Y ahí estaba Liu, un muchachito de baja estatura y rostro pecoso, cuyo cabello marrón se apegaba a su rostro como una manta por la humedad de la lluvia y cuyos ojos, aún sin mojarse del agua que caía de las nueves, se cristalizaban levemente mientras apretaba en su pequeño puño el ramo de rosas rojas y claveles, las flores favoritas de Dave y Matty, esos dos habían sido amigos suyos durante más tiempo del que había imaginado y mientras él conservaba su cuerpo juvenil de apenas 16 años había visto crecer a la pareja durante mucho tiempo. Había asistido a su boda y sus bodas de plata y oro una vez fueron una enternecedora pareja de ancianos y, ahora, con cien años de edad que no aparentaba, Liu llevaba, como cada año desde su muerte, un ramo de flores para la difunta pareja. Le resultaba triste que sus dos grandes amigos hubiesen muerto y cuando eso pasó Alex le dedicó más atención aún de la normal, pero era hermoso imaginar como el destino había tenido un detalle haciendo que Dave y Matt fuesen a dormir una noche con sus ya ochenta y pico años y no despertasen jamás, porque al fin y al cabo habían dormido por siempre juntos y eso le resultó hermoso, aunque debía admitir que le resultaba mucho mejor su situación con Alex, era menos romántica desde el punto de vista dramático, pero prefería vivir siempre con él a morir con él algún día.
Una pequeña mano, de la misma medida que la suya se posó en su hombro y una sombra se alzó impidiendo que la lluvia lo mojase, y allí estaba Jeremy con un paraguas, mirándolo con pena, como cada vez que acompañaba a Liu al cementerio. Él también se entristecía al ver a Liu así, aunque siempre que llegaba algo apenado por ello, Aidan procuraba animarlo, siempre tan atento y preocupándose por él con tanta facilidad.
-¿Estás bien?- preguntó. Liu se secó las lágrimas, pero sabía que su pena era egoísta, le apenaba no tenerlos en su vida , porque si solo pensaba en la pareja debía estar feliz, habían muerto juntos y así estarían, juntos, en un lugar mejor.
+Sí- dijo el pequeño chico tomando la mano de Jeremy para levantarse. Jeremy al principio se había sorprendido al conocer la historia de Liu, pero una vez Alex y Aidan siguieron viviendo en la misma casa, ambos humanos vinculados descubrieron que tenían múltiples cosas en común y se hicieron grandes amigos, claro que unos cien años de convivencia también fueron fundamentales para crear esa amistad tan fuerte.
- Se está haciendo tarde- dijo Jeremy mientras miraba al nublado y grisáceo cielo- ya sabes que a Aidan y Alex no les gusta que estemos solos cuando es de noche-advirtió, y entre los enormes y furiosos nubarrones creyó poder ver la luna, pero quizás era solo un reflejo de los rayos que caían aleatoriamente.
+ Mejor volvemos ¿Tienes otro paraguas?- preguntó el chico levantándose del todo y comenzando a caminar hasta la verja que marcaba la salida o entrada del cementerio, ya se sentía más animado.
- ¿Para qué? Tu ya estás mojado- dijo Jeremy divertido mientras aceleraba el paso dejando a Liu atrás para que se mojase con la lluvia si podía estar aún más empapado.
+ Eh ¡Oye!- lo llamó el pecoso corriendo detrás suyo mientras ponía una de sus manos sobre la cabeza como si eso le protegiese del agua que caía del cielo. En un despiste de Jeremy, Liu logró quitarle el paraguas y cerrarlo, consiguiendo que su seco amigo fuese mojado por el chaparrón también.
- Tío, Liu ¡Que yo estaba seco!- se quejó escurriendo su ropa mientras seguían caminando entre pequeños empujones amistosos.
