- ¡Ibas a dejarlo morir, como a un perro callejero!- repliqué dejando al delicado Jimin en el suelo. Se tambaleó un poco pero logró mantenerse apoyándose en la pared.
Yo no quería arriesgarme a herirlo si lo tocaba, porque la ira comenzaba a aflorar en mí y mis dedos podrían arrancarle la piel humana si trataba de acariciarlo. Me miró con sus ojillos de gato y un puchero hermoso y yo solo volví la vista a Tae.
- Es molesto y sin él habríamos conseguido tener a esos dos.
- ¡¿Querías deshacerte de él?! ¡Quitártelo de encima!
- ¡Oh, vamos, no me digas que no sería lo mejor para todos!- Maldije a Tae internamente cuando el criajo tras él corrió con los ojos anegados en lágrimas hacia su habitación. Sollozos no se hicieron esperar y Jimin fue tras él. No le interrumpí, sabía que solo un amigo como él podría sanarle en ese momento, si es que algo podía subsanar semejante herida.
Yo, que había pasado un año comiéndome a esa pequeña cosa humana y haciéndola llorar a mares, me sentía ahora horrorizado por su llanto; pero es que nada tiene que ver el dolor de la carne rasgada con el duelo de un corazón partido.
- Eres un completo gilipollas, Taehyung.- sus ojos brillaron con un tono incandescente. Odiaba ser llamado por su nombres; sostenía que Tae había muerto y que él ahora solo era V, solo un vampiro que siente y vive por siempre y en el que cada emoción muere y renace a cada segundo.
- Soy tu creador, así que tenme más respeto.- Comprendía a V, sabía que él no era tan malo y que solo era un individuo heteróclito y difícil de tratar, pero dolía. Dolía ver a Kook de esa forma, aunque yo no sintiese más que una lejana simpatía por él.
- Por Satán... Me enorgullezco tanto de no haberte tomado como ejemplo aunque seas mi creador.
- Yoongi...- dolor en sus palabras. Tragó saliva y yo casi pude ver el nudo físico en su garganta. Yo jamás le había despreciado de ese modo, pero en esos momentos se lo merecía un poco, solo un poco.
Demonios, no podía echarle nada en cara a un individuo como él. Era así, simple y llanamente, era así. Y Kook lo sabía, aunque aún estaba comprendiendo la magnitud de lo que eso significaba.
- ¿Y sabes que es lo peor de todo? Que no eres un insensible hijo de puta al que Jungkook no le importa, sino que lo amas; lo amas pero estás jodidamente enfermo como para hacerlo en condiciones.
V no dijo nada, ni siquiera hizo el amago de abrir la boca como si pretendiese hablar, solo miró al suelo con ojos oscuros y tuvo la suerte de que Jimin salió de la habitación de al lado, como si acabase de interrumpirlo.
- Ya está más calmado, ahora de hecho esta durmiendo. El pobre estaba tan cansado...- comentó con voz taciturna, entonces alzó su cabeza y miró a Tae sin miedo alguno. Aún cuando la marca enrojecida de su cuello seguía ahí, gritándole sobre la piel que el vampiro al que desafiaba podría matarlo en segundos, no se mostró vacilante ni débil.- Si alguna vez lo has querido, aléjate de él.
Estaba a punto de llorar y tenía los puños tan apretados que sus nudillos se tornaron blancos. V aceptó aquel dardo sin resistencia, no podía negar lo que él mismo pensaba, pero su silencio pareció que más que otorgar, despreciara a Jimin y, viendo el estado sensible en que se hallaba, temí por su reacción y por la que pudiese causar en V.
- Vamos a la cama.- susurré con dulzura en su oído, apareciendo tras su menuda espalda y comenzando a rodearlo con mis manos, que parecían grandes en comparación a su estrecha cintura.
Sus músculos se tensaron un poco con las primeras caricias pero después se relajó y sus puños cayeron como pequeñas y finas manos a los lados de su cuerpo. Suspiró bajito, se mordió el labio y su corazón se aceleró cuando comenzó a andar hacia la puerta del dormitorio de invitados.
Era tan adorable que cuando se sonrojaba solo quería beberme su sangre hasta dejarle las mejillas pálidas. Maldito niñato débil y endemoniadamente bonito.
- Ah...- se lanzó a la cama como si fuera un árbol recién talado y después de derrumbarse habló con su boca pegada al cojín- ese maldito Tae es peor que una hemorroide, siempre jodiendo... Es casi peor que tú cuando estás gruñón, osea... siempre.
