Capítulo 7: ven, perrito

 - ¿Estás seguro de que saldrá bien?- preguntó Dean con cierta preocupación mientras ambos se apresuraban por las calles nocturnas de Brokeback.

- Si lo que te preocupa es tu salud, tranquilo. A diferencia de los lobos normales, los licántropos cazan individualmente. La manada esta para otras cosas.- explicó poniendo una de sus enormes manos tras la espalda de Dean para empujarlo y que así caminase más rápido hasta el bosque.

Ya lo habían planeado antes, pero la idea comenzaba a ser más mala a medida que se aproximaban a su destino. Aunque al menos era una buena oportunidad para atrapar a un hombre lobo.

- Y si viene solo uno, ¿tu...-

- Sí, podré protegerte- lo interrumpió mientras rodaba los ojos.

Esa noche Adam evitó mirar a los orbes azules del muchacho. Después de lo sucedido hacía menos de veinticuatro horas, se sentía algo incómodo con el chico por su comportamiento avergonzado y por su deseo. Claro que Dean no se había percatado de que Adam se moría por repetir tanto como él.

- ¿Y si no viene ningún lobo?

- Un adolescente solo en el bosque es el mejor cebo que puede haber. Además, hueles delicioso.- Dean se ruborizó ante lo que él había interpretado como un halago y el vampiro solo giró el rostro de nuevo.

Si volvía a mirar a esos hermosos ojos azules y veía las mejillas del muchacho sonrosado, moriría de ternura.

Llegaron con bastante rapidez al lugar y solo tuvieron que andar durante un cuarto de hora hasta que encontraron una zona céntrica que parecía idónea.

Estaba lo suficientemente cerca de la civilización como para que un licántropo pudiera ir a allí a transformarse y cazar cómodamente, pero a la vez estaba lo suficientemente alejada del pueblo como para que nadie fuese a socorrer a las posibles presas del lobo.

Dean se quedó solo aparentemente cuando Adam se subió a un árbol cual ardilla.

Le había indicado al chico que debía comportarse como un asustado muchacho perdido y este lo estaba haciendo bastante bien pues, principalmente, estaba muerto de miedo.

Adam iba cambiando de árbol según el menor se alejaba o acercaba de la zona andando como si tratase de hallar un camino de vuelta pero sin alejarse demasiado de su posición inicial.

El miedo del chico y las esperanzas de ambos comenzaron a disiparse cuando al cabo de casi una hora no pasó absolutamente nada, ni siquiera se advertía la presencia de licántropos por las cercanías.

- Adam, estoy cansado- murmuró el muchacho apartando las ramitas y hojas de encima de una roca para sentarse en ella. El suelo estaba enfangado y, a parte de sus pisadas, no se veían las de nadie o nada más.

-Y yo- suspiró la gruesa voz a su lado.

El vampiro se dejó caer desde el árbol que le servía para ocultarse y se sentó sobre aquella estrecha roca, al lado de Dean.

- Joder, se me acaba el tiempo y no he conseguido una puta mierda- se lamentó el vampiro, cuyos esfuerzos parecían ser en vano.- ¡Joder!- gritó frustrado ante la situación y dándole un puñetazo a su asiento.

La roca se partió dejando un hueco en el que cabía perfectamente un puño.

- Eh, tranquilízate- dijo Dean algo asustado, colocando su mano en el hombro del vampiro.

Apretó un poco para hacer notar su presencia, pero a Adam pareció no importarle.

- No pienso tranquilizarme ¡A este paso van a matar a Mink!

- Yo te ayudaré a salvarlo- lo alentó el menor, recibiendo una sonrisa de burla arrancada cruelmente de los labios del vampiro.- Y si al final no puedes salvarlo, yo... yo... te ayudaré a superarlo.- ofreció mientras se mordía el labio.

Llegados a ese punto no podía involucrarse más con el vampiro, pero aún así encontró necesario expresarlo, quizás hacerle saber a Adam que él estaría a su lado cuando nadie lo estuviese.

Quizás así era como el mismo Dean se había estado sintiendo esas últimas noches de su vida.

- Si Mink muere yo también ¡Joder, menuda mierda!- exclamó de nuevo poniéndose pie y golpeando esa vez un árbol hasta hacerlo temblar, consiguiendo que las hojas jadeasen al removerse.

Se llevó las manos a la cabeza. Mink estaba perdido, él estaba perdido. Quiso llorar, pero solo grito con rabia. Rugió, suspiró, y después pateó al maldito árbol.

