Estaba tomando apuntes tan deprisa que juro que pensé que mi hoja comenzaría a arder de un momento a otro o que se me caería la jodida mano sin más y es que el maldito profesor chorreaba información por la boca a una velocidad de vértigo ¡Y yo además tenía hambre y no me podía concentrar bien!
Me dolía tanto la jodida muñeca de apuntar que después no podía ni abrir la maldita puerta de la vila. Kook estaba a mi lado tratando de pillar algo de la clase, pero por el papel en blanco frente a él, era evidente que no le resultaba fácil atender. De todos modos estab haciendo un muy buen trabajo a pesar de su situación.
Las puertas se abrieron bruscamente para dejar pasar un rostro ufano y serio. Suga, quien sino. Llegaba tarde y andando con elegancia.
Incluso el profesor cerró su enorme boca al verlo entrar, quedándose estupefacto al verlo y eso habría causado un gran revuelo de no ser porque el resto de alumnos sufrieron el mismo destino: Se quedaron paralizados por semejante hombre.
Y yo, como de costumbre, también. Lo vi radiante, más que de costumbre; eso sumado al hecho de que llegaba tarde, él, un ser con velocidad sobrenatural, solo indicaban una cosa: Se había alimentado hacía poco.
Desde la conversión de Kook que él y V debían cazar por más frecuencia por el agotamiento que les suponía cuidar al chico. Yo era plenamente consciente de ello, pero ese pensamiento me escamaba y cuando vi a Yoongi tan genial tragué saliva angustiado al saber que acababa de comérse a alguien. Literalmente.
Mi manzana de adán se movió y sus ojos pronto la captaron, aprovechando para repasar mi cuello con deleite. Después, me miró a los ojos como si solo existiéramos nosotros dos en el mundo.
Y el maldito sonrió. Sonrió de lado, mostrando una parte de sus dientes de forma seductora. Me enloquecía demasiado. Todos vieron esa sonrisa y todos vieron a quien iba dirigida. Sí, el chico serio y peligroso me sonreía a mi. Y solo a mi. Me gustaba que la gente supiera eso.
Suga se sentó detrás mío no sin antes atravesar mi cuerpo entero con sus iris avellana llenos de deseo. Sí, era algo que sucedía a menudo, no solo que Yoongi me deseara (no es por ser creído, pero siempre lo pillaba mirándome lascivamente), sino que lo hiciera especialmente tras alimentarse. Esa idea de repugnaba y excitaba a partes iguales; pensar en que aquel ser viril y hermoso bebía sangre pensando en follárme lograba encender algo dentro de mi que no se que era exactamente, pero prendía muy bien; a la par también me apenaba pensar en las pobre víctimas de Yoongi.
Escuché un pequeño chasquido a mi lado y me volteé rápidamente para identificar el ruido. El lápiz en la mano de Kook estaba partido y él parecía hipnotizado mirando el cuello del profesor. Debía estar muy hambriento como para encontrar apetecible a ese vejestorio cascarrabias y charlatán, pero el gusto de Kook era lo que menos me preocupaba en ese momento. En sus labios había dos relieves que no debían estar ahí; los colmillos comenzaban a abultar.
Lo miré fijamente y lleno de espanto, con temor a tocarlo por si me atacaba.
- Kook...- susurré asegurándome de que me escucharía. Él no se dignó a mirarme al escuchar su nombre en mis labios, solo soltó un:
- No puedo...- y se fue corriendo del aula.
Alarmado me volteé y encontré el rostro apacible de Suga. Él alzó una mano restándole importancia. Ya lo había dicho el día anterior, si Kook tenía un desliz, mientras solo fuera uno, podrían cubrirlo.
A mi esa idea me atormentaba ¿Acabar con la vida de una persona era un simple desliz? ¿Lo más importante de ello era que nos lo pillaran? Dios, aunque yo deseaba que no fueran descubiertos, en primera instancia quería que nadie sufriese daños.
No podía dejar que Kook matara a alguien. Me daba igual que fuera un desconocido; la vida es lo único que tenemos.
Apreté los puños enfadado por tener que descollar en clase y me levanté bruscamente para seguir los pasos de Kook. Nada más salir al pasillo vi la puerta del aseo de caballeros entreabierta y suspiré agradeciendo que no hubiera entrado en ningún aula.
