-De acuerdo, pero vamos a bajo, no quiero que despierte aún- dijo el vampiro menos poderoso viendo el rostro sereno del cálido humano que lo hacía arder de deseo y compasión.
Aidan se levantó de la cama y salió junto a Alex de la habitación, cerrando tras de si la puerta de forma cuidadosa, bajaron las escaleras en silencio y una vez en el primer piso se sentaron el uno frente al otro y solo entonces empezaron a hablar.
-¿Qué es lo que pasa Alexander?- preguntó en tono serio viendo el semblante abatido de su amigo.
-Es ese humano, Liu- dijo con un tono extraño, como si confesase algo humillante- Tu sabes la de veces que he deseado y poseído humano, pero siempre he tenido el control total de toda la situación, nunca nada a escapado de mis límites y nunca se a producido nada que a mí no me gustase durante esas ''relaciones'', por llamarlas de alguna manera- Dijo Alex recordando todas sus presas, ya casi no podía recordar sus caras, ni sus nombres y apenas sus voces o gritos, pero en su memoria estaban todas y cada una de las experiencias vividas.
-Ajá- asintió el otro sin saber de que se preocupaba su amigo- ¿Y cuál es el problema?-preguntó ansioso, por fin había descubierto una situación que estaba por encima de Alex y aunque eso le gusto pues la figura del invencible vampiro se desquebrajó un poco, por otro lado se preocupó a sobremanera pues ese inmortal era su amigo, era casi su hermano.
- Ahora es diferente, hay algo que no me gusta, algo que está pasando y no controlo- dijo Alex haciendo rechinar los dientes con rabia- Mi pensamiento, no lo controlo, quiero pensar en cualquier cosa habitual en mi o simplemente no pensar en nada y se me hace imposible... Liu no sale de mi cabeza, es como si no pensase en otra cosa, es como si tuviese una obsesión, pero no soy capaz de tomarlo bruscamente como antes, yo quiero que se rinda y por eso me esfuerzo para que se entregue- explicó Alex- Pero me volveré loco, no pienso en otra cosa, Liu está siempre en mis pensamientos, pienso en cosas malas que le haría, en cosas sucias pero el problema no es ese, a veces pienso cosas... a veces me preocupo o me siento ¿celoso?- dijo Alex casi riendo, el nunca creyó que pudiese sentirse así.
-Entonces lo que quieres es que se entregue para poder sacártelo de la cabeza y punto, para que se convierta en una simple presa mas cuya vida o seguridad no te importe ¿es eso?- preguntó Aidan preocupado, parecía que comprendía la situación a la perfección.
-Exacto, ¿crees que es la opción correcta? Incluso he pensado en matarlo pero... si lo hago y no se ha podido entregar creo que moriría de deseo por alguien a quien no puedo tener, además creo que matarlo me daría... pena- dijo asqueado de sentir esas cosas de las que tanto se burlaba, ñoñerías, sensiblerías, los sentimientos y el cariño eran para débiles y los débiles mueren primero.
- Es lo único que puedes hacer para sacarte esa obsesión por Liu pero... ¿Qué harás si después de que se entregue sigue siendo igual? ¿Qué harás si sigues sintiendo cariño por él? ¿Qué harás si esa obsesión no desaparece?- Alex miró a Aidan como nunca antes había mirado a nadie, lo miró con miedo, con miedo a sentir, con miedo de seguir sintiendo por Liu- Alex, más que un deseo reprimido que se solucione con un poco de sexo yo creo que la situación, bueno... que a lo mejor te gusta Liu- dijo en un tono bajo, no sabía cómo Alex se lo tomaría ¿acaso alguien con su personalidad sería capaz de aceptar eso? Imposible.
- ¡No!- dijo Alex levantándose bruscamente del sillón antes de que Aidan hiciese lo mismo, no para encararle sino para calmarle- ¡No digas eso nunca más!- apretó sus puños hasta que los nudillos quedaron blancos y después se calmó, no pensaba tomarla con Aidan, el solo había dado su opinión- Aidan, siempre pido tus opinión pero esta vez estas equivocado. Cuando lo haga por fin con Liu toda esta mierda acabará, será para mí un humano común y punto, eso es exactamente lo que pasará- dijo enfadado, no queriendo convencer a Aidan si no queriendo convencerse a si mismo porque en realidad lo necesitaba,
-Lo que tu digas- dijo dándole la razón con las palabras pero con el verdadero sentido de estas- Pero si algo no sale como lo esperabas siempre puedes pedirme consejo- dijo Aidan poniendo una mano en el hombro de Alex y en ese momento habría jurado que este temblaba de rabia, emoción y un tanto de sensaciones desconocidas para él.
-Gracias tío- dijo Alex mirando la mano en su hombro, parecía que el peligroso lobo solitario necesitaba el apoyo ajeno esta vez- A ti te gusta ese chico ¿Verdad? –preguntó mirando hacia arriba, donde en la habitación Jeremy descansaba.