+Estabas- repitió con retintín mientras ya veían a los lejos la enormidad de la casa donde vivían. Aunque con el paso del tiempo las cosas se habían modernizado a un gran nivel, teniendo innovaciones tecnológicas a la vida de los chicos que les habían sorprendido enormemente, la casa seguía intacta, sin variaciones y quedando notoriamente anticuada ante el enorme paisaje de casas modernas y, a los ojos de los dos humanos, futuristas.
Entre todos habían decidido que por muy antigua o ruinosa que pareciese la casa, jamás se reformaría, jamás se tapiarían los elementos de allí que les traían de vuelta a sus recuerdos de cuando todo comenzó, porque si ellos no cambiaban, su hogar tampoco debía hacerlo.
- Esta me la vas a pagar- dijo Jeremy señalando acusadoramente a Liu con el dedo mientras apartaba sus blancos y goteantes cabellos de su frente- pienso comerme tus chocolatinas- le advirtió, a lo que Liu respondió con una mirada retadora.
+Atrévete- le dijo a dos pasos de la puerta de entrada que claramente seguía siendo la enorme e inamovible puerta maciza que solo Aidan y Alex podían abrir. Ninguno de los dos tocó a la puerta, solo se miraron entre ellos.
-Nos van a echar bronca por venir empapados y por llegar de noche-dijo Jeremy mirando a Liu, quien también era consciente de ello, por tanto asintió ante la afirmación de su amigo.- Aidan a veces es peor que una madre preocupada, está obsesionado con que me haré daño con todo- dijo entonces abriendo sus propios ojos fingiendo sorpresa.
+Alex es peor- dijo Liu recostándose contra la puerta- Aidan te echa la bronca, pero a mí Alex no me da la tabarra, a mi me ''castiga''- dijo bajando el cuello de su camiseta para que Jeremy pudiese ver unas enormes y notorias marcas moradas con la forma y el contorno de la boca del vampiro, quien adoraba jugar con Liu, diciéndole que había sido un chico malo y manteniéndolo quieto mientras lo llenaba de besos y marcas, y aunque no lo admitiese, Liu amaba también ese juego de castigos, aunque le asustara un poco era inevitable disfrutarlo.
Ambos se lo estaban pasando muy bien hablando así de sus parejas, claro que sin rencor alguno, solo bromeaban, pero debían entrar ya a la casa si no querían que los vampiros se preocupasen al ver que era de noche y aún no habían vuelto. Al final fue Jeremy quien tuvo que llamar a la puerta después de perder contra Liu en el típico juego de ''piedra papel tijeras''
Nada más dar dos toquecitos con su puño en la superficie de la puerta, esta se abrió al instante y allí estaban los dos magnos vampiros, mirándolos con algo de enfado y los brazos cruzados.
Alex miró a Liu y antes de que el chico pudiese decir una sola palabra en su defensa lo agarró por las caderas con su descomunal fuerza y lo alzó echándoselo al hombro como si fuese un saco, acto seguido comenzó a subir las escaleras con cierta resignación mientras Aidan apresaba la muñeca de su chico lo arrastraba sin miramientos a su habitación a la par que lo regañaba.
- ¿Pero cómo se te ocurre venir mojado, tontito? ¡Te puedes enfermar!- le decía exagerando la situación mientras lo aventaba a la cama y corría a por una toalla para secar al chico, una vez la encontró se la echó a la cara y subió a la cama con él comenzando a secarle el pelo con la suave y blanca toalla.
- Aidan- lo llamó prolongando el sonido de las vocales- no pasa nada, no me voy a morir por pillar un resfriado- dijo mientras notaba a su chico mirarlo con el ceño fruncido, aún preocupándose demasiado.
- Me da igual, no quiero que te pongas malo- dijo lanzando la mojada toalla lejos- porque como te oiga estornudar una sola vez pienso comerte entero ¿me has entendido?- preguntó mostrando sus relucientes colmillos que crecían un poco a cada segundo. Jeremy solo tragó saliva y asintió.
