- Hola- de nuevo subió las escaleras sin esperar una respuesta de su padre, como todas las noches, él simplemente le ignoraba, culpándole.
Vaciló al coger el pomo de su puerta, sabía quién había al otro lado. Sabía que había al otro lado.
Respiró hondo y tomó el pomo abriendo la puerta de su habitación con algo de miedo, encontrándose al vampiro justo a unos centímetros de él, esperándolo con los brazo cruzados.
Sin mediar palabra el vampiro lo tomó por el cuello y lo empujó contra la puerta, cerrándola de nuevo con el peso del cuerpo ajeno dirigido por su colosal fuerza.
- Apestas a lobo- dijo, aunque eso era bueno. Significaba que su teoría de que el lobo era de su instituto estaba acertada.
- Hola a ti también- dijo el muchacho sarcástico mientras la mano enorme del vampiro le liberaba con un sutil roce desvaneciéndose. Se sintió bien, aunque no supo porqué.
-Bien, ahora vas a decirme a todas las personas de tu instituto a las que has tenido cerca hoy, uno será el lobo- El vampiro tomó al muchacho de la muñeca y lo sentó en la cama junto a él, preparado para desvelar la verdad.
-En mi instituto hay cientos de personas, podría ser cualquiera. En mi curso hago clase con un total de cien personas, y al fin y al cabo coincido con todos en diferentes asignaturas. Además, en la horas libres nos mezclamos todos los cursos ¡Somos cientos! Y también podría ser un profesor, que no hay pocos, o uno de los padres que vienen a recoger a sus niños a clase. No creo que puedas llegar a averiguar quien es el hombre lobo de todos ellos, son demasiadas personas- explicó el muchacho cabizbajo, en cierto modo le decepcionaba no poder ayudar a Adam.
- Mierda, tienes razón...- murmuró este llevándose las manos al rostro y suspirando con pesar. Debía pensar algo, pero sinceramente no se le daba muy bien.
El chico se sentó más cerca del monstruo, parecían tan débil y humano que lo abrazó, haciendo que este se sintiera raro. Jamás se le había acercado un humano se forma voluntaria.
Por su parte el menor sintió la necesidad imperiosa de curar la tristeza del vampiro, aunque no sabía explicar el porqué.
Adam lo apartó de él decepcionantemente y el muchacho solo lo miró sonrojado. Aquel vampiro era tan misterioso y hermoso a partes iguales que a veces le daban ganas de meterse en su vida y saberlo todo. Lo sobrenatural era fascinante, pero también sentía miedo.
- ¿Po-porque es tan importante para ti saber quién es un hombre lobo?- preguntó el menor algo curioso pero mayormente preocupado.
- No te importa- dijo repitiendo la frase que el pequeño le había dicho antes repetidas veces a él.
- ¡Estas viviendo en mi maldita casa! Al menos tengo el derecho de saber por qué- refunfuñó Dean mientras salía de la cama poniéndose en pie sin lograr ser ni mínimamente intimidante.
Adam se levantó también, dejando al humano a la altura de sus hombros, y lo tomó por la cintura gentilmente antes de volver a sentarlo en la cama.
- Si te callas de una vez te lo explicó- el chico asintió fingiendo con sus dedos que cerraba la cremallera de sus labios.- Sé que en este pueblo una manada de lobos ha raptado a mi creador, Mink, así que necesito encontrar a alguien de la manada para seguirlo, localizar la manada y salvar a Mink. Eso es todo ¿Contento?- Preguntó con un tono sagaz apoyándose en su mano derecha mientras esbozaba una mueca de aburrimiento.
- Oh, lo siento mucho. Él debe ser como un padre para ti... yo... yo perdí a mi madre por qué un hombre lobo la mató sin más... Sé lo mal que se siente, te ayudaré todo lo que pueda- confesó el menor queriendo tomar la mano del vampiro.