Entré en el baño a toda prisa y vi, principalmente, dos cosas: La primera y más terrorífica fue a Kook con ojos rojos y grandes colmillos comportándose como una bestia sedienta de sangre.
La segunda fue que uno de los cubículos sí estaba ocupado. Si la persona de ahí adentro no se apresuraba, quizá sería la merienda de cierto vampiro; pero si salía de ahí y veía a Kook, él debería matarlo. Maldición, la única solución que veía viable era entrar en aquel sitio, tomar al chico por los hombros y arrojarlo fuera del baño aunque aún tuviese el papel de váter pegado al culo.
Obviamente aquella no era una opción viable y yo comencé a desesperarme.
Kook se acercó a pasos agigantados hacia mí y me tomó de los hombros para empujarme al cubículo contiguo al del otro humano. Me golpeé contra el inodoro y jadeé de dolor. Kook entró después de mí y cerró con pestillo. Ahí fue la primera vez que seriamente me planteé el gritar por ayuda aunque eso dejara a Kookie expuesto.
Claramente no lo hice. Aunque dos segundos después me arrepentí.
- ¡No puedo soportarlo más! ¡Toda esa gente! ¡Todos esos corazones!- gritó golpeando la puerta con fuerza, por suerte dándome la espalda.
Yo estaba temblando con violencia ante la idea de que sus dientes se encajaran en mi piel una vez más. El tipo de al lado se alejó y cerró la puerta, me alegré por él, pero ahora yo estaba en apuros y nadie velaría por mí.
- Kookie, cálmate... hablemos y-
- ¿Como quieres que hable contigo si hueles tan jodidamente bien, eh? Joder... parece que me provoques siento tan indefenso y delicioso y ¡No, joder, no! ¡No puedo estar pensando estas cosas de ti! A ver Kook, Jimin es un amigo, no comida... ¡AH, JODER! ¡Deja de hacer eso!- farfulló golpeando de nuevo la puerta.
Esa fue la segunda vez que escuche un pestillo arrancado de su lugar tintinear en el suelo como un cascabel. La puerta, ahora aflojada y con las bisagras maltrechas, se abrió un poco, cosa que permitió a Kook alejarse. Lo agradecí.
- ¡Que dejes de hacerlo!
- ¡¿E-El que?! Kookie, tengo miedo...- Me pegué a la pared esperando mantener distancias y me sostuve apoyándome en el váter. Creí que caería porque mis piernas se sentían de gelatina.
- Eso... Cuando te asustar el corazón te va rápido y huele tan rico... ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!- chilló tirándose del pelo como un verdadero loco. Yo solo podía sentir pavor por mi vida y lástima por mi pobre amigo.
Pero por encima de todo, deseaba que alguien me salvara ya.
Con el puño destrozó el espejo del baño haciéndome chillar del susto. Él no pareció inmutarse, las heridas de sus nudillos sanaron casi instantáneamente y parecía ser que mi corazón tapaba cualquier otro ruido.
- ¡Mierda Jimin, no ayuda, que estés jodidamente aterrorizado no ayuda!
- ¿Y se supone que no debo estarlo? ¡Joder, no es mi culp-
Kook me tomó del cuello tan fuerte que sentí la presión de sus dedos en mi garganta ahogándome en solo un segundo. Mis palabras se cortaron, así como mi respiración. Y él me arrojó contra la pared para arrinconarme ahí.
- ¿Q-Que haces Kookie?
Sus brazos musculosos y demasiado fuertes para ser desafiados a los lados de mi cuerpo, su rostro frente al mío y su cuerpo grande manteniendo el mío menudo contra la frialdad del muro. Iba a morderme, estaba tan seguro.
Y me besó. Sus labios se estamparon con fuerza contra los míos yo me intenté resistir, pero me tomó de las muñecas tan vehemente, que creí que las rompería. Solo grité aterrado en su boca mientras notaba sus labios buscar en los míos algo que no podía exigir. Sus colmillos estaban cerca de rasgar mis belfos y mi cuerpo iba a colapsar en cualquier momento.
Entonces me soltó y, llorando, me abrazó como un chiquillo desconsolado.
