El doctor lo miró confuso ¿Por qué debería hacer caso a un vampiro? Además era evidente por los enormes colmillos y las manchas de sangre su boca que había sido Aidan el causante de aquello, entonces ¿Por qué quería salvar un vampiro a su presa? Ante la confundida mirada del doctor y su lenta reacción Aidan decidió presionarlo- Ayúdelo o será usted quien necesite ayuda- remarcó mostrando sus colmillos con intención.
El hombre, nervioso y preocupado los condujo a una sala del hospital vacía y convenció a Aidan para que dejase al chico en una camilla.
-Se muere, puedo olerlo, se está muriendo-recordó como la noche en que unos brabucones apuñalaron a Jeremy él lo salvó, pero ahora era diferente, aquella noche había perdido algo de sangre, pero nada comparado con la sangre que ahora sus venas demandaban- me da igual que es lo que me pidas, te lo daré si lo salvas- dijo entonces acercándose al chico y acariciando su rostro, dejando caer pos sus mejillas unas genuinas lágrimas brillantes. Es muy difícil ver a un vampiro llorar, pero aquella noche lo habían hecho dos.
-Tienes que decirme que es lo que ha pasado, sino no puedo actuar- explicó sentándose al lado de su nuevo paciente pero manteniendo las distancias para no enfadar al inmortal.
-Lo mordí, lo hemos hecho muchas veces, pero esta vez bebí demasiado, fue sin querer... ¡Pero luego lo cure con mi sangre! ¿Por qué se muere si lo he curado?- el dolor de sus ojos cristalosos que goteaban no era nada comparado con esa voz quebrada que antes había sido tan ruda como la de un dictador, sin escrúpulos, sin piedad y ahora rota como el cristal de una copa tras un agudo canto.
-Ya veo...deja que te lo explique- comentó el doctor frunciendo el ceño y sujetándose el puente de la nariz con dos dedos, la verdad es que la situación le superaba y estaba seguro de que no vería algo así nunca más, aunque viviera eternamente- Verás, al morder a un humano y curarlo con sangre de vampiro lo que sucede es que la herida se cierra y el humano no muere desangrado, pero la sangre que has bebido no se restaura al curar su herida sino que lo hace a un ritmo humano normal. Pero al beber demasiado de él has dejado una cantidad tan mínima de sangre en su organismo que esta es incapaz de restablecerse a su nivel normal por si sola. Es como si hubieses vaciado casi al completo una botella y después la hubiese vuelto a tapar, el escape de agua no estaría pero la botella seguiría vacía- explicó el doctor meticulosamente, tratando de omitir los detalles técnicos e innecesarios contemplando los cambios en la expresión del vampiro, cada vez le parecía más preocupado y enfadado, no con él sino consigo mismo
-Entonces...le he... ¿desangrado?- preguntó lleno de angustia, con ganas de arrasar con todo, de perder los estribos y romper todo a su alcance, de arrebatar la vida de todos aquello que respiraban, de todos aquellos corazones que latían más fuerte que el de Jeremy.
-Casi- dijo el doctor con dureza, mirando el rostro del chico, casi parecía que durmiera en calma. Muchas veces había recibido en su hospital a gente con heridas graves, mortales, atacados por vampiros, pero nunca había visto nada como eso, nunca había visto un vampiro con ese comportamiento ¿Y si ninguna raza es la mala? ¿Y si todos, vampiros y humanos, somos los malos en este mundo?- Si le hubieses desangrado estaría muerto pero aún puedo salvarlo- dijo contemplando como los oscuros orbes llenos de esperanza del vampiro se alejaban del débil cuerpo de la camilla para mirarlo a él con una intensidad que juró que quemaba.
-Entonces sálvalo- ordenó, dispuesto no solo a matar y amenazar por conseguir tener a Jeremy de vuelta, sino dispuesto también a hacer todo lo que ese simple mortal de bata blanca le pidiera sin con eso se aseguraba la vida de su presa.
-Necesita una transfusión de sangre- explicó el hombre alejándose unos pasos del alterado vampiro por su propia seguridad- Tengo que saber cuál es su grupo sanguíneo antes de hacer nada- dijo con un tono apacible tratando de clamar al vampiro, realmente no quería correr peligro, no solo por el mismo, sino por su mujer y la que en unos meses sería su hija.
-Cero negativo- dijo Aidan mirando con los ojos perdidos a Jeremy, cada vez tenía que esforzarse más para escuchar el latido de su corazón, cada vez estaba más frío, más muerto. Había posibilidades de salvarlo, sí, pero también podría morir y eso... eso habría vuelto a Aidan loco de rabia. Si Jeremy moría no quedarían supervivientes, no habría testigos.
-¿Estás seguro de que ese es su grupo sanguíneo? Si hay un error en eso...-Empezó a decir el hombre preocupado por la salud de aquel pobre mortal que había acabado como comida para vampiros y que ahora trataba de ser salvado por su verdugo.
- ¡Claro que estoy seguro! Siempre bebo su sangre ¡Maldita sea! Me conozco cada puta parte del cuerpo de ese humano así que creo que no me equivocado con su grupo sanguíneo- dijo maquiavélicamente acercándose temible al doctor aterrorizado que ahora solo retrocedía. Un aura de oscuridad y maldad emanaba de la ruda voz del vampiro convenciendo al instante al médico de que sus palabras no mentían.
Humillante y bochornoso le resultó a Aidan tener que sentarse durante un largo rato en la sala de espera acompañado de molestos e insignificantes mortales. Empezó a marearse pues el esfuerzo de contener sus instintos era demasiado intenso, estaba en un hospital y por tanto el olor a sangre estaba presente en todos y cada uno de los rincones del lugar, acompañado del ocasional y permanente olor a muerte.
