Es viernes, la cafetería está llena y el estómago de Lucas vacío, cosa que un costoso batido que Damián paga puede solucionar. Lucas agradece en voz baja incontables veces, el otro solo ríe. Ambos se sientan en una mesa, hablando de temas varios y Damián se pregunta cómo Lucas puede actuar con tanta normalidad; él siente que se asfixia cada vez que está con el omega y mil miradas caen sobre ellos, sin embargo, Lucas no parece darse cuenta. Pero se la da, él sabe muy bien que el chico es consciente en todo momento de cómo le miran, le huelen y le dicen obscenidades, pero Lucas ha aprendido a vivir con ello. Eso le parece tan triste ¿Por qué alguien tendría que acostumbrarse a una cosa así? Es injusto... y sabe que lo es y que tiene razón, pero que sea injusto no hace que deje de ser real.
-No sé, está raro ¿No te lo parece?
-Apenas hablo con él. -le responde Lucas, encogiéndose de hombros y disimulando una sonrisa. -Pero creo que Marcel podría decirte qué le pasa a tu amigo. -comenta, señalando una mesa donde los dos betas están sentados.
Lucas se muerde el labio, sabe lo que sucede, pero muere de ganas de ver la cara de Damián cuando lo averigüe. Cuando Marcel se lo dijo a él, casi no se lo cree, pero varias cosas inapropiadas que el beta dijo después le dejaron muy claro que iba en serio y que no sabía bien qué clase de comentarios debería guardarse para sí mismo. Ambos se acercan a la mesa y nota al alfa un poco tenso, viendo como si amigo está rojo y ocultando su cara con ambas manos. El otro beta le está diciendo algo que aparentemente le hace avergonzar.
-¿Te está molestando? -pregunta Damián poniendo una mano sobre el hombro de su amigo.
Esteban alza la vista con los ojos bien abiertos, suelta una pequeña risa nerviosa y mira al suelo con pudor mientras responde.
-En verdad... -juega con las manos en su regazo, muerde su labio y la risa nerviosa vuelve, haciéndole sentir bobo. -en verdad me está cortejando.
-Oh... -exhala suavemente, su cabeza estallando por dentro al tratar de comprender qué está realmente sucediendo. -Oh... ¿Es el día de los inocentes? Sí debe s... -Damián desbloquea su teléfono, viendo la fecha. Los demás lo observan con curiosidad. -Oh, no lo es... entonces, espera ¿Qué? ¿Qué? -pregunta de nuevo, haciendo un visaje confundido y mirando a los dos betas como si fueran marcianos.
-Sé que es raro, pero en serio, me está cortejando. -Damián los mira con los ojos entornados, preguntándose si es ese uno de sus sueños raros. Se pellizca a sí mismo y no, no se despierta.
-Pero... ¿Qué?
-Anda, vamos, no les molestes más. -le dice Lucas, dándole un pequeño golpe en el brazo y volteándose para ir a otra mesa. -Me lo llevo a reparar chicos, que creo que le ha dado un cortocircuito. -ríe, tomando el brazo del alfa y triando de él. Damián está petrificado, con su boca abriéndose mientras mira a los betas totalmente patidifuso.
¿Él? ¿Cortejando a Esteban? ¿Qué? Vale, no estoy soñando, pero no descarto que esto sea solo una broma muy elaborada ¡O que sean hologramas! Quizá incluso son actores muy bien caracterizados o... ¿Y si ambos tienen hermanos gemelos? Que locura...
-¡Eh! -grita Lucas en su oreja al ver que no puede mover al grandulón. -Creo que se está ahogando en su propia estupidez... -suspira, dándose por vencido.
-Hazle el boca a boca. -comenta Esteban con una sonrisa en la boca. Lucas lo asesina con la mirada, Damián vuelve en sí.
-Es una genial ide... digo ¡Socorro, me ahogo! -Lucas le gruñe y golpea su hombro con el puño, aunque no puede evitar reír después por las tonterías del alfa.
-Anda, vamos, se supone que las citas son de dos, no de cuatro. -insinúa, tirando del alfa y despidiéndose amablemente de Esteban y Marcel.
¿Lo dirá por ellos o por nosotros? Se pregunta Marcel, ciertamente burlón.
Cuando el mega y su acompañante se sientan en la mesa, el pequeño no puede evitar echar una mirada de reojo a donde su amigo está, viendo con envidia la forma en que se miran, en que uno se sonroja y el otro ama el rubor en su rostro. Suspira como una adolescente tonta y mira a Damián con ojos tristones.
-Debe ser bonito que te cortejen... -su mirada trata de evitar a la pareja, no quiere ser molesto. En su lugar mira a Damián pero por alguna razón su corazón se acelera, como si fuese peligroso verle a los ojos en esta situación.
Damián sonríe con cierta amargura. Yo podría hacer algo bonito por ti... Recuerda los días anteriores, la forma en que Lucas suspiraba de ese modo enamoradizo que hace a su alfa querer abrazarlo y colmarle del amor que le falta; recuerda también como el chico ha mencionado lo que sucedió durante sus celos, acompañado de un amargo nunca más.
-¿Te gustará que tu amigo te cortejase? -pregunta, sintiéndose visiblemente celoso por la envidia con la que Lucas mira a Esteban, como si quisiera correr, apartarlo de la silla y sonrojarse en su lugar por las palabras de ese beta. Ese jodido beta... Damián nunca había tenido tantas ganas de golpearlo antes.