- ¡Lo siento! Solo quiero olvidar a V, lo siento ¡No pretendía hacer eso!- fregó su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro y yo solo alcé la mano para acariciarle el cabello como a un pequeño niño. Y es que en el fondo no era más que eso- Las emociones, el hambre... todo es tan confuso, tan difícil...- sus brazos pronto flaquearon, cayendo inertes a los lados de su cuerpo.
Después cayó él de rodillas a mis pies, como postrado ante un rey, y siguió llorando. Yo ya no sabía qué hacer.
- Solo quiero morir...-No tenía respuesta para él, no podía consolarle.- ¡Me volveré loco, quiero que todo pare!
Suga apareció entonces, de la forma más molestamente tardía posible, y levantó al chico del suelo para sentarlo sobre la taza del váter y limpiar su rostro lloroso con papel higiénico.
- ¿Estás bien?- preguntó situándose en frente mío. Pensé en el beso pero asentí sin contárselo. No era culpa de Kook, no merecía un castigo por ello, aunque el mentirle a Suga fuera a pesarme por siempre preferí defender a mi amigo.
- Minnie, esta tarde necesitaré ese cuello tuyo en mi boca ¿Si?
- Yo, ugh...- después de la escena vivida me sentía afortunado por conservarme de una pieza y la idea del mordisco solo lograba reavivar la zozobra en mi. No estaba seguro de poder darle a Yoongi lo que quería.
- Lo siento, pequeño, pero no era una pregunta.- aclaró antes de dejar un suave beso en mis labios. Recordé entonces la desesperación de Kook en aquel ósculo violento, casi vengativo. Ardía en mi memoria.
Se remangó y puso una mano en el hombro del neófito, llamando su atención.
- Toma, te hará sentir mejor y podrás seguir la clase.- dijo Suga, animándolo.
Salí corriendo tan pronto como Kook clavó los colmillos. Da igual que fuera Suga, no quería ver cómo alguien era mordido.
Me daba pánico.
Mientras salía escuché el sonido leve y viscoso de la piel rompiéndose y sangrando al instante. Un gruñido ronco de Suga me hizo quedarme paralizado ahí enmedio del pasillo y otro de Kook, junto a un repulsivo sonido de sorber líquido, me impulsó a alejarme de allí y borrar de mi mente aquella escena.
Me toqué los labios de camino a clase, dolían y seguro que estaban algo inflamados por la violencia de Jeon, pero aquel secreto se iría a la tumba conmigo. Aunque deseé que para eso aún faltasen muchos años.
El resto de la hora me pasé solo en clase, atendiendo mejor que nunca y estando algo preocupado por Kook y Suga. Durante el cambio de clase aproveche la ausencia de esos dos para hacer algunos deberes y adelantar trabajos y aunque echara de menos al incordio de Kook y al borde de Suga, a veces su desaparición le había bien a mi carrera.
Me asusté un poco cuando la siguiente clase empezó y aquellos dos seguían sin aparecer. Realmente no se a qué le temía tanto ¿Acaso podía Kook hacerle siquiera un rasguño a Suga? Con lo malhumorado y fuerte que era lo destrozaría con solo verle las intenciones. Y la idea inversa tampoco tenía sentido, de haberle hecho algo Suga a Kook, ya estaría aquí y limándose las uñas con los colmillos de Kook.
Una idea me cruzó la cabeza y estuve cerca de apuñalar mi libreta con el bolígrafo. No me esperaba tamaña reacción viniendo de mi, pero en verdad aquella imagen me produjo una rabia inenarrable.
Kook, llorando por su ruptura y lanzándose a los fuertes brazos de Suga en busca de consuelo y quizá algo más salvaje que un beso inoportuno. No, si un clavo no saca a otro, como reza el dicho, un colmillo tampoco saca otro ¡Así que más le valía a Kookie no pretender nada con mi... ¿Con mi que?
Suga no era mi amigo, tampoco mi novio. No creo que él hubiera querido definir la relación, para un ser atemporal los conceptos son cambiantes y darle nombre a nuestro vínculo sería inútil y una tontería, desde su punto de vista, aunque ese fuera mi paradigma. Fuera lo que fuera sabía que Suga me quería y que yo a él. Quizá no era cariñoso, ni cálido, ni agradable, ni romántico, ni lujurioso, ni bondadoso, ni empalagoso... Pero es que sino, no sería Suga.