- Tranquilo ¡Tranquilo!- le farfulló el menor mientras tomaba una de las enormes manos del vampiro entre sus pequeños y delicados dedos, logrando apaciguarlo un poco.- Si él muere tu no tienes porque morir también, no digas esas cosas.

- Estamos vinculados, él sigue siendo mi maestro por sangre. A menos que beba su sangre no seré un vampiro libre y eso significa que nuestras vidas están conectadas. Si Mink muere yo lo haré al instante.- El corazón del menor se estremeció con congoja.

Sintió como si estuviesen apretando su corazón dentro de su pecho tan fuerte que dolía y ese dolor se extendía desde el foco en el que surgía hasta todo su cuerpo. Las piernas le temblaron de agonía y sus manos estaban agarrotadas en puños mientras sentía el dolor al fondo de la garganta deseando ser propulsado por un profundo grito que jamás existió. Sus ojos ardían por las ganas contenidas de llorar y todo su cuerpo se estremeció de golpe en un escalofrío lleno de sufrimiento.

Aquello lo había destrozado, literalmente lo había sentido como un golpe seco e inesperado en sus sienes. No, Adam no podía morir.

En ese momento el vampiro logró calmarse una vez se percató del estado de shock en el que se hallaba el pequeño, pero cuando colocó una mano en su hombro para llamar su atención, este se le lanzó encima abrazándolo como si fuera la única cosa en el mundo material a la que podía aferrarse antes de caer en la más profunda amargura.

El vampiro no se esperaba tal salto por parte del menor y acabó en el suelo con los pantalones embarrados mientras sobre él Dean lo rodeaba con los brazos y las piernas temblando de impotencia.

No entendió muy bien aquello, siempre se le escapaba un poco el comportamiento humano, pero se sintió extraño. Completo, era la palabra que buscaba.

- ¡No voy a dejar que te mueras!- gritó entonces Dean apretando con más fuerza al enorme hombre al que trataba de rodear y sobre el cual estaba como si fuese su balsa salvavidas.- Te ayudaré a encontrar a Mink- dijo más convencido y tranquilo.

Adam lo miró perplejo y sintió que la preocupación de Dean por él era mutua, pero cuando eso le vino a la cabeza pensó que sus sentimientos eran deshonrosos.

-Tranquilo, no me voy a morir, pienso quedarme jodiendo en este mundo unos siglos más- dijo logrando apaciguar un poco al muchacho que se apegaba a él como un lapa.

El menor despegó la cabeza del pecho del vampiro y lo miró con ilusión y admirando la bravura de sus palabras.

Durante unos segundos Adam sintió un pinchazo en el pecho al ver como las hermosas lagunas azules de Dean se clavaban en él como estacas de agua bendita.

Quería besarlo, lo deseaba con toda su alma si es que tenía alguna.

Pero no lo hizo.

Tomó la cara de Dean entre sus manos y acarició su suave y delineado contorno. Su dedo pulgar acabó en los labios del humano mientras el índice hacía de apoyo para el mentón, y acarició sus belfos con lentitud. Eran suaves y dulces, pero eso último no lo sabía por esa caricia.

Entonces retiró la mano como si quisiese o pudiese en esos momentos ocultar sus actos, pero eso solo consiguió desanimar a Dean.

- Deberías salir de encima mío- le replicó el vampiro cruzándose de brazos.

- Q-Quizás tu deberías salir de debajo mío.

Adam sonrió socarrón y empujó al menor hasta hacerlo caer sobre el barro, como él. Con un grito de sorpresa y otro de fastidio, Dean se sentó en el suelo junto a Adam.

- Solucionado- proclamó un Adam triunfal a la par que burlón.

Sin tema de conversación aparente, ambos se quedaron ahí, en el suelo, sentados y sin decir nada hasta que Dean habló.

- Ayer cuando dijiste que salías a cazar ¿A que te referías?

- A que iba a morder a alguien. A matar a alguien, si es lo que te interesa- giró su cabeza unos momento hacia el menor, a la defensiva. Pero solo se topó con unos ojos asustados libres de recriminación alguna.

- Supongo que ya me lo imaginaba, no sé porque te he preguntado- bajó el tono de voz y se rascó la nuca.- Si nosotros conseguimos... si consigues encontrar a Mink ¿Que harás? Me refiero a, no se... respecto a mi- Dejó ir un exceso de aire en forma de suspiro junto a la pregunta retenida.

- Seguiré quedándome en tu casa mientras esté en este pueblo. No suelo quedarme más de seis meses en un mismo lugar- Mintió. Normalmente él pasaba solo días en sus diferentes residencias, pero algo le hizo pensar que necesitaría un poco más de tiempo ahí.

