuconería, y se sentó a su lado antes de pedir dos cubatas y deslizar uno sobre la barra hacia las manos distraídas de Dean, que tamborileaban sobre la madera.

- Yo invito, precioso- le dijo el hombre con una voz relajada y grabe. Dean le sonrió por pura cortesía, pareciendo más tierno de lo que hubiese deseado.- ¿Cómo te llamas?- preguntó al ver que su presa aceptaba el ofrecimiento echando un trago al frío vaso.

- Dean- respondió con una voz angelical y aguda- ¿Y tu?

- Rich- Bingo, había dado en el clavo. Él ya sabía que era un buen cebo para hombres lobo, pero no esperaba que picasen tan rápido y de forma tan precisa.

-Encantado- dijo Dean mientras le sonreía con esa picardía que sabía fingir tan bien. Tras el gran hombre, al fondo de la sala, vio a Adam haciéndole señas para indicarle que tenían que hablar. Su ceño fruncido y su expresión de ira le hicieron saber que más le valía apresurarse- ¿Me disculpas un momento? Ahora vengo Rich- Dijo Dean sonriendo de forma jovial y pronunciando el nombre de su objetivo con cierta lentitud empalagoso, debía tener claro que él se encontraría ahí esperándolo cuando volviese.

Entró a los baños, siguiendo los pasos de Adam, y espero encontrárselo dentro, aunque la sorpresa no fue grata cuando de uno de los baños salió una mano que lo tomó por el cuello adentrándolo al reducido espacio con rapidez y fiereza.

- ¿Que coño haces ligando con ese tío?- un rugido escapó de su boca y Dean se asustó al notar como lentamente el vampiro lo acorralaba- No te gustará ese imbécil ¿Verdad?- el tono ahora sonaba más demandante y amenazantes. Iracundo era la palabra exacta y ¿Que más?

Ah, sí. Celoso.

- Ese tío es Rich ¡He encontrado al hombre lobo!- anunció orgulloso de sí mismo, aunque ya intuía que no recibiría reconocimiento alguno por parte del vampiro.

- ¿Y te pones a ligar con él? ¿Te das cuenta de la tontería que haces? Al final tendré que sacarte a la calle con collar y correa si quiero que hagas caso de lo que te digo de una puta vez- Dean realmente pasó del hastío al temor cuando vio los ojos del vampiro tornarse carmesí y, por acto reflejo, intentó retroceder, pero la puerta del baño chocó con su espalda y soltó un jadeo lleno de terror, aunque el deseo de que Adam lo empujase contra la puerta y le comiese la boca también estaba ahí- No tengas miedo, niño tonto- dijo con fastidio, chasqueando la lengua.

- Adam, no puedes desaprovechar esta oportunidad. Déjame hacer de cebo, cuando él este llevándome a su casa siguenos por la calle, si hay problemas me podrás salvar ¡Por favor!- el vampiro rugió y se acercó un paso al menor, haciendo que su enorme y duro cuerpo chocara con el delgadito muchacho.

No le gustaba un pelo imaginar a Dean andando por ahí con un hombre y mucho menos si era un hombre lobo. La fricción de su frialdad contra la calidez del cuerpecillo del chico le hizo estremecerse de placer y rugir al sentir el temblor ajeno.

Dean suspiró por la proximidad del vampiro y este pasó una mano por su cintura y después acarició con dulzura su mejilla.

- Ten cuidado- le advirtió acariciándolo con más lentitud que antes. No quería poner en peligro a Dean o compartirlo, pero el muchacho tenía razón ¿Qué otra oportunidad tendría sino?- Y no quiero que te acerques demasiado a él o que dejes que te toque o te acaricie. Y ni se te ocurra besarlo.- La furia estaba presente en las palabras del vampiro, casi tanto como la autoridad o hasta el ruego.

- ¿Porque?- preguntó Dean probando al vampiro. Él ya había jugado con sus sentimientos, ahora era el turno de Dean de hacer que el corazón pútrido de Adam diese brincos y vuelcos peligrosos.

- Porque lo digo yo ¿Queda claro?- el juego le duró poco al humano, quien asintió ante el tono mezquino del vampiro. Le había hecho enfadar de verdad.

Ambos salieron del baño, como desconocidos. Dean se sentó junto Rich y Adam lo hizo en otro lugar de la barra desde donde contempló con asco como el encantador hombre se comía a su humano con la mirada.