Kook apareció con una enorme sonrisa en su rostro y se sentó a mi lado. Su piel estaba más luminosa, sus mejillas algo más sonrosadas, las ojeras se habían desvanecido e incluso parecía tener el cabello más lustroso. Si, efectivamente estaba como yo después de un gran banquete, excepto que a él no se le hinchaba la tripa ni se le quedaban restos de patatas fritas pegados al pelo y después alguien de la calle tenía que advertirle de ello (sí, me había pasado; varias veces).
- ¿Suga...
- Ha recibido un mensaje y se ha puesto muy nervioso diciendo que tenía que hablar con V- su mueca feliz y enérgica se retrajo unos segundos; se le arrugó un poco la zona del mentón, como cuando uno aguanta el llanto, pero se recompuso rápido.- Dice que cuando acabemos la clase vayamos directos a la vila y que vendrá a explicarnos lo que pasa.
- ¿Que? ¡Oh, vamos! Esta tarde los batidos están a mitad de precio.
- Tenemos que ir directos a la vila, enserio, Suga parecía preocupado.- mencionó hablando bajito, pues el profesor nos había mirado carraspeando, cosa que no era buena señal.
- Prefiero arriesgar mi vida. Si no consigo un batido de plátano con virutas de chocolate por dos euros, prefiero no seguir viviendo.-afirmé solemne. Pensar en un mundo sin comida para mi era imposible y esa oferta era el cielo así que ¡A la mierda Suga!
- Da igual lo que digas en verdad, te arrastraré a la vila. Ahora tengo superfuerza, aunque la superbelleza me venía de nacimiento.
- Vete a la supermierda, creído.- me burlé antes de recibir otra de las miradas asesinas del profesor.
Ambos callamos al instante y tratamos de contener nuestras estrepitosas risas. Por suerte, lo conseguimos.
- ¡Necesito esa oferta! ¡Kookie no me hagas esto! ¡Traición!- gritaba yo mientras Kook me llevaba vergonzosamente sobre su hombro por todo el campus.
Por suerte a esas horas no había demasiada gente como para verme hacer el ridículo; de todos modos no es como si tuviera una reputación que conservar o algo así. De hecho mi única reputación en clase era lastimosa: me llamaban ''la mandarina'' como alusión a mi color de pelo, a mi pequeño tamaño (sino, habría sido una naranja) y al hecho de que yo era de los pocos de la carrera que no consumían droga (sino, no habrían cogido algo tan sano como un fruta para crear mi mote).
- ¡Kook, si no me vas a dejar comprar ese batido mejor mátame!- bromeé mientras dejaba mi cuerpo muerto sobre él, sin mover mis extremidades con el objetivo de dar la impresión de ser un muñeco de trapo.
- No me tientes o vas a ser tú mi batido, tonto.- rió mientras palmeaba mi espalda y me acomodaba en su hombro, haciendo alarde de su nueva capacidad física.
- ¡Ala! ¡Me voy a chivar a Suga!
- ¡Era broma, no le digas a Yoongi!- chilló él alarmado y bajándome de golpe. Sus ojos pequeños estaban a punto de salirse de sus cuencas y yo no podía parar de reír por su reacción exagerada.
Más tarde él rió conmigo y finalmente llegamos a nuestra vivienda universitaria.
- ¡Joder!- grité asustado al abrir la puerta y encontrarme a Suga a solo dos palmos de mi ¿Como había entrado ahí?
- Pasad, rápido. Es importante.- Suga tenía el ceño fruncido y su mandíbula estaba llena de tensión, haciendo que pareciera tener el mentón más marcado. Se veía terriblemente sexy y peligroso.
Sin darnos tiempo a reaccionar a su mandato nos tomó a ambos por el cuello de nuestras camisetas y nos empujó adentro antes de cerrar de un portazo.
