El chico suspiró temeroso al sentir que ahora la boca no se despegaba de su piel y que esta succionaba con fuerza, haciéndole estremecer por el dolor y placer, aquel chupetón dejaría marca, pero no se compararía a la de los dos siguientes. Al cuarto chupetón el chico gimoteó un poco y Aidan lo apretó más en sus brazos sintiendo la respiración agitada del chico que ya sabía lo que venía, ahora sentiría los colmillos.
Los dos filos punzantes se apretaron contra la carne hundiéndola ligeramente, no lo suficiente como para perforarla pero sí como para dejar una marca durante unas horas. Un poco más de presión y el chiquillo no lo soportó más, el dolor era fuerte, sí, pero fue el miedo lo que le hizo quejarse.
- A-Aidan, duele- dijo el chico apretándose más contra el vampiro, deseando que le respondiese en vez de perder el control y convertirse en una bestia, como había imaginado que podría pasar.
- De acuerdo, ya esta- dijo retirando esas dos dagas de marfil de encima de la palpitante yugular y acariciando con cuidado los dos puntos semi-heridos que estas habían dejado en la piel, pronto ya no habría rastro de ello- Lo has hecho muy bien, Jeremy- el chico no respondió, solo pasó su mano por el cuello sintiendo las casi inapreciables hendiduras y calmándose un poco al ver esos terribles colmillos lejos de su cuello- ¿Pasa algo?- preguntó al ver a su chico demasiado callado.
-No- sonrió ampliamente el otro al ver a su depredador preocupado- Es solo que... bueno, que estaba muy nervioso, pero no pasa nada- dijo el chico dejándose de tocar el cuello para poder su pequeña mano cerca de la de Aidan, esperando a que este la tomase y, tras leer su pensamiento, así lo hizo- Oye ¿podemos salir esta noche? Hace tiempo que solo veo... bueno, que solo veo tu cama- dijo con una leve risilla pícara.
-De acuerdo, salgamos- dijo incorporándose y dirigiendo al pequeño al que había tomado de la mano- y si te molesta ver mi cama siempre puedo... vendarte los ojos, quizás amordazarte también sería buena idea- bromeó tomándolo por la cintura mientras bajaban las escaleras.
-Siempre te lo digo ¡Eres muy malo!- replicó el muchachito risueño mientras era incapaz de quitarle el ojo de encima a ese ser al que adoraba con toda su alma si es que aún tenía.
A los pocos minutos esos dos ya estaban paseando por las calles como una pareja de tortolitos, tomados de la mano y mirándose el uno al otro con cariño, Jeremy lo hacía más tímidamente mientras Aidan era más descarado, sobre todo cuando sin previo aviso comenzaba a sobar el trasero de su pareja o a darle pequeñas nalgadas.
- ¿No puedes ser más disimulado para tocarme el culo?- replicó algo burlón Jeremy al sentir una mano dentro de su bolsillo trasero, aunque Aidan apenas podía encajar su enorme mano en el bolsillo del pantaloncito de su humano.
- ¿Para qué?- preguntó el otro riendo y asestándole de nuevo una nalgada a su pareja- ¡Así es más divertido!- bromeó dirigiendo su mano a la cintura del chico.
- Y más vergonzoso- añadió el muchacho antes de apegarse un poco al vampiro aprovechando al agarre al que estaba ahora sujeto.
-No seas puritano- se burló el otro sabiendo que aquel pequeño entre sus brazos era de todo menos puritano, había vendido su cuerpo y robado si era necesario, e incluso había vendido su sangre aunque eso fuese solo al principio de lo que ellos nunca imaginaron que sería una tan extraña pero reconfortante relación- ¿Dónde quieres ir a cenar esta noche?- preguntó el vampiro girando a la derecha, cambiando el rumbo del paseo y dirigiéndose a una calle llena de restaurantes y establecimientos de comida rápida.
