Capítulo especial: primera ronda

 - Señor, la casa esta limpia ¿Podemos irnos a dormir?- preguntó una chica morena cuyo pelo negro y liso se recogía en una coleta que caía por su hombro derecho.

Se inclinó hacia delante para dirigirse a su amo y lo miró desde el borde de la piscina, sonrió ligeramente mientras le hablaba al ver al vampiro nadando cómodamente con su pequeño humano hemofílico agarrado a él por miedo a ahogarse pues no sabía nadar.

- ¿ Has puesto las cosas de Jay en mi habitación?- preguntó mientras el aludido se sonrojaba. Siempre había dormido en una habitación individual como el resto de los siervos de Jason, aunque este entraba cada amanecer en su cuarto para despedirse de él antes de irse a dormir, pero aquella sería la primera noche que dormiría con su amo, en su habitación, en su cama.

- Sí, todo esta allí- respondió ella con una sonrisa amable en su rostro mientras bostezaba, era sólo medianoche pero había estado despierta el día anterior haciendo las tareas que su mejor amiga había olvidado por tal de ahorrarle una bronca por parte de Jason.

- Pues entonces podéis hacer lo que queráis-Dijo sin mirarla a la cara y haciendo un gesto de manos para que se retirara. La chica le lanzó una mirada a Jay y le guiñó el ojo derecho, a esas alturas todos los amigos de jay y sirvientes de Jason ya se habían percatado del favoritismo de su amo por ese hemofílico.

Dejó de nadar y se apoyó en el borde de la piscina dejando sus brazos reposar en el borde de mármol mientras su chico lo abrazaba por el cuello y se pegaba a él bajo el agua.

- ¿De verdad dormiré en tu habitación?- preguntó Jay emocionado y hundiendo su cara en el agua, solo hasta la altura de sus ojos para poder ocultar sus enrojecidos mofletes. Jason asintió acariciándole el pelo y tomándolo de este para sacar su rostro de debajo del agua y así poder darle un tierno beso en los labios, aquel joven era precioso.- ¿Co-como es?- preguntó el menor mientras enrollaba sus piernas en la cintura del mayor al notar que este se desplazaba por el agua.

En la piscina ya hacía frío y aunque no le molestase, Jason lo notaba y sabía que a su pequeño sí le afectaba.

- Ya lo verás, aunque tal vez esta noche solo puedas fijarte en la cama- susurró en su oído, mordiendo el lóbulo de él. El chico solo se estremeció y se dejó hacer.

Al principio cuando estaba con Jason el miedo a intimar con él como pago por la manera gentil en lo trataba lo tenía distraído y asustado todo el día, pero poco a poco acabó dándose cuenta de que el vampiro se ocupaba de él y lo cuidaba con cariño de forma desinteresada, aunque claro, el deseo seguía ahí.

Aunque no era un deseo simplemente morboso, ambos pudieron identificarlo fácilmente como una consecuencia de su amor, o quizás simplemente otro tipo de amor diferente al que habían comenzado a sentir desde el principio, uno más carnal y terrenal. Fuese lo que fuese a los dos les quedó claro que no era un simple deseo animal movido por sus instintos, su atracción venía junto a sus sentimientos, y estos eran correspondidos por ambos.

Aunque Jay aún tenía algo de miedo de hacerlo con Jason, él era vírgen, humano y mucho más pequeño, pero confiaba plenamente en el vampiro. Jason siempre era tan sobreprotector.

De hecho, hacía solo unas semanas ambos habían tramado un pequeño plan para ablandar un poco el corazón de Samuel, un amigo de Jason, con tal de que este descubriese el buen camino y tratase con respeto a su pequeña mascota humana, Aaron.

Jay había propuesto dejarse morder por Samuel siempre y cuando este siguiese las gentiles indicaciones de Jason, y este había aceptado a regañadientes. Al final el plan no pareció servir de mucho, más bien Aaron era el único que podía ablandar al vampiro.

Después de ese día Jason se mostraba más posesivo con su pequeño y, aunque la idea había sido del hemofílico, no paraba de disculparse por haber hecho que otro vampiro lo mordiese.

Aunque todo eso había pasado ya hacía tiempo.

- Jay, pequeñito, tengo mucha mucha hambre- dijo mientras con pasos firmes salía de la piscina, bajando de entre sus brazos al menor que solo miró al suelo con algo de temor, siempre tenía miedo cuando Jason debía morderlo, pero era lo mínimo que podía hacer después de todos los lujos que el vampiro le daba.

