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Kajat le da una mirada cómplice y sale por la puerta sin esperarle. León espabila al instante: se pone de pie, coge la espada y no es hasta que baja por las escaleras y se tropieza un poco que se da cuenta de que efectivamente tiene más fuerzas de las que pensaba.

—¿Gerard no se enfadará si me ve con esta espada? —pregunta León mirando a todos los lados del salón principal. Ve a la joven beta jugar con los gamberros cachorros y sabe que Roger o Paola deben estar cerca, pero ni rastro del príncipe malhumorado.

—Gerard ha salido al pueblo —Kajat entonces hace una pequeña sonrisa sarcástica y añade. —dijo que no soportaba que el palacio apestase a omega en celo. Yo creo que más bien está celoso de no tener a un omega él.

—Siendo un príncipe debe tener a cientos de candidatos. —responde León siendo neutral, aunque le alegra saber que ha enfadado al pelinegro suficiente como para echarlo del palacio.

—Y dice que no están a su altura —se encoge de hombros Kajat.

León se tapa un poco los ojos al salir. El jardín huele a rocío y polen y la luz del sol es tan brillante que puede imaginar que terminará sudoroso después de la sesión. Le parecerá extraño darse un baño sin Harry. Al llegar al claro arenoso que León reconoce inmediatamente se desprende de esos pensamientos y trata de pensar en su supervivencia.

Kajat le ataca sin previo aviso, probando sus reflejos. León intenta parar el golpe con su espada y recuerda que jamás debería hacerlo cuando termina en el suelo con la espada del coronel rozándole el cuello.

—Un alfa no mataría a un omega en celo —le explica, manteniendo la espada prensada contra su garganta, a solo un empujoncito de matarlo. — tan rápido. Te observaría unos segundos, pensando si marcarte, venderte o hacerte prisionero de guerra y eso te daría un pequeño margen para defenderte, así que hazlo.

La palabras del alfa calan hondo en León. Es directo y no tiene pelos en la lengua, le hace temblar, recordar cosas horribles que por alguna razón su sistema detecta ahora como calientes, y todo su cuerpo quema y se siente dócil, pero León aprieta los dientes, agarra la empuñadura y golpea la espada del alfa con la suya. No busca precisión, solo empujar el filo a un lado para poder moverse sin cortar el cuello, por eso golpea como dando un martillazo. Segundos después rueda a un lado y sostiene su espada, acuclillado.

No puede levantarse porque sus piernas débiles no lo sostendrán bien ahora, lo harán caer cuando deba saltar para esquivar los sablazos de Kajat y eso supondría su final, así que decide quedarse cerca del suelo. Kajat le da una pequeña sonrisa ladina, cómplice y le ataca con un barrido del que León no puede librarse.

Si hubiese estado en pie, saltaría, pero estando casi de rodillas no tiene tiempo a hacer ese movimiento, así que el alfa detiene su espada justo en los tobillos de León.

—Cuando estés tan débil y acorralado céntrate en el ataque y no en la defensa. Un omega que no puede ponerse en pie es un omega muerto, así que es mejor que lo arriesgues todo atacando.

—Dioses... esto está siendo durísimo. En una pelea de verdad no tendría ni media oportunidad. —se queja León, asintiendo y dándose una pequeña pausa para respirar mientras Kajat aleja la espada de él.

—En una pelea real no estarías contra uno de los comandantes del ejército de los lobos negros, estarías contra un soldado mediocre o un ladronzuelo que cometería tantos o más errores que tú, así que no te subestimes. Ahora, calla y ataca.

León traga saliva y se centra, Kajat lo aborda acortando la distancia. Sabe que si se lo piensa demasiado el grandulón atacará, pero que si se mueve sin pensar fallará, así que actúa medio por impulso, medio por astucia.

De tanto vivir en las calles conoce como pelear: si estás bajo tu contrincante se cubrirá las piernas y el abdomen y si estás alto la cabeza y el pecho, por eso hay que atacar allí donde uno no se lo espera. León asesta un espadazo hacia arriba, vertical, terminando con la punta de su espada rozando la barbilla de Kajat.

El hombre le sonríe, tira su espada y dice:

—Eso ha sido genial, habrías atravesado mi mandíbula y tendrías la pelea casi ganada. Eres muy ingenioso.

León le sonríe, complacido por escuchar tantos cumplidos. Siendo omega está acostumbrado a los halagos, pero siempre le han encomiado por su aspecto, no por su inteligencia.

—¿He ganado? —pregunta ilusionado soltando la espada para juntas sus manitas con ilusión, casi en un adorable impulso de aplaudirse a sí mismo.

—No cantes victoria, un alfa herido es todavía un alfa vivo y no solo eso, sino también uno cabreado y más alerta ¿Sabes lo que sucede cuando un alfa se pone así?

León niega, pálido de la impresión al pensar en lo rematadamente difícil que es hacer frente a un solo enemigo. Piensa en la reina, embarazada, sola y capaz aun así se matar a cinco lobos rubios. Su corazón se contrae, Kajat corre hacia él y salta.