-Me da igual- dijo el chico aferrándose al brazo del gran predador y agarrando esos enormes músculos que tan loco le volvían- cualquier sitio al que me lleves estará bien- dijo acurrucándose más contra el vampiro, quien se sintió estúpido la no poder evitar que una sonrisa escapase de sus peligroso labios.
A los cinco minutos Aidan estaba observando anonadado y divertido como Jeremy se peleaba con su plato de espaguetis.
- ¡Ay! ¡Como queman!- decía bebiendo agua como un naufrago desesperado antes de volver a introducir los humeantes espaguetis en su boca.
-Tontito- dijo riendo mirando con cariño al menor que tenía delante, deseó ser humano unos instantes para poder representar la típica escena romántica en la que dos amantes comen espaguetis y al final acaban por besarse, como en aquella película de dibujos ''la dama y el vagabundo'' -¿Por qué no te esperas a que se enfríen?- preguntó irónico mientras el menor bebía agua de nuevo, tendría que pedir otra botella porque esa ya se había cavado así que Aidan miró a su alrededor tratando de divisar algún camarero.
-Porque tengo hambre, mucha, muchísima hambre ¡Más de la que puedes imaginar!- dijo el chico tratando de nuevo de comer, consiguiendo solo quemarse más la lengua.
Aidan sonrió por esa última frase y acto seguido desenfundó sus colmillos, mostrándolos sin pudor. Jeremy lo miró sorprendido mientras dejaba caer el tenedor en el plato ¿acaso Aidan había perdido los estribos?
-Tontito, creo que eres tu el que no puede imaginar el hambre que tengo yo- bromeó el vampiro lamiéndose los colmillos y acto seguido los labios, con lentitud y de una manera muy provocativa, humedeciéndolos y haciendo que brillasen un poco más bajo la artificial luz del alumbrado público.
- ¡Tienes razón, pero esconde ya los colmillos!- dijo Jeremy alarmado mientras miraba nervioso de un lado a otro comprobando que nadie tuviese a Aidan como su centro de atención- Si alguien te ve podría asustarse y se armaría un lío y ahora estoy muy a gusto aquí así que escode los colmillos-se quejó el chico frunciendo el ceño, cosa que causó gracia en Aidan, ver a Jeremy molesto era muy divertido.
- ¿Des de cuando me das órdenes?- comenzó a preguntar con ese tono irónico que marcaba que Aidan estaba a punto de comenzar con uno de sus jueguecitos- A ver si al final la cena vas a ser tu-dijo riendo, mientras un escalofrío recorría a Jeremy, y mostrando más sus colmillos al abrir su boca para carcajear ruidosamente, por suerte eso no llamó la atención de nadie. Jeremy puso sus ojos en blanco y rodó la vista, como sintiéndose frustrado.
-Aidan ya basta- susurró para que nadie se percatase del aspecto demoníaco de su novio- como alguien se dé cuenta te voy a...- dijo Jeremy apuntando acusadoramente con el dedo a Aidan y buscando algún tipo de extorsión que pudiese hacer al vampiro obedecer.
-¿Qué vas a hacerme tontito? No me amenaces, a ver si te vas a ganar un castigo- dijo el otro sonriéndole lascivamente a su amigo, quien sucumbiendo a todas esas miradas del vampiro decidió seguirle la broma olvidando su minúsculo enfado.
-No seas chulo Aidan ¡A que te quedas sin sexo!- bromeó el chico alzando una ceja, sabiendo que ni el aguantaría unos días sin que su magnífico predador lo cazara y devorara sobre la cama como hacía siempre, con esa ferocidad propia de un vampiro pero con ese toque personal de gentileza y autocontrol que tan difícil era de conseguir.
- No serías capaz- dijo Aidan riendo, totalmente convencido de que , aún sin leer la mente de Jeremy, encontraría en ella pensamientos que le darían la razón- yo estaría subiendo por las paredes, pero seguro que a los poco días vendrías suplicándome que te tocase- dijo desafiante y escondiendo por fin sus colmillos, cosa que alivió a Jeremy pues suspiró satisfecho.
