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 No puedo dejar de imaginarme a Damián como al actor de Jackson de Teen Wolf, literalmente no me gusta la serie pero por él me la vería :0 De hecho, solo empecé a escribir la historia porque vi una foto suya y se me ocurrió que quedaría bien en un omegaverse y empecé a desarrollar un poco la idea y ¡Pum! Aquí está la historia:3

Lucas despierta cuando el aroma delicioso de algo llega a su nariz. Está confundido, cansado y siente que le duelen los ojos y el estómago. No recuerda qué pasó, en qué día vive y posiblemente tampoco su nombre; toda su cabeza está poseída por el hambre y por su lobo al acecho del sonido chisporroteante de la cocina y el aroma salado y atrayente que viene de ahí. Se levanta sin cuestionarse nada —ni siquiera por qué está en la habitación del alfa— y anda tambaleándose hasta la cocina.

Feromonas de alfa, panceta y huevos fríos. Su boca saliva y siente el lobo en su interior preparado para atacar la comida aunque aún esté en la sartén.

—Por fin despiertas. Pensé que habías entrado en coma. —se ríe el alfa, retirando la sartén del fuego y volcando el contenido en dos platos.

Los ojos de Lucas no son capaces de separarse de la comida del plato, tiene que asegurarse de que en ningún momento le saldrán patas a su bacón y se irá corriendo. Sin embargo, logra desviar la vista un instante al reloj de pared de la cocina. La doce del mediodía. En todos sus años de vida esta es la primera vez que Lucas excede las seis horas de sueño y se siente... ¿Bien? Está descansado, sí, pero tan poco acostumbrado a esa sensación que siente que su cuerpo se le ha oxidado por el desuso. Está algo mareado también y siente la boca seca.

—¿Vienes? —pregunta Damián, sirviendo dos vasos de agua junto a los platos.

Lucas ni siquiera responde, cuando se da cuenta de que el alfa ha preparado esa comida para él salta hacia la silla y ya tiene la mitad de los alimentos en la boca cuando aún no se ha sentado. El chico olvida que existen los cubiertos, come con desespero y Damián mira con diversión como un lindo omega puede ser a la vez un perfecto cavernícola. Incluso gruñe y jadea mientras come. Lucas será bonito, pero no es delicado, no ese sentido por lo menos. Cualquier alfa se escandalizaría por su vocabulario lleno de mierda, por su falta de modales o por sus declaraciones directas y dolorosas. A Damián todo eso solo le fascina.

—¿Estás mejor que ayer? —pregunta Damián. El chico se paraliza con la comida en su boca y lo mira con ojos entrecerrados

¿Ayer? ¡Oh! Recuerda de golpe y la vergüenza lo llena de nuevo, así como el bienestar cuando recuerda el calor de las manos de Damián, su olor, su voz ronca haciendo puré la cordura en él. Cuando Damián está demasiado cerca Lucas siente que alguien desactiva su maldito cerebro o algo así; se siente tan bien, irracionalmente bien.

—S-Sí, gracias por eso, no sé qué pasó... tuve un ataque de nervios o algo así, que desastre. Es vergonzoso.

—Es normal en los omegas, sobre todo cuando no expresáis vuestros sentimientos. —explica el alfa, haciendo sentir algo mejor a Lucas.

—Pero a mí jamás me había pas...

Ambos se callan, el sonido de una canción dura suena desde el comedor. Los guturales se escuchan con claridad, cantando frases que Damián asegura que la iglesia condenaría.

—Oh, es mi móvil. —ríe fugazmente el omega, yendo a contestar con prisas.

Damián sonríe. Solo un omega gruñón como él tendría un tono con música de gruñidos. Se burla internamente.

El pequeño vuelve con el aparato en la oreja y la estruendosa música metal apagada. Se siente de nuevo para seguir comiendo mientras suelta sonidos de asentimiento.

—Uh-hum. —trata de hablar, con la boca llena. —Sí, para la hora de comer estaré listo ¿Dónde vamos? —Lucas tose después de preguntar eso, escupiendo su comida de golpe y convirtiendo su plato en una obra de arte abstracto— ¡Papá, eso es carísimo! —se queja con los ojos desorbitados— ¿Cómo? ¿Y quién pagará sino?

Damián ve como al chico le cambia la cara. De un momento a otro toda pureza y amabilidad se van de ese ser y su piel palidece. Lucas se queda extrañamente quieto y aparta el plato, perdiendo por completo el apetito.

—Sí, sí, lo que sea. Da igual. Que sí. Me voy, que sí, adiós. —su tono suena ecuánime y mecánico, tan frío que Damián se extraña. Lucas cuelga de golpe y no puede sacarse esas palabras de la cabeza.

''He conocido a una alfa y, bueno, creo que deberías conocerla tú también, Lucas, ella formará parte de nuestra familia.''

—¿Ha sucedido algo malo? —pregunta el alfa con preocupación, dejando también de comer.

Lucas traga saliva y lo mira con los ojos abiertos y temblorosos.

—Una jodida catástrofe.    


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