- ¿Sabes?- alcanzó a oír Adam de la lejana boca barbuda de Rich. Casi intervino cuando los labios del extraño rozaron la oreja de Dean para dejar allí un susurro descarado- Soy un hombre lobo.

- Eso me gusta- Dean observó la descarada sonrisa de su objetivo y este la dulce de su presa. Ambos creyéndose el cazador, cuando intentaban cazar a quien menos le convenía.

- ¿Y te gustaría también venir conmigo esta noche? Mi casa es preciosa, te encantará.- Rodeó con su brazo los hombros del menor y este se dejó hacer mientras miraba de reojo al vampiro lejos de ellos.

Ardía de la rabia. Dean sonrió.

- No lo dudo. Me gustaría que compartiéramos cama esta noche- el lobo sonrió triunfal y, una vez se dio cuenta de lo receptivo que estaba el menor, pasó su brazo a una posición más baja, tomándolo de la cintura mientras ambos abandonaron sus asientos.

- No vivo solo, toda mi manada, que es bastante extensa, también estará en casa ¿Te importa?- Dean y Adam escucharon perfectamente esa frase y sus corazones se dispararon al ver cuán cerca tenían la victoria.

Ya podían saborear la libertad de Mink y la derrota de los lobos.

- Oh, claro que no. De hecho me gustaría jugar con más lobitos esta noche- dijo el menor con un tono pícaro atravesando la puerta del local.

Al escuchar eso el lobo rugió y apretó con violencia la cintura del menor, quien se asustó por el acto.

- No te equivoques chico. No soy un ''lobito'', más bien seré tu alpha esta noche. Yo solo, sin nadie más.- Dean intentó tranquilizarse y asintió aceptado las exigencias del rebelde licántropo. Ya le había quedado claro que no era precisamente un cachorrito- Eres mío- Dean casi pudo sentir como el vampiro, oculto entre las sombras y lejos de su campo de visión, se retorcía de rabia.

- Lo soy- susurró Dean subiéndole el ego al prepotente chucho que lo agarraba de la cintura, conduciéndolo hasta su casa, lo que Adam llamaba ''una madriguera de lobos''

Dean hablaba poco con el sujeto y lo poco que decía eran promiscuidades mientras la mano del licántropo lo estrechaba con fuerza por la cintura, pero aquello le estaba encantando por un simple hecho: Sabía que Adam estaba molesto y mucho.

Una risa ahogada y llena de felicidad y venganza se engendraba dentro de él al imaginar al vampiro colérico y celoso hasta los huesos.

Celoso. Le gustaba saber que Adam estaba celoso.

Dean prestó especial atención a las zonas que pasaban grabando a fuego en su cerebro el camino hacia la casa de ese sujeto y el escondrijo de la manada.

Dean abrió los ojos como platos e intentó disimular su sorpresa cuando el lobo le dijo en qué barrio vivía y se adentro en esta junto a él. Highstar era uno de los barrios más ricos y prestigiosos del lugar, jamás habría imaginado que la manada estaría oculta ahí.

Una imagen cómica se formó en su mente al imaginar una prestigiosa casa digna de un noble llena de cuchos embarrados y salvajes, aunque sabía que la situación no era así.

Como si un ángel (uno muy inoportuno) cayese del cielo, Rose apareció ante las narices de la falsa parejita mostrando sus colmillos y ojos rojos cubiertos por algunos mechones de pelo negro desordenado.

- Sucio lobo ¡Aléjate de ese humano!- Gritó la chica en un intentó por salvar a la valiosa presa de su amigo.

Lo haría todo por salvar a Mink, y si debía dar su vida para salvar a un simple mortal, lo haría, siempre cuando este fuese decisivo en la investigación de Adam para poder encontrar a su maestro.

- ¿Un vampiro?- se sorprendió y a su vez soltó a su presa humana dejando que Dean observarse esa catastrófica escena con impotencia.

Aquella joven parecía lo suficientemente fuerte como para darle un buen combate, pero tenía claro que saldría airoso.

Ella dio un paso adelante mostrando su pendenciero rostro. Abría los ojos queriendo dejar que el brillo mortífero y frío de estos inundase con su color carmesí al otro, como símbolo de advertencia y prohibición.

Rich miró a la chica con horror y dejó que su rostro se llenara de espeso pelo negro mientras sus ojos se agrandaban dejando ver una deformada pupila y su boca crecía formando un morro canino. Sus dientes crecieron, afilados y torcidos, como sus ennegrecidas uñas.