-Tienes razón- admitió mientras acababa su comida que por suerte se había enfriado con rapidez.
La camarera se dirigía hacia ellos, mirando promiscuamente a Aidan aunque este no se percatara y, convencida de que esa noche lo tendría en su cama sonrió maliciosa pensando en el muchacho que compartía mesa con él, quizás incluso le ofrecería hacer un trío a ese chiquillo, aunque la chica aún no sabía nada sobre Jeremy y menos sobre Aidan. Era lógico que la chica fuese ya con el ego alto y pisando fuerte, ella era una de esas personas que con su cuerpo y sus gestos no mueven el mundo, pero que pueden hacer que otros lo hagan por ellos. Una mirada intensa azul, clara pero electrizante y con sus cabellos sueltos cayéndole hasta el hombro de manera ondulada y firme como si nunca pudiese despeinarse. Unos rasgos finos y mejillas sonrosadas, labios carnosos y rojos como cerezas gracias al carmín, complementado todo con unas piernas altas y esbeltas de muslos anchos que realzaban sus caderas de avispa, una cintura pequeña que, para rematar, sostenía unos enormes pechos que no disimulaba nada.
- ¿Quieres tomar algo, precioso?- preguntó la chica sensualmente y con una voz aguda mientras se sentaba en la mesa de Jeremy, dándole la espalda a este para poder conversar mejor con Aidan.
-No- dijo seco y cortante, molesto por el hecho de que la chica le tapaba la preciosa vista que tenía directo a los ojos de Jeremy.
- ¿Y quieres... mi número?- sonrió mordiendo el bolígrafo que traía para apuntar los pedidos con una, ya inexistente para ella, inocencia casi infantil. Se sorprendió cuando escuchó la grave y viril risa de Aidan, pensó que ya se tenía ganado a ese machote, pero nada más lejos de la realidad.
-Largo- dijo aún riendo y meneando la cabeza en una negación rotunda ¿Cómo podía ser tan estúpida esa chica- ¿Es que no ves que estoy acompañado?- preguntó señalando a su chico, quien paso se mirar con asco a la chica a sonreírle radiantemente a su pareja.
- ¿Acompañado?- dijo arrugando la nariz en señal de asco mientras miraba de arriba abajo a Jeremy- ¿No crees que este es muy poca cosa para ti? Además es un puto crío, seguro que este enano de 16 años no te satisface en absoluto ¿Cómo podía hacerlo? Lo que necesitas es una buena mujer o quizás más de una, podría llamar a unas amigas y...- con sus suaves manos de uñas largas y esmaltadas se acercó al brazo de Aidan, dispuesto a acariciarlo un poco, pero este se retiró por completó, huyendo del contacto de esa chica que no sabía donde se estaba metiendo- No seas tímido- dijo con una sonrisilla pícara que molestó a Aidan, nadie que no fuese Jeremy podía hablarle de ese modo.
-Escúchame zorra de silicona, si no te largas tú, este ''enano'' será quien te eché- Aidan se quedó boquiabierto al ver a su pequeño reaccionar de manera tan espectacularmente hostil, golpeando la mesa con el puño mientras se levantaba de golpe, haciendo ruido al arrastrar sin querer la silla violentamente. Jeremy miró a la chica con un odio que aunque no intimidase nada era totalmente sincero y al final se levantó para irse, sintiéndose vencida y un poco molesta, pero Aidan la llamó con un silbido, cosa que molestó a Jeremy.
Y cuando la chica se giró, con un gesto engreído, para responder al silbido de Aidan vio como este le aseguraba de que lo mirase para tomar a su chico de la barbilla y atraerlo hasta él para plantarle un beso en sus finos labios.
Ofendida, se volteó de nuevo para irse mientras a los dos chicos ya no les importaban las miradas ajenas sino que estaban disfrutando sin vergüenza de su cálido beso, que al acabar dejó a Jeremy todo ruborizado.
-Te habías puesto celoso- dijo Aidan mirando con cariño a Jeremy, este desvió la miraba avergonzado.