Él rió ahogadamente contra la almohada, a mi su broma no me había hecho gracia, pero si sonreí cuando sin querer se ahogó con el aire y pareció un cerdito en vez de un adolescente carcajeándose.
- Él es... muy extraño. No lo excuso, lo que ha hecho está fatal, pero no es una mala persona.- Jimin alzó una ceja cuando hablé. Me senté a su lado y siguió juzgándome con aquella incrédula mirada suya. Incluso hizo el gesto de bajarse unas gafas imaginarias por la nariz para mirarme por encima de la montura (también imaginaria) de estas.
- Si él es buena persona... pf, si lo es, tú eres humorista y yo estoy a dieta.- de nuevo se rió. Su humor no me parecía la gran cosa, pero al menos le hacía reír mucho y yo adoraba verlo así. En un acto instintivo acaricié su cabello y él me miró de golpe lleno de seriedad.
Después cerró los ojos y disfrutó de cómo mis dedos jugaban con las hebras anaranjadas. Querría poder pasarme la eternidad tocando cualquier parte de su cuerpo, aunque fuera su pelo. El chico era tan suave que mi piel lloraba al separarse de la suya.
- Yoongi...-susurró tomando mi mano entre las suyas para bajarla a la altura de su rostro. Acuné su mejilla con cuidado de no herirlo y dejé que el calor de su piel me diera aquella sensación efímera de vida.
Desearía tanto poder abrazarlo en una noche tan fría como esa para darle calor; pero jamás podría hacer algo así por él, algo tan simple.
- ¿Como puedes ser tan bueno y... después parecer el diablo?- Abrí mis ojos sorprendido, era consciente de que esa pequeña cosa indefensa y bonita me tenía miedo pero ¿Tan malo le podía parecer? Si así era, no erraba, pues me consideraba al nivel de un siervo de los infiernos, pero no tenía idea de que ese era también su concepto de mi.
- ¿Cuando te he parecido el diablo?- pregunté acostándome a su lado. Mi cara sobre la almohada, frente a la suya, percibió su sonrojo y la forma en que no se atrevía a mirar mis ojos.
Alcé la mano de antes y seguí acariciando su tierna y abultada mejillas. Se estremecía por un contacto como ese y dicha reacción ponía mi mente a volar con mil perversidades, pero ese no era el momento.
- Con Jin, cuando tratabas de hacerle hablar... sé que no hiciste la gran cosa pero y-yo estaba aterrado... me diste tanto miedo que a-aún sigo asustado...
Se volteó con terror ante la idea de mirarme a los ojos y lo abrazé por detrás. Mis manos sobre la curva de su cintura, acariciándola como si fuera a desaparecer y mi deber fuera memorizarla y dibujarla en el aire con las palmas de mis manos. Tembló. Joder, amaba cada pedazo de inocencia y temor de ese maldito niño.
- Eso es tan tierno...- reí. Lo sentí temblar y mi mano apretó fuerte su cadera, notando la jugosa carne y el hueso.- He hecho cosas peores, debes saberlo.
-Lo sé, no eres un santo, se te ve en la cara de sicario que tienes.
- ¿Insinuas que no soy guapo?
- Eres el tipo más guapo que he visto nunca, pero que no se te suba a la cabeza.- sonreí satisfecho al escuchar las palabras sinceras de Jimin. Joder, era hermoso, es cierto, pero cuando él lo decía me sentía como la primera vez que alguien me miró con adoración gracias a mi potencial de atracción vampírica.
- Minnie...-susurré en su oído mientras apagaba la luz.- tú eres lo más hermoso que he visto yo nunca, también.
- Además tengo mejor culo.- dijo por lo bajo. Eso no se lo negaría. Esas malditas nalgas parecían moldeadas por los dioses, aunque hubieran caído en manos de un diablo como yo.
Toqué su trasero sin ser discreto en absoluto y escuché la sangre de sus venas ir a las mejillas. Su corazón se aceleró cuando estrujé un de las grandes y pomposas nalgas con mi mano y escuché como tapaba su rostro con las manos cuando le di un pequeño azote antes de seguir acariciando su costado.
- Sí, tienes un buen culo- afirmé tras la comprobación, haciéndolo reír un poco. Odiaba los chistes, el humor y las risas enlatadas, la comedia, lo absurdo y todo lo gracioso que no proviniera de una ironía cruel, pero las carcajadas de Chim chim valían la pena.
- El mejor culo.- dijo él mientras seguía riendo.