León lo ve elevarse en el aire sorprendentemente gracias al poder de sus grandes piernas. Le tapa el sol y solo ve de él una silueta negra que se deforma, crece y pasa de hombre a bestia en solo segundos. Para cuando Kajar cae encima suyo mide más de dos metros, está cubierto de pelo negro y tiene un hocico con dientes más largos que los dedos del omega. León se hecha a temblar, el alfa produce más feromonas a propósito, emulando el olor de un alfa realmente enfadado.

El aire se llena de un poderoso olor a café y a quemado y sus pulmones se sienten llenos de un denso veneno. Le cuesta respirar, lleva sus manos a la garganta, soltando la espada, y se araña la piel. Es como si alguien lo ahogase desde dentro. El alfa ruge, el sonido espanta a los pájaros de los árboles cercanos y al siguiente segundo el mundo queda en un silencio aterrador. Lo único que existe es la pesada respiración de Kajat sobre él y los gritos de su madre, anclados en la parte trasera de su cerebro, resonando siempre.

<<¡Suicídate antes de caer en las garras de los alfas!>>

Odia esas palabras, odia que su madre le dijese eso antes de morir y odia no recordar su voz si no es diciendo algo tan horrible. Odia la forma en que los gritos se oyen más y más por el silencio que Kajat crea con sus rugidos de alfa. Odia tener a un lobo encima suyo, babeando, oliendo a ira y excitación, como si la violencia siempre fuese de la mano con los toques sensuales para los omegas.

Odia a todos los alfas que usan como excusa haber nacido poderosos para ser tiránicos.

Su respiración no se regulariza, sus pulmones no dejan de dolor y su fiebre no baja. León no se siente mejor, pero agarra la espada, mira al enorme lobo a los ojos y lanza un amplio tajo a una de sus patas delanteras.

Sus movimientos lentos son esquivados con facilidad, pero logra hacer a Kajat retroceder. El aire corre entre ambos, adentrándose en los pulmones del omega, limpiándolos. Toma una gran bocanada, como si fuese medicina, y esta vez no se defiende, corre hacia el lobo con la espada en alto. Kajat lo espera pacientemente y abre la boca cuando León da el espadazo, sus dientes atrapan la hoja con facilidad y el gigantesco animal mene la cabeza, lanzando a León unos metros a la derecha. Después lanza la espada al lado contrario, sacudiéndose de nuevo, y acorrala a León, que está tirado en el suelo, retorciéndose de dolor por haberse golpeado ahora que su cuerpo está demasiado sensible. Siente la enorme y caliente boca de Kajat sobre su pierna de derecha, el roce de los dientes gigantescos y rígidos sobre el talón y la rodilla, y sabe que si Kajat no fuese él le habría roto la pierna.

El lobo se retira hacia donde sus ropas han quedado tiradas a causa de su transformación y León se tapa los ojos mientras el lobo se convierte en un desnudo Kajat que se viste a los pocos minutos.

—Ha estado bastante bien para un omega sin entrenamiento previo y en celo. —le felicita, tendiéndole la mano para ayudarlo.

León se la coge y da un grito de la impresión cuando Kajat usa su fuerza de más, levantándolo casi como si no existiese la gravedad.

—Te has comido mi pierna de postre, soy un inútil —se queja el chico, suspirando y recogiendo su espada.

—Tu piernecita no me vale ni como medio postre —se burla el alfa, logrando que León le de un golpe amistoso en el brazo con el mango de la espada. — y no eres un inútil, solo un novato.

—¿Crees que habría cambiado algo si hubiese luchado en vez de huir? —pregunta León mirando su reflejo en el filo de la espada. A medida que se adentran en palacio el color blanco de las paredes se funde con su tono de piel y de cabello, dejando que la hoja refleje sus ojos grandes y tristones, de un azul tranquilo, y su boquita roja y seria.

—¿Cuándo? —pregunta el alfa con desconcierto.

—Hace tres años, cuando los lobos de Kez atacaron mi aldea.

El alfa se para un momento para mirarlo con compasión y tuerce la boca antes de seguir andando. León odia que lo vean así, no quiere lucir lastimero. No quiere lucir como todos los omegas de su pueblo, ahora muertos.

—No te tortures con eso —Kajat le toma la espada cuando están frente a la habitación del príncipe, la sostiene con respeto y acaricia con cuidado el afilado extremo —, eras un niño y poco puede hacer un niño en la guerra, sobre todo en una como esa.

El omega asiente, pero la pregunta sigue rondando su mente. Después de ver a su madre morir, de saber que su padre y hermano no regresarían jamás y de contemplar como los alfas prendían fuego a las casitas donde él se había criado, León solo pensó en suicidarse o huir. Luchar jamás fue una opción. Vengarse, defenderse... proteger a los omegas que aún estaban vivos y que habían perdido a su alfas, jamás fue una opción. León se fue sin mirar atrás y de no haberlo hecho se habría suicidado sin siquiera pensar en usar su hoja para retar a un alfa y quizá dar tiempo a otro omega a que escapase.