No fue mucho pero al vampiro le apenó la mirada tristona del pequeñajo y alargó una mano hacia su cabeza para acariciarlo como si fuese un perro ¿Desde cuando Adam daba muestras de cariño?
- No es lo mismo, a Mink lo aprecio mucho, la verdad, pero no le quiero como un mortal querría a sus padres. De hecho jamás he querido a nadie- Algo en esa confesión desalentó al pequeño muchacho que, a cada segundo, sentía como se hundía en los oscuros ojos del vampiro.- Si te hace sentir mejor, toda mi familia murió cuando yo era humano. En la guerra.
- No me hace sentir mejor. Lo siento mucho por ti- dijo el chico observando el frío rostro del vampiro, era tan impasible, pero debía esconder dolor.
Era imposible no tener sentimientos.
Deseó abrazarlo y que él lo abrazase con sus grandes y solitarios brazos. Dos criaturas solas en el mundo dándose refugio, amándose... ¿En qué mierdas estaba pensando Dean?
- No lo sientas, a mi ya no me importa- le informó el vampiro con desánimo mientras suspiraba.
Parecía que todos los caminos que conducían a Mink eran callejones sin salida y que Dean, su mejor pista por el momento, le era inservible. Matarlo habría sido lo lógico, pero no se le pasó ni por la cabeza.
- Oye, cuando tu me salvaste había otro vampiro que hablaba de ese tal Mink ¿Él no te podría ayudar a buscarlo?
- ¿Nicolau? No me hagas reír- dijo el mayor estirando ligeramente las comisuras de sus labios en una sonrisa amarga. Ojalá.
- ¿Por? Él quería encontrarlo también ¿No?- preguntó el muchacho ajeno de a todo lo que ese rubio egocéntrico cargaba tras sus primeras intenciones de salvar a su creador.
- Bueno... Ah, da igual. Es una historia larga y a ti no te importa.- Cerró los ojos apoyándose contra la pared, saboreando la inminente muerte de Mink. No podía salvarlo, al menor no si seguía en esa situación amarga.
- Si no me lo cuentas te echo de mi casa.- amenazó el menor indignado porque su inquilino le excluyese de su vida. Saber que estaba pasando con el tal Mink era lo mínimo.
- Si me echas te arranco la yugular a bocados.- Una sola mirada bañada en tono carmesí bastó para que el muchacho se estremeciese.
- Cuéntamelo, por favor- insistió Dean haciendo un puchero.
- Cállate.
- Cuando me lo cuentes.
- Cuando te calles.
- Vale- dijo el menor cerrando la boca y esperando solo cinco segundos antes de volver a abrirla para molestar a Adam- Ya me he callado- indicó mientras el vampiro chasqueaba la lengua y ponía los ojos en blanco.
- Tu ganas- dijo Adam con un tono pesado. Haría cualquier cosa para que ese bocazas le dejase un maldito minuto de paz.- Nicolau es mi hermano, bueno, no exactamente mi hermano pero sí algo parecido.
<< Verás, cuando un vampiro convierte a un humano en vampiro, se crean ciertos roles en el proceso y el vampiro creador desempeña el papel de padre o maestro mientras el neófito actúa como su hijo o alumno. Por ende cuando un vampiro convierte a dos humanos estos pasan a ser hermanos o compañeros, esa es mi situación con Nicolau, pero hay un problema. Yo siempre he sido un alumno obediente con Mink, deseaba aprender todo sobre cómo ser un vampiro, pero Nicolau siempre ha sido un imbécil inmaduro e iba a su bola. Mink no tiene mucha paciencia así que los pocos meses de intentar instruir a Nicolau para que supiese sus poderes y debilidades, acabó renegando de él como hijo. Ese chico es un desastre, de verdad, no me extraña que Mink se hartase. El caso es que ahora que Mink no le quiere como hijo o pupilo, él se ha obsesionado con la idea de que yo ''soy el favorito'', como si fuésemos niños pequeños, y quiere ir siempre demostrando que él es mejor para así llamar la atención de Mink. Como ahora él esta en peligro, él muy imbécil se ha pensado que rescatándolo antes que yo conseguirá ganarse su cariño y su aceptación, pero es demasiado estúpido como para no joderlo todo.>>
Dean asintió escuchando las palabras rápidas del vampiro, parecía que se hubiese estudiado un guión, pero supuso que vivir eso durante años le hacía conocer bien su situación.