-No es verdad- dijo entre dientes y sin poder siquiera engañar-se a si mismo. Aidan se levantó de su asiento y se situó detrás de Jeremy para darle un tierno beso en la mejilla.
-Sí que lo es- le susurró al oído haciendo que el vello de su cuello se erizase mientras el vampiro aprovechaba para inhalar ese dulce aroma que seguía a Jeremy como una potente fragancia- No te avergüences, yo soy capaz de ponerme celoso incluso de un perro si veo que lo acaricias- dijo Aidan reconfortando a su humano mientras lo tomaba de la mano, dejando unos billetes en la mesa que pagan de sobra la cena.
Comenzaron a caminar de nuevo por las calles más transitadas a elección de Aidan pues él llevaba el control del camino que tomarían esa noche, y quería llevar a su chico a algún lugar que pudiese gustarle.
- ¡Aidan! ¿Podemos ir allí?- preguntó el chico sumamente emocionado señalando una aparentemente exitosa discoteca, parecía un niño emocionado en una feria pidiéndole permiso a su hermano mayor para montar en su atracción favorita.
-Eh, claro- dijo el vampiro sin pensárselo mucho y dirigiéndose al mencionado lugar. Realmente las discotecas y locales de ese tipo no eran del agrado de Aidan, el mundo moderno siempre le sorprendía con nuevos inventos o maneras de hacer que le fascinaban, pero claramente había ciertas cosas que no acababan de agradarlo.
- ¿Pasa algo? No te veo muy convencido- dijo el chico sintiéndose algo decepcionado. Realmente a él le encantaban esos locales, aunque siempre iba allí para buscar clientes debía admitir que se divertía enormemente bailando y dejándose llevar por el ruido del tumulto sobre la música.
-No, es solo que no suelo ir a estos sitios- tomó de la cintura al pequeño que lo miraba extrañado pues Aidan se estaba saltando toda la cola que había para entrar, dirigiéndose directamente al fornido portero que lo miraba con cara de pocos amigos.
- Si no tienes pase V.I.P. Vete al final de la cola- dijo el hombre con los brazos cruzados y sabiendo que ese chico no estaba en una de esas listas que hacen que entres donde quieras.
Si algo había aprendido Aidan de Alex es que los mejores pases para todo tipo de lugares eran sus colmillos así que solo los tubo que mostrar durante menos de dos segundos para que el hombre les dejase pasar silenciosamente mientras la gente que esperaba en la cola se quejaba.
-Que tramposo eres- dijo Jeremy sonriendo mientras entraban en el lugar- Mira que tener que usar los colmillos para entrar en una discoteca...- rió de nuevo mientras se sentía plenamente reconfortado, le volvía loco como Aidan lo tomaba por la cintura apretándolo contra su cuerpo y lo hacía sentir esos músculos tan duros a través de la ropa- ¿vamos a bailar?- preguntó el chico viendo con emoción como el tumulto se movía entre las sombras, con sus cubatas medio derramados en las manos mientras movían su cuerpo cada uno a su manera.
-Recuerda bien lo que te voy a decir ahora porque te vas reír mucho tiempo por ello- dijo el vampiro con una amplia sonrisa en sus labios y sintiendo por primera vez un poco de vergüenza- no sé bailar- soltó tras un largo suspiro haciendo que Jeremy estallara en carcajadas que le resultaron fascinantes, cuando él estaba feliz Aidan se sentía extrañamente reconfortado.
-Vaya, vaya, por fin algo que el gran Aidan no sabe hacer- se burló caminando entre las personas con dificultad mientras se dirigía a la abarrotada pista de baile seguido de su amante- Ya bailo yo entonces, tu solo quédate conmigo- dijo el pequeño levantándose sobre las puntas de sus pies para pedir un beso de Aidan, quien agachándose un poco se lo concedió.
-Pues venga, enséñame como te mueves- le retó el vampiro quedando parado justo delante de esa pequeña caja de sorpresas.
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