-Te preocupas demasiado-dijo el peliblanco peinando sus cabellos hacia atrás con la mano, restándole importancia al asunto.
- El día que enfermes no dirás lo mismo- dijo Aidan sacándose su camiseta de color negro, era básica, de manga larga, cosa que molestaba a Jeremy pues perdía la visión de sus enormes y musculoso brazos, pero ahora que iba sin ella, el chico no tuvo más muestras de timidez que su sonrojo mientras miraba el escultural cuerpo del otro, ese musculado y fuerte cuerpo le sorprendería todas las veces que lo viese.- Anda, quítate esa ropa mojada- dijo Aidan con desdén mientras su chico se sacaba con lentitud las prendas que se adherían a su cuerpo y se separaban dejando rastros fríos y mojados en él.
Aidan se acercó para tomar la ropa mojada que ya no cubría el moreno y delgado cuerpo de Jeremy, algo pequeño por su baja estatura, pero de piel completamente perfecta y aroma exquisito.
Aidan hizo una bola con la ropa mojada y con su camiseta, aunque estuviese seca, y la lanzó a una de las esquinas de la habitación mientras gateaba sobre la cama mordiéndose el labio. Cuántas veces había visto ya Jeremy a Aidan haciendo eso mismo, gateando hasta quedar sobre él mostrando su perfecto torso y pecho desnudos y pálidos, frío pero jamás impasible ante él.
Jeremy sintió la mirada del ser que le estaba acorralando contra la cama pasearse por todo su cuerpo, deteniéndose en sus zonas favoritas como podían ser primero sus ojos blanquecinos como un cielo ligeramente nublado y sus labios acorazonados y ligeramente rojos acorde al rubor de sus mejillas, el cuello tan suculento y delgado, desprotegido y pidiendo ser mordido , su entrepierna, pensando en cómo podía divertirse íntimamente con su presa, y esos preciosos muslos delgados que se adaptaban a sus enormes manos y que adoraba separar.
Aidan dejó caer su helado aliento sobre el cuerpo del chico erizando todos y cada uno de los vellos de su piel y después se lanzó directo a esa boca que lo acogía y correspondía con una pequeña y carnosa lengua que acariciaba la suya con timidez con tal de otorgarle el calor y rozando sin intención unos colmillos que causaban un estremecimiento en el menor.
Cuando ambos abandonaron el beso por la falta de aire de Jeremy, Aidan no lo dudó ni un instante para ir directo al cuello del menor y lamerlo de manera erótica, como si de un beso se tratase y es piel fuese la boca de Jeremy, haciendo también chupetones y jugando un poco con el miedo de menor mordiendo delicadamente con sus colmillos esa tez blanquecina que se le ofrecía como un banquete prohibido.
- ¿No vas a darme algo de ropa? Podría coger frio y enfermarme- dijo Jeremy juguetonamente mientras paseaba un poco sus manos sobre los musculosos brazos del otro y sentía como el vampiro se situaba cada vez más entre sus piernas.
-Tranquilo, no vas a coger frío...- dijo el otro bajando con su lengua por el abdomen del otro, moviendo la sinhueso alrededor de los pezones de otro y siguiendo un camino lento y placentero hasta su abdomen bajo-... porque estás jugando con fuego- susurró en su oído haciendo que un escalofrío recorriese su cuerpo entero.
Pero esos dos no tendrían tiempo de jugar sabiendo que esa noche tendrían visita. Alex había conocido a otro vampiro nuevo en la zona, era bastante viejo y poderoso, pero parecía que no buscaba problemas y además habían hecho buenas migas nada más conocerse. Lo que había hecho a Alex acercarse a ese hombre de alargados colmillos como los suyos era que había visto en él una peculiaridad que compartían, iba con un humano, y no precisamente a cazarlo, sino que también lo había vinculado, aunque por un método diferente que hasta el momento él desconocía. Parecía ser que había venido allí con un amigo suyo cuya pareja también era un humano y simplemente les pareció que podrían pasarlo bien juntos, por ello Alex le había invitado esa noche a su casa.
