Di lo que piensas, sé valiente

 Entró con rapidez, cada vez que dejaba solo al chico y volvía a la casa se sentía desesperado, recordando el momento exacto en el que al volver se había topado con un moribundo Aaron, aquella fatídica noche, pero esa lo encontró en el sofá sentado, justo en la posición en que él lo había dejado, parecían tan tierno aquel chico acomodándose entre los mullidos cojines mientras se tensaba un poco al advertir la presencia de su amo.

Aaron se asustó un poco al notar el peso a su lado en la cómoda superficie y al advertir que Samuel se había sentado con él, queriendo huir sin parecer un irrespetuoso se levantó despacio dispuesto a irse a cualquier otro lugar, pero como una soga al cuello, una voz lo estranguló haciéndole sentir un nudo en su garganta.

- Quédate- dijo Samuel al ver a su mascota levantarse, huyendo de él, le apenaron esos ojos azules tan a punto de derrumbarse.- Siento curiosidad- dijo una vez el chico se hubo sentado a su lado, sus pies colgaban del sofá sin tocar el suelo mientras Samuel debía flexionar sus rodillas para encontrar una pose cómoda debido a su gran altura- ¿Por qué fuiste solo a buscar provisiones cuando te encontré? ¿Dónde estaba tu grupo?- preguntó, dejando al menor algo confundido pues no entendía de que hablaba.

-¿Qué?- dijo al principio, sin comprender aún el sentido de la frase- C-Creo que te equivocas ¿a qué te refieres con eso del grupo, amo?- preguntó el chico tratando de buscar un sentido coherente a sus palabras, pero el tema tratado se le hacía desconocido.

- Pues al grupo de personas con las que estuviste sobreviviendo durante estos dos años ¿Por qué no fueron contigo?- preguntó como si fuese lo más obvio del mundo, Aaron era inocente y Samuel lo sabía, pero el no entender esa pregunta le resultaba algo más bien tonto.

- Y-Yo... yo he estado solo los dos años, amo- confesó dejando a Samuel en un estado atónito que duró unos segundos, los suficientes como para darse cuenta de que en verdad no tenía ni idea de cómo era ese chico, no sabía nada de Aaron, el humano de ojos expresivos que lo estaba capturando.

- ¿Totalmente solo?- Asintió, el vampiro lo miró tragando saliva, sintiéndose apenado por el pobre chico: En soledad durante dos años y el primer contacto en todo ese tiempo había sido el maltrato de un vampiro, además, Aaron era muy jovencito como para poder haber asimilado o pasado todo eso sin traumas o secuelas- Pero tú eres tan vulnerable y pequeñito ¿Cómo lo hacías para sobrevivir?- preguntó, frunciendo ligeramente el ceño mientras se acercaba cada vez más a ese pequeño chico que no paraba de seguir sus gestos, percatándose de que su amo estaba preocupado.

-M-Me trasladaba con frecuencia y siempre iba a barrios pobres, ahí nunca hay va-vampiros-explicó mientras jugaba con sus manos y sentía al vampiro tan cerca suyo que sus cuerpos se tocaban- supongo que aparte de eso también t-tuve bastante suerte- la cual se acabó con la llegada de Samuel a su vida, o eso pensaba Aaron.

- ¿Y no echabas de menos la compañía de alguien?- preguntó Samuel en un pequeño susurro colando su brazo tras la espalda de Aaron y agarrándolo de la cintura con la mano.

- Si quieres hacerme algo, ha-hazlo, pero no finjas interés en mí, por favor, a-amo- dijo el chico apretando los dientes y con ganas de golpear la mano que sin disimulo se pegaba a su cadera, agarrándolo y atrayéndolo hasta Samuel. Aaron solo quería que todo pasase rápido y que si iba a ser humillado en esa casa, que al menos Samuel no tratase de portarse bien con él solo por parecer menos malo antes de cometer una de sus atrocidades.

- No estoy fingiendo interés, niño- le espetó algo enfadado y tomándolo con más fuerza, atrayéndolo más y más hacia él- Y que te acerque a mi no significa que vaya a hacerte algo, pero si sigues desafiándome así... lo haré- susurró roncamente en su oído, aterrorizando al chiquillo, que solo se removió un poco, asustado al notar el gélido aliento del hombre tan cerca suyo- No deberías ser tan desagradecido- dijo después con fastidio- Te dejo dormir en mi cama y sentarte en sitios que no sean el suelo, hace tiempo que no te doy una paliza ¿Por qué coño me desafías? – dijo el vampiro comenzando a enfadarse, pero asegurándose de que se podría contener, se mordía la lengua y el labio para no decir más groserías sabiendo lo sensible que era Aaron y también apretó con fuerza los puños dejando escapar la cintura de Aaron, quien se incorporó dispuesto a contraatacar.