- Creo que sí, quiero tenerlo solo para mí, lo quiero proteger, lo quiero atesorar, lo quiero morder y follar solo yo, quiero curar las heridas que otros le han hecho, quiero que si le hago caer mi mano sea el único soporte que le sirva para levantarse- dijo Aidan pensando en ese chico, tan diferente al resto, tan luchador, tan capaz de ver algo bueno en un alma podrida y putrefacta por la maldad del mundo- He pensado en vincularlo a mí, seguiría siendo humano, como todos, pero no envejecería, sería para mi durante mucho tiempo- dijo pensando en ese futuro próximo del que hablaba.
-Lo veo lógico pero si lo vinculas a ti y te cansas de él ¿lo mataras? ¿De qué otra forma te liberarías de él sino?- preguntó Alex pensando en lo poco que había significado para él aquel puto que solo uso para saciar sus deseos una simple noche, no más especial que todas las demás.
-No creo que me canse y si es así simplemente lo dejaría ir- dijo Aidan oyendo la pausada respiración del chico que dormía en esa misma casa- Piénsalo, él tiene muchas ganar de vivir y por ahora su vida ha sido desgraciada, si me cansase de él una vez vinculado y simplemente lo dejase ir el chico tendría la oportunidad que se merece de vivir una y mil vidas mejores de la que ha tenido por el resto del tiempo (siempre y cuando no lo maten, la vinculación hace inmunes a los humano a la vejez y la enfermedad pero no a las heridas o cualquier otro tipo de dolor o muerte) y si después de eso quisiera repetir la experiencia solo tendría que buscarlo- dijo Aidan sin poder concebir en su mente la idea de querer liberar de sus garras a ese mortal tan fascinante.
-Tienes razón- dijo Alex sonriendo- Puede que no seas el más fuerte- dijo sabiendo que eso era algo que martirizaba a su amigo- pero tienes un cerebro excepcional, siempre tienes las mejores soluciones, créeme, tu inteligencia es un arma muy poderosa- dijo Alex con una voz ronca sabiendo que des de siempre su amigo había sido un perfecto estratega, capaz de confeccionar planes macabros, retorcidos, pero que nunca fallaban- Aunque pareces tonto al no darte cuenta- añadió dando un golpe amistoso en su hombro antes de caminar hacia la salida.
-¿Dónde vas?- preguntó Aidan, ¿no iría a molestar de nuevo a Liu?
-No lo sé, pero no quiero molestarte en tu noche de diversión con...- se quedó pensativo, realmente era incapaz de recordar el nombre de ese humano durante más de dos horas seguidas.
-Jeremy- dijo el otro, esta vez no lo dijo estando molesto sino dejando que una sonrisa le iluminase el rostro- Es tu casa, no deberías irte por mi culpa, además- añadió con una sonrisa pícara- no creo que salgamos de la habitación- se le hacía la boca agua de solo pensarlo.
- Iré a matar a algún mortal aleatorio, de todos modos necesito despejar un rato la cabeza- dijo tranquilizando a su amigo, al que ahora se veía dubitativo y pensativo tratando de encontrar una solución al problema de Alex- Sí necesitas algo recuerda lo que hay allí- dijo maliciosamente señalando una puerta tenebrosa, cerrada con un fuerte candado que ahora estaba abierto.
-Descuida, sé muy bien lo que necesito- le dijo al otro mientras Alex abría la magna puerta que daba a la calle- Nos vemos- dijo a modo de despedida Aidan mientras la puerta se cerraba y él se dirigía a la sala tenebrosa de la que Alex le había hablado. Una habitación pequeña y usada para el almacenaje, pero no era una habitación cualquiera, ahí había todo tipo de cosas extrañas, algunas más fuertes que otras pero todas muy temibles.
Aidan cogió, mientras Jeremy aún dormía, unas cuantas cosas de la pequeña sala: unas esposas para reducir la movilidad de Jeremy, una venda de cuero para tapar los ojos claros de Jeremy y por último un pote de lubricante sabor a fresa para endulzar a Jeremy. Había cogido cosas muy básicas, poco peligrosas puesto que no quería excederse demasiado con ese pequeño después de haber bebido de él la noche anterior, eso le hizo recordar que el menor estaría poco enérgico al despertar y necesitaría fuerzas así que Aidan fue la cocina.
Realmente no tenía ni idea de comida humana así que tras pensarlo un largo rato tomó una botella de zumo de naranja, una bolsa de galletas de chocolate y una gelatina de piña. Pensó que esas cosas dulces serian agradables al gusto del menor y le ayudarían a recomponerse. Puso todas las cosas en un plato y los ''juguetitos'' en una bolsa negra. Subió las cosas por las escaleras agradeciendo que Alex hubiese comprado comida durante la estancia de Liu allí porque de lo contrario ahora no tendría con que alimentar a Jeremy.
