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 Matthew respira dificultosamente, tirado en el suelo y con una bota sobre su mejilla derecha, aplastando la izquierda contra el parqué. Ahora mismo sabe que saltar del sofá después de oír a Damián no ha sido la mejor idea; pensó que podría huir, pero pensó mal y ahora el alfa está aprovechando su mareo para dejar de pisarle la cara y arrancar su camisa para usarla como restricción. Cuando el más pequeño alfa queda desnudo de cintura para arriba, el otro se agacha a su espalda y mantiene sin mucha dificultad las manos de este unidas sobre las lumbares mientras las amarra juntas con la tela maltrecha.

El móvil está ahora reposando sobre la mesa, Damián lo ha dejado grabando para no arriesgarse a perder la próxima toma que grabará cuando el chico esté inmovilizado y arrodillado frente a él.

—E-Eres un alfa, tu cuerpo rechazará hacer esto. —dice Matthew, forcejeando sin mucha energía contra las ataduras y sonando desesperado.

—Pensaré en Lucas. —rebate, encogiéndose de hombros. El otro traga saliva, nervioso.

Matthew empieza a revolverse cuando Damián lo mueve a su antojo, tratando de ponerlo de rodillas en el suelo frente a él.

—¡Diré tu nombre en el video! No podrás hacer nada con él sin que la gente sepa que fuiste tú. —amenaza entre gritos, pensando que esta vez sí es su salvación. —¿Qué harás con eso? ¿Eh? —pregunta, lleno de sudores pero ahora luciendo una sonrisa laureada la ver que el alfa no responde.

—Cortaré las partes del video donde lo hagas, de todos modos, las que más van a humillarte son en las que vas a tener la boca llena como para hablar. —suelta sin tapujos, manteniendo una expresión seria y sombría en todo momento.

Matthew se siente destrozado y el miedo le hormiguea en toda la piel, haciéndole sentir nervioso e irritado. Necesita que todo pare ya o se volverá demente. Una risa nerviosa escapa de su boca y entonces mira a Damián, ahora con los ojos llorosos.

—¡Muy bien, muy bien! Tu ganas, el omega es todo tuyo, eres un hijo de perra muy loco y el omega es tuyo ¿Contento? Va deja ya este paripé y desátame, me duelen las muñ... —el hombre deja de hablar cuando una mano le sujeta los cabellos y la polla de Damián empuja contra sus labios. El chico cierra la boca y mira a la cámara con súplica.

Damián no quiere tener que admitirlo, pero en cierto modo le enciende ver a ese cabrón que hizo a Lucas llorar suplicando ahora con ojitos tristes. Sienta tan bien vengarse...

—Por favor... —suplica el muchacho, tratando de no separar sus labios demasiado para evitar la intromisión.

—Chupa o empezaré a usar tu culo y te aseguro que eso te gustará menos. —el alfa da un chillido de temor cuando escucha las palabras de Damián y con mucho recelo, empieza a abrir la boca.

Damián no tiene ganas de ser paciente, mucho menos gentil, así que tan pronto como la cabeza de su miembro pasa por los labios, desliza toda su longitud de una estocada hasta golpear la garganta del alfa. El hombrecillo trata de gritar y se mueve violentamente, pero él le toma del pelo y lo obliga a mantenerse quieto con la polla clavada en su garganta y luchando por aire. Damián enfoca bien la cámara y hace zoom, logrando una imagen de alta calidad de cómo el alfa llora mientras una gruesa erección le deja los labios rojos y húmedos y la garganta abultada; Damián espera que el audio sea bueno también, porque los ruiditos del otro suenan realmente lamentables, como los de un omega pidiendo ayuda.

Cuando la imagen está bien centrada, lo agarra más fuerte del pelo y empieza a follar su boca brutalmente. Matthew se mueve tratando de liberarse, pero cuanto más se resiste más rudo de pone Damián, llegando hasta su garganta sin consideración, olvidando que entre embestidas debería darle tiempo al chico para respirar. Damián gruñe, empujando al chico contra su polla y después lejos de esta, haciéndolo bajar más para obligarle a lamer como un esclavo sexual sus testículos y toda la silueta de su eje; cuando se harta de la lastimera imagen del chico llorando, suplicando y lamiendo en la pantalla, vuelve a follar su boca hasta que su cara se pone pálida y apenas puede mantener los ojos abiertos. Es divertido hacerle sufrir, pero no excitante y sabe que no va a correrse por la mamada de un alfa, aunque sí puede mantener la erección por la emoción del momento y los recuerdos de Lucas.

El alfa lo suelta, dejándolo de rodillas y lloroso, luchando por tomar una bocana de aire después de la anterior.

—Quédate quieto, abre la boca. —ordena con voz ruda, dirigiendo la mano del pelo del chico hasta la base de su virilidad.

Matthew obedece, sollozando.

—Saca la lengua. —prosigue y el chico no se hace de esperar. Junta sus párpados, con las pestañas perladas de lágrimas, y espera que suceda lo que ya intuye al ver al alfa masturbarse frente a su cara. —No cierres los putos ojos y mira a la cámara. Abre más la jodida boca, vamos. —jadea, sus ojos enterrados y su mano aumentando el ritmo.