Una vez Alex vio entrar a su pequeño en casa tan empapado y con la oscuridad del cielo nocturno tras él, lo había cogido sin mucha consideración para llevarlo a la habitación mientras Aidan tomaba a Jeremy de la muñeca para la misma tarea.
Una vez en la habitación de Alex, Liu pataleaba y se revolvía en su hombro para liberarse, pero fue aventado con fuerza a la cama mientras Alex lo miraba con una ceja alzada y los colmillos puntiagudos, mostrados en una sonrisa ladeada.
El chiquillo tragó saliva.
- ¿Qué te tengo dicho sobre llegar cuando ya es de noche?- preguntó en un tono burlón, pero cuando el chico iba a responder Alex lo cortó continuando hablando en su escalofriantemente divertido pero amenazante tono de voz- y encima vienes empapado-Subió a la cama mirándolo con una gran sonrisa en el rostro mientras Liu retrocedía un poco mirando a los fieros ojos del otro- tendré que castigarte- dijo rodando los ojos con exageración- trae aquí ese cuello- dijo agarrándolo por el cuello de la camiseta mojada y atrayéndolo hasta él, entonces enterró su cara en el amoratado cuello de Liu y con la punta de la extensa y fría lengua lamió toda la longitud del fino cuello dejando tras de si un rastro húmedo.
A Liu, por mucho que le intimidase, le encantaba esa maneras de Alex de juguetear con él, buscando excusas por todos lados para darle castigos que en verdad lo mataban del placer.
Después de la larga lamida, Alex hizo un ademán de morder al chico hincando ligeramente sus colmillos, cosa que hizo que todo su pequeño cuerpo tiritase de miedo y se relajase después al sentir un pequeño beso.
-Ahora enserio- dijo Alex acariciando las mejillas de su chiquitín- sabes que no me gusta que estés fuera de noche-le susurró con cariño en la oreja. El chico asintió con dulzura.- Cualquier vampiro que te vea solo y de noche no lo pensará dos veces ante una presa tan deliciosa, yo ni lo pensé- sonrió mirando de arriba abajo a su pequeñín.
+Lo sé, lo siento, se me ha pasado el tiempo- se disculpó Liu mientras Alex se alejaba ligeramente de él, dejando que el chico se incorporase.- Además yo y Jer nos hemos perdido un poco de camino al cementerio- al escucharle decir esa palabra, Alex se entristeció de golpe recordando como Liu había llorado y llorado por la muerte de Dave y Matt, incluso se había negado a comer o a simplemente salir de la cama, así que prácticamente Alex se lo había tenido que hacer todo a Liu con tal de que no muriese por su berrinche. Lo abrazó después de oír esa frase y Liu se relajó inmediatamente entre sus enormes brazos, volviéndose a tensar por el aliento frío contra su cuello, pero sonrió, Alex se preocupaba tanto por él.
-No necesito que me expliques que te has perdido, conozco tu mala orientación, fierecilla- dijo usando ese mote que un principio solo nombraba rara vez pero que durante mucho tiempo fue usando, al principio lo usaba para cuando Liu se enfadaba, después también para cuando se excitaba, y al final lo acabó tomando como un mote personal para su pequeño- Así es como nos conocimos, porque ni sabías volver a tu casa- le recordó y ninguno supo con certeza si ese era un buen o un mal recuerdo, porque fue el inicio de algo malo para Liu, de algo horrible y traumante, mortificante para Alex pues la culpa aún le dolía mientras a Liu los recuerdos le pesaban, pero era un mal inicio para lo que ahora tenían ¿no había valido la pena?