Con cuidado abrió la puerta y irrumpió en la habitación. Dejó la bolsa en el suelo, apoyada en una de las patas de la cama y el plato con la comida lo puso sobre el buró de al lado de la cama mientras alargaba un brazo para zarandear con cuidado al humano.
- ¿Y-Ya es de noche?-preguntó Jeremy algo aturdido nada más al despertar. De pronto un escalofrío recorrió toda su espina dorsal al recordar que esa noche tendría sexo con Aidan, sabía que él no tenía control alguno.
-Sí, has dormido bastante ¿te sientes débil verdad?- preguntó Aidan acercándole la bandejita con comida mientras el chico asentía, cansado y aún somnoliento- Te he traído algo de comida, puesto que tú me diste ayer de comer- bromeó en un tono sensual que erizó la piel del menor.
- ¿De-de verdad?- preguntó Jeremy sin comprender del todo la situación, nunca nadie había hecho por él algo tan normal como traerle algo de comer, nunca a nadie le preocupó si moría desnutrido- ¡Gracias!- dijo Jeremy saltando de la emoción contra Aidan para abrazarlo de una manera que, después de darse cuenta de lo que había hecho, le pareció vergonzosa.
-Come, vas a tener tiempo de agradecérmelo esta noche- dijo giñándole un ojo y levantándose de la cama- Voy a salir, volveré en una media hora y espero que ya hayas comido- dijo acercándose a la cara de Jeremy para acariciar su mejilla con cuidado, parecía tan frágil, su piel era tan suave que sería capaz de perderse en su tez, observando la perfección del muchacho- a propósito, echa un vistazo a esa bolsa de ahí- dijo señalando la bolsa negra donde se encontraban los juguetitos que querría usar esa noche- cuando vuelva tenlo todo preparado- Le advirtió dejando la habitación.
Aidan salió un rato a comprobar el estado de su amigo sin molestarlo, le preocupaba que Alex se enfrentase a un tema con el que no pudiese lidiar. Se lo encontró sentado en el suelo, rodeado de unos cinco cadáveres y un muchacho moribundo que pronto moriría. Alex estaba pensativo, meditabundo y eso alarmó a Aidan. Aunque el más fuerte percibió la presencia de su amigo no se inmutó pues intuyó que este habría ido solo a comprobar su estado y, además, Aidan se fue al poco rato, consciente de que debía dejar a Alex solo.
Jeremy por otra parte se encontraba en la habitación ajena, devorando como un animal salvaje aquella comida pues hacía mucho que no comía y mucho menos algo dulce y sabroso como aquellos alimentos. Se apenó de no haberle agradecido más a Aidan por aquello pero pensó que esa noche le compensaría por todo, por mucho miedo que tuviese. Una vez lo comió todo dejó las cosas perfectamente colocadas y de manera pulcra sobre el buró y cogió con confianza la bolsa negra, desconociendo por el momento su contenido.
Al abrirla se vio totalmente sorprendido, primero vio el lubricante de sabores y le pareció que así sería mejor, no sería tan doloroso. Pero al sacar la venda y las esposas se asustó, quedaría inmóvil y ciego y eso significaba una desventaja aún mayor frente a Aidan. Empezó a asustarse pero simplemente trató de ignorar ese sentimiento y acató las órdenes del vampiro, quien le había dicho que lo quería todo preparado para cuando llegase. Primero se sacó toda la ropa, o casi toda puesto que se dejó puestos los bóxers, no le hacía gracia quedarse solo y desnudo en aquella casa, no después de saber que esa casa era de Alex.Después depositó el lubricante sobre la almohada y despejó la cama para mayor comodidad y acto seguido rodeó una de sus muñecas con las esposas, la otra muñeca y el segundo hueco de las esposas estaba libre pues pensó que tenía que ser Aidan quien eligiese donde esposarlo. Cogió la venda y se tapó los ojos con ella y, cuando lo hizo, sintió un profundo terror, estaba vulnerable al no poder analizar lo que pasaba a su alrededor, pero trató de relajarse y se ató la venda de manera que ya estaba todo casi listo, ahora solo faltaba Aidan.
Cuando el vampiro abrió la puerta se topó con una imagen deliciosa que le hizo olvidar todas sus preocupaciones por Alex durante unos instantes. Jeremy estaba tumbado bocarriba y con solo ropa interior en la cama, con una mano esposada, los ojos tapados y el lubricante sobre la almohada al lado de su cabeza.
Jeremy se sobresaltó al oír como la puerta se abría, pero solo fue capaz de hablar al oírla cerrarse.
- ¿A-Aidan?-preguntó algo asustado, él había tenido sexo muchas veces, pero no de ese tipo, no con alguien tan peligroso como Aidan, cada vez que lo hacía con él se sentía como un muchachito virgen en su primera vez con una bestia experta.
-No caperucita, yo soy el lobo feroz- bromeó eróticamente usando un tono sensual mientras subía a la cama, haciendo crujir los muelles bajo su peso- ¿Estas nervioso?- preguntó notando la respiración irregular y agitada del humano bajo él.
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