- Pues entonces ya sabes- musitó el menor mientras tomaba de la mano al gran hombre que lo guiaba hasta uno de los enormes baños con sauna y jacuzzi.- Muérdeme, hazlo siempre que quieras- dijo el menor mientras sentía que el vampiro le acariciaba los nudillos con su dedo pulgar.

Cuando cogía de la mano a Jason y este le hacía cariñitos así Jay sonreía como un idiota. Un idiota tierno y adorable, le decía Jason.

- Cuando vayamos a la habitación te muerdo ¿Vale? Ahora sécate, que hace frío- dijo mientras tomaba de unos enormes armarios caoba tres toallas blancas y mullidas, parecían nubes o algodón de azúcar.

Jason tomó una de las toallas, la más pequeña, y la colocó sobre la cabeza del menor mientras la movía lentamente, secándole el pelo con movimientos nada bruscos y muy agradables.

Jay tomó otra de las toallas para secarse el cuerpo, aunque seguía teniendo el bañador mojado y ciñéndose a sus redondas y perfectas nalgas que parecían tener clavados en ellas los ojos rojos de Jason, aunque sabía que esa prenda duraría poco en su cuerpo.

Cuando el anaranjado pelo del pecoso quedó más o menos seco, Jason lanzó la toalla y le dio un pequeño beso en la cabeza al chico, tomando después las otras dos toallas húmedas y deshaciéndose de ellas.

Lo tomó de la barbilla y le hizo levantar la cabeza para depositar el segundo beso en sus labios, siempre lo trataba con mucho cuidado al ser consciente de lo frágil que su pequeño era y de lo mal que lo había pasado anteriormente con su primer amo.

Jason tomó un par de cosas de uno de los cajones del baño y sentó al menor en sus rodillas, de espaldas a él. Le encantaba ver como el chiquillo se erguía al estar tan indefenso. Comenzó a cepillarle el pelo con cuidado mientras una de sus manos pasaba por su tripa y la acariciaba describiendo círculos, a la vez notaba la nariz del vampiro en su cuello y nuca, oliéndolo.

Jason se levantó tomando al crío en sus brazos y caminó hacia la habitación con un pequeño bote que había tomado del baño en la mano, Jay enrojeció de vergüenza al darse cuenta de que se trataba de lubricante. Jason se percató del calor en las mejillas del menor al ver la botellita de lubricante y le sonrió.

- ¿No pensarías que era mermelada, no?- bromeó mientras subía unas cuantas escaleras dirección a un amplio pasillo cubierto por una alfombra roja de bordes dorados y textura aterciopelada- Ya hemos llegado- le sonrió con malicia mientras abría las puertas de su cuarto.

Jay abrió los ojos impresionado, era cinco veces más grande que las habitaciones donde el resto de empleados dormían, y esas habitaciones no eran precisamente pequeñas, aunque si todas iguales pero con un toque personal de cada uno.

Era un sitio increíble, la cama era para, por lo menor, cuatro personas y constaba de un enorme televisor, de muchos armarios preciosos y lleno de pequeños detalles tallados en la madera, un escritorio que parecía presidencial y muchas otras cosas que Jay no vio muy bien, porque pronto acabó en la cama de Jason.

No pudo apenas mirar a su alrededor cuando el vampiro se colocó sobre él y comenzó a besarlo con fiereza, tomándolo de las caderas para evitar que se removiera. No le preguntaría si quería hacerlo, estaba nervioso y asustado, pero el humano tenía la respuesta a eso escrita en la cara. Sus finos labios fueron presas de los colmillos del vampiro y este los mordía y lamía mientras sus manos exploraba el cuerpo del menor.

Jay solo colocaba sus manos en los bíceps del vampiro disfrutando de su poderosa dureza mientras este le acariciaba toda la piel, lo tomaba del cuello para besarlo más demandantemente, lo excitaba pasando sus dedos sobre la tela del bañador y le abría las piernas muy lentamente para situarse entre estas. El chico apenas podía hacer nada que no fuese gemir y emitir pequeños ruidos de miedo y placer y aunque su vampiro se moría por besar y lamer todo su cuerpo en ningún momento se despegó de la boca de Jay, sabía que los besos le tranquilizarían más.