- Vale, a ver ¿Os acordáis de aquello que os conté del Consejo de Orden y Discreción de los vampiros?- ambos asentimos, Kook con una mueca más preocupada de la que yo me esperaba, eso me hacía pensar que quizá él sabía algo más que yo.- Tae tiene un amigo ahí, no es un alto cargo, pero sí tiene acceso a la información relevante. Él siempre nos avisa de las operaciones grandes para que no nos acerquemos a la zona y no nos arriesguemos, pero esta vez hay un problema con la sede del consejo. V, yo y Kook hemos estado cazado demasiado en este lugar, además, había otro grupo vampiro cerca que no tenía control alguno. Ellos se han ido ya, nosotros no, eso nos deja a nosotros como culpables de todos los asesinatos. Aún no saben quienes somos, ni siquiera el amigo de V sabe que se trata de nosotros, pero sí que han enviado a un equipo muy especial a limpiar el pueblo.
- ¿L-Limpiar?- pregunté con timidez, angustiado por los cambios en el rostro de Suga. Se había mordido el labio, eso era algo demasiado transparente ¡Maldición! No era cosa baladí lo que sucedía.
- Eso significa exterminar a los vampiros. No podemos irnos ya, nos seguirían la pista, pero si no tenemos cuidado nos encontrarán y nos matarán.
- ¿Y no podemos, no sé, matarlos nosotros a ellos?- preguntó Kook encogiéndose de hombros y adoptando una postura más relajada.
- Sé que aún tienes el subidón del neófito, pero Kook, no somos lo suficientemente fuertes como para enfrentarnos a todos y mucho menos tú. Además, acabar con ese dúo tan importante sería retar a la máxima autoridad vampira, el más antiguo de todos.
Hubo un largo silencio y Kook maldijo por lo bajo. Estábamos entre la maldita espada y la pared.
- Jimin, cuando hay vampiros muy activos y susceptibles de ser descubiertos por humanos, los cazadores enviados por el Consejo también tienen ordenado matar a todo mortal del que se tenga sospechas de que pueda saber sobre nuestra existencia, así que disimula mínimamente bien.
- Soy mal actor...
- Pues serás un mal actor muerto, entonces.- tragué saliva.- Ah, no, no te asustes- dijo sosteniéndose el puente de la nariz con desesperación al notar el aumento de mi ritmo cardíaco. En solo cinco minutos parecía que nuestra situación se había vuelto un caos y tenía ganas de llorar.
Antes de atravesar la puerta de entrada mi máxima preocupación era haberme perdido los famosos batidos de la facultad y ahora, unos tres pasos después, me decían que mi jodida vida y la de mis seres queridos estaba en serio peligro. Todo había cambiado en un segundo ¿Como podía ser?
- Si te tocan los mataré, Chim Chim, pero debes tener cuidado de todo modos.- Asentí tratando de respirar hondo y relajarme, no quería causarle más molestias a Suga.- Bien. Os diré todo lo que sabemos de ese par de asesino por si nos topamos con ellos.
<< Son una pareja muy peculiar formada por un licántropo y un elfo entrenado en el arte de la guerra. Los elfos tienen una visión, oído, velocidad y precisión casi tan altas o incluso más que un vampiro, así que se especializan en ataques a distancia y por sorpresa, pero cara a cara con una presa fácil. Las armas de los elfos suelen no ser letales, sino que envenenan y debilitan a los vampiros, pero difícilmente nos matan. Para matarnos hace falta un proyectil grande, como una bala, pero si nos dispararan con algo de ese calibre destacaría mucho y la mayoría de vampiros sabemos esquivar o detener balas, por ello usan proyectiles pequeños que causan daño pero no asesinan. Como todos los elfos, este chico será alguien pequeño, refinado y hermoso. Llevará el pelo tapando sus orejas seguramente, pues tiene una pequeña forma picuda en el extremo de estas.
<<El hombre lobo será alguien tosco, torpe, grande e intimidante. Suelen ser muy fuertes y en el combate cuerpo a cuerpo, incluso si no están transformados en lobo, son muy poderosos y letales; por ello les llaman dioses de la destrucción. Son seres violentos, instintivos y muy reactivos, así que si hay que negociar con alguien, el licántropo es la peor opción. Son lentos, pero si te atrapan ya puedes despedirte. Sus garras, Kook, esto te interesa, tiene cierta sustancia ácida que puede ser fatal para los humanos y que ralentiza mucho la curación de heridas en vampiros.