Yo lo abrazé más fuerte, atrayéndolo contra mi cuerpo. Sentí su calor en mi piel, su respiración en mi pecho, sus latidos en mis manos. Su cuello cerca de mi nariz, el aroma de la sangre como un torrente de sensaciones penetrándome las fosas nasales, haciendo picar mis encías.
- Pequeño... tengo hambre...
Tragó saliva, asintió. Cinco minutos después mis colmillos ya estaban rasgando su piel y casi podía sentir las bocas de los otros dos vampiros chorreando saliva por culpa de mi deliciosisima presa.
Escuchaba los quejidos y sabía que sus uñas estaban enterrándose en mi piel, pero simplemente parecía espectar todo eso. Era consciente de la situación, pero solo la sangre en mi boca, deslizándose por mi garganta y goteando por mi labios, parecía real ¿El resto? un espejismo, un recuerdo, una idea difusa y poco más. Estaba ahí sí, pero, como Jimin, se hallaba en la niebla, lejos de donde mis sentidos me dejaban reconocer. Cuando mordía a alguien, todo era sangre, solo sangre. No había absolutamente nada más, nadie más. Cuando mordía a alguien, Yoongi se iba.
La cara de Jimin era hermosa cuando estaba inconsciente, parecía un muñequito de porcelana de labios abultados y ojos bien definidos y gustaba de mirarlo por largo rato cuando el pobre se desvanecía por el miedo. Porque lo sabía, no era la pérdida de sangre por sí sola la que lo arrancaba del mundo casi cada vez que me alimentaba de él, era casi totalmente el pavor que me tenía. Me sentía enfermo al verlo frágil y asustado y solo desear someterlo a mi voluntad hasta dejarlo sin aliento. Me sentía malo, pero me sería tan fácil romperlo que un escalofrío placentero dejaba cierto calor en mi cuerpo de solo pensarlo.
Una gota de mi sangre se deslizó entre sus belfos un poco separados y segundos después su cuello estaba intacto. En menos de media hora despertaría así que aproveché para observarlo en silencio. Era tan hermoso y hablador que me gustaría cerrarle el pico a golpes a veces, pero destrozarle el rostro sería como un pecado.
Maldito niñato.
- ¿S-Suga?- me volteé en la cama para encarar al chico. Su cabeza apoyada en la almohada y los cabellos anaranjados esparcidos por el lugar. La luz estaba apagada y aunque él no vería más que negrura, yo podía distinguir con claridad todos y cada uno de sus atributos.
-Hm...- hice un ruido bajo y ronco, sinceramente quería dormir y era tarde- ¿Qué pasa?
- Me pregunto cuánto peso tiene tu... tu sed de sangre en tu conducta... cuando me muerdes paso tanto miedo y sin embargo tú estás indiferente y...
-Se lo que insinúas- le corté. Escuché como tragaba saliva y me pareció realmente tierno- Cállate.- Ese humano tonto, pesado y desconfiado me enervaba y no estaba de humor para tratar con semejantes sandeces.
Poco rato después me dormí.
- Bien, el plan es el siguiente: Estar rodeado de personas humanas todo el día. Iremos a clases y estudiaremos en las bibliotecas y tú, V, irás de oyente a otras carreras y pasarás el día vagando por la universidad ¿Si?- todos asintieron, V lo hizo con desgana y Kook con tristeza, aún no soportaba tener que compartir habitación con él.- Ellos quieren restablecer el órden matándonos, por lo tanto si estamos siempre cerca de humano no podrán atacarnos sin montar una escena demasiado peligrosa, por lo que se abstendrán de hacernos nada. Nosotro, sin embargo, no tenemos nada que perder arriesgándonos, así que como no hay más opción, si tenemos una mínima oportunidad de acabar con ellos sin llamar demasiado la atención, debemos hacerlo ¿Entendido?- esta vez fue Jimin el menos eufórico, apenas asintió y estaba blanco como la cal. Él no mataría a nadie, era obvio.
- Entonces ¿Qué hacemos esta noche?- todos miramos a Jimin extrañados, menos Kook, que abrió los ojos desmesuradamente.
- ¡Es cierto! Podría ser una oportunidad o podría ser nuestro fin...
- ¿Qué sucede esta noche?- harto de tanto secretismo hablé, V tampoco se enteraba de nada, pero parecía ausente.
- Se hace una macrofiesta en el bosque donde irán todos los estudiantes de la facultad de filosofía. Por la noche, todo esto estará vacío y seremos presa fácil- explicó Kook, haciéndome sentir iluminado. Una fiesta en el bosque, era genial.