- Te voy a morder aquí ¿Vale?- preguntó el vampiro mientras miraba directo a los verdes ojos del menor. Eran tan puro que casi le daba pena corromperlos y profanar su cuerpo. Casi. Una de las manos del vampiro se metió entre las piernecillas del chico y acarició la cara interior de su muslo suavemente.

El menor asintió, siempre le mordía en la muñeca, pero supuso que ese lugar le gustaría más a su enorme y fuerte vampiro. Cerró los ojos mientras acariciaba el cabello corto y sedoso de su amante. Los látigos avellana de su cabello escapaban de sus dedos descendiendo por su cuerpo a la par que el vampiro le besaba el pecho y vientre en un camino hacia la zona donde le mordería.

Dobló un poco el bañadorcito del chico, remangándolo para poder descubrir mejor la cara interior de su ingle y así mostrar hasta su ingle. La piel del chico se erizó al estar desnuda y lo hizo aún más cuando el vampiro le tomó la pierna con su helada mano derecha y la separó un poco de la otra, abriéndolo.

Besó su muslo, subió hasta la ingle de un lametón y después dejó otro beso sobre la intimidad cubierta del menor, que se sintió en el cielo, pero bajó al infierno a gran velocidad cuando, tal y como le había dicho Jason, sus colmillos se enterraron en la blanda carne de su muslo, perforando sin piedad la carótida.

Carente de sentido de la vergüenza, el menor reaccionó de inmediato gimiendo y después gritando por el agudo dolor. Se intentó mover, pero la enorme succión de la sangre de sus heridas lo dejó sin fuerzas y lo paralizó por completo ¿Se lo comería del todo?

Cuando le mordía la muñeca todo era más sencillo y relajado, pero en ese lugar las cosas se tornaban caóticas e intimidantes, era demasiado íntimo y dolía bastante más, seguramente porque había más carne donde hincar los colmillos.

Cuando la almohada ya estaba empapada de las lágrimas del pequeño chico y sus ojos se cerraban con violencia, notó algo metálico y frío resbalar entre sus labios.

Conocía bien el sabor de la sangre de Jason y, aunque fuese ácido y desagradable, tragó su sangre y se sintió de nuevo seguro. Sus marcas de colmillos desaparecieron y el vampiro acaricio su muslo curado antes de volver a su posición inicial, situándose sobre aquel pequeño chiquillo que ahora estaba algo más débil, por la pérdida de sangre, y asustado, por el mordisco.

- ¿Estas bien?- preguntó el vampiro mientras una de sus manos pasaba por la mejilla del menor. Sabía lo que harían esa noche, ambos lo sabían y lo deseaban desde hacía tiempo, pero antes de nada Jason debía ser tierno con Jay. Eso no podía ser y no sería como aquellas veces en que Jason empotraba a alguna empleada o empleado humano para satisfacerse un poco, no, aquello no lo hacía desde que conoció a Jay y, si no era a él, no se lo haría a nadie.

Sólo sabía pensar en él. Y Jay no conocía otro mundo fuera de la amabilidad de su amo, o mejor dicho, de su novio. Novio, aquella palabra le encantaba.

- ¿Chiqui?- preguntó de nuevo con una nota de preocupación mientras su mano volvía a acariciarlo. Absorto en sus ojos, Jay reaccionó y asintió.

- ¿M-Me harás daño?- preguntó una vez el vampiro le sonrió y comenzó a bajar su bañador muy despacio, lo notaba húmedo y aferrándose a su piel, creando una fricción tortuosa al abandonar su cuerpo.

-No me gusta que preguntes esas cosas si sabes la respuesta- susurró dulcemente en su oído antes de comenzar a mordisquear su lóbulo y lamer la silueta de su oreja.

- P-Perdón- dijo el chiquillo aferrándose a los enormes brazos del vampiro. Cerró los ojos y movió sus piernas ayudando al vampiro a deshacerse de su única prenda- S-sabes que es muy difícil hacerme callar y siempre acabo preguntando tonterías-Jason se separó un poco del chico para contemplar su desnudez y sonrió maliciosamente por su comentario.

-Bueno, yo sí sé una forma de hacerte callar...- admitió mientras ponía las manos en las piernas del chico y las acariciaba enteras, muy cuidadosamente, su piel era como de algodón: frágil y suave-... pero gemirás un poquito- terminó con malicia acercándose más, pegando su cuerpo al del adolescente y restregándose contra él.