Tenemos una ventaja sobre ellos: No saben que nosotros ya estamos advertidos de su presencia aquí; eso hará que sean descuidados al principio, por eso debemos pasar desapercibido y, si nos descubren, aprovechar la mínima oportunidad para acabar con ellos.
Por último, no tendrán reparo en decirnos sus nombres pues ellos no saben que nosotros ya les conocemos, así que si conocéis a algún extraño haced que se os presente para identificar si es o no un cazador. ¿Entendido? Bien, sus nombres son Kim Seok Jin y Kim Nam Joon.>>
Suga seguía alarmado y estresado después de que le dijéramos que habíamos entendido a la perfección su explicación y que nos comportaríamos de forma cauta a partir de ese momento. No lográbamos tranquilizarlo y de hecho estaba tan furioso con toda la situación que le dije que si seguía así se convertiría en una bolita de enojo y tendría que pincharlo para que se desinflase; la broma no le hizo gracia, como de costumbre, pero parece ser que el hecho de que yo y Kook nos pusiéramos a pellizcarle la cara juguetonamente después de aquel comentario mío puso de manifiesto lo que realmente era un humor de perros. De perros con la rabia, en verdad.
Yoongi nos tomó de la muñeca a ambos para hacernos parar y lo hizo tan duro que pensé que me rompería el brazo. Kook no tuvo tanta suerte, a él sí se lo rompió. No fue la gran cosa en verdad pues a los segundos se curó, pero yo quedé impresionado y horrorizado a partes iguales y, aquello, sirvió de escarmiento para Kookie.
Por eso ambos estuvimos todo el viaje callados y cabizbajos como un par de sumisos cuando Suga nos obligó a ir a pasar la noche a su casa pues no se fiaba de dejarnos solos.
Entró pisando fuerte el suelo y yo solo me encogí en una esquina del recibidor. Cuando un ser de la noche con la finura y elegancia de Suga era ruidoso como un animal, era mejor temer y ocultarse.
- ¿Porque los traes aquí?- preguntó Tae acercándose a mi y analizándome con la mirada de forma despectiva. Me alegré de que no hiciera lo mismo con Kook, aquello ya habría sido el colmo de su falta de educación y sensibilidad.
Le dirigí una mala mirada, aunque estaba algo asustado y Suga respondí antes de que V pudiera soltar más mierda por su enorme bocaza.
- Después de los de los cazadores no quiero que estén solos por la noche, podría pasarles algo.- afirmó el más pálido y pequeño de los vampiros, casi suspirando de cansancio.
Después de cederle su sangre a un neófito insaciable y recibir noticias tan pésimas como las de ese día, apuesto a que Yoongi debía estar agotado. Esa noche le acariciaría el pelo para que durmiese; decía que no le gustaba eso, que no era un gato, pero las veces que lo hacía se quedaba completamente sumido en un sopor inhumano y a veces ronroneaba en su sueño (aunque nunca se lo dije, apreciaba mi vida).
- Eso es problema suyo, no los quiero aquí esta noche. Haz que se larguen ya o tendrás problemas, YoonGi.- advirtió el mayor, encaminándose hacia su habitación tras apartarme la mirada con desdén.
- Te recuerdo que son nuestro problema.
- ¿Desde cuando?- preguntó volteándose y alzando una ceja de forma inquisitiva.
- Desde que eres tan imbécil de convertir a un humano en vampiro.- replicó Suga apretando los dientes. Tae detuvo su andar para encaminarse hacia su pupilo con una expresión dura y los puños apretados.
- Y tú tan imbécil de contarle nuestro secreto a otro.
- Mi humano no ha dado problemas.- Oh. Dios. Mío. Sé que aquella era una discusión seria entre dos seres poderosísimos unos de los cuales, que además era el más fuerte, me deseaba muerto, pero es que solo pude escuchar las palabras de Suga en ese momento.
Juro que me estalló el maldito corazón. Odiaba el concepto de propiedad cuando se trataba de personas, pero es que el escuchar la voz varonil de Yoongi llamándome suyo en plena discusión casi me derritió.