Alcohol, arboledas densas y oscuras, música alta, más que los gritos de un par de hombre siendo asesinados... ¿Podía uno pedir algo más perfecto?
- Sé que nosotros somos los marginados de la clase, pero ¿Como no has podido enterarte de eso, Yoongi?- le asesté una mirada fatal y él alzó sus manos, rindiéndose.
- He estado demasiado ocupado protegiendo a un débil humano y a su amigo el recién vampirizado como para hacer amiguitos en clase, como mucho podría haber hecho amigos para comérmelos después...
- No tiene gracia.
- Y tú tampoco.- Jimin apretó los dientes y le sonreí con saña. Amaba joderlo siendo cruel.
- Iremos a esa fiesta- esa fue la primera y única intervención de V, porque después de declarar aquello en tono neutral se levantó y se marchó a quién sabe dónde.
- Para entrar hay que traer alcohol, iré sacando el vodka del refrigerador.- avisó Kook, levantándose del sofá.- Bueno- sonrió- lo que queda de él, porque no veas como bebe Jimin.
- ¿Tenéis alcohol aquí?- pregunté alzando una ceja- ¿Te has emborrachado?- esta vez sí hablé más fuerte de lo que debería, asustando a Jimin.
- ¿Hola? Soy un universitario, se supone que mi vida se basa en estudiar hasta morir, beber hasta morir y vivir como si fuera el último día de mi vida; cosa que cada vez es más probable. Además, gasté mucho alcohol pero no lo bebí todo, la mitad se fue al cactus de Kookie- movió la mano en un gesto, como restándole importancia y entonces apareció el nombrado con cara de pocos amigos y los colmillos fuera.
- ¡Por eso se murió el cactus! ¡Asesino, has matado a mi bebé!
- ¡Me pinchó el culo! ¡CINCO VECES!
- ¡PUES A VER SI SE TE DESHINCHAN LAS NALGAS! ¡Argh, mi bonito y pobre cactus! ¡Vendetta!
Y después de gritar aquello se abalanzó sobre mi pobre e indefenso chico. Me sentí violento y casi me levanto para ir a arrancar a Kook de Jimin, pero al fin y al cabo una guerra de cosquillas era algo inofensivo en su totalidad.
Ahora que Kookie tenía superfuerza, Minnie llevaba las de perder y no podía con su oponente, quien había tomado sus dos muñecas en el puño para mantenerlo quieto mientras pinchaba sus costados con el dedo hasta hacerlo reventar de la risa. En el fondo era una imagen acogedora, aunque mi insensibilidad me impidió ver eso, porque yo ahí solo podía señalar a dos imbéciles haciendo tonterías.
- ¡Ah! ¡Hyung, ayúdame!- mis oídos pitaron por la atropellada voz de Jimin suplicándome y aunque no pensaba entrometerme en dicho juego de niños, mi cuerpo respondió antes que mi cerebro y a los dos segundos ya me encontraba separando a esos dos.
- ¡No es justo! Tienes a Yoongi de tu lado- se quejó Kook, haciendo un puchero que apuesto que se vería tierno de no ser por los enormes colmillos. Me daba la sensación, a veces, de que Kook no se percataba ni de que ya no era un niño ni de que ya no era humano.
- Pero pago un alto precio por ello ¡Es un gruñón! ¡¿Quién más podría soportarlo, acaso tú?!- preguntó dramáticamente mientras señalaba con un dedo a Kook y se llevaba una mano a la frente.
-¿Y quién más podría soportar a un humano acosador y empalagoso?
- ¡Y-Yo no soy nada de eso!- dijo inflando sus mofletes y comenzando a ponerse rojo.
- Lo eres- respondió Kook quitándome las palabras de la boca y haciéndome sonreír por ello. Me agradaba ese chico y me hacía sentir muy tranquilo el hecho de que fuera amigo de Jimin, sabía que él lo mantendría a salvo pese a lo roto por dentro que se hallase.
- Si bebes algo te juro que iré y te beberé yo a ti- le dije a Jimin tomándolo fuerte de la cadera mientras los cuerpos sudorosos y hormonados de cientos de adolescentes ligeros de ropa y embriagados golpeaban contra nosotros. Supuestamente debíamos separarnos para rastrear a los cazadores, si es que allí estaban, pero no me fiaba nada como para dejar a mi humano solo.