Quizás más de seis meses.- Tranquilo, no tendrás que soportarme demasiado tiempo.

- Ya...

Adam sintió de nuevo una extraña punzada en el pecho cuando vio al menor morderse el labio con decepción, y después el molesto revoloteo se manifestó en la boca de su estómago cuando el humano lo miró aún mordiéndose el labio.

- ¿A ti te gusta ser vampiro?- preguntó este inocentemente, para sacar tema de conversación pues el silencio lo abrumaba dando vía libre a sus pensamientos.

- Es lo mejor que jamás me ha pasado, pero...

- ¿Pero?

- Empieza a aburrirme. Tengo mucho tiempo y no se bien que hacer con él.- O quien compartirlo, pensó- ¿Por? ¿Acaso te gustaría ser vampiro?- cuestionó Adam alzando una ceja.

- ¡No! Sin ofender, pero... sería horrible.

- ¿Porque? Somos mejores que vosotros. De hecho soy tu depredador natural- sonrió con malicia, mostrando los colmillos, a lo que el menor le respondió mostrándole el dedo corazón. Que viese que no le tenía ningún miedo, bueno, no demasiado.

- Tener la vida eterna me gustaría, pero sería horrible si no puedo compartirla con quien quiero. Además, sería incapaz de matar a alguien inocente y vivir con ello.- se sorprendió gratamente al escuchar la cálida risa del vampiro. Se le antojó sensual y muy gruesa, era un risa natural y perfecta.

- Los humanos siempre decís eso ''no podría matar a alguien inocente y vivir con ello''. Es gracioso.- dijo él pensando en la ironía de esa oración.

Todos los humanos repitiendo lo mismo como borregos, pero ante una situación de vida o muerte, él mismo había podido contemplar como en los últimos instantes de vida muchos habrían asesinado a sus más queridos seres con tal de seguir sobre el mundo de los vivos.

En el fondo, pensaba, es el espíritu de supervivencia lo que prevalece, tanto en presas como en depredadores.

- ¿Tu también lo dijiste cuando eras humano?- solo cuando escuchó su propia pregunta cayó en la cuenta de la gravedad de lo que sentía, pues lo sentía hacia Adam y él no era humano.

- No. Yo siempre he dicho que soy capaz de matar para sobrevivir, además eran otros tiempos.

- Ah... ¿Y porque eres vampiro?- Quizás estuviese sacándole incómodamente la información a Adam y este realmente no quisiese soltar prenda y solo lo hiciese para librarse de todas las preguntas, pero Dean se sentía más próximo al vampiro y en cierto modo parecía que estuviesen estrechando su relación.

- Mi familia era noble y muy orgullosa así que quisieron preservar el apellido aunque fuesen a morir todos en la guerra, así que le pegaron a Mink para que me convirtiera en inmortal. Fue una estupidez, técnicamente yo también morí y mi apellido de casa noble me daba igual- Alzó la vista al cielo contemplando la luna, no estaba llena aún.

- Aunque tuvieses orígenes nobles, no creo que hubieses podido seguir con la família ¿No? Es decir, eres un vampiro...

- Tienes razón. Pero como eso tampoco me interesaba, accedí. Ser inmortal me llamó la atención desde el primer momento en que supe que los vampiros eran reales.- Suspiró cerrando los ojos e imaginando si él sería solo la mitad de misterioso e impresionante para Dean de lo que los vampiros antiguos lo habían sido para él cuando era solo un criajo humano.

- ¿Cuando lo supiste?- Dean cayó en la cuenta de que, al venir de una época anterior, Adam se había criado en una sociedad diferente donde los vampiros y otros seres fantásticos no salían en la televisión y los periódicos porque seguro que ni tenían de eso.

La diferencia temporal entre ellos dos le resultó abrumadora y por unos momentos sintió a Adam como si estuviese tan lejos que jamás podría alcanzarlo y, que si corría para llegar hasta él, este se alejaría dos pasos por cada uno que él diese.

- Nueve años antes de que me convirtieran, así que cuando tenía tu edad, mocoso. A esa edad lo supe pero no vi un vampiro de cerca hasta la noche en que Mink me convirtió- Dean lo miró sorprendido. Él ya sabía que el vampiro era mayor que él en cuanto a edad humana, no digamos ya edad total, pero el número sonaba mucho más amenazador cuando se pronunciaba.

Nueve años mayor, casi la mitad de su edad actual. Pero a Dean esos impedimentos se le borraban de la mente cuando miraba al hermoso rostro de Adam y se imaginaba una sonrisa, o un beso suyo.

Aquella noche fue extraña, para ambos.

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