A veces siente que él mató a su pueblo. Y que lo mató dos veces. La primera al dejar a sus hermanos y hermanas omegas allí, solos, para ser prostituidos hasta morir. La segunda al sobrevivir y saber que jamás sería capaz de honrar a sus ancestros y difuntos compañeros dando al mundo un cachorro con sangre de lobo blanco.

El alfa pone una mano en su hombro y lo conduce escaleras abajo, lejos de la habitación del príncipe. León se pregunta a dónde van, pero el alfa habla antes de que pueda decir nada.

—No deberías cargar con la muerte de los demás lobos blancos

—¿Tú cargas con la muerte de los soldados a los que no pudiste proteger en batalla? —pregunta bruscamente León. Odia ser tratado como un ser débil, incapaz de soportar una culpa que le pertenece, como si fuese de cristal y cualquier peso sobre su conciencia fuese a romperlo. Kajat lo mira desde arriba con la boca prensada en una tensa línea, los ojos oscuros relucientes y el aire cargado de feromonas que delatan su molestia. —Perdona, no quería...

—Sí, León —responde entre dientes, tratando de no sonar demasiado enfadado. —, pienso cada día en los cientos de soldados que estaban bajo mis órdenes y están muertos. Y yo merezco esa culpa, porque yo los entrené y yo los mandé a la guerra cuando creí que estaban listos y no lo estaban, pero tú no tenías responsabilidad sobre tu pueblo y cada vez que piensas que lo que sucedió fue tu culpa, le estás quitando la culpa a los lobos pardos.

—Me recuerda a los ancianos de mi pueblo —le confiesa León con voz dulce. Kajat habla seguro, con voz grave y palabras inteligentes. Le gusta siempre lo que dice: a veces, como ahora, lo consuela y otras le pone la piel de gallina, pero siempre es honesto y habla desde la experiencia y la modestia.

—No aprecio que me llamen viejo, León, y si tu aprecias tener la cabeza unida al resto del cuerpo deberías dejar de hacerlo. —gruñe el alfa, mirándolo por encima del hombro con una escalofriante expresión fría que León no sabe si es de broma o no.

—Me refiero a que eres sabio.

—Aquí en Seth tenemos a los sabios del templo de los dioses. Yo no soy sabio, solo digo lo que pienso.

—Lo he notado, no tienes demasiados filtros. —ríe León por lo bajo. —Pero está bien, me gusta que seas directo.

—Le gente no suele apreciarlo, quizá es porque soy directo con personas de piel demasiado fina. —se encoge de hombros. —Y ambos sabemos que hablo de Gerard. A veces de Harry, le amo, pero el pobre es demasiado sensible en algunos casos.

—Tiene un corazón muy grande —sonríe León, sintiéndose cálido y feliz al pensar en el príncipe.

—Y eso es tan bueno, como malo. —le responde Kajat con frialdad. León ignora el comentario porque sabe que está en lo cierto, pero le gusta la forma de ser de Harry, así que no quiere darle demasiadas vueltas.

Fin del cap ¿Os ha gustado?

¿Qué os parece Kajat? ¿Os gusta la forma que tiene de relacionarse con León?

¿Qué pensáis que pasará cuando Harry vuelva?

Muchas gracias por leer owo <3

Por cierto, hace ya un tiempo que wattpad a veces me da cierta inseguridad. Obviamente no me quiero ir ni me iré (voluntariamente xd) de esta red, pero en caso de que me borrasen la cuenta o de wattpad desapareciera no querría perder esta base de seguidores tan bonita que he conseguido con el paso de los años. Es por eso que me he hecho un blog para subir todo lo que tengo en wattpad allí también. Si wattpad se fuese a la kk seguiría subiendo actualizaciones y nuevas historias por ahí. El blog es completamente gratis, obviamente, y no necesitáis cuenta para leer (de hecho, hasta podéis comentar como ''anónimo''). Podéis agregaros mi blog a favoritos, guardaros el enlace o suscribiros (es poner el correo electrónico y luego dar click en el enlace del correo de confirmación que os envían para que os envíen un correo electrónico avisandoos cada vez que yo actualice).

El link del blog es super sencillo de recordar, es este: https://diotherluthera.blogspot.com/

Si alguna vez no estoy en wattpad, ya sabéis donde encontrarme <3

Y por último dejo aquí un fanart precioso hecho por Edward Valencia <3 El dibujo es un redraw de otro dibujo original que a Edward le recordó a León y a Harry ^^ Me halaga muchísimo que ver una imagen tan hermosa le recordase a mi historia y agradezco de corazón que haya decidido hacer un fanart a partir de eso, es un gesto precioso uwu

El fanart súper bonito: 

Y dejo aquí el dibujo original para dar créditos al artista (quinniart):         

Y dejo aquí el dibujo original para dar créditos al artista (quinniart):

Y dejo aquí el dibujo original para dar créditos al artista (quinniart):         


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