A manos de otro de ellos

 - La verdad es que no me esperaba esta historia- sonrió Aidan mirando lascivamente al chico- ¿Qué tal si me prestas tus servicios esta noche?- Aidan se acercó demasiado a Jeremy como para que este pudiera negarse. Debía ser sincero consigo mismo, era demasiado tímido como para tener abundantes clientes y además en ese momento necesitaba el dinero si no quería morir de hambre.

- v-vale, pero el sexo ha de ser normal, no me... d-des demasiado duro- musitó el chico mientras era tomado del brazo por Aidan- conozco un sitió para ir, es barato- y acto seguido guió al vampiro hasta el local donde había estado con Alex. Poco rato fue necesario para que los dos alquilaran una habitación en el motel. Subieron a la habitación que Aidan cerró con llave a la par que desabrochaba su bragueta ¿Por qué se sentía tan común? ¿Por qué le dolía tanto no ser algo más que el resto? No podía ser algo tan ridículo como un vampiro autoexigente de baja autoestima, no podía serlo pero así era.

- No sé si te he comentado mi precio, son 100 por noche siempre y cuando no te vayan las cosas raras y...- Antes de que el fatigado Jeremy pudiese continuar la frase  notó como Aidan estiraba de su camisa haciéndola añicos, rasgándola mientras hería superficialmente la sensible piel de Jeremy.

- Me da igual, cállate- espetó ¿furioso? Tal vez estaba impaciente. Aidan se sacó la camiseta dejando sus pantalones deslizarse bajó sus piernas mientras Jeremy se retiraba del cuerpo los trozos de la rota camisa y se bajaba los pantalones. Quería ser tocado, quería tener a alguien a quien aferrarse, alguien que le mirara y le dijera que no merecía toda esa mierda, quería que le quisiesen pero las cosas no son siempre como las deseamos.

Aidan se deshizo de la ropa interior del menor que, aún su excitación, parecía distraído. Jeremy miró a Aidan, era realmente hermoso '' debo alejarme de los vampiros, este tío me da miedo pero al menos espero que no sea tan bruto como Alex, ojala Alex hubiese vuelto, al menos a disculparse por no pagarme, ojala este vampiro sea bueno conmigo, parece cabreado, parece decepcionado... me da miedo, me dan miedo estos seres ¡joder! ¿Quién me manda a mí a meterme en estos líos?'' se preguntó un asustado Jeremy que posó sus manos en la cadera del vampiro y bajó sus bóxers hasta arrodillarse en el suelo para tener a la altura de su boca ese miembro erguido y venoso, que si no enorme superaba la media y era imponente. Jeremy se llevó la cabeza del miembro a la boca y la succionó mientras lamía la punta trazando círculos a la vez que gemía para excitar más al vampiro,  él sabía muy bien como calentar a un hombre, él sabía muy bien cómo llenar un vacío con sexo. Aidan se sintió impaciente y cogió al chico por los hombros elevándolo, y aunque se asustó al ser lanzado a la cama no trató de huir, necesitaba el dinero.

-¿Quién es el más fuerte?- preguntó Aidan de manera retórica, con un tono grave y erótico que sometió al menor , a la vez que lo agarraba tan fuerte elevando sus piernas que al crio se le escaparon las lagrimas.

- t-tu... ¡tú eres el más fuerte! - gritó entrecerrando los ojos para complacer a su acompañante, se relajó al notar que la presión del agarre del otro de desvanecía poco a poco.

Aidan acercó su miembro a la diminuta entrada del chico, lo restregó por sus nalgas impregnándolas de líquido preseminal y luego, sin lubricación alguna empezó a presionar lentamente la entrada del chico con la punta de su falo endurecido. Aidan estaba algo asustado y como reacción solo estrujó las sábanas entre sus manos apretando tanto los puños como los dientes y, entonces, se percató de que esa era exactamente la misma habitación en la que Alex se lo había tirado, también con ira reprimida y también sin prepararle antes de penetrarlo.

-¿Quién es el más poderoso?- preguntó en un tono ahora más alto mientras el chico soltó un gritillo agudo de dolor al sentir el miembro entrar en él sin compasión o preparación- di, di quien es el más poderoso- insistió Aidan extasiado metiendo toda su virilidad hasta la parte más honda del chico que respiraba agitadamente apretando su esfínter como acto refleto.

- ¡ah! ¡Tu er-eres el más poderoso!- chilló Jeremy sintiendo como el vampiro se movía en su interior haciendo crecer ese miembro caliente que lo llenaba por completo, que desgarraba poco a poco por dentro. Gimiendo de dolor y placer al ritmo de las embestidas Jeremy decidió sujetarse en los fornidos brazos del vampiro que estaba sobre su cuerpo. '' joder, mierda, mierda es como el otro... ¡como duele! Parece un animal salvaje en celo... mierda duele mucho ¿se enfadaría mucho si le pido que pare? Mejor ni lo intento'' pensó el prostituto mientras sentía entrar y salir de su cuerpo el enorme miembro del otro en violentas estocadas que tocaban sus paredes internas destrozándolas lentamente. Aidan parecía a punto de correrse porque aumento el ritmo mientras ¿gemía? Mas que gemidos aquello parecían los rugidos de una bestia opacados por los débiles gritos de dolor de Jeremy, quien lloraba clavando las uñas en los brazos de Aidan para calmar el dolor, para sentirlo mas cerca.

- ¡¿Quién es al mas temible?!- preguntó Aidan finalmente haciendo sollozar al chico en una última y dura embestida que llenó al menor del salado semen de vampiro. Acto seguido y como reacción a la falta de respuesta del chico Aidan sacó su miembro bruscamente de dentro de Jeremy y mostro sus colmillos de la manera más aterradora posible mientras le estiraba del pelo haciendo que su cabeza se echase para atrás dejando su cuello totalmente desprotegido.

-Tú eres el mas... te-temible- y lo último que Jeremy recordó es ver al vampiro sonriendo mientras todo se tornaba confuso, estaba mareado y su visión era borrosa, sus sentido embotados se desvanecían con rapidez.

-Es puto y pierde el conocimiento por un polvo duro ¡Hay que ver!- exclamó chistoso y satírico Aidan mientras sacaba su cartera ¿iba a pagarle a ese humano? ¿iba a dejarle sin vida? Sinceramente matarlo una vez desmayado no habría tenido gracia. Y sin saber porque y sin querer admitirlo Aidan sacó un billete de quinientos de su cartera aún sabiendo que solo tenía que pagar una quinta parte de aquello. Miró al chico con recelo y luego pensó ''bueno, no tiene pasta y podría divertirme otras veces con él así que le daré una propinilla para que no muera de hambre hasta nuestro próximo encuentro'' y dejó el dinero sobre la pequeña cómoda de al lado de la cama, autoconvenciéndose de que el chico no le importaba, y, tal vez estaba en lo cierto.


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