La desobediencia del principiante

 - Bien- dijo el otro orgulloso apagando el cigarrillo y guardando la caja.- Ahora eres mío, Aaron. Harás lo que yo diga, cuando yo diga y sin rechistar. No dormirás ni te sentarás donde yo lo haga, tu sitio es el suelo. No me miraras a los ojos o me hablaras si no te lo pido, me llamas amo o señor, jamás Samuel. Serás como mi sirviente y no te quejarás jamás, no intentarás huir y responderás a mis preguntas con sinceridad.- sentenció con dureza, el chico había comenzando a llorar más severamente aún- Si incumples las normas no tendré problema en aplicarte un castigo físico, y yo no soy piadoso ¿Lo has entendido bolsa de sangre?- y Aaron asintió mirando al suelo, dejando las lágrimas caer en el parquet y deseando realmente estar muerto, pero era solo una vaga idea. El quería vivir- No te oigo- susurró en su oído.

-S-Sí... amo- y esa última palabra acabó de humillarlo por completo.

-Bueno chico- Dijo acariciándole la cabeza como a un animal- veo que nos vamos entendiendo- sonrió sádicamente.- Estas sucio, ves a darte un baño y vístete apropiadamente, esta noche iremos a una pequeña fiesta- Aaron ya había oído hablar de esas fiestas: un montón de vampiros trajeados en casas aristocráticas, algunas veces mostrando a sus presas humanas mientras bebían de copas como humanos.

- Am-amo- lo llamó con la cabeza baja y aún sin asimilar lo que pasaba- ¿d-donde esta el baño?- Y Samuel se giró hacia él con el rostro desganado, decepcionado.

- Veo que no lo pillas...- alzó su mano para pegar al chico. Y lo hizo, dejando su mejilla totalmente roja y haciendo que más lágrimas limpiaran el azul vivo de los ojos de Aaron- No te he dado permiso para hablar, humano- Se fue sin siquiera responder a la pregunta y dejando al chico con media cara dormida por el dolor.

Sobándose la mejilla y caminando con inseguridad tardó casi una hora en encontrar el cuarto de baño.

Apenas tenía confianza en esa casa y la idea de desnudarse y bañarse allí le hizo sentir vulnerable, aún así lo hizo y por unos segundos olvidó todo al sentir la sensación del agua caliente y jabón en su cuerpo, era maravilloso.

Cuando salió del baño no sabía que ponerse, debía vestirse bien pero no tenía ropa y la de ese sujeto le iría enorme. Por suerte en un cajón encontró ropa de diferentes tallas, dándole a entender que ese hombre había tenido otros humanos allí. ''Había'', y ahora era él al que tenía.

Un traje de aspecto caro y color negro en conjunto a unos zapatos negros y una camisa blanca con su corbata azul marino. Cuando salió del baño ya estaba vestido y al ver el cielo oscuro supuso que la fiesta no tardaría en empezar.

Se había puesto toda esa ropa excepto la corbata y llevaba ya más de una hora sin noticias del vampiro, cosa que no le extrañó pues la casa era enorme y sería difícil encontrárselo. O eso pensaba, porque cuando quiso girarse sintió el cuerpo del otro tras de él.

- Veo que ya te has vestido- dijo con lo que parecía fastidio ¿acaso no había cumplido Aaron sus órdenes?- Ponte eso - dijo señalando a la corbata mientras él se sentaba en la cama.

- Es que...- Samuel volvió a levantarse de nuevo y agarró al chico por el pelo, haciéndolo gritar y tirando de su cabeza para atrás, exponiendo el cuello adornado por el collar de perro.

- La próxima vez que hables permiso te morderé - Dijo duramente mientras soltaba al chico despeinado- Ahora ponte eso- señaló de nuevo la corbata y vio al niño examinarla de manera extraña mientras tragaba saliva. Entonces bufó con desesperación mientras se volvía a levantar, asustando al niño- ¿No me digas que no sabes ponértela?- dijo mientras el chico enrojecía de vergüenza y Samuel ponía la corbata en el pequeño cuello, apretándola demasiado de manera intencionada- Puto inutil- rugió en su cara con enfado.