Escucha sollozos y ve en la pantalla los ojos nublados del chico mirando fijamente mientras no puede parar de llorar, con la lengua fuera y goteando saliva como un perro. Damián aumenta el ritmo, apartando la vista.

Con solo imaginar que es Lucas quien se arrodilla frente a él abriendo su linda boquita para esperar y tomar todo de él, tragándolo como un buen chico, Damián gruñe y se corre poderosamente. Hilos de su semilla salen disparados de la cabeza con leve forma de hongo y manchan toda la cara de Matthew, dejándolo arruinado y totalmente lleno de su semen. El alfa ni siquiera puede usar sus mano para limpiarse, solo puede sentir como se desliza por su piel y como el sabor salado le empapa los labios y la lengua y gotea hacia el interior de su boca.

Damián para el video, aún insatisfecho y busca un enchufe donde deja su teléfono cargando. Cuando vuelve el alfa sigue en la misma posición aullando de vergüenza y llorando por el temor y la humillación. Damián sabe que lo que ha hecho puede destruir al alfa, pero también sabe que no es tan malo como podría ser. Y él quiere ser muy malo, aunque no está seguro de si puede.

—No lograste hacer nada con Lucas, pero... —traga grueso, sabiendo que quizá no quiere hacer esa pregunta. —¿Has violado a algún omega? Y juro que sabré si me mientes, así que ni se te ocurra intentarlo.

—S-Solo a cuatro... —murmura, teniendo la osadía de lloriquear después de decir eso.

Damián olvida la promesa con Lucas un segundo y lanza a Matthew al sofá con violencia, sin importar que caiga mal y golpee con su brazo la mesa de madera de delante, quejándose después por ello. El alfa avanza con enfado hacia él y lo voltea sin miramientos, empujando con su mano la espalda del chico para tenerlo pegado al sofá y bocabajo. Baja los pantalones del tipo hasta sus corvas de un violento tirón y lo escucha quejarse y chillar, a lo que presiona su espalda todavía más fuerte y gruñe:

—Ni un solo sonido y voy a romperte, maldito hijo de puta.

—Por favor...

—¡Cállate! ¿O acaso tú escuchaste cuando los omegas te pedían por favor que parases? —pregunta el hombre levantándose para cruzar el salón con grandes zancadas y recuperar su teléfono.

El otro alfa solo niega en silencio, empujando su cabeza contra la almohada y oliendo terriblemente aterrado. Damián no siente ni una pizca de lástima cuando vuelve a sentarse a su lado y deja el teléfono apoyado sobre la mesa, sostenido por un libro que hay cerca. En ese ángulo la pantalla capta el cuerpo del alfa más pequeño y su cara aplastada contra el cojín, además se ve inconfundiblemente su trasero y el semen goteando de su cara, pero de Damián se ven solo las piernas y un trozo de su torso, así como sus manos. Se ha vestido de forma holgada y genérica, así que no se intuye de su cuerpo más que qué es grande, así que es imposible que alguien le reconozca.

Da al botón de grabar de nuevo, entonces se sienta con las piernas del alfa sobre su regazo y abre las nalgas, contemplando el rosado agujero y sintiendo la ira quemarle la boca del estómago. Quiere buscar a un alfa más grande que él y hacer se joda a Matthew día y noche, quiere que sienta todo el dolor que ha causado y que acaba en el médico teniendo que ser operado, que en su cuerpo una cicatriz le cuenta la historia de lo enfermo que ha estado al hacerle eso a otras personas.

Damián se harta de los llantos del alfa. Ni siquiera tiene derecho a llorar o a suplicar, ese maldito hijo de perra... Sin hesitación mete uno de sus dedos en el orificio del alfa, el espacio es angosto y debe usar mucha fuerza, pero logra enterrar el índice hasta el nudillo, sintiendo un largo grito de agonía por parte de Matthew. Damián mira con asco la cara del chico y entierra cruelmente otro dedo más, sintiendo el esfínter de Matthew apretarse contra sus falanges. Sabe que un alfa jamás podrá sentir placer al ser penetrado, así que eso le satisface lo suficiente como para sonreír mientras el tercer dedo entra.

—Nunca más... nunca más volveré a molestar a un omega...

Damián lo mira con desdén. Oh, estoy seguro de eso, pero la diversión solo ha empezado. Y vaya si solo ha empezado, el teléfono de Damián le indica que aún quedan unas largas cuatro horas antes de que las clases inicien.

El alfa lloriquea abrazo a un cojín de su sofá, con las muñecas rojas por los agarres y el trasero dolorido. La alarma de clases ha sonado hace cinco minutos, momento en que el que Damián ha decidido que no quería llegar tarde y ha sacado los cinco dedos del interior del otro alfa, así como lo ha desatado y le ha arrojado su camiseta rota y arrugada con burla.

—Ahora, si decides volver a molestar a un omega o si decides hacer que traten de expulsarme por esto, aunque lo consigas, yo colgaré estos videos tuyos y me aseguraré de difundirlos hasta seas el hazmerreír del instituto. ¿Queda claro?


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