Jay cerró el pico al instante y se sonrojó mientras el vampiro sobre él lo aplastaba y provocaba con su enorme y fuerte cuerpo. La erección de Jason chocaba contra la suya a través del bañador y era una sensación corta, intermitente y electrizante. Como descargas de calor en su cuerpo, breves pero satisfactorias.

Jason besó el muchacho en los labios y después en el cuello, aprovechando para hablar.

- ¿Vas quitarme esto o me debo encargar yo de todo?- cuestionó en un tono burlón señalando su única prenda y alzando socarronamente una ceja. El menor se puso rojo de vergüenza, pero no pudo negarse cuando el vampiro se levantó, saliendo de la cama para exponerse a él.

Jay se sentó al borde de la cama quedando a la altura de la mojada ropa interior del vampiro. Era enorme, todo él. Tomó el extremo elástico del bañador y comenzó a bajarlo tímidamente mientras se mordía el labio, liberó la erección del otro y dejó de respirar unos segundos. Era tan grande... Soltó la prenda dejando que resbalase por las anchas y fuertes piernas del vampiro hasta el suelo, no podía apartar la mirada de aquel cuerpo.

Iba a levantarse para besar a Jason, pero una mano en su cabeza se lo impidió y, cuando consiguió que se quedase quieto, le acarició el pelo con ternura.

- Abre la boquita amor- le dijo Jason mientras se deleitaba con las vistas. No siempre se podía ver a Jay a la altura de su miembro erecto, sonrojado y totalmente desnudo con los labios rojos como cerezas y levemente abiertos por la sorpresa.

- No se como hacerlo... tú dímelo s-si me equivoco- musitó el niñito clavando sus ojos en el erguido sexo de su amo. Apuntaba directo hacia su rostro y por ello se sonrojó todavía más. No tenía claro cómo debía hacer aquello, pero si sabía por dónde empezar. Tomó la dura erección de su amo en su mano derecha y sintió el contorno de las venas palpitantes, la piel estaba ardiendo y no dudó ni un segundo cuando comenzó a mover su mano de alante a atrás, lentamente y sintiendo como Jason bajaba sus manos a su pelo para acariciarlo mientras le masturbaba.

Entre sus labios dejó ver su rojiza lengua y con ella lamió la sonrosada punta del pene de Jason, llevándose por ello un rugido de gusto y una inesperada embestida hacia su boca. Tragó unos centímetros más allá de la cabeza de ese miembro y se sintió extraño con aquello tan grande y caliente entre sus labios.

Humedeció aún más aquel falo con su saliva, dándole lentos y largos lengüetazos dentro de su boca mientras una mano amiga le tomaba del pelo y hacía que su cabeza bailase en un camino de ida y vuelta hacia el pubis del mayor, aunque claro, aquello era lento y leve, para no ahogar al chico.

Pensó que Jason siempre le decía que él era un dulce muchacho y aquello le hizo gracia al percatarse de lo salado que sabía el sexo de Jason en su boca. Estaba nervioso como nunca y por ello abría la boca algo exageradamente, no quería ni rozar el sensible y cálido miembro con sus dientes, así que sus labios los cubrías como una funda.

Su lengua seguía deslizándose de forma monótona por la mitad de la longitud de aquella bestia de carne, y aquello comenzaba a ser frustrante para el vampiro. El ritmo era lento y el chico inexperto así que lo tomó por las mejillas y, doblando un poco sus rodillas para estar mejor a su altura, accedió en un más recto ángulo hasta su dulce boca. Los labios rojos como cerezas del menor relucían dejando escapar los mojados fluidos, y esa visión se volvió todavía más sexy cuando lo tomó por las mejillas y comenzó a follarle la boca.

Su polla desaparecía entre los labios del chico y golpeaba sus mejillas, consiguiendo que el menor gimiera por las brutales embestidas. Estando asustado y nervioso solo pudo cerrar sus ojos cuando sintió que la húmeda punta comenzaba a deslizarse sobre su lengua, llegando al final de este y casi rozando la gargante.

Pronto las embestidas de Jason fueron más continuas y fuertes, llegaron a conseguir que el chico devorase tres cuartos de esa enormidad que tenía en la entrepierna, cosa que para sus tamaños era impresionante. Con un poco de entrenamiento ese chico podría conseguir tomar a Jason entero, pero esa noche no, estaba asustado.

Se aseguró de que no estaba hiriendo al pequeño y de que sus gemidos eran solo por el ligero temor de ser agarrado por su pelo y cara y follado por su pequeña y dulce boca.

Las mejillas del chico estaban rojas y sus ojos cristalosos, su garganta tenía el placer de conocer, cada dos segundos, la velocidad con la que Jason metía su miembro en la boca del indefenso adolescente.

Sacando, muy lentamente, su pene de la cálida cavidad. Jason agarró al chico del brazo y lo lanzó de nuevo a la cama, haciéndole caer bocabajo. Había pensado en devolverle el favor al chiquitín, pero considerando que era vírgen quería que la primera vez que se correría por su culpa fuese mientras le hacía el amor, no durante una mamada previa.

Jay se revolvió entre las sábanas, pero el mayor lo agarró de la cintura y lo levantó pegándolo a su cuerpo.

- Lo has hecho perfecto, peque ¿Te he asustado mucho?- preguntó mientras una de sus manos trazaba círculos en el abdomen tenso por los nervios del chico mientras la otra lo tomaba por la barbilla, alzándole la cabeza para que Jason tuviese más acceso a su cuello, ese tan besable que ahora lamía de arriba abajo.

- N-No, solo estaba algo nervioso- dijo el chico mientras dejaba escapar una pequeña risita. Jason lo volteó y le dio un pequeño beso en la boca antes de comenzar a besar y morder los labios del pequeño.

Dejó el menor caer en la cama bocarriba y se abalanzó de inmediato a comérselo a besos dulces y lentos, moviendo su larga lengua dentro de la boca tímida y cálida de su chico. Una de sus manos tomó la cintura del chico mientras la otra abrió un cajón del buró caoba de al lado de la cama y sacó de él un platillo de chocolate fundido con alguna que otra fresa en él. Tomando una la sumergió en chocolate y mordió el extremo de esta, colocándosela en la boca de manera en que se la ofrecía al pequeño.

Jay sonrió al ver a su vampiro así y mordió la pequeña fresa, comiéndosela mientras los labios del vampiro alcanzaron los suyos. Sus manos estaban en la espalda del vampiro agarrándose con fuerza y haciéndole pensar a Jason que ya era hora de que su chico se cortase las uñas, pues arañaba como un maldito gato, pero era lógico, estaba nervioso y asustado.

El vampiro sonrió también viendo como, al finalizar el beso, el menor lo miraba tímidamente. Entonces sumergió uno de sus dedos en el chocolate líquido. Quemaba, pero más lo hacía el cuerpo de Jay. Sacando su dedo bañado en el dulze se lo ofreció al chico, que entendió la indirecta y por ello se sonrojó con rapidez.

Tomó de la muñeca al vampiro y dirigió su mano hacia su rostro, comenzando a lamer el dedo para degustar el chocolate y llenarlo de su saliva. Lo hacía lo mejor que podía, intentando parecerle atractivo a Jason, y vaya si lo conseguía. Porque Jason se sentía morir con solo ver sus mofletes sonrosados llenos de pecas marrones que reposaban bajo sus verdes y vidriosos ojos, que lo miraban fijamente y con súplica y amor, y con sentir la boca caliente del otro rodear sus dedos, suavemente acogidos por unos labios blandos y dulces, mientras la lengua se deslizaba por ellos, mojándolos con lentitud.

Con una mano alcanzó el lubricante y se lo mostró de nuevo al chico, que apartó la mirada algo intimidado y acabó de lamer el dedo de su amo y amante.

- Date la vuelta chiqui, te voy a preparar para que disfrutes más ¿Vale?- el chico asintió mientras se volteaba quedando boca abajo y sentía el corazón latir desbocado contra su pecho y el colchón sobre el que reposaba. Hundió la cara en la almohada y la mordió para no gritar por los nervios.- No estés tan nervioso- dijo Jason tomando las caderas del chico y levantándolas. El chico se situó hincándose sobre sus rodillas mientras su pecho y su rostro seguían contra la cama- Haré que sea la mejor noche de tu vida, bueno, hasta la próxima vez que lo hagamos- susurró dando un pequeño mordisquito en su oído.

- La mejor noche de mi vida fue cuando me encontraste- dijo el menor sin avergonzarse ni un pelo por lo que había dicho. Era la verdad y nada cambiaría eso. La noche más placentera quizás sí sería esa, pero Jay nunca olvidaría a su salvador: un hombre tan apuesto y gentil que hasta le mordía con amor.

- No sabes cuanto te amo, mi pequeño desastre- dijo Jason recordando las veces que había usado ese mote para su chiquitín, normalmente cuando al pequeño se le caía algo y lo rompía, cosa que era muy frecuente pues era algo torpe y eso solo lo hacía más adorable.

Jay solo sonrió contra la almohada ahogando una risita nerviosa por oír eso de Jason. Siempre le decía que lo amaba, pero nunca conseguía mantener la compostura tras esas palabras.

Una mano recorrió su espalda para calmarlo y un escalofrío placentero recorrió su cuerpo entero haciéndolo gemir antes de tiempo.

- Relájate amor, no tengas miedo- dijo mientras su mano tomaba sus nalgas apretándolas. El chiquillo suspiró al sentir como Jason sobaba su culo y repartía besos por el lugar, sin olvidarse de morder la tierna piel ni de succionarla haciendo chupetones en sitios que solo él vería.

Con gentileza hizo que el chico separase más sus piernas y alargó el brazo hasta tomar el bote de lubricantes. Lo dejó caer en el hendidura que se formaba entre las dos redondas y perfectas nalgas que estaban aún más pálidas que el resto de su cuerpo.

Lo tomó con una mano de la cintura y lo acercó un poco a él. Comenzó a esparcir el lubricante con un par de dedos, pasando sobre la superficie de su intimidad y apretando la zona, masajeando el terreno que debía relajar. El chico se sintió reconfortado por la fresca humedad del lubricante y, aunque lo sintió pegajoso contra esa zona especial, se dejó hacer por las caricias circulares que ahora el vampiro trazaba sobre su cerrado hoyo.

Jay sintió que Jason besaba con dulzura sus nalgas mientras una mano las abría con sutileza, intentando no asustarlo por su ansias. Mientras lo intentaba distraer con sus dulces besos y cariñitos que él también disfrutaba, Jason apretó con el dedo índice la zona más cerrada del menor y este se estremeció.

El dedo apretó un poco más sin forzar al pequeño y entró unos tres centímetros de golpe haciendo que el menor gimiera y se girase asustado. Jamás había sentido algo así, y para un chico ser penetrado era algo mucho más difícil de imaginar que si se tratase de una señorita.

- ¿Duele?- preguntó el vampiro con preocupación mientras seguía metiendo el dedo lentamente, llegando hasta el nudillo. El menor se sintió incapaz de mirarlo a los ojos mientras era penetrado por su dedo, era demasiado vergonzoso.

- U-Un poco-dijo el menor mordiéndose los labios mientras tensaba inconscientemente su esfínter. Jason sintió la presión del jovencito y solo le sonrió con ternura acariciando uno de sus muslos- Ah -jadeó el muchacho al sentir el dedo enterrarse a fondo en su trasero. No podía quejarse, las tiernas miradas y caricias de su chico lo hacían perder el juicio.

Sentía ardor y un dolor punzante y muy concentrado en su entrada, pero fue peor cuando, dejando que otro chorro de lubricante cayese por las nalgas del chico, Jason comenzó a mover el dedo dentro y fuera del orificio.

Por suerte lo hacía muy lentamente y podía notar cómo al introducir un segundo dedo el menor volvía a comenzar con sus quejas llenas de dolor para terminar con suspiros placenteros y gemidos nerviosos. Sentía que Jay ya no apretaba tanto impidiéndole entrar y su entrada ya estaba húmeda y empapada, incluso más suave.

Y aunque el menor ahogaba sus gemidos y grititos contra la almohada sentía como su pecho estallaría de un momento a otro. Jason lo estaba preparando con tanto cuidado y paciencia que creyó que el pobre estaría también a punto de explotar por la espera.

- ¿Estas listo?- preguntó Jason susurrando de una forma ronca y dominante que le ponía los pelos de punta. Todo su cuerpo se estremeció y se tensó apretando más los largos dedos de su interior y, al percatarse de eso, Jason habló- Si no te sientes preparado puedo seguir con esto- y movió el par de dedos dentro del menor de nuevo, haciéndolo quedarse sin palabras.

- E-Estoy preparado- musitó sin poder aguantar más la espera. Jason tuvo razón la noche en que le dijo que, sobre la cama, le haría suplicar más que bajo sus colmillos. Jason sonrió ante las palabras del niñito y sacó sus dedos lentamente, vaciándolo de nuevo.

Jason se puso de rodillas detrás el pequeño que, por primera vez y con mucha vergüenza, estaba con el culo en pompa. Besó sus nalgas y en la derecha dejó la marca, bastante notoria, de un fuerte mordisco que hizo gritar al menor. Tomando el lubricante volvió a untar la entrada del menor y embadurnó con él su enormísimo miembro, mirando con pena lo cerrado que estaba Jay. Se sentía culpable por corromperlo, pero si le hacía sentir placer a su pequeño sabría que toda la culpa del mundo habría valido la pena.

Tomó con fuerza las caderas del chiquillo y este aferró sus manos a las sábanas mientras sentía la húmeda erección pegarse a su entrada, que ya palpitaba después de haber sido preparada.

Su cuerpo estaba cada vez más caliente y las manos del vampiro recorriendo toda su espalda no lo enfriaron precisamente. Mientras le acariciaba y besaba su espalda baja con cariño, Jason comenzó a simular embestidas suaves con movimientos lentos y pausados en los que su pene hacía fricción con el agujero vírgen del pequeño chico y, cuando no pudo aguantar más, tomó con la mano derecha la base de su miembro y lo alineó con la apertura entre las nalgas, separándolas ahora con las dos manos.

Jason rugió del gusto al ver el panorama, solo un empujón de sus caderas separaba el tenso momento del desvirgamiento de aquel pequeño hemofílico.

- Te quiero- musitó Jason mientras sentía la liberadora presión de la entrada del chico alrededor de la empujada cabeza de su miembro, que se abrió paso rápido haciendo gritar al pequeño sin darle un respiro ni para responder.

El chico se removió en su sitio y el vampiro empujó más hondo logrando captar el olor de las saladas lágrimas de Jay, entonces se detuvo deleitándose por la forma en la que el angosto esfínter vírgen del chico lo aprisionaba con miedo y fuerza, contrayéndose en latidos acompasados contra su miembro y rodeándolo de la tierna y húmeda carne del muchacho. Su interior era tan cálido que por un momento pensó que estaba vivo, que quizás su corazón comenzaría a latir de un momento a otro.

Quizás ya lo hacía, por Jay.

El menor respiró hondo pero sus ahora calmadas pulsaciones volvieron a convertirse en un estallido de golpes continuos cuando el vampiro metió la mano entre sus piernas y tomó su miembro erecto al que por el momento ni él mismo le había prestado atención. Pasó el pulgar por la húmeda punta apretando un poco su hendidura y haciendo que el chiquillo gimiera de placer dilatándose él solo y dejando pasar así hasta la mitad del miembro del vampiro, quien paró al sentir un nuevo chillidito de dolor.

- Lo estas haciendo muy bien pequeñito- dijo mientras le besaba la espalda lentamente, dejando que sus helados labios recogieran el calor de su piel- eres muy valiente, ni siquiera te estás quejando- alabó al chiquillo empujando más hondo y sintiendo cómo, poco a poco, y entre muchos gemidos de dolor y placer, su pene quedaba total y completamente cubierto por la caliente y húmeda carne del muchacho.

El menor mordió la almohada mientras el vampiro apretaba su pene y hacía un lento movimiento hacia arriba a la vez que salía un poco de su interior. Contuvo la respiración. Su enorme y fría mano se deslizó hacia abajo liberándolo un poco de la presión a la vez que se volvía a enterrar de lleno en él. Jay gimió retorciéndose de placer al notar ese falo llenarlo poco a poco y entrar en él hasta hacerlo sentir que rebosaría, aplastando con su húmeda punta su pequeño punto G.

Las siguientes estocadas fueron lentas y pausadas mientras el vampiro disfrutaba del placer indescriptible de entrar y salir de su pequeño haciéndolo gemir como si le fuese la vida en ello, sentía que el cuerpo bajo él se calentaba más y más, contrayéndose y relajándose por las olas de placer que lo hacían apretar su trasero acogiendo y estimulando el enorme falo que era acogido por su rosada intimidad.

Jay fue tomado por el vampiro de las caderas para poder embestirlo con algo más de fuerza en ese lugar tan especial dentro de él, haciendo que ya no pudiera ahogar sus gritos en la almohada y obligándolo a moverse de delante a atrás con cada estocada que recibía y que le hacía salpicar las sábanas con su sudor. Estaban más calientes que nunca.