Y menos siendo él tan imbécil. Seguro que se emborracharía, se tropezaría con sus propios pies, caería y moriría por un golpe o cualquier tontería así. No se, Jimin no era muy listo así que dejarlo solo y ebrio era como darle un lanzallamas a un chimpancé.
- Cuidado, señor chico-malo-posesivo-agresivo, solo será un trago de cerveza- dijo, seductor, acariciándome las clavículas antes de alejarse levemente de mi.
- Park, ni se te ocurra.
- Pirk, ni si ti icirri-respondió en un tono tan jodidamente irritante que tuve que luchar porque no me saliera la apariencia vampírica ahí en medio de todo.
Quería golpearlo, no eso sería demasiado malo para él; quería joderlo, bien duro. Y que después volviera a vacilarme si le quedaba valor, porque en ese caso a mi me quedarían ganas de castigarlo de nuevo.
Se alejó mientras yo de veras me esforzaba por que mis ojos y dientes lucieran lo más humanos posibles y le vi darle un trago a un vaso rojo. Esa me la pagaría.
Dejé a Jimin alejado de mí unos minutos por varias razones; la primera era que se había puesto a hablar copiosamente con un compañero de la carrera y sabía que los cazadores no interrumpirían su conversación para hacer una locura, así que estaba seguro.
La segunda era que una escena más preocupante acontencía a pocos metros. V no estaba centrado para nada en la misión de buscar a Jin y Namjoon, no a menos que estos se encontrasen en las caderas de la latina con la que se pegaba al bailar. Ambos moviéndose al ritmo de una música tan sucia que parecía animal, moliendo sus caderas juntos como si ahí la ropa estorbase. Y aunque desde mi posición se podía oler lo excitada que la morena de tanga fucsia (porque, sí, se le veía y no por error), V no estaba con ella porque quisiera follarla, lo noté en la evidente forma en la que miraba su cuello con ojos hambrientos.
El muy maldito iba a comerse a alguien de la universidad. A pocos metros algo daba golpes, era un borracho tambaleándose y quejándose por lo bajo debido a la caliente escena entre Tae y la chica. Pero no era un borracho cualquiera, como no, tenía que ser el maldito Kook.
Dios santo, ni siquiera yo sabía si los vampiros éramos capaces de embriagarnos con sustancias que no fueran sangre y el muy imbécil lo había comprobado cuando no hacía ni un mes que era un chupasangres. Beber para olvidar las penas, menuda tontería Kook.
El chico de grandes ojos almendra y dientecillos de conejo se acercó renqueando hacia V, interrumpiendo su moverse erótico y sincronizado con el cuerpo de la chica de acentuadas curvas. V no pareció molesto en absoluto, más bien se hallaba tan preocupado que prestó absoluta atención al menor, cosa que molestó tanto a la chica que le gritó un par de cosas y se fue.
No era demasiado grave, V ni se había percatado de su ausencia, Kook se alegraba de ella, y la chica tardó dos minutos y seis segundos en encontrar a otro chico con el que demostrar la forma forma en que se contoneaba; al menos este nuevo chico no pretendería dejarla seca y muerta como a una pasa. Debería estar agradecida con Kook y no enojada, pero, ah, los mortales eran tan tontos.
V recostó a Kook en una mesa donde había vasos y botellas vacías tiradas y el pobre se sostuvo ahí con dificultad, esforzándose por no mirar al mayor a la cara. Desprecio en sus ojos, sí, era evidente, pero muy en el fondo de ellos solo había un niño chiquito que quería llorar, un criajo enamorado hasta los huesos del capullo que tenía delante.
- Taehyung...-murmuró con la voz débil y temblorosa- Baila conmigo, por-por favor.
La mano del hombre acarició su mejilla, me sentía mal por espiar una escena tan íntima, pero en verdad estaban como en el maldito medio de la multitud, aunque solo yo les prestara atención.
Kook gimió como si el corazón se le hiciera trizas solo con aquella pequeñas caricia.
- No.- dijo seco, cortante, pero sonreía melancólico- Estás demasiado borracho, Kook, deberías ir-
- ¡Y tú deberías irte a la mierda! ¡No me toques!- Exclamó el muchacho zafándose de aquel medio abrazo tierno con violencia. Empujó a V dejándolo triste y preocupado y poco después desapareció.
Di un paso hacia Tae, se le veía decaído y quería ir a intercambiar algunas palabras de apoyo con él ahora que parecía que todos estábamos en su contra (aunque no era así) pero unas manitas pequeñas y cálidas rodeando mi brazo me lo impidieron.