- ¿Te... te crees que porque vayas de buena persona después de todo lo que me has hecho voy a caer rendido a tus pies ?- preguntó el otro con furia, levantándose del sofá y poniéndose de pie contra su dominante, aunque todo su cuerpo temblaba como una hoja y su voz hacía lo mismo, trató de mantenerse firme- ¡Estoy harto! Me tratas como una mierda, como a un perro callejero, y por darme solo unos pocos privilegios que cualquier persona debería tener... ¿Crees que por eso debo ser agradecido?- las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos como ríos de gran cabal, ya no podía parar de chillar, estresado y caminando de un lado para otro- Sigue tratándome como lo haces ¡Adelante! Pero no me pidas que sea agradecido... L-Lo sería si me tratases bien, pero no lo haces ¡Soy una persona, tengo derechos! Tengo derecho a que no me partan la cara si digo mi opinión, tengo derecho a poder salir cuando quiera, tengo derecho a poder irme si quiero y tengo derecho a no ser maltratado- dijo el chico, alejándose paso a paso mientras el vampiro se levantaba, dirigiéndose imponente y lento, casi cauteloso, hacia él. El niño se limpiaba las lágrimas con las mangas de su jersey, y mientras retrocedía solo pudo tropezarse con sus mismos pies y caer de nuevo al suelo, aunque eso no detuvo las que creyó que serían sus últimas palabras- Y aunque me tratases con respeto, como a una persona humana ¡Te seguiría odiando! Por todo lo que me hiciste... los golpes se pueden perdonar, pero... pero... ¿T-Tenías que violarme? Joder, solo tengo dieciséis años, ni siquiera he dado un beso en mi vida y tú tenías que ir y... y hacer e-eso ¡Joder!- gritó el chico jadeando y levantándose temblorosamente y sin mucho equilibro del suelo para retroceder ante el predador que, lento pero seguro y temible, avanzaba hasta él con pequeños pero ininterrumpidos pasos- Y lo que v-vayas a hacerme ahora, házmelo, pero no vayas de bueno después... n-no intentes confundirme, sé que eres un monstruo, l-lo sé-dijo el chico sintiendo la fría pared contra su espalda, estaba acorralado totalmente y la sombre del vampiro se proyectaba ante él, oscureciendo su pequeña figura y haciéndole sentir aún más frío, como el frío del cañón de una pistola contra su cabeza, o como el frío de la punta de una espada contra su pecho. Una vez había acabado se discurso se dispuso a acatar las consecuencias, se pegó lo máximo que pudo a la pared y cerró los ojos, angustiado trago saliva mientras temblaba más que nunca, jamás había tenido tanto miedo como lo tenía en ese momento.

Samuel se sintió como si no valiese nada, como si fuese despreciable y repugnante al ver a ese chiquillo contra la pared con esa expresión tan tierna de miedo y preparado para recibir lo que fuese que imaginara que Samuel le haría, pero rompiendo las expectativas, este se acercó un poco más al muchachito y puso sus manos apoyadas en la pared, justo a los lados de la cabeza del chico, haciendo ruido de manera intencionada para ver como el menor de ojos cerrados se sobresaltaba con terror, se acercó, agachándose un poco, hasta su aliento congelado pero inoloro acarició los labios del pequeño.

-Hablas de que debo tratarte como a una persona, hablas de que eres humano y por ello tienes derechos, hablas de que trate como a un igual ¿Sabes cuál es el problema?- el chico aún no se había atrevido a abrir los ojos, lo sentía demasiado cerca, tanto que sabía que lo único que vería sería el rojo intenso de los ojos de Samuel alumbrándolo como un faro- Hablas del viejo mundo donde todos erais humanos y nosotros no entrábamos en vuestros conceptos como ''derechos humanos'', pero ahora, en el nuevo mundo nosotros mandamos solo hay unos derechos que os conciernan a vosotros los humanos, el derecho que tenemos los vampiros de hacer lo que nos apetezca con vosotros.- bajo su manos, lentamente, desde la pared hasta el cuello del chico, y lo acarició con sutileza mientras hablaba, sus yemas se paseaban arriba y abajo sobre la yugular.

- Ya no hay leyes, chiquitín, todo se rige por la supervivencia de la raza superior, y tu eres la comida favorita de los de esa raza- sentenció acercándose un poco y dando un pequeño bocado al labio inferior del chico, aún así lo escuchó gemir de miedo mientras sus colmillos tomaban su pequeño y tierno labio, sin hacerle daño, pues no pretendía eso, estiró del labio y lo soltó dejando al menor aún más asustadito- Por eso deberías agradecer lo que intento hacer por ti, deberías agradecer esto-y acto seguido tomó al chico por los brazo acercándolo a él y separando su espalda de la pared pues la rodeó con sus fornidos brazos mientras el chiquillo se apretaba contra su enorme cuerpo. Lo estaba abrazando y casi creyó que era broma cuando sintió al menor abrazarlo de vuelta.- Pero sé que no lo harás, no me vas a agradecer nada hasta que dejes de odiarme- dijo el vampiro contra el pelo del humano, ahora su nariz se paseaba tranquila por el cuero cabelludo del pelinegro- Y pienso hacer que dejes de odiarme, pero tú también debes poner de tu parte- musitó apenado por la manera en que ahora sollozaba el chiquillo, liberando toda esa tensión que había guardado desde que dijo aquella primera palabras que daría paso a su gran discurso.

''No me gusta este nuevo mundo, no me gusta nada... quiero volver a ese en que los humanos éramos los que lo controlaban todo... ahora solo somos presas de los que mandan, de los vampiros... Pero la verdad, ahora no es tan malo, Samuel tiene un poco, solo un poco de razón en eso de que ya no me pega ni me humilla, pero no pienso ser agradecido, solo lo odio un poco menos, solo un poco y porque está cambiando, pero solo eso'' pensó el chiquillo, inseguro pero firmemente abrazado al ser del que tanto desconfiaba.

- ¿Sabes? Nunca doy este trato a los humanos, y tu eres el primer humano con el que me he disculpado, así que si tan fácilmente puedes ver mis cosas malas, intenta ver lo bueno también- dijo el vampiro aplastando a ese pequeño chico entre sus brazos, sin soltarlo ni un solo segundo, podía notar la rabia y miedo del menor, podía notar lo mal que lo estaba haciendo todo.- ¿De verdad piensas que soy un monstruo?- preguntó Samuel acariciando el pelo del pequeño mientras este sollozaba contra su pecho.



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