''Soy idiota, idiota de verdad. Por una cosa que propongo hacer, una cosa tan sencilla como no matar a Jeremy y encima la cago. Ojalá siga vivo, ojalá no lo haya matado, no podría seguir como hasta ahora sabiendo que el único mortal que ha valido la pena de verdad ha muerto por mi error. Deseaba tanto que me necesitase, me encantaba tanto que estuviese loco por mí que no supe parar... y ahora no creo que lo vuelva a ver, aún si sigue con vida desapareceré de su existencia para siempre, prefiero irme yo de su vida antes de que él me eche, porque eso es lo que hará: echarme de su vida, cuando me vea seguro que me odia más que a nadie. Pobrecito, siempre diciéndole que confiase en mí y ni yo puedo confiar en mí mismo, lo mejor será que no vuelva a verle nunca, no quiero sentir su rechazo, sé que me odia pero no quiero ver su mirada despreciándome así que me voy antes de que abra los ojos'' pensó Aidan decidiendo dejar marchar al humano que había deseado con tanto ahínco.
En ese momento el doctor salió de entre dos grandes puertas blancas dirigiéndose a Aidan con una expresión que no decía nada, no era alegre ni triste pues al doctor la vida de Jeremy no le importaba. La única persona que lloraría por ese humano, el único que estaría en su funeral, el único que conservaría recuerdos y los atesoraría... Ese sería Aidan.
El vampiro pudo haber leído la mente del doctor mientras se acercaba a un paso lento y tortuoso pero no lo hizo pues temía demasiado hallar la respuesta a su pregunta, esa pregunta que martilleaba su mente jurándole que se volvería loco ''¿Estará Jeremy vivo?''
Por fin el doctor alcanzó a Aidan y este se levantó de inmediato de la silla, quedando muy por encima del otro hombre debido a su gran altura. No se atrevió a preguntar, ni si quiera a insinuar, pero aún así el hombre habló.
-Está bien- explicó con cansancio, le había costado mucho salvar al pobre muchacho y de ser otro paciente habría muerto, pero no podía dejar insatisfecho a ese vampiro, tenía una familia de la que cuidar y la vida de ese joven era su seguro de vida- Tardará unos días en despertar y en menos de un mes le daremos el alta- dijo tranquilo al ver que el vampiro no presentaba un comportamiento hostil, más bien parecía entristecido.
-De acuerdo, no volveré a verle, pero aún así asegúrese de que lo cuidan bien- dijo Aidan sacando su cartera, abriéndola y cogiendo de esta un fajo de billetes que sumaban una cantidad que solo a un loco se le habría ocurrido mostrar en público.
Sin preocupación le dio el dinero de más al hombre de bata blanca y hombros cansados que se retiró atónito al ver que aquel vampiro se había esfumado.
Aidan herró meditabundo hasta llegar a su casa, necesitaba hablar con alguien, necesitaba que Alex le dijese que había hecho bien, necesitaba no estar solo y no recordad la hermosa voz de Jeremy. Necesitaba a Jeremy pero supo que este ya no le necesitaría, es más, le odiaría con toda su alma si no se la había hecho añicos traicionándolo sin querer, dejándolo al borde de la muerte.
Percibió de pronto el fuerte olor a sangre y un intenso aroma a descomposición, cerca de allí muchos mortales habían muerte sangrientamente y aquello no era una casualidad, tenía que ser Alex tratando de olvidar a Liu quien había formado ese matadero.
Guiándose por el aroma penetrante de la sangre joven logró llegar al paradero de su amigo, no quería recriminarle nada, ni si quiera hablar, quería estar con él, quería estar con alguien.
-Alex- dijo mientras se secaba las lagrimas, curiosamente Alex también estaba llorando, y también por un humano, todo era tan irónico- Alex la he cagado- dijo viendo como si amigo se volteaba dirigiéndose hasta él mientras pasaba sobre los cuerpos de los chicos aplastando su carne bajo sus pies, como si solo fuesen basura.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloras? ¿Aidan que sucede?- se acercó rápidamente teniendo a su compañero delante. Aidan se dejó caer en el suelo, sentándose como si estuviese cansado.
-C-Casi lo mato... casi mato a Jeremy- explicó, su compañero comprendió perfectamente cuál era la situación y solo se sentó a su lado mirándolo con ternura y diciéndole con los ojos que no estaba solo, que él también estaba sufriendo por culpa de haber cometido errores con un humano- bebí mucho de él y ahora inconsciente en el hospital.-dijo algo más aliviado- No volveré a verle Alex, no pienso volver a aparecer en su vida ¿Qué conseguiría con eso? ¿Hacerle daño? ¿Obligarle a decirme a la cara que me odia? Paso de esa mierda, a partir de ahora mejor dejo que viva su vida, no es una vida muy buena pero al menos así me aseguró de no joderlo más- cabizbajo y chutando una cabeza arrancada que yacía en el suelo sin ningún escrúpulo dio paso a un largo suspiro.
-Oye yo voy a dejar de ver a Liu porque soy incapaz de afrontar mis putos problemas- dijo haciendo referencia a esos sentimientos nuevos que afloraban por el mortal- pero tu y Jeremy... se te veía demasiado feliz cuando lo cuidabas, quizás tu deberías intentarlo, haz lo que quieras pero ese es mi consejo- Una mirada amarga se cruzó con la de Alex y ambos supieron que sus decisiones eran iguales.
A partir de ahora estarían sin humano de por medio. O eso creían ellos.
Comentarios
Publicar un comentario
Comenta: