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Mira al hombre de nuevo, está seguro de que mide casi dos metros, tiene el cabello negro y liso, desapareciendo tras sus hombros y una piel tan perfecta que no cree que sea humana. No sonríe demasiado grande y puede advertir en sus ojos marrones la línea que bordea las lentillas y delimita el iris falso. Tiene que ser él y ha sido demasiado fácil.
<<¿Cómo es posible que se mueran todos los que intentan cazar a semejante patán? Es como si llevase tatuado en su jodidamente preciosa cara ''Hola, soy el vampiro original, clávame una estaca en el corazón.''>>
Nota que la mujer se levanta, tambaleándose sobre sus tacones color cereza y el hombre la sostiene pareciendo en absoluto preocupado, como si actuase de forma meramente automática. Él señala una de las salidas y ella asiente coqueta, pestañeando más veces de las que sus ojos necesitan. Gabriel prácticamente sale corriendo detrás de ellos antes de acabarse el agua que no ha derramado de un sorbo.
El hombre no habla con la mujer, solo la tiene colgando del brazo y Gabriel sabe que ese tipo no ha fingido ser carismático, no le ha seducido, su aspecto a hecho todo el trabajo. Quizá por eso no tiene un tipo de presa concreta, no las busca, le llueven. A Gabriel no le extraña, el tipo es alto, pero no larguirucho, sino que su cuerpo está perfectamente proporcionado. Se notan unos muslos fuertes, una cintura levemente estrecha y un abdomen marcado que se revela a través de una camisa mal abotonada, su pecho luce trabajado también y sus hombros son anchos; sus brazos musculosos hablan por sí solos, desvelándose a través de mangas largas que apenas logran abrazarlos sin romper sus tejidos. Además, después está su cara.
Gabriel no sabe siquiera si llamar a eso cara, es una obra de arte, aunque también un arma letal. Lleva a los humanos a la muerte y les promete el placer, de eso está seguro ¿Qué más va a esperar uno de un hombre grande de quijada fuerte, labios gruesos con bonitos hoyuelos, nariz perfilada, ojos gatunos, rasgados pero expresivos y cejas pobladas de un color azabache intenso que adorna los mechones largos y sedosos de su cabellera? Ja, al chico no le extrañaría que los otros cazavampiros hayan muerto por intentar tirarse al vampiro antes.
Pero él no es así, él no ha tenido sexo antes y no le interesa demasiado eso. Su sed de venganza es toda su vida, sus erecciones pueden esperar, será un adolescente caliente, pero no es idiota ¡Y tiene principios! No se tiraría a un vampiro ni aunque su cuerpo le estuviese pidiendo por favor acercarse a su bella piel, tal y como hace ahora.
Sale por la puerta por la que el alto hombre ha sacado a la chica de los tacones y Gabriel se lleva la mano a la cintura de nuevo, listo para empuñar su arma. No tiene realmente un plan, pero jamás ha fallado de una misión y jamás ha tenido un plan tampoco, así que ¿Qué más da?
Lo primero que ve estando afuera es al supuesto vampiro y a la mujer, ahora despeinada. Ambos están apoyados contra una de las paredes del callejón y ella recorre el cuello y mentón del tipo con besos que dejan marcas horribles de carmín por su blanca piel. El tipo luce aburrido y mira a ambos lados, tomando el pelo de la chica y recogiéndolo con una mano para dejar el cuello disponible. Gabriel sonríe -Bingo- y se acerca con la pistola en la derecha y la mano a la espalda.
—¡Eh, tú, sanguijuela! —lo llama, sus miradas coinciden y Gabriel se pierde en el negro de su pupila.
Es entonces que parpadea y la única oscuridad que ve es la de la noche barnizando ese callejón, un callejón vacío.
<<¿Qué coño?>>
Se voltea hacia la puerta de salida, pero sus pies tropiezan con algo blando y grande. Mira al suelo y se tapa la boca viendo a la joven chica de pestañas largas y vestido pegado, está tirada a sus pies con dos orificios en el cuello y los ojos secos y perdidos, abiertos, pero sin sorpresa. La ha matado tan rápido que no ha pasado miedo, no ha tenido siquiera la oportunidad de saber que estaba muriendo, el vampiro se le ha bebido de un sorbo.
—Escucha... —dice una voz profunda, a la par que una helada mano se posa en su hombro con la delicadeza de una mariposa.
No hay humano en el mundo con una voz tan profunda, tan varonil, tan ardiente y a la vez tan fría. Es él, debe serlo, y Gabriel no duda, solo se voltea con el arma en mano y el gatillo cediendo a sus dedos. Sus oídos revientan por el sonido del fuerte impacto y Gabriel escucha dos cosas, los casquillos tintineando en el suelo como chispeo de lluvia y el sonido blando del vampiro derrumbándose sobre el cadáver de la chica.
El hombre tiene un agujero en el pecho, justo donde está el corazón. Todo vampiro muere cuando su corazón es destruido, no hay más misterio, ha matado al gran primer vampiro. Ni siquiera se siente emocionado, ha sido todo tan rápido que no lo asimila, la adrenalina no sabe lo que está pasando, así que todavía no conoce que debería estar circulando a todo gas por su torrente sanguíneo. Solo se siente anestesiado, como en un sueño.
Pero es real, sabe que es real. Que es verdad que ha acabado con los vampiros.
—Trabajo hecho. —se chulea, dándole la espalda al vampiro muerto y soplando el cañón ardiente de su pistola.
¿Eso ha sido el jefe de los jefazos? ¿El vampiro más poderoso de todos, el primero, el inmortal? Para el pelinegro suena más como pan comido, quiere reventarse la garganta a risas por toda la situación, casi se le escapa una carcajada al imaginar la cara de todos sus compañeros de la organización cuando vuelva de una sola pieza y con los restos del ''temible'' vampiro en un tarro de esos de pepinillos. Es demasiado gracioso. Pero no se ríe, guarda silencio, quiere escuchar como el vampiro se convierte en esa masa sanguinolenta en que se convierten todos al morir, quiere oír el patético ruidito húmedo que va a hacer el confeti de vísceras de tan despreciable ser.
Pero no lo oye.
Se voltea extrañado ¿Acaso el primero de los vampiros no se transforma en puré al morir? Podría ser, pero toda la situación le da mala espina.
—¿Te vas a ir sin terminar el trabajo, bonito?
Tiene al tipo delante, con voz gruesa y firme y su mano cerrándose con rapidez en su garganta. La pistola se le cae de las manos, los dedos le hormiguean y no los puede mover.
<<Mierda.>>
Capítulo corto pero intenso jaja, como siempre ¿Os ha gustado?
Ahora conocemos un poquitín más a nuestro cazador ¿Os cae bien? No le tengáis muy en cuenta lo impulsivo, el pobre es jovencito y está acostumbrado a pelear solo con vampiros cabezahuecas.
Y el señorito vampiro ¿Os habéis enamorado ya de él?
Poco sabemos más que que es hermoso y que es el primer vampiro, pero ¿Qué esperáis de él? ¿Qué clase de persona os parece que es?
Y respecto a lo que acaba de suceder ¿Qué pasará después?
¿Han matado al protagonista? Y, si no es así ¿Por qué no lo mataría?
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