+Sí- dijo Liu quedándose pensativo unos segundos, entonces se giró, pues estaba en la cama tumbado al lado de Alex, y se abrazó con fuerza al brazo musculoso del vampiro- en verdad fue un buen día- admitió sonriendo. Sí, había valido la pena.
Alex sonrió y volvió a levantarse con la misión de acabar encima del menor, quien lo miraba siempre intrigado y nervioso en sus movimientos, asustado pero confiado mientras se mordía el labio al sentir el cuerpo del otro encima, opacando la poca luz del lugar, porque Alex era un ser de la noche, oscuro, y eso no podía negarse, pero era su oscuridad, la oscuridad de Liu y nadie más, una oscuridad en la que Alex no era capaz de guiarse, en la que caía a un vacío y ese vacío era Liu, porque ese maldito chiquillo era su perdición, porque ese chico le tenía sus malditos pies, por mucho que ahora estuviese sobre él aguantando sus muñecas e inmovilizándolo, por mucho que sus colmillos se paseasen por la piel de Liu asustándolo y haciéndolo temblar, por mucho que Alex quisiera, él nunca podría negarle nada a Liu.
Y mientras su lengua iba de arriba abajo en el cuello de Liu, este se removía notando al contacto del cuerpo próximo al suyo. Y pronto la lengua pasó a lamer los labios, y como preciosas flores en primavera estos se abrieron dejando pasar la lengua, estampando los labios del mayor contra los del menor, moviéndolos con fiereza y notando como Liu apenas podía corresponder y movía inútilmente sus manos tratando de liberar sus muñecas, pero a Alex le gustaba así y Liu no le importaba, no mientras esos besos que seguían bajando por su mandíbula y cuello, y que apartaban la camiseta para hacerse más sitio, no se detuvieran.
-Sí- dijo Alex después de mucho tiempo en silencio- en verdad fue el mejor día, la mejor noche- concluyó mientras soltaba una pequeña risa al ver a su chico sonrojarse con timidez.
Salió de encima suyo dejando pequeños besos en sus labios, besos que a Liu le derretían a cada segundo, y se levantó para traerle un poco de ropa de seca a su chico, quien ya había empapado la cama.
Y solo hizo falta un rato para que los invitados golpeasen la puerta con euforia queriendo conocer a Liu, Jeremy y Aidan y volver a ver a Alex, quien se adelantó a todos mientras llevaba, de forma divertida, a Liu en volandas, para abrir la enorme puerta.
Los ojos de todos analizaron primero al chico fuerte y alto de cabellos marrones y ondulados que caían por sus hombros, las miradas no se detuvieron mucho en sus ojos verdes de destellos azulados por la gran imponencia que representaban, las miradas obviaron los colmillos que sobresalían de sus gruesos labios y sobretodo los humanos se fijaron en su indumentaria gótica. El vampiro cogía de la cintura a su acompañante, quien era como su polo opuesto.
El chico que nervioso y algo asustado se dejaba agarrar con fuerza de la cintura por el más que dominante vampiro era, como Liu y Jer, de baja estatura y constitución menuda y delgada, su pelo liso y negro tapaba mediante un flequillo sus finas cejas, todo en él era fino, sus facciones, su blanca piel, su cuerpo, etc...
-Hola- dijo el vampiro sonriendo y mostrando un poco esos colmillos sin intención amenazante. Los otros dos vampiros, Alex y Aidan, lo miraron con curiosidad, parecía la clase de inmortal que sabe divertirse y contenerse cuando es necesario- Soy Larkin- se presentó, su nombre retumbó en los oídos de todos. Era un nombre magnificente y engrandecedor- y él- dijo señalando a su pequeño y tímido acompañante- es Dominik- también lo presentó y el chico, con la mirada en el suelo por los nervios, alzó la mano para saludar. Todos le devolvieron el saludo con amabilidad y el chico sonrió.
Nadie sabía por qué, pero todos tenían la impresión de que se llevarían muy bien.
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