-Liu- lo tomó con fuerza del rostro y le besó levemente los labios, pronto comenzó a dejar livianos besos en su comisura y su mejilla mientras hablaba- se que te follado otras veces y no me he portado bien contigo, pero hoy...- sus besos se tornaron más húmedos, entre pequeños lametones, y se dirigían a su oreja.- hoy no voy a follarte...- dijo desconcertando al menor, volvió a sus labios para juntarlos con los suyos de forma lenta y erótica, tanto que Liu se desharía en sus manos- hoy voy a hacerte el amor- susurró de vuelta en su oreja, Liu gimió sin poder evitar mientras sentía la lengua lamer ahí, como borrando el rastro de las palabras para sustituirlo con sucias acciones que las cumpliesen.
+Oh... madre mía- dijo extasiado al notar como mientras Alex engullía con dulces besos su cuello, una mano hábil comenzaba a acariciar su pantalón por fuera, rozando la más dura erección que Liu hubiese podido imaginar jamás. Enrojeció de vergüenza al oír sus propios gemidos con cada toque del mayor.
-¿Ya estás tan caliente, Liu?- preguntó Alex mientras reía con esa voz ronca digna de un cabo militar. Sus manos acariciaba a la vez la erección del chico y sus pequeños muslos mientras la lengua estaba lamiendo el pequeño espacio entre el pantalón y la camiseta que mostraba la piel de Liu.
+ Lo-Lo siento- dijo el chico tapándose el rostro por la vergüenza e imaginando como cualquiera que le viese en ese momento pensaría que era un enfermo morboso en vez del adolescente ingenuo e inocente que realmente era.
- Liu, si la gente tuviera que disculparse por estar caliente yo estaría pidiendo perdón todo el día- dijo burlón Alex mientras seguí deslizando la suave y mojada punta de su lengua por el vientre bajo del humano, subió un poco su camisetita y llegó hasta su ombligo.- No tienes que disculparte por ello, es lo normal- dijo Alex continuando con su voz amistosa y erótica que era capaz de excitar a Liu como si no hubiese un mañana. El chico respiraba con rapidez y sus manos se aferraban a una almohada que aplastaba contra su pecho, incluso parecía que quería silenciar el estruendoso ruido de su corazón latiendo desenfrenado.
+ A-Alex, estoy muy nervioso ¿iras despacio, verdad?- preguntó Liu con su voz angelical que hacía que Alex se sintiese como el mismo demonio al recordar sus abusos hacia él, tan placenteros pero cargados de culpa, como un dulce veneno que alegra el paladar pero que te mata por dentro; tan irresistible, pero después no puedes olvidar tu error, te carcome.
-Claro que sí- dijo con toda la dulzura que fue capaz de reunir mientras empujaba el pecho de Liu de manera que quedase totalmente estirado sobre la cama, no quería que tratase de huir, no podría soportarlo- tú solo quédate quietecito, verás como hago que te sientas bien- afirmó Alex mientras besaba sin pausas las mejillas y comisuras de Liu como si quisiese pintarle el rostro con sus besos.
+ ¡E-Espera!- dijo el chico impaciente a la par que erguí su tronco superior, sentándose en la cama a la altura del vampiro en vez de estar estirado bajo él, y es que no permitiría que aquella vez las cosas se repetiesen como ya habían sucedido- Si vamos a hacer el amor y-yo... yo también quiero hacerte algo...- dijo tímido mientras el rubor invadía sus mejillas que pronto fueron sujetadas por las manos enormes de Alex mientras este las acariciaba con sus dedos, notándolas suaves y tersas- siempre eres tú el que hace cosas mientras yo espero... q-quiero intentar hacerte sentir bien yo también- y ante la propia frase que acababa de decir se tapó la cara con ambas manos con ganas incluso de llorar por la vergüenza. El caliente y hambriento aliento de Alex le acarició el hombro cuando este bajó su cabeza en una grave y seductora carcajada. Liu se estremeció ante el sonido de la imponente voz reír por su comentario y pronto sintió de nuevo las manos del gran depredador sobre sus caderas, haciéndole sentir caliente allí donde era tocado, y ese calor se expandía por todo su cuerpo.
- De acuerdo fierecilla- dijo Alex en tono burlón sorprendido por la repentina actitud cooperativa de Liu, la cual le resultaba morbosa porque el chico no solo se dejaría hacer de todo, sino que también pondría de su parte para darle placer a ese ser que tanto había ansiado tener momentos íntimos con él.- pero empiezo yo- advirtió aquella obviedad dando un par de toquecitos con su dedo índice sobre la respingona naricilla del chico, que arrodillado ante él y a la misma altura que el sentado Alex, lo miraba como un alumno novato miraría a su profesor de música, quien le enseñaría con lentitud como y donde mover sus manos en el instrumento amplio y fuerte que aquella noche tocaría. Porque Liu iba a hacer todo lo que Alex había soñado, porque iba a ser su verdadero amante.
Tomó los extremos de la camisetita del chico y lo miró a los ojos, y Liu no apartó la mirada, porque aún el miedo, el deseo estaba ahí esperando ser encendido. Alex sonrió comenzando a subir la prenda con una velocidad que hacía parecer que ese momento fuese eterno. La tela sedosa se deslizaba por el abdomen del chico haciéndole sentir unos escalofríos placenteros que erizaron todo el vello de su cuerpo, y cuando la camiseta llegó hasta su pecho podía sentir ya la hormigueante sensación de una de las manos de Alex sobre su costado derecho. Lo agarraba con fuerza y el alzaba sus finos brazos con el fin de que pudiera despojarse con más facilidad de la prenda, y así fue porque ninguno de los dos se fijó a donde había ido a parar esa camiseta una vez voló lejos de la deshecha cama.
Alex sonrió mordiéndose el labio de deseo, incluso hincó sus colmillo derecho demasiado en su belfo y este dejó que una gota de sangre se deslizase, cuando esta llegó a su nuez, la herida ya estaba curada y Alex se limpió la sangre pasándose el dorso de su mano por el recorrido de esta, acto seguido comenzó a besar el cuello de Liu, a morder su clavícula como haría un perro con un hueso, bajó un poco a los pezones del chico y primero los lamió por encima, sintiendo como se ponían duros, para después aplastarlos entre sus dientes, entonces Liu gimió mientras sus manos agarraban el pelo de Alex y este apretaba la punta de sus colmillos contra los rosados pezones del menor. Un escalofrío de dolor y placer pasaba por todo el pequeño cuerpo cada vez que cerraba los ojos y se arqueaba para gemir.
Su lengua húmeda y carnosa se deslizaba sobre la piel, lamiendo ahora el abdomen del maravillado chico, y cuando la sinhueso abandonaba su salada piel ahí estaban lo dientes y colmillos encargados de mordisquear con cuidado, sin herir, pero marcando una imponente presencia, y los labios que se cernían en torno a la piel de su cintura para chupar con fuerza dejando grandes moratones a su paso, quitándole el aliento a Liu.
Entonces Alex dejó de besar y lamer al chico, incorporándolo y acariciando con sus dedos la yugular palpitante.
+¿P-Puedo?- preguntó entonces Liu entendiendo que era su turno.
Señaló los botones negros de la camisa de Alex y este asintió con malicia.
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