Mientras el hombre comenzaba a cambiar, dejando que su piel se rompiese como la tela para dar paso a una áspera piel recubierta de pelaje, Adam salió de entre las sombras situándose con rabia tras la joven vampira.

Con sus patas traseras torcidas hacia atrás y los huesos de sus brazos rotos a la par que crecían deformándose, el lobo huyó torpe pero rápidamente, a sabiendas de que contra ese nuevo chupasangres no podría hacer nada.

Adam pensó en perseguirlo, pero sabía que cualquier fiel miembro de la manada, sobretodo uno tan viejo y devoto como lo parecía ser Rich, se arrancaría la lengua con los colmillos antes de hablar.

- ¡Eres imbécil! ¡¿Que coño haces?!- Adam avanzó hacia la inútil chica empujándola con fuerza para lograr intimidarla.

- ¡Estaba salvando a tu humano!- se excusó ella sorprendida al encontrarse con Adam. Sus ojos se tornaron de un azul inocente de nuevo y su boca, ya sin colmillos, se curvó en una mueca de disgusto.

- ¡Estúpida zorra!- Los labios de Rose temblaron y parpadeó con rapidez. Iba a llorar- Joder ¿No te das cuenta? ¡Estaba planeado, imbécil! ¡Ese hijo de perra iba a llevar a Dean a su casa, junto a la manada! Siempre estás jodiendo inútil de mierda... ¡Que sepas que si Mink muere es por tu puta culpa!- Avanzó otro paso y apresó el cuello de la inmortal entre sus dedos, apretando tan fuerte que crujió cuando los huesecillos en él se partieron bajo la presión de sus dedos- ¡Debería arrancarte la puta cabeza!

Rose no paraba de llorar ante los poco alentadores gritos de Adam y de pedir perdón en susurros lastimosos mientras, más alló del dolor de su cuello partido, su corazón se hacía añicos al pensar que Adam habría podido hallar a Mink esa noche de no ser por ella.

Dean se acercó alarmado al vampiro y lo tomó del brazo con fuerza, consiguiendo distraerlo hasta que soltó el cuello de la neófita.

- ¡Adam! Cálmate, no es su culpa. Ella no sabía...

- ¡Si que lo es! ¡Lo siento, lo siento tanto! Oh Dios, si Mink muere mátame. Mátame por Dios, no merezco vivir si él muere- dijo Rosa dolida, cayendo al suelo de rodillas mientras se golpeaba la cabeza con los puños enloqueciendo ante la idea de ser ella la causa de la muerte de su amado.

- Cállate ya y deja de hacernos perder el tiempo más ¿A qué coño has venido?- Adam solo sintió algo de pena por la escena cuando vio que Dean, ante la culpa de Rose, se arrodillaba junto a ella para abrazarla.

Ver como su chico empatizaba con ella hasta el punto de sentir sus ojos húmedos le hizo sentir pena. No quería ver a Dean llorar. Rose la daba igual, la conocía desde hacía mucho, pero le parecía una persona demasiado vacía, además de obsesiva.

Rose calmo, hipenado, y respondió a la pregunta de Adam.

- Sasha ha muerto, creí que debía decirlo.

- ¿Quien es Sasha?- Rose suspiró y Adam se acercó un paso a ella con los brazos cruzados, demandante.

- La progenie de Nicolau ¿Te acuerdas? La creó el año pasado- Adam rodó los ojos hasta que su rostro se iluminó por un leve recuerdo.

- ¿La rubia imbécil que solo sabía chillar cuando veía un cadáver?- Rose asintió con media sonrisa, la había descrito demasiado bien.- ¿Y? Es normal que haya muerto, yo mismo sentí deseos de matarla cuando la conocí. Era aún más irritante que tu.- Rose carraspeó, frunció el ceño y se lamió los labios.

- No la han matado, ha muerto sin más- Rose cruzó los brazo esperando una respuesta por parte de Adam, pero solo atinó a ver la confusión en su rostro- Adam, ella seguía vinculada a Nicolau.

Cerró sus ojos oscuros y profundos, se sujetó el puente de la nariz y suspiró. Tras eso, se tapó la cara con ambas manos y después soltó un bufido.

- No puede ser...- murmuró el vampiro.

- ¿Que pasa?- Dean irrumpió con su dulce voz en la conversación, haciendo que la carga a espaldas de Adam fuese más ligera.