-No, él es mi amigo solo y es un beta. No me gustan. -Damián sonríe ampliamente, su lobo se tranquiliza, pero muestra los dientes, visualizando la presa.
-Entonces un alfa... -susurra, su voz volviéndose más profunda. Lucas trata de actuar como si nada, pero cuando tira de sus mangas hasta cubrirse las manos Damián logra ver como sus vellos se ponen de punta.
Ama ver lo que provoca con solo su simple voz y está ansioso por descubrir qué más provocará con las palabras adecuadas.
-Los odio. -comenta el chico, encogiéndose hombros. O se supone que los odio...
El alfa suspira, Lucas es tan obstinado... No quiere forzarlo a nada y si es por él tendrá paciencia, pero a veces siente que no avanza, que cada paso al frente es una maratón atrás. Que Lucas solo se aleja más cuando más cerca necesita al alfa. Damián decide dejar el tema, guarda silencio y mira a un lado, entonces algo estalla en su cabeza, recordándole un hecho que le enfurece.
-Hablando de alfas odiosos...
-¿Si? ¿Qué pasa contigo? -pregunta el omega, regalándole una sonrisa ladeada. El alfa coge aire, pero alza una mano para callarlo y lo interrumpe. -Ahórrate eso de que no puedes ser odioso si te amo, ambos sabemos eso. -concluye, riendo algo nervioso y ruborizándose.
-Que adorable eres, joder... -murmura el alfa, viendo a Lucas solo apartar su mirada con pudor. Sonríe al verle así: vulnerable y feliz; ama poder quitarle la coraza a Lucas y aun así no tenerlo aterrado. -Pero, te quería decir algo... Ese grupo de alfas que te molestó cuando estaban en celo... Alguien se ha quejado porque le pasó algo parecido. -dice, reservándose nombres porque sabe que Esteban se siente profundamente humillado por eso. Cuando se lo contó tenía lágrimas en los ojos y no podía siquiera mirarle, como si estuviese avergonzado, él, la jodida víctima. -Al parecer Matthew tiene buenos contactos en la universidad, así que han expulsado a algunos de grupo, él se queda aquí por falta de pruebas.
-Menudo hijo de puta. Le rompería la cara si pudiese. -gruñe Lucas, apretando su batido y dando un golpe en la mesa.
-A eso iba. -dice el alfa, totalmente serio y mirándolo con convicción.
-Oh, Damián, me encantaría, pero no puedo romperle la cara. -aclara, alzando sus manos en son de paz, algo alterado por la seriedad del otro.
-Tú no. -dice con todo duro, después se aclara la garganta y con tono más severo añade: -Yo sí.
A Lucas se le eriza toda la piel de nuevo, su omega quiere aullar, ocultarse detrás del gran lobo poderoso que tiene enfrente y verlo ser violento y voraz protegiéndolo. Quiere medir la fuerza de su hombre en las lesiones de sus enemigos, quiere verlo salvaje, hambriento, quiere sea un alfa para él, quiere correr a su lado y lamer la sangre de su cara después de una pelea, suspirar de amor por sus nudillos teñidos de carmesí y ser frágil por ser omega, pero intocable por ser su omega. Desea jodidamente tanto que ese sea un alfa grande y malo que solo le mima a él. Oh, dios... su puños golpeando, su voz poniéndose rasposa, amenazando, siendo agresivo, animal... perdiendo el control, por mí... Oh, alfa, ruge por mí, aúlla por mí...
Lucas sacude la cabeza de inmediato, está pensando con el lobo dentro de él, no con el ser humano que es, así que trata de enderezar su mente, aunque su deseo es totalmente claro. Damián puede oler lo dulcemente sumiso que el omega se ha sentido, lo mucho que necesita ser protegido.
-Pídeme que le rompa la cara y no dejaré uno solo de sus huesos intacto. -la voz ronca lo altera, le hace sentir diminuto, deseoso. Quiere ese todo siempre en su cabeza, haciéndole sentir drogado.
-No... -Lucas murmura, tratando de resistir la necesidad de rendirse a su animal. -No puedo pedirte algo así. No puedo pedirte que emplees la violencia, acabarías expulsado y él no, sería injusto. Y te echaría de menos...
-Eres tan tierno que solo logran que tenga más ganas de matar a ese tipo por haber sido malo contigo... -Damián gruñe, sintiendo fuego en sus entrañas cada vez que vuelve a aquel escenario lleno de alfas tocando a Lucas, viéndolo en sus momentos vergonzosos y oliendo su excitación, dulce e íntima.
Quiere literalmente matar a Matthew por ello. Su alfa gruñe y ruge, lleno de anticipación por la idea de la cara del alfa en los periódicos bajo un titular que rece que un estudiante ha sido brutalmente asesinado. Obviamente logra contener ese deseo en él, pero se relame pensando en el sabor metálico de la sangre del alfa, en lo salado de sus lágrimas y en lo amargos que haría sus últimos momentos. Quizá no puedo matarlo y quizá no puedo golpearle, como Lucas ha dicho, pero sí voy a hacer que llore. Como sea. Quiero que llore y pida compasión como Lucas y quiero ignorarle como él ignoró al omega; solo que a Matthew nadie vendrá a salvarlo.
Damián sonríe inconscientemente y un escalofrío recorre a Lucas sin saber el por qué. Murmullos se escuchan y ve a gente señalando las ventanas, entonces un enorme estallido de luz los alerta.
-Oh, vaya mierda... -susurra el omega mirando hacia el exterior. Damián suspira con fastidio.
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