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El vampiro se detiene, aprieta los puños y toda la certeza de que Tom no iba a salir vivo de esa habitación se desvanece. Una niebla de tensión los envuelve y es del color del alma de Tom, un suave blanco gasa que parece querer abrazarlo.

Muerde su labio y niega, no puede dejarse hechizar por un corazón tierno. Tiene que castigar a Tom. Este escucha los pasos del rubio ir hacia él y se cubre el rostro y el estómago para evitar los golpes, pero nunca llegan, en su lugar lo aturde una voz cruel que dice:

-Tu cuerpo no va a soportar que sea duro ahora, estás tan lesionado que con solo ser algo brusco contigo tendrás la costilla rota clavada en tu pulmón y te ahogarás en tu propia sangre, así que obedece o vas a morir. Si te resistes, aunque sea un poco, si insistes demasiado en que te duele, si intentas detenerme, si me molestas... vas a morir ¿Entiendes?

El cuerpo del chiquillo se sacude por las palabras, pero llegan claras a sus oídos. Sonríe.

<<Me ha perdonado la vida y me da igual el precio>>

-Ahora sube a la cama, desnúdate y ponte en cuatro.

Tom le mira, le mira a los ojos y Desmond casi aparta la mirada.

-No me hagas esperar. -insiste, pero aun así no se mueve.

Piensa en por qué Desmond le daría como castigo algo tan bobo como ponerse en una posición vergonzosa. Lo analiza con la mirada, como buscando respuestas, ve los venosos puños apretados dirigiéndose al cinturón y, más abajo, el conocido bulto en sus pantalones. Traga saliva. Entonces cae en la cuenta de algo. Lo de la última vez no fue sexo, pero lo que quiera que sucederá ahora sí lo será. Las páginas del diario le gritan desesperadas que huya, pero sus piernas le fallarían.

-Ha-haré lo que sea, señor, pero por favor... eso no. -logra articular, tragándose el dolor en todo su cuerpo como para ponerse de rodillas frente a él y suplicarle con las manos juntas.

-Te he dado una orden, cúmplela. -escupe con voz amenazante.

Tom tiembla por el sonido de esas palabras, pero logra levantarse, pero se queda ahí clavado. Es incapaz de procesar que eso le pasará a él, que es real. El vampiro tensa su mandíbula, haciendo que los filosos colmillos sean más notorios y se acerca hasta consumir el espacio entre ellos. Lo toma de la cintura cuando trata de retroceder y con una mano presiona la parte baja de su pecho, donde su costilla está lesionada y lo escucha chillar. Se inclina un poco hacia su oído y susurra fríamente.

-Desnúdate y ponte en cuatro, no seas tan imbécil de pensar que no voy a matarte si no lo haces. 

Tom asiente compulsivamente y el hombre se aleja con una sonrisa de satisfacción. El cuerpo se libera de la ropa sucia, jaloneando él mismo de ella como si la vida dependiese de eso, y finalmente queda desnudo. Se siente tan expuesto y frágil. Tom muerde su labio mientras se fuerza a sí mismo a subir al lecho y apoyar sus manos y rodillas en él. El frío le cala en la piel y cada segundo se siente más y más pesado. Desmond todavía no ha comenzado y solo desea que termine ya.


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