- ¿Recuerdas que te dije que, a menos que Mink me diese su sangre para romper nuestro vínculo, yo moriría si él lo hacía? Pues Sasha a muerto porque han matado a Nicolau- Dean se sorprendió y sintió un gran pesar.

Nicolau no era más que una amenaza para él y de hecho le aterraba, pero sabía que era el hermano de Adam y, por su reacción, pudo ver que a parte de un gran fastidio, dejaba que parte de su dolor escapase por sus labios en ligeros suspiros.

- Jodidos lobos...- Adam apretó los puños y quiso golpear lo primero que se cruzase en el camino, pero al ver que era el dulce rostro de Dean, se sintió frustrado y solo ahogó un grito de rabia.

- Adam, tengo que irme. Si consigo algo te avisaré- Dijo Rose en tono triste, lo que menos quería ahora era hacerle perder el tiempo al vampiro que debía rescatar a su verdadero amor.- Adiós.

Se fue sin esperar ningún despedida, pero Dean se la dio amablemente, haciéndola casi sonreír.

- No tendrías que haberle gritado. Ella no sabía nada- Dean se cruzó de brazos mientras se situaba delante del vampiro, regañándolo.

- Es tan irritante... Tu no la conoces, pero te aseguro que siempre jode las cosas y al final uno se acaba hartando. Además, yo no tengo buen carácter.

- Eso ya lo veo, siempre estas con el ceño fruncido, gruñendo como un animal o enseñando los colmillos.- Dean rió al pensar que ese vampiro se comportaba más como un lobo rabioso que los propios licántropos.

- ¿De qué coño te ríes, mocoso?- Bramó Adam, rugiendo.

- De ti- respondió el otro tranquilamente, sacándole la lengua para joderle aún más.

Cuando Adam se enfadaba daba un miedo tremendo, pero era deliciosamente sexy, como un enorme macho dominante.

Adam gruñó de nuevo y tomó a Dean de la cintura por puro instinto.

- No juegues conmigo, chico- amenazó sintiéndose avergonzado por agarrar de esa forma a Dean. Estaba siendo demasiado transparente al mostrar con toda claridad que lo deseaba, que le... ¿Quería?

No, no. Eso no podía ser. Adam siguió negándolo en su cabeza, aunque sabía la verdad.

Dean suspiró al tener al vampiro tan cerca y, con vergüenza, se decidió a mirarle a los ojos, hallando esos dos pozos perdidos en sus labios, observándolos con deseo.

Pero no pasó nada, simplemente ahí estaba el incómodo sonido de sus respiraciones.

- No vuelvas a acercarte jamás a un lobo- dijo Adam con una voz ronca y enfadada- Y mucho menos de esa forma- Dean se sorprendió ¿Adam mostrando sus celos? No podía ser- Apenas noto tu olor por culpa de ese perro, y hueles tan bien- susurró hundiéndose en su cuello y haciendo con su nariz un recorrido por toda la piel desnuda.

Olía mejor que los malditos frutos del edén, que la puertas del cielo, que el perfume más natural y exquisito del mundo, que cualquier sangre en el mundo.

- A-Adam ¿N-No irás a morderme, ve-verdad?- la voz fina y aterrorizada de Dean salió de forma tenue y temblorosa mientras sentía la fría nariz recorriendo su cuello como si él se hubiese convertido en una simple presa.

Cayó en la cuenta de lo que él podía llegar a ser para Adam. Su comida y nada más.

Quiso llorar, pero se contuvo recordando aquellos besos, aquellos errores que cometería de nuevo.

- No seas tonto- le dijo el vampiro, retirándose a la par que una risa socarrona salía de sus labios. Dean era demasiado tierno. Después su rostro se tornó neutor de nuevo.

- Oye, deja de poner cara de vejestorio amargado ¡Ya sabemos en que barrio estan los lobos!

- Sí, pero no podemos ir probando casa por casa. Al más mínimo error lo descubrirán y nos mataran, así que tenemos que ir a la casa correcta y no creo que nos sirva si probamos suerte.- Adam sonrió un poco al darse cuenta de que Dean tenía razón, aunque este dejó de estar tan contento, aún así le parecía un avance increíble.

Veinticuatro casas, y todas diferentes. Cada una más escalofriante y enorme que la anterior.

- Entonces será mejor que lo tomemos con calma- Adam le dio, por primera vez, la razón a Dean, aunque ambos sabían que el tiempo escaseaba.

De hecho, si el tiempo realmente fuese oro, ellos rogarían por algo de limosna.


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