-Menudo marrón ¿No puedes persuadirle para que se vaya?
- Ojalá.- dijo Adam con una leve sonrisa, aquel chico decía algunas estupideces chistosas.
- No entiendo lo que has dicho sobre los roles entre vampiro y creador y vampiro creado ¿Como...-
- Déjalo- Adam le cortó- Solo lo entiendes cuando lo vives así que no tiene sentido explicártelo. Además, no creo que seas muy listo- Dean frunció el ceño, sorprendido.
- Que te jodan - soltó el humano mientras le daba la espalda al vampiro e imitaba su voz con un tono ridiculizante.- ¡Joder! ¿Q-Quién coño eres tu?- preguntó el humano cayéndose de culo contra el suelo ante el susto de ver a una muchacha de pelo negro como la noche y ojos azules como los suyos mirándolo desde la ventana.
Colmillos, ella tenía colmillos. Era un vampiro y, por lo que Dean intuía eso no era bueno. Ante el pánico de la situación corrió hacia el fuerte e imponente Adam y se protegió a sus espaldas, agarrándose con miedo a sus ropas.
No le apetecía que nadie más intentase cenárselo.
- Rose ¿Has encontrado el libro?- preguntó, dando a entender que la conocía, por lo que Dean se relajó un poco.
- Sí, lo traigo aquí- se descolgó una mochila de cuero del hombro y rebuscó en ella mientras hablaba- Me ha costado localizarte, pensé que estarías en un motel barato ¿Quién es el miedoso? ¿Tu cena?- ante ese comentario Dean volvió a las espaldas del gran vampiro.
No podía explicarlo con exactitud, pero tras su sombra se sentía protegido.
- Ojalá- esta vez se giró chocando con una mirada aterrada por parte de Dean. Le pareció enternecedor- Pero no, él me esta ayudando a encontrar a algún hombre lobo y de paso estoy usando su casa para esconderme.
- Menudo desperdicio, yo de ti le hincaría el diente, pero tu mismo.- Mirando al muchacho tras Adam, Rose abrillantó su carmín rojo con una lenta pasada de su propia lengua.
- Para ya, lo estás asustando- Se quejó seriamente Adam mientras, cruzado de brazos, esperaba que Rose lograse hallar de una vez por todas el libro.
- ¿Acaso te importa?- preguntó ella con cierto matiz burlesco en su curiosa pregunta.
Adam bufó girándole la cabeza mientras sentía las avergonzadas respiraciones del muchacho tras él.
- ¿Tienes el puto libro o no?- preguntó el vampiro con enfado y una nota de autoridad que logró achantar a Rose en su posible y grosera respuesta.
- Aquí tienes- dijo encontrándolo de una vez por todas y entregándoselo con cuidado- No lo rompas, fue un regalo de Mink- dijo ella mientras observaba la tapa de piel cosida y medio deshilachada del grimorio de magia.
No estaba en muy buen estado, pero solo por ser de Mink le parecía una maravilla.
- Sí, sí- la mandó a callar con un gesto de manos mientras ella solo chasqueaba la lengua antes de cerrar la ventana e irse por donde había venido.
- ¿Qué es eso?- preguntó el muchachito intentando que el vampiro no comentase nada sobre su vergonzosa reacción ante la presencia de la vampira.