Jason azotó una de las nalgas de su pequeño comenzando a follar de manera más dura, haciendo que su pene saliera hasta que sólo quedase la punta y volviéndolo a meter de golpe mientras una de sus manos torturaba deliciosamente la poya de su amante con ritmos lentos que no se correspondían al de sus embestidas salvajes. El menor se sentía en el cielo, no una ni dos veces, sino mil.

La forma en que Jason se la metía con fuerza tomándolo de las caderas para atraerlo hasta su pelvis hasta hacer que sus nalgas enrojeciesen chocando contra su duro y musculoso cuerpo le hacía morir e ir al paraíso una vez. La manera lentas y tortuosa en la que lo masturbaba controlando el momento en que debía estallar le hacía llegar al cielo por segunda vez. La dulzura con la que le susurraba que lo quería mientras le acariciaba la espalda con sus labios, su lengua y su nariz, le hacía viajar al Edén.

Jason se estaba esforzando por hacer disfrutar al menor y escuchar sus súplicas de placer y sus desvaríos, esos que decía con la voz aguda mientras se le iba cuando él se clavaba en lo más hondo del pequeño, era lo que le confirmaba que su objetivo se había cumplido. Pero ese esfuerzo no le suponía pena alguna, pues él disfrutaba de igual manera sintiendo al menor tan caliente y vivo retorcerse bajo su cuerpo mientras su suave piel chocaba contra sus manos y su salado y dulce sabor se lo cedía a su lengua.

Con solo pensar en que Jay sería suyo por siempre al mayor se le dibujaba una sonrisa en el rostro, pero esta se llenaba de malicia al escuchar los jadeos de fondo y el movimiento que hacía su pubis al chocar, junto sus testículos, contra el chiquillo al que arremetía cuidando de no hacerle daño con su salvajismo.

El momento estaba cerca, Jason no podía aguantar más y realmente hacía un buen rato que había perdido la noción del tiempo y le había dado igual si la volvía a encontrar o no. La menor que masturbaba al menor se volvió más liviana y sus movimientos se comenzaron a acelerar creando más dureza a la que masturbar mientras el ritmo crecía y el agarre se intensificó hasta el punto justo donde el dolor se tornaba placer. A su vez soltó la cadera del muchacho contemplando cómo su mano quedaba allí marcada, como una huella de propiedad, y la dirigía hasta el rostro del menor para hacerlo girar algo dificultosamente la cara hacia atrás obligándolo a mirar a las serias y rudas facciones del vampiro que, aunque se mordiese el labio con imponentes colmillos, se derretía de amor mostrándolo en el fogoso fulgor rojo de sus ojos.

Los labios del menor estaban mojados de saliva y gotas de sudor caían desde su frente hasta su barbilla haciendo que el pelo recién lavado se le pegase al rostro y sus ojos verdes no podían mantener su mirada fija en un punto, ya fuese porque el placer le hacía poner los ojos en blanco o porque el cansancio le estaba destrozando de una manera que le fascinaba. Era hermoso y su imagen se tornó perfecta cuando cerró los ojos y entreabrió la boca preparado para recibir los belfos del vampiro, que fríos y ansiosos lo devoraron con pasión dando paso a su mojada lengua, que se alojó en la boca del más pequeño para danzar eróticamente.

El beso llegó al momento cúspide cuando el chiquillo comenzó a gemir en su boca bajo una lengua que no era suya y la mano en su entrepierna dejó de moverse para dar paso a uno de los mejores orgasmo de la vida entera de Jay, que derramó su semilla blanca sobre las sábanas haciendo que todo el cuerpo le temblase para después quedarse sin fuerzas a la par que mordía el labio inferior del vampiro sorprendido ante tal inimaginable placer. Su cuerpo se contrajo convulsionando ante los rastros del intenso orgasmo y el vampiro sintió su pene tan apretando en el interior del menor que liberó también su esencia llenándolo mientras su lengua jugueteaba con la cansada e inmóvil del menor y este resbalaba bajo él hasta quedar tendido y destrozado por el cansancio en la cama.

- ¿Quieres una segunda ronda?- preguntó Jason divertido recogiendo al pequeño entre sus brazos mientras le mordía la oreja y la lamía muy lentamente.

Jay lo miró con súplica y sorpresa y Jason solo le respondió con una risas bromista mientras lo cargaba en sus brazos como a una princesa para darle un baño caliente y relajante. Frotaría su cuerpo con una mullida esponja mientras expandía el jabón líquido por su cálida piel desnuda y... Quizás lo de la segunda ronda no fuese en broma.


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