Se giró hacia el espejo alejándose bastante del humano.

-Llevo dos años huyendo de malditos vampiro, no he tenido tiempo de usar corbata- murmuró el chico estando bastante enfadado por los insultos del otro. Ninguna persona humana lo habría oído por el tono bajo que usó, pero recordó que Samuel seguro que lo había escuchado a la perfección y palideció.

- ¿Qué has dicho?- preguntó retóricamente el vampiro mientras se sacaba su chaqueta, no quería mancharla.- Se acabó, hoy no vamos a ningún lado- dijo molesto mientras zarandeaba al chico asustado con violencia sacándose su chaqueta también para poder ver más ese cuerpo pequeño que ahora iba a pagar por sus palabras- Te voy a hacer respetarme- sentenció el vampiro antes de encajar sus nudillos en el estómago del chico, que se quedó sin aire por el golpe y no pudo gritar ante tamaño dolor.

Iba a caer al suelo después del golpe, pero el vampiro lo tomó por el pelo alzándole el rostro para que su puño chocará allí también. El chico notó la carne de su mejilla y su de labio golpeadas fuertemente contra sus dientes. Ahora sangraba por su labio partido y por la parte interna de la mejilla mientras caía al suelo, desafortunadamente golpeándose también en el rostro y abriéndose la ceja derecha. Pero el dolor no acababa ahí, porque comenzó a sentir como si le fundieran el estómago a navajazos, eran las patadas de Samuel. El chico gritaba y lloraba pidiendo perdón mientras jadeaba hecho una bolita en el suelo, pero Samuel no detuvo sus golpes hasta que creyó que realmente lo mataría, ya estaba escupiendo sangre por la hemorragia interna y el molesto chiquillo había perdido el conocimiento así que ya no sería un problemas esa noche.

El chico estaba tirado en el suelo lleno de su propia sangre y con el traje roto en varias partes, en varias ocasiones y durante su inconsciencia, su cuerpo se movía solo para variar la posición impidiendo que se ahogase con su propia sangre y haciendo que al expulsarla el suelo se manchase más.

Samuel iba pasando por allí sin prestarle atención y apartándolo un poco con el pie para pasar mejor por el lugar.

Cuando fue casi el amanecer se fue a dormir en la cama que estaba al lado del chico, quien poco a poco se iba quedando helado.

Despertó durante el día sintiendo un dolor que jamás había sentido pues en toda su vida nunca se había llevado una paliza, intentó moverse o levantarse, pero solo consiguió arrastrarse por el suelo como un insecto mientras lloraba, sintiéndose profundamente degradado, y cuando vio que en la cama de arriba suyo dormía Samuel, sintió tanto miedo que forzó su cuerpo para que intentase arrastrarse más rápido fuera de aquel lugar, pero solo consiguió vomitar por el esfuerzo antes de caer inconsciente otra vez, agradeciendo pues pensaba que iba a morirse por fin.

Despertó de nuevo por la noche y sintió una profundo dolor, no solo físico, sino emocional al ver que la pesadilla era real.

Aún con sus golpes y magulladura no podía hablar o moverse, pero aquel hombre lo había obligado a levantarse sin piedad.

-Abre la boca- le había pedido. Pero el chico estaba tan mareado que no había siquiera entendido las palabras. Así que Samuel chasqueó la lengua molesto y se hizo una pequeña incisión en el dedo índice con uno de los colmillos.

Solo salió una gotita de sangre, pero eso curaría al chico que inconscientemente lamió el dedo que estaba ahora en su boca, no sabía lo que hacía ni donde estaba, se encontraba fatal y realmente se olvidó hasta de quien era por segundos.

Sus heridas, magulladuras y golpes se curaron, pero el seguía igual de asustado, aunque agradeció no sentir ese dolor tan horrible.

-Tú- dijo Samuel abofeteándole para librarlo de distracciones- limpia tu puto desastre, después te castigaré por ello- dijo señalando el suelo lleno de sangre y vómito, era realmente asqueroso y un desastre, sí, pero no era culpa del pobre niño.

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