- Suga...- la voz de Jimin sonaba tan asustada. Comprendí porque cuando miré poco más arriba de su cabeza y vi entre la gente a aquel dúo temible mirándonos con grandes sonrisas.
Llegaban tarde a la fiesta, seguro que habían ido a revisar nuestro apartamento antes.
Namjoon se perdió entre la multitud mientras Jin se acercaba a nosotros con paso seguro. Tramaba algo y la sonrisa en su estúpida cara refinada me lo decía.
- ¿Me concedes un baile, monada?- preguntó tendiéndole la mano a Jimin. Si se negaba al escena podía ponerse violenta y no necesitaba mucho para culpar al alcohol, sonar convincente y realmente herir a Minnie, así que sería insensato negarse y todos lo sabíamos.
Asintió asustado y débil. Mierda, yo era el único que podía causar ese estado tan adorable en el pequeño. La música estaba fuerte, pero mis dientes rechinando con odio seguro se oían mucho más alto.
Maldito elfo pijo, no tenía derecho a poner las manos sobre sus caderas y obligarle a molerlas para bailar. No tenía derecho a hacerlo sonrojar pegando su cuerpo de gran envergadura al de mi humano. No tenía derecho a respirar sobre su cuello haciendo que su piel se erizase.
No tenía derecho, pero el muy imbécil lo hizo. Cuando todo eso acabase iba a arrancar sus uñas con esmalte rosa una a una para verlo gritar realmente fuerte, después lo mordería hasta no dejar ni un solo trozo de piel sin herir.
Solo de ver la forma chulesca y seductora en que acariciaba la espalda y caderas de Jimin me ponía enfermo. Sus manos acercaban demasiado al trasero y mis ojos estaban a nada de ponerse rojos.
- Pequeño mezquino hijo de puta voy a desangrarte tan lento que desearás no haber nacido y como pongas un maldito dedo más encima de mi jodido humano juro que te romperé todos y cada uno de los huesos del cuerpo maldita mierda pretenciosa d-
Yo estaba murmurando bajito y lleno de rabia con los puños tan apretados que de entre las grietas que dejaban mis dedos salía sangre pues me estaba clavando las jodidas uñas en la palma de la mano y, de tanto enojo que tenía dentro, ni lo había notado.
Me interrumpió el sonido más delicioso del mundo: Jimin chillando bajo, algo así como un gemido de dolor.
- J-Jin, duele- se quejó. Dedos hundiéndose en la curva suntuosa de su cadera, dejando la piel enrojecida. La bilis subía por mi garganta.
- Más te dolerá cuando te mate por haberme estropeado mi prenda favorita.
- ¡Ah!- hincó las uñas en su perfecta piel y entonces aparecí tras de él para empujarlo tratando de controlar mis fuerzas.
Cayó al suelo con violencia, jadeando de dolor. Vaya, quizás no me controlé bien, una lástima... Protegí a Jimin en mis brazos y miré a Jin a la cara.
Esa odiosa sonrisa ¿A qué venía? ¿Y porque había hecho ese ridículo numerito con Jimin? La respuesta llegó a mi con una polifonía de aromas peculiar y miré a Tae entre la multitud.
Me devolvió una mirada preocupada y sorprendida y ambos corrimos hacia el origen de ese perfume.
Olía a sangre. Humana y de vampiro.
Corrí lo más rápido que pude mientras tomaba a Jimin de la muñeca y prácticamente lo arrastraba. Él seguía con su típica cara de no comprender nada de lo que sucedía, pero no había tiempo para explicaciones así que lo cargué y me moví a mi verdadera velocidad.
El lugar estaba tremendamente alejado de la fiesta, de hecho la música estruendosa ahí parecía un murmullo distante y en el lugar los sonidos que reinaban eran jadeos y gruñidos. La escena que había ante mis ojos fue tan explicativa que narraba los hechos por sí sola.
El cadáver desangrado de una humana joven yacía en el suelo. No la habría reconocido de no ser por el llamativo tanga rosado que sobresalía de sus jeans ajustados. Oh, Kook, que idiotez había cometido...
Al lado del cuerpo Kook estaba tumbado en el suelo con Namjoon a horcajadas subido sobre él, arañándolo con sus garras de licántropo de forma profunda y dolorosa. Colgajos de piel y mucha sangre sobre su pecho, debía actuar rápido porque Jimin no podría salvar a su amigo y V no lo haría.