- Un libro de hechizos de sangre de vampiro, me servirá para ver cual es el propósito de los lobos que se han llevado a Mink- explicó abriéndolo y pasando todas las hojas con rapidez.
Era bastante gordo, le llevaría un buen rato acabar de leerlo.
Adam se sentó en la cama del muchacho y abrió el libro por la primera página apoyándolo en su regazo y listo para devorar todo el contenido de las palabras del grimorio.
Por primera vez, se hizo el silencio. Dean se sintió incómodo y, con los nervios en la garganta, se sentó al lado del vampiro.
- P-Puedo usar el portátil para buscar información útil del pueblo, si quieres- ofreció mientras se mordía el labio al contemplar cómo las grandes y masculinas manos pasaban grácilmente las viejas páginas. Se movían con delicadeza.
- Hazlo- esperó un ''gracias'' o un ''eso estaría bien'', pero esa orden parecía más propia del vampiro. Aún así no le molestó demasiado, después se metería un poco con él para vengarse.
Dean pasó su mano bajo el espacio que dejaban las sábanas antes de tocar el suelo y, de debajo de la cama, sacó un pequeño ordenador.
Lo inició mientras no podía parar de pensar en la gravedad de lo sucedido. Estaba colaborando con un vampiro, un asesino.
De todas formas él no parecía un monstruo, no, Adam parecía y era, según Dean, un imbécil, pero le sorprendía que no se pareciese a uno de los feos y monstruosos vampiros que anunciaban en televisión como objeto de temor y amenaza.
Sin poder salir de esos pensamientos sus ojos se dirigieron al rostro del vampiro. Unos ojos marrones tan oscuros como la noche, una piel blanca tan brillante como el día. Quiso tocar su piel, parecía suave y fría. Un pelo largo y sedoso de color negro carbón y unos preciosos y gruesos labios que dejaban ver dos colmillos más atractivos de lo que Dean habría querido reconocer. Y es que ver a un hombre de esas facciones tan viriles morderse el labio con afilados dientes mientras su ceño se frunce con concentración era un verdadero espectáculo.
- ¿Que coño miras?- preguntó Adam de forma ofensiva sin siquiera despegar sus ojos del libro.
- N-No te importa- las mejillas de Dean estaban más rojas que la sangre que corría por sus malditas venas, pero rezó para que el vampiro no se diese cuenta de ese detalle.
Durante mucho rato no hubo más que un pacífico silencio interrumpido por el teclear de Dean o por el pasar de las páginas de Adam.
- Mira - dijo Dean mientras tomaba a Adam de la camisa para llamar su atención, como un niño pequeño.
El vampiro siguió la dirección del señalador dedo de Dean y leyó.
- ''El número estimado de licántropos del pueblo Brokeback es impresionante, se halla entre quince y veinte'' -Adam frunció el ceño y siguió leyendo para encontrarse que el resto de información carecía de importancia- ¿Esto es actual?
- De la semana pasada... ¿Son muchos?- preguntó inocentemente Dean. Veinte no le parecía un número demasiado alto, pero tampoco sabía nada sobre esos temas.
- Muchísimos- se lamentó el vampiro- Las manadas suelen ser de cinco y un vampiro como yo puede con tres lobos a la vez, quizás cuatro. Estoy jodido- Suspiró sintiéndose ahogado en un pozo de frustración, por mucho que lograse encontrar a Mink ahora ya dudaba de poder rescatarlo o al menos salir él mismo con vida, aunque si Mink moría todo se iría a la mierda.
Notó una pequeña y muy cálida mano apoyarse reconfortantemente en su hombre y acariciar con un miedo imperioso. De nuevo ese chiquillo establecía contacto físico. No le molestaba, pero había algo en eso que le hacía sentir extraño. La sensación rara comenzaba en su estómago, aunque no eran náuseas exactamente.
- No te preocupes, te ayudaré a encontrar a Mink. Quizás no puedas contra todos esos lobos juntos, pero en algún momento se nos ocurrirá algo ¿No?- El otro lo miró fríamente, no necesitaba sus mentiras piadosas.
