Bendita inocencia

 -B-Bueno yo si querría, pero... tengo solo diecisiete, la gente diría cosas malas de mi-Si que tenía una parte de razón, la sociedad lo juzgaría de putón o zorra pasiva si perdía su virginidad a tan temprana edad, pero mentalmente y aunque fuese un poco infantil se sentía totalmente preparado, ¿Acaso no era él el dueño de su cuerpo?

-¿Y qué? Si piensas en lo que dirás los demás antes de actuar posiblemente no harás nada en tu vida, siempre habrá alguien en desacuerdo ¿Qué más da? Lo importante es si tú te sientes preparado. Matty no te quiero presionar, se que eres influenciable pero no tienes que hacer nada que no quieras. ¿Sabes un secreto mío? Yo tampoco lo he hecho aún con nadie, pero sé que quiero hacerlo contigo, y si tu quieres esperaré lo que haga falta- dijo jurando que seguramente sus mejillas estarían un poco rojas. Dave había tenido cientos, miles de oportunidades de tener sexo casual o serio, pero nunca sentía que valiese la pena, como si no fuese a ser una buena primera vez, pero con Matt no podía aguantar más su impaciencia, nunca había sentido algo así.

-Yo estoy preparado, pero me da un poco de miedo, la gente dice que la primera vez duele mucho, incluso a las chicas- explicó moviendo sus manos nerviosamente mientras su novio solo sonreía con ternura.

-Te voy a tratar muy bien peque, verás cómo solo duele un poco al principio- le susurró suavemente al oído mientras miraba su hermosa piel blanquecina y su cabello negro, el cual se movió cuando el adolescente meneó la cabeza de arriba abajo en una afirmación mientras pronunciaba con su hermosa boca la palabra "vale" .

Dave sonrió triunfante y desnudó con demasiada rapidez y poca paciencia a su chico, quien simplemente lo miró anonadado ante la intrepidez de sus acciones, se sentía totalmente vulnerable estando desnudo, pero ese sentimiento se transformó en igualdad cuando su novio acabó también sin ropa.

Dave vio a su chico muy nervioso, aunque excitado mirándolo de arriba abajo su atlético cuerpo de veinteañero, así que dedicó un buen rato a masajear su cuerpo con sus manos y besos, dejando chupetones en zonas que solo él vería.

-Peque, date la vuelta- dijo Dave una vez se levantó de la cama teniendo una excelente visión de su excitado chico. El chico lo hizo obedientemente y Dave sonrió al verle el trasero, aquel chico parecía no tener desperfectos y a Dave le apasionaba ver los nuevos lugares de su cuerpo donde no sabía que tenía lunares, puesto que tenía en todo el maldito cuerpo: Uno en la nariz que parecía un piercing, dos en el cuello que parecían marcas mal hechas por la mordedura de un vampiro (esta idea desagradaba a Dave), tres en la cara interior del muslo derecho, cinco en el brazo izquierdo y acababa de ver unos dos preciosos, uno en la parte inferior de su espalda y otro sobre el centro de la nalga derecha. Adoraba memorizar los detalles del cuerpo del chico.

- ¿L-Lo vas a hacer ya?- preguntó el chico algo preocupado.

- Primero te voy a preparar, para que no duela mucho. Dicen que la clave de eso está en relajarse.- explicó buscando en el tercer cajón de la mesilla de noche un lubricante que tenía allí desde la primera vez que vio al chico, lo había comprado ''por si acaso'' y parecía que iba a ser de gran utilidad.

-Vale- dijo el chico con su voz algo chillona escondiendo la cara en la almohada.

Dave abrió las piernas del chico un poco y se puso entre ella, sabía que debía tratarlo con mucho cuidado, no solo era virgen, sino que además tenía cinco años menos que él, técnicamente era un crío. Además, Matt soportaba muy poco el dolor, llegando incluso a ser un poco quejica con cosas totalmente soportables.

Abrió el pote de lubricante y antes de nada dio un pequeño beso en el lunar de la nalga derecha del chico, después un mordisco que aún flojito hizo gemir al chico. Derramó mucho lubricante entre las nalgas del chiquillo y las separó para poder untarlo casi todo sobre su orificio. Puso un poco más de lubricante, esta vez en tres de sus dedos. Con el índice trazó círculos y presionó su entrada, el chico mordía su almohada y lo hizo aún más fuerte cuando sintió el primer dedo entrar, el dolor era fuerte pero estaba dispuesto a soportarlo.

Con la falange totalmente dentro Matt se relajó un poco hasta que Dave comenzó a mover el dedo dentro y fuera de él. Al principio dolía horrores pero se obligó a si mismo a relajarse y dejó de sentir dolor, aunque éste volvió con la intromisión del segundo dedo y el proceso se repitió hasta que se adentró el tercero.

Nada de eso se pudo comparar a lo que sintió cuando Dave se puso detrás de él ya sin los dedos en su recto, ahora otra cosa mucho más grande apretaba contra su cerrada intimidad.

-¿Estás listo?- preguntó el chico viendo como Matt cerraba los ojos con fuerza, estaba muy nervioso y apenas podía hablar así que solo asintió.-Vale, entonces relájate peque, voy a ir muy despacio- le tranquilizó el otro consiguiendo que su melódica voz relajase a su novio.

Dave comenzó a adentrarse con su miembro sin poder dejar de sentirse mal por los gritillos que su amante ahogaba contra la almohada, llorando por el dolor de la primera vez. Por suerte el lubricante lo ayudó a llegar hasta el fondo en unos segundos y se quedó inmóvil hasta que Matt habló.

-Pu-puedes moverte... creo que y-ya me he acostumbrado-Dave sonrió comenzando a besar la espalda menuda del chico y embistió con mucho cuidado, teniendo la increíble suerte de tocar en su primera embestida el punto G de su amante, que gimió con fuerza y deseando morirse por la vergüenza de aquello.

Dave aprovechó dando pequeñas arremetidas en ese lugar tan especial para su chico, e incluso consiguió que dejara de gemir de dolor para que simplemente lo hiciera de placer, cosa que no fue muy difícil puesto que Dave lo embestía muy lentamente.

Aquello no era sexo duro ni salvaje, pero ambos lo estaban pasando en grande: Dave sentía el húmedo recto agarrar con fuerza su miembro, bombeándolo satisfactoriamente, y Matt sentía como su chico tocaba el punto de placer que había al final de su estrecho canal, lentamente y con unas estocadas muy cuidadosas y placenteras, la próxima vez sería más duro (aunque no mucho), pero aquella era la primera vez para Matt, y aunque Dave deseaba empotrarlo contra la cama hasta que perdiese el conocimiento, aquella dulzura con que lo follaba también lo satisfacía plenamente y lo más importante, satisfacía al chico que gemía sin parar bajo él, convulsionándose cada vez que su miembro llegaba hondo golpeándolo por dentro.

No tardaron mucho en llegar al clímax y casi lo hicieron al mismo tiempo, aunque Matt fue el primero de ambos, y tras eso los dos quedaron en la cama dulcemente abrazados. Dave sentía un ternura inigualable al ver a su chico mirarle y reír medio vergonzosamente sabiendo lo que acababan de hacer.

Aunque para ellos dos la noche fue perfecta, había otros que lo tenían más difícil.


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