—Vaya, pensé que jamás te vería llegando tarde. —ríe Lucas en voz baja viendo a su amigo escabullirse hacia su asiento. Aún con su discreción el beta recibe una mala mirada por parle del profesor.
—Tenía unos asuntos que atender, pero estoy muy seguro de que ya casi están solucionados. —dice el hombre, lanzando una indiscreta mirad al beta que tiene a no más de tres asientos.
—¿Qué clase de asuntos? —pregunta extrañado, advirtiendo que el beta sigue viendo algo concreto a su derecha con cierto interés.
Lucas mira en esa dirección, curioso, aunque solo logra fijarse en el alfa y, después, en cómo le sonríe. Sonrojado, aparta la vista y siente su corazón acelerarse.
—Cosas de betas... —susurra Marcel, riendo para sus adentros. Lucas apenas le escucha, solo siente esas mariposas extrañas en su estómago y el miedo en su corazón de que sea lo que cree que es. —¿Ya has conseguido tus pastillas? —pregunta de golpe el beta, notando que Lucas sgue en celo, ya que su aroma lo delata, pero no parece dolorido, solo algo incómodo.
—Uh... sí, pero ayer... sucedió algo malo... —murmura Lucas, su mirada cae al suelo, de soslayo no puede evitar ver a Damián. Su corazón vuelve a acelerarse, pero duele. Solo... no sé qué sentir. —no me preguntes cómo, no quiero hablar de ello, pero el caso es que ayer acabé dejando que Damián y yo nos... aliviásemos mutuamente por culpa de nuestro celo. —su cara se pone roja de golpe y la mirada del beta va deprisa hacia sus ojos, buscando la mentira en ellos con cierta preocupación.
Está sorprendido, no va a juzgar a Lucas, pero debe reconocer que no habría esperado una declaración así del omega.
—¿Estás bien? ¿Al menos te gustó tu primera vez? —pregunta el beta, acercándose un poco más al omega y poniendo una mano sobre su hombro. Sabe que si Lucas ha dado su virginidad y se arrepentido de ellos, va a necesitar a su amigo cerca.
—¡¿Q-Qué?! —Lucas se tapa la boca cuando el profesor los mira, entonces esboza un pequeño lo siento con los labios y retoma la conversación cuando la clase prosigue: —No tuvimos sexo, no llegamos tan lejos, pero me tocó y nos vimos desnudos y él... ugh, es vergonzoso, solo no tuvimos sexo sexo, ya me entiendes, pero sí hicimos algunas cosas.
—¿Él te obligó? —le interrumpe el beta; por primera vez Lucas siente que ese hombre está siendo transparente con su preocupación. Su rostro no le dice nada y su cuerpo está solo un poco tenso, pero puede ver en su anticipación que Marcel está preocupado por él y eso le hace sentir cálido y querido.
—No, yo accedí. Y me... gustó. —Lucas cierra los ojos y juega con las manos en su regazo. Está ten nervioso, sabe que su amigo jamás le haría sentir mal por eso, pero decirlo en voz alta le hace sentir extraño, atrapado en lo verdaderas que son sus palabras.
—¿Dónde está el problema entonces? Si estás bien, está bien. —dice Marcel, relajándose visiblemente y encogiéndose de hombros.
—¿Tú crees que ha caído por él? No estoy enamorado, no me gustan los alfas, los odio, pero... a-además, solo fue un vez y fue porque ambos estábamos en celo y yo no tenía supresores y no volverá a pasar y...
—Lucas. —lo interrumpe el otro, colocando de nuevo una mano en su hombro para tranquilizarlo. El omega aprecia ese gesto, aunque el tacto del beta siempre es algo frío. —No tienes que justificarte, no te juzgaré. Y no sé si te has enamorado de él, solo tú conoces tus sentimientos.
Luca suspira con cierto alivio, como si alguien más que él fuese capaz de definir sus sentimientos.
—Entonces no me enamoraré, lo he decidido.
Oh, he dicho que solo tu conocer tus sentimientos, no que tú los controles. Lucas sonríe pequeñito y después esa expresión se borra de su cara y Marcel se extraña al verlo sonrojado sin motivo. Lucas se siente idiota, está pensando en no enamorarse de Damián, lo implica pensar en Damián y, bueno, pensar en él le causa sensaciones que acaba de decidir no sentir.
—A-además, creo que tengo que empezar a poner algo de distancia entre nosotros, no quiero que se piense cosas que no son. —añade sin sonar muy convencido.
Marcel asiente y no dice nada más, decide que Lucas tendrá que darse cuenta él solo de las cosas. En cierto modo, piensa, es como Esteban, solo que a Lucas será Damián quien le enseñe. Y ya puede ser un maestro amable y paciente con él o le romperé la cara.
La clase termina, Lucas se ha dado cuenta de que no a prestado demasiada atención, pero antes de que pueda pedir los apuntes al beta, una gran mano se pone en su mesa. Mira hacia arriba, viendo a Damián apoyado en ella.
—Voy a salir a comer fuera ¿Vienes? —Lucas tartamudea con inseguridad, viendo el grupo de alfas detrás de él. Afortunadamente Matthew no está ahí, pero no le miran mejor de lo que él lo hacía. —No te preocupes, solo tú y yo.
—Pero que conste que no es una cita. —le recrimina Lucas, totalmente rojo y con el corazón a cien. Cita o no, está emocionado.
Marcel lo observa siguiendo al alfa hacia la salida y despidiéndose de él con un gesto amable. Ve como les brillan los ojos al mirar al tipo grande a su lado y se pregunta si Lucas estaba tratando de no hacerle ilusiones al alfa con lo de la cita o de no hacérselas a él. Lucas usualmente erra como un espíritu en pena por los pasillos, pero entorno a Damián revolotea como una jodida mariposa; jamás lo ha visto con sus colores tan brillantes.
¿Qué si has caído por ese alfa, Lucas? Te has malditamente arrojado al fondo del pozo por él.
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