Me puse rojo como un tomate cuando ambos me miraron recriminándome mi pulso acelerado. No era momento para que mi cuerpo reaccionara como el de una adolescente enamorada del malote de clase pero ¿Acaso podía evitarlo?
Escalofríos placenteros me recorren cada vez que recuerdo ese momento.
- Aún. Pero los dará ¡Debería estar muerto!- ahí toda mi fantasía se fue y me caí de las nubes rosas en las que parecía estar montado. Taehyung estaba realmente enfadado.
Me apuntaba con el dedo mientras decía esas cosas y yo comencé a temblar. No quería morir.
- ¡Kook sí que debería estar muerto! ¡Es una molestia y el motivo principal por el que vienen a por nosotros! ¡Y todo por tú culpa!- yo se que Suga no pretendía ser ofensivo, pero cuando se enojaba no tenía filtros.
Era cierto, Kookie era un problema, pero no por sí mismo, él era alguien genial, sino por lo que ese monstruo de pelo negro y ojos oscuros le había hecho. Pero aunque eso fuera lo que Yoongi trataba de decir, no lo había expresado así y eso ya no podía cambiarse. De la misma forma en que ya no podía evitarse que Kook llorara en silencio.
Se veía tan dolido. Me acerqué a él, con la intención de abrazarlo y decirle que todo estaba bien, pero la respuesta de V se me adelantó:
- ¡No me lo eches en cara! ¡Yo soy el primero en desear que Jungkook esté muerto!
Si me preguntasen qué sonido hace un corazón al romperse, lo primero que se me vendría a la cabeza sería un portazo. Eso fue lo último que percibí de Kook esa noche.
No vi su rostro descompuesto, no noté sus cálidas lágrimas, no escuché sus sollozos lastimeros... No sé cómo lucía en ese momento, porque el dolor es irrepresentable.
Por eso me impactó tanto cuando me percaté de que aquello seguramente habría destrozado a Kookie; Porque no tenía imágenes de ello. Podía haber sido tan devastador como mi mente pudiera imaginarlo.
Horroroso, simplemente horroroso. La sensación de no poder preguntarle a alguien si está bien, porque se ha esfumado; yo ya conocía la respuesta, quizá eso lo hizo peor.
- ¡¿Ves lo que has hecho?! ¡Mierda, sal a buscarlo!- Tae no se cuestionó el hecho de que alguien inferior a él le estuviera dando órdenes. Por mucho que odiara el tono con el que Suga le gritaba, se marchó enseguida, casi como si estuviera preocupado.
- Ah, joder. Saldré a buscar a Kook, tú quédate aquí y no salgas. Esperate hasta que lleguemos.- me dijo abriendo la puerta y disponiéndose a marchar en plena noche por las calles de la ciudad.
Kook estaría en algún lado solo, indefenso, confuso, dolido e incluso hambriento. Las emociones le superarían, mataría a alguien y luego el arrepentimiento sería abismal; no podía permitir que él pasara por algo así.
- ¡Espera! Yo también saldré a buscarlo.
- Es peligroso- gruño antes de meterse en casa de nuevo para estamparme contra la pared de forma violenta ¿Porque siempre hacía eso? Era doloroso y me asustaba.
- ¡Es mi amigo! Pienso ir a-
- Voy a drenarte la sangre hasta que no puedas mover ni un solo dedo como pretendas salir de esta maldita casa.- me tomó del cuello con una mano y yo grité del susto. Me sentí horriblemente avergonzado pero pronto una sensación agradable y llena de electricidad subió por mi cuello. Con su pulgar, Yoongi estaba acariciando mi garganta y debía admitir que se sentía bien tener sus poderosas manos dándome caricias cuidadosas.
No respondí a su amenaza, por lo que él actuó rápido. Demasiado como para que yo pudiera defenderme.
Sus colmillos en mi piel, a punto de rasgarla, y un grito contenido en mi garganta.
- ¿Te quedarás?- preguntó sobre mi cuello. Su aliento helado erizó mi piel y asentí lleno de terror. - Buen chico- se burló antes de darme un leve beso en la mejilla. Allí donde sus labios habían estado sentí mi piel comenzar a arder. Debía estar ya rojo como un tomate- Solo quiero protegerte.- murmuró antes de marcharse.
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