Corrí hacia él con la adrenalina recorriendo mis venas y lo siguiente que sucedió es que mi pie hizo crujir sus costillas, propulsándolo hacia un árbol contra el cual chocó profiriendo un alarido de dolor espantoso. Se sujetó el costado y trató en vano de incorporarse, estaba muy malherido, no tenía oportunidad alguna.
Yo, V y Kook miramos al hombre-lobo vorazmente, a punto de lanzarnos a él para despedazarlo con saña, pero un disparo se escuchó partiendo el cielo y cuando nos volteamos estaba Jin sosteniendo un arma. Si uno recibiría un tiro certero en la sien, habría muerto de verdad.
Apuntó a la cabeza de Kook y todos nos quedamos inmóviles. Jimin soltó un chillido histérico, yo chasqueé la lengua con fastidio.
- ¡Corre!- gritó Jin empuñando el arma con fuerza.
- ¿Estarás bien, Jinnie?- preguntó el licántropo sin apenas aliento y sudando a mares por la simple tarea de ponerse en pie.
- ¡Sí, tú escapa joder!- Namjoon asintió preocupado por el tono duro que su compañero había usado y pronto se escucharon sus pasos apresurados y torpes abandonar el lugar.
- ¿Ahora que, eh?- pregunté intimidante y mirándolo a los ojos con desafío. Yo no era el más fuerte, pero sí el más imponente y veía en los ojos de Jin y en la forma en que sus dedos tiritaban, que a mi era a quien más temía- Si matas a Kook nos abalanzaremos sobre ti para despedazarte. Serás una presa fácil. Así que la vida de Kook es tú seguro de vida, si muere, tú vas a la tumba con él.
- Oh, yo no estoy tan seguro- sonrió con saña y clavó su vista al frente. Yo tenía razón, no podría dispararle. Era un farol. Tenía que serlo.
Pero contra todo pronóstico, apretó el gatillo.
Todo pasó a cámara lenta frente a mis ojos, lo cual me indicaba que para V todo estaría aún más ralentizado.
Sentir que puedes capturar un instante en la eternidad de su ejecución y danzar por él libremente, una sensación maravillosa que los vampiros teníamos el placer de intensificar mas y mas con los años.
En ese momento concretamente supe, pues era plenamente consciente de mis habilidades, que si me movía con presteza lograría estar tan cerca de la bala que prácticamente acariciaría en un roce tan sutil que no cambiaría su trayectoria.
V sin embargo podía pararla y hacerse un collar con ella en ese preciso momento si quería, con movimientos tan rápidos que ni mis ojos serían dignos de seguirlos.
Pero no pasó eso precisamente.
Los ojos de Kook se clavaron en los de V creando una tensión que podía cortarme la respiración. Su cabeza descendió sin romper el hilo que unía ambas miradas.
Electricidad en el aire, la muerte inminente y el tiempo corriendo a su costa.
Alzó de nuevo la cabeza, en un gesto casi imperceptible, una afirmación que de no ser por sus ojos, anticipados, ya muertos, podría ser dudosa
V comprendió a su alma amada y miró el proyectil con pesar, cumpliendo su deseo.
Y le dijo que lo amaba, no con palabras sino con una única lágrima que llegó al suelo un segundo después de que la bala le atravesara el cráneo al contrario. Era la primera vez que lo había visto llorar y tuve la sensación de que si lo hubiera conocido de toda la vida, diría exactamente lo mismo.
La mirada de Jimin aún intentaba comprender lo que sucedía y la alarma que indicó que lo había conseguido fue su ensordecedor alarido.
Tan dolido.
¿Y que iba a hacer yo? ¿Decirle que su único amigo prácticamente se había suicidado? Jimin era un un crío aún, un humano. Jamás comprendería el porqué de esa elección y se culparía de por vida. Prefería mentirle y dejar que odiase a V. A él tampoco le importó.
Hacía unos segundos que todo lo que le importaba se había desvanecido.
Cuando la bala salió por el otro lado de su cráneo todo sucedió más rápido de lo esperado. Jimin corrió hacia el cuerpo que caía, sin vida, al suelo y entre llantos y gritos ensordecedores lo abrazó, llamándolo; como si pudiera despertarlo de una especie de sueño súbito. Pero Kook no soñaba, al contrario, su pesadilla había terminado.
Yo me lancé a Jin pensármelo dos veces pero tan pronto mis colmillos se reencontraron con su cuello, vehemente, me aparté de él en violentos espasmos y vomité una mezcla negruzca y pegajosa que parecía alquitrán adheriéndose a mi garganta. Era veneno. No existía sustancia capaz de matar a un hijo de la noche, pero sí podían repelernos de tal modo y al parecer Jin había estado bebiendo algo más que alcohol esa noche.