Con decepción y lentitud fue apartando su mano del hombro del vampiro y este se sintió incompleto.
- Al menos creo que he encontrado el hechizo que quieren hacer los lobos- Dean lo miró con algo más de ilusión mientras las manos del vampiro dejaban el pesado libro en el regazo del muchacho para que pudiera leerlo.
- ''La muerte de siete vampiros mayores de cien años otorgará a los hombres lobo que hagan el ritual y a aquellos que se creen a partir de sus mordiscos, la vida eterna y las capacidades de regeneración, velocidad, visión nocturna y precisa, fuerza y agilidad propias de los vampiros.
<< Toda la sangre de seis vampiros debe ser guardada en un recipiente de mortífera plata y removida una vez diaria por el bastón original de un mago. El séptimo vampiro, que cerrará el ritual, debe morir bajo la luna llena y su sangre debe ser derramada en el recipiente y bebida esa misma noche por los miembros de la manada que deseen ese poder.
Todos los vampiros deber morir por el efecto de una estaca común menos el último, cuyo corazón debe ser atravesado por una estaca de madera especial y de cualidades mágicas. Esta estaca debe ser tallada de un bastón de hechicero por las uñas de un lobo en plena transformación. Antes de la ejecución deben pronunciarse una palabras específicas preparadas por los hechiceros y estas deben cumplir su función como proclamación del éxito del rito>>
- Entonces ¿Hay hechiceros también con los lobos?- preguntó Dean al ver la preocupación creciente en el rostro del vampiro.
- Sí, y no me hacen ninguna gracia. Esos cabrones son muy peligrosos- se sujetó el puente de la nariz con los dedos y cerró los ojos soltando un largo suspiro- Y además solo tenemos hasta la luna llena antes de que le maten...
- Pero para eso apenas faltan dos semanas- se quejó el muchachito tomando al vampiro desprevenido, no es que supiese qué día era precisamente.
- ¡Joder!- farfulló el vampiro tomando el libro y lanzándolo a donde sus ojos no pudiesen verlo.- Mierda, estoy jodido...
Rugió de impotencia y sus ojos se tiñeron de rojo mientras su cuerpo entero tembló de rabia. Tapándose la cara con ambas manos Adam rugió de nuevo como un animal lleno de rabia.
- Eh, oye, cálmate...- Dijo Dean levantándose nervioso al ver al poderoso ser tan furibundo. No sabía si debería prepararse para hablar calmadamente con él, para consolarlo o para huir.
Todo su cuerpo le gritó ''PELIGRO'' cuando el vampiro reaccionó a su comentario tomándolo del cuello con una sola mano y alzándolo con su fuerza hasta hacerlo perder el contacto con el suelo.
- ¡No me digas que me calme, jodido humano!- gritó mirándolo fijamente con sus ojos rojos que solo podían identificar el latir nervioso de sus venas bajo la dulce piel.
Dean pataleó en busca de una superficie sólida pero sus pies quedaron colgando mientras sus manos luchaban por arañar la del vampiro con la intención de que lo liberase de su soga de carne y hueso.
Creyendo que moriría de veras, Dean dejó escapar sus últimas lágrimas pero cuando estas llegaron deslizándose por sus mejillas hasta la fría mano del vampiro haciéndole sentir cálida descargas, este lo soltó haciéndolo caer en la tan deseada tierra firme.
- Quizás sí debía calmarme- dijo el vampiro en un vergonzoso murmullo mientras volvía a tomar asiento en la cama del menor que ahora estaba en el suelo luchando por recobrar el aliento.
A partir de ese punto la noche fue más tranquila, aunque no faltaron las indirectas de Dean que tenían la misión de recordarle al vampiro su pequeño y casi trágico desliz.
Comentarios
Publicar un comentario
Comenta: