- Si, he quedado con un tal Mathew a esta hora- decía Jason hablando por el móvil con uno de sus compañeros en el mundo de los negocios, mas no era un amigo sino un colega.- Dice que tiene una cantidad de dinero que me interesará a cambio de un par de humanos- explicó mientras su pelo rapado por los lados pero con una enorme y lacia cresta era peinado salvajemente por el paso de sus dedos- Lo sé, pero voy a dejar pasar su impuntualidad- prosiguió mientras su amigo le hablaba al otro lado de la línea.
Después de colgar pensó un poco en como su más íntimo amigo, Samuel, le había comentado que le había arrancado un brazo a su humano por escupirle y se preguntó si los humanos que él le vendería a ese tipo tendrían un destino similar, deseó que no pues les tenía cierto aprecio.
Por la zona se escuchó el ruido de pasos, de dos personas de las cuales solo una estaba viva. Unos pasos eran firmes y rudos, quizás exagerados y los otros eran lentos y tímidos, apenas hacían sonido, como si fuesen pies de bailarina.
Aparecieron por allí un par de chicos que llamaron la atención de Jason, quien se olvidó por completo de que el tal Mathew le estaba dejando plantado o simplemente era un impresentable.
Un vampiro de unos cuarenta años de apariencia y sesenta de edad arrastraba a un chiquillo de no más de diecisiete. El pequeño era una verdadera belleza tanto por su tez de porcelana, sus ojos verde esmeralda y su cabello rojizo, como por las pecas de su carita; cuerpo menudo y maleable, estatura bajita e incluso graciosa, aquel chiquillo parecía un muñeco de cristal, pero no estaba siendo tratado como tal pues ese vampiro de pelo largo y grasoso y barba descuidada lo llevaba a rastras con maldad, propinándole injustificados empujones.
- Mueve el puto culo, humano de mierda- gruñía el vampiro mientras pateaba insensiblemente el trasero del quejica muchacho, que solo trataba de obedecer sin salir demasiado dañado.- Estoy harto de tus estupideces de humano- siguió hablando el vampiro de aspecto despreciable parándose en seco y por tanto dejando de avanzar.- Comprarte comida y agua ¿Acaso crees que soy tu criado?- rugió con ira mientras un puñetazo hizo que la cara del pecoso muchachito se girase, desorientándolo y haciendo que cayese de bruces en el suelo, desde donde recibió una patada en su entrepierna que le hizo agarrarse sus partes nobles mientras gritaba de dolor.
Jason chasqueó la lengua. Con los humanos había que tener mano dura y enseñarles quien mandaba, pero siempre mostrando cariño y compañerismo si estos no desobedecían o cometían una grave falta de respeto, cosa que aquel pequeñajo tímido y delicado no había hecho. Era evidente que aquel vampiro era un bruto y un desconsiderado que apaleaba a sus humanos en vez de educarlos o enseñarles, en cierto modo le recordó un poco a su amigo Samuel, pero sabía que bajo ese carácter Samu era muy diferente, aunque aquel hombre desconocido parecía vacío, aquella violencia injustificada y vil era lo único que había en él.
-Humano asqueroso de mierda ¡Ni siquiera podías tener sangre normal! No sirves ni de alimento- algunas dudas despertaron en Jason al oír eso, era cierto que el aroma del humano le había resultado curioso y, ahora que se acercaba cautelosamente con pequeños pasos, único y especial; por ello se preguntó que hacía diferente a la sangre de aquel humano.
Le entristecía ver como esa joya de chico que tan educado y modosito se veía era maltratado. Su aspecto dócil y su rostro de niño indicaban que no merecía ese trato y que seguro que con algo de paciencia y cariño aprendería a complacer a un vampiro como Jason.
Sin esperar mucho, Jason comenzó a acercarse con lentitud, quizás podía negociar con el tipo y quitarle de las manos eso tan valioso que parecía despreciar.
- Te voy a rebanar el puto cuello- amenazó, grotesco y mezquino, mientras tomaba al chico de la muñeca para alzarlo hasta que sus pies quedaron por encima del suelo. Sus colmillos estaban casi rozando la piel, pero Jason no pensaba permitir que aquella dulzura de aniñada voz muriese.
- Yo de ti no haría eso- Dijo Jason apareciendo en el lugar e irrumpiendo en la escena de forma elegante y poco sutil.
- ¿Y porque no, eh?- preguntó de mala gana el tosco individuo, que dejó caer al muchachito de ojos esmeralda al suelo. El pequeño se abrazó a sus rodillas y lloró en silencio- Es mi humano y hago con él lo que me sale de las pelotas- atacó aquel individuo sonriendo con sorna.
- Si no sabes cómo tratar a un jovencito tan valioso no mereces tenerlo- dijo Jason de forma desafiante, no le importaba causar conflictos pues se notaba a leguas que aquel vampiro era mucho más débil que él.
- ¿Estas insinuando que me lo vas a quitar?- preguntó el otro acercándose un par de pasos al alto hombre de ojos avellana que ahora se mostraban rojos.
- Sí- respondió el vampiro más poderoso sonriendo con burla y dirigiendo una fugaz mirada al joven lloroso que lo miraba intrigado y desconfiado mientras limpiaba el polvo y las lágrimas de su cara con la manga de su sudadera.- ¿Te mato o prefieres que me lo lleve por las buenas?- Ante los ojos desorbitadamente rabiosos del vampiro neófito Jason supo la respuesta y son más dilación atravesó el pecho del hombre con su mano, destruyendo así su corazón en el acto.
El movimiento fue más rápido de lo esperado y muy sorprendente, por lo que el pequeño solo asimiló lo que pasaba una vez Jason retiró su mano, meneándola de un lado a otro para deshacerse de la sangre y dejando caer al suelo un cuerpo que antes de tocar la tierra se hizo cenizas.
Jason avanzó unos pasos hasta la posición del humano y se arrodilló para estar a su altura, cosa que causó un sobresalto en el menor, quien de inmediato comenzó a retroceder, aterrado.
Jason lo tomó por el tobillo y lo arrastró hasta plantarlo delante suyo, ambos estaban en el suelo, pero por las respiración agitadas del humano parecía que este acabaría incluso volando de un momento a otro, se desvanecería.
- No tienes que estar asustado- dijo Jason removiendo el pelo del pequeño chico con dulzura mientras le sonreía con cariño y grandes colmillos- Me llamo Jason y partir de ahora eres mío- señalizó el vampiro, cosa que entristeció y asustó más a aquel chiquillo desconcertado que solo quería que todo acabase ya- Voy a cuidar bien de ti, así que cambia esa cara- lo animó colocando una mano en su barbilla y alzándola para así poder mirarlo a los ojos y acceder más fácilmente a su rostro. Jason besó la frente del pequeñajo de forma protectora y este sonrió ligeramente, algo avergonzado por aquella muestra de afecto.
- M-Me llamo Jay- confesó el chiquillo jugando con sus manos mientras sus ojos esmeralda se perdían en el asfalto y alcanzaban el horizonte.
-Eres un chico muy valiente Jay, ¿Cuántos años tienes?- preguntó entonces levantándose y tendiéndole la mano al pequeño para que este hiciese lo mismo. Jay dudó un poco pero tomó la firme mano del vampiro y este le levantó con facilidad, mas no soltó su pequeña y cálida manita sino que andó con el chiquillo mientras entrelazaba sus dedos.
Aquel muchachito frágil y lindo despertaba los instintos protectores de Jason y este no pensaba contenerse.
-Dieciocho - respondió algo tímido mientras seguían andando. Jay balanceó un poco su mano, haciendo que la del vampiro la siguiese, y se avergonzó un poco por tan infantil acción.
-Oh, que pequeñito- se burló un poco el otro, enternecido por saber la corta edad de tan adorable criaturita.- ¿Qué te hacía el vampiro con el que estabas?- preguntó Jason, queriendo saber si necesitaba ir a escupir sobre las cenizas de ese monstruo, pues realmente lo haría como última humillación si este le había hecho algo verdaderamente malo al niño.
- Me encontró hace como seis meses y e-él siempre me pegaba sin motivo y me insultaba- Aunque la sangre de Jason ya hervía por imaginarse a tan detestable neófito maltratando al delicado angelito que lo tomaba de la mano, en cierto modo se alegró de que Jay no hubiese sufrido otro tipo de abusos, pues realmente es lo que Jason pensó en un primer momento al ver como ese humano era tratado por su vil amo.
- Aquí no tendrás ese problema, además vivirás conmigo y mis sirvientes humanos, seguro que te viene bien esa compañía- lo alentó el vampiro soltando su mano y pasando su musculoso brazo sobre los hombros del chico, acercándolo más a él.- Y yo no te pegaré a no ser que me hagas alguna ofensa muy grave, pero no creo que sea el caso- admitió sonriendo ante la dócil figura del chico asintiendo.
- Prometo que no haré nada malo, yo nunca desobedezco a nadie, mientras no me trates mal...-murmuró el muchachito apenado, a Jason se le rompía el corazón al ver a ese pequeñajo con tanto dolor en los ojos y con una voz tan rota, seguro que él no merecía eso.
- Oye, deja de poner esa cara de corderito degollado- lo animó sonriéndole mientras estiraba las comisuras del niño con sus dedos para formar una caricaturesca sonrisa.
- Vale- respondió este dejando escapar una suave risa por el comportamiento amistoso del vampiro.
- A propósito ¿Qué le pasa a tu sangre? Hueles muy diferente de los demás- preguntó Jason mientras disminuía el ritmo de sus pasos, notaba el agotamiento de su humano y al ritmo al que andaba el pobre acabaría hecho polvo así que decidió sentarse en un banco de madera junto a él.
- Soy hemofílico- admitió el pequeño con una sonrisa amarga en su rostro.
- No te preocupes, yo te cuidaré- le respondió el vampiro. Además de desvalido e indefenso, aquel angelical niñito que le había cautivado estaba enfermo, Jason no iba a permitir por nada del mundo que a esa dulzura le pasase algo malo.
- él decía que mi sangre sabía a basura- susurró el chico algo afectado mientras entrelazaba sus dedos, jugando con ellos, y se miraba los pies puesto que estos quedaban colgando sin llegar al suelo debido a su altura.
- Pues yo creo que hueles delicioso, me muero por comerte - le dijo Jason al muchachito de forma dulce mientras mordía su mejilla juguetonamente, haciendo al menor reír.- Jay ¿Me dejas morderte?- preguntó Jason algo de impaciencia pues sus ansias por probar la sangre del chico.
Jay palideció al instante y sus músculos se tensaron mientras todo su cuerpo se contaría involuntariamente, los recuerdos de los dientes sucios y amarillentos de aquel vampiro metiéndose en su piel y escupiendo en sus heridas lo atormentaron.
Jay asintió ligeramente, no iba a dejar a ese vampiro insatisfecho tras el gran favor que le había hecho, además Jason era un vampiro así que más tarde o más temprano debería morderle.
- Muy bien- musitó Jason mientras sonreía y le daba un par de reconfortantes palmaditas al chico. Se acercó más a él y apartó sus anaranjados cabellos de ese frágil cuello que le tentaba- Eres un chico realmente valiente- le halagó mientras tomaba una de las pequeñas manos del muchacho que aun estando apretadas en firmes puños, se deshicieron ante las caricias enternecedoras del inmortal.- ¿Pasa algo?- preguntó al sentir al chico temblar demasiado y casi sollozar, apenas había rozado con sus labios la piel del chico y ya lo tenía así de atemorizado.
- M-Me da muchísimo miedo que m-me muerdan en el cuello.- gimoteó el pequeñajo mientras dejaba ir un suspiro y como acto reflejo tomaba la mano del vampiro con fuerza, apretándola para pasar el mal trago.
- Pues entonces no te morderé ahí- dijo el joven vampiro con cuidado, intentando no hablar muy fuerte pues el chico parecía tan asustado que levantarle la voz habría sido demasiado para su pobre corazoncito.
Besó el cuello del adolescente y volvió a tapar la zona con los cobrizos cabellos de este. Lo tomó por la mano y cogió su muñeca con cuidado, alzándola y mirándola deseoso.
Jay no se resistía para nada, es más, miraba a Jason con admiración e incredulidad, no era capaz de asimilar que una vampiro se estuviese portando tan bien con él de forma desinteresada. Sintió un pequeño beso en su muñeca, pero la sorpresa más grata de aquello vino después pues en vez de notar como los dientes del vampiro se enterraban sin excepción, solo sintió como los dos colmillos lo perforaban de forma no demasiado profunda.
Dolía, sí, pero no era nada en comparación de lo que había vivido, y realmente no podía ni imaginar como habría sido su vida si al comienzo de toda aquella locura Jason lo hubiese encontrado para cuidarlo con la bondad con la que ahora lo hacía.
El mordisco duró poco y Jay apenas tuvo tiempo de ver sus heridas antes de que Jason irrumpiese en su boca con un dedo manchado de su curativa sangre.
- Nunca había probado algo tan delicioso- dijo Jason lamiéndose los labios con lujuria ante la mirada atenta y tímida de su pequeñajo.
- Gracias- dijo sonriente mientras desviaba su mirada, avergonzado por el rubor de sus mejillas- Yo nunca había conocido a un vampiro tan amable- admitió con una tierna mueca de pudor mientras se mordía el labio, haciendo de ese gesto inocente una importante provocación para Jason.
- Estas como para comerte a besos- admitió el vampiro apoyándose en la palma de su mano mientras su codo se hincaba en su rodilla derecha, parecía un adolescente enamorado observando su amor platónico.- No entiendo como es imbécil podía pegarte- prosiguió antes de dejar un pequeño beso más en los labios que en la mejilla del chico, aunque realmente no fue un pico pues sus belfos no se tocaron completamente, solo besó su comisura, tan cerca de su boca que casi notó el sabor de sus dulces labios.
Pocas semanas después Jay y Jason estrecharon lazos de forma increíble, parecían hechos tal para cual e incluso Jason le dio de su sangre a Jay para asegurarse de que lo conservaría para siempre. El vampiro estaba siempre ahí para proteger y mimar al menor como si se tratase de un gatito que requería de mucha atención, y el menor siempre estaba ahí cuando su vampiro estaba enfadado o decepcionado, dispuesto a animarle con sus aniñadas sonrisas y sus tiernos besitos.
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