Me dejó débil, en el suelo y tosiendo. Mientras yo agonizaba y Jimin lloraba por la muerte de su mejor y único amigo, Jin huyó como si fuera niebla disipándose.
V solo estaba clavado en el suelo sin hablar o moverse. Parecía congelado en el tiempo y apenas se enjugó la lágrimas que caía por su mejilla. Jamás lo había visto así.
V andó hasta el cuerpo frío de su amante, se agachó a su altura y extendió sus brazos tomándolo entre ellos para alzarlo. Murmuró que lo enterraría y mientras todo eso pasaba, Jimin lo golpeaba débilmente con los puños apretados y el rostro desfigurado de dolor.
- ¡Cabrón! ¡Pudiste haberlo salvado! ¡Te odio! ¡Asesino asqueroso jamás lo quisiste! Jamás...- había tanta ira en sus palabras que el tono le salía raspado y su cuerpo entero temblaba de coraje.
Moqueó y lloró mientras Tae recostaba el cadáver en el árbol, listo para comenzar a enterrarlo ahí mismo y Jimin miró algo en el suelo de forma fija, allá donde Jin había caído por mi golpe, dejando su abrigo de color chillón tirado en el suelo.
Algo brillaba en él, un color rubicundo brillante, al principio pensé que eran lentejuelas o algo así (el elfo era muy hortera vistiéndose) pero comprendí que me equivocaba cuando Jimin pasó la mano por ahí y pasó a empuñar la susodicha navaja dorada.
Se lanzó hacia V mientras yo corría para impedir la escena. Jimin ni siquiera iba a intentar matarlo, apuntaba a su brazo expresamente. Ni siendo malo podía dejar de ser un chico bueno y eso me aliviaba.
- Tendrías que haber muerto tú- gritó mientras dirigía el arma a su destino. Cayó al suelo junto a un grito por parte de Jimin cuando V le tomó por la muñeca, apretando duro.
V revivió de nuevo, la tumba de sus ojos gélidos se tornó de fuego: la ira rebosaba en su mirada y en sus palabras:
-Yo le quise más que tú. No te atrevas a reclamarme nada. Le di lo que pidió y ten cuidado porque con ese comportamiento tú pides lo mismo- apretó más fuerte su muñeca, haciéndole llorar ahora, sin ser consciente de su propia fuerza. Debía detener eso antes de que Jimin saliera herido.
Me acerqué a V y apoyé una mano en su hombro, sin presión, sin rencores. Solo compañerismo y una profunda compasión.
-Es humano, no comprenderá y menos con dolor. Déjalo.- me hizo caso al instante y Jimin cayó al suelo de rodillas.
Me miró a los ojos mientras lloraba y yo solo pude agacharme a su altura y acariciar su mejilla.
¿Como se cura un corazón roto? El de Kook no había sanado jamás, significaba eso que... ¿El destino de Jimin era el mismo?
Seguí con mi caricia, secando las lágrimas que regaban sus mejillas con mi dedo pulgar. Moviéndolo lento sobre su piel para después acercarme y besarlo despacio y dulce sobre sus labios.
El llanto los había empapado y sabían amargos, pero de todos modos lo besé despacio, moviéndome como si el tiempo se hubiera detenido y como si la suavidad de mis movimientos pudiera tocarle el alma como un bálsamo. Lloriqueó más y se aferró a mi beso, agilizándolo. Desesperado, asustado.
Sollozos y caricias ¿Cómo podía yo arreglar algo así?
-No te quiero romper, pero no se como sanarte. He sido creado para destruir únicamente- una risa rota y azucarada brotó de sus labios, haciéndome sentir ese característico calor en el pecho que un día me quemará por dentro hasta consumirme. Y seré las cenizas más felices del mundo.
- Da igual lo malo que parezcas o que seas por ser vampiro, tienes un corazón tan noble y gentil, Suga, en el fondo eres blando y tierno, como yo- rió de nuevo y nuevas lágrimas brotaron de sus ojos- Abrázame, Yoongi, abrázame tan fuerte que nunca jamás pueda volver a quebrarme.
Lo hice, lo hice toda la noche hasta que se quedó dormido y aun en su sueño no le solté. Ninguna pesadilla más se atrevería a meterse con él si mis brazos lo rodeaban.
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