La casa de Alexander

 -Que molesto eres…- dijo Alex harto de oír las incesantes y agudas quejas del menor taladrar sus oídos. Si esa noche no pensaba hacerle nada al menos tendría que estar callado pues Alex no era un tipo muy paciente y su temperamento era bastante volátil e irritable- Hagamos una cosa, si te estás callado no te molestaré en todo lo que queda de noche- Liu lo miró dubitativo ya que Alex no era de fiar y sus promesas valían menos que la vida de un insecto. Alex miró al chico y al ver que no sabía bien que responderle le ayudó a tomar una decisión: alargó sus colmillos amenazantes que hasta ahora habían permanecido medianamente ocultos y Liu asintió sin pensárselo dos veces. Alex abrió la puerta y caminó por las inhóspitas calles aún teniendo al menor cargado entre sus brazos. Liu no quería hacerlo pero tuvo que acurrucarse contra el pecho del mayor pues hacia un frío propio de países nórdicos y el vampiro no se había molestado en cogerle siquiera una chaqueta o un anorak. Liu se sentía mareado ya de por sí pero la velocidad extrema que alcanzó el vampiro sin dificultad le hizo sentir como si fuese en una montaña rusa. Creyó que quedaría inconsciente por la incomodez y el dolor de su cuerpo, se sentía tan mal como si le hubiesen dado tres mil palizas y hubiese caído al duro suelo de culo cientos de veces seguidas, su cuerpo se convirtió en un peso muerto para el vampiro cuando Liu cerró los ojos decidido a descansar un rato, aunque no pudo. Liu sentía un olor agradable golpeando su nariz estrecha y fina, era el aroma varonil de Alex, no era un olor desagradable ni fuerte, era una esencia exquisita que lo envolvió como lo había hecho la noche anterior, pero entonces no había reparado en ello; ‘’ espero que no me haga daño… sería bueno si por una vez se portara bien… ojala sea bueno por lo menos esta noche… No puedo más, tengo miedo, frío, hambre, sed, la cabeza me da vueltas y mi cuerpo está destrozado…estoy tan cansado’’ pensó Liu ajeno al conocimiento de que Alex estaba en su mente.

-Tranquilo, ahora en mi casa te daré algo de comer y para el dolor- comentó secamente y sin ningún tipo de muestras de debilidad o compasión. En poco segundos Liu ya estaba delante de una alta verja metálica de contornos trabajados y de aspecto victoriano. Era  lógico pensar que a los vampiros al ser de épocas anteriores y al verse vinculado a estas prefirieran estilos más antiguos de decoración aunque algunos aspectos modernos también les atrajeran. Tras la verja había una amplía casa que a los ojos de Liu parecía una mansión. Unos cinco escalones que a cada lado tenían dos gárgolas de un metro y medio de altura conducían a las enormes puertas de madera de roble de la casa. Todo estaba rodeado por un jardín lleno de plantas exóticas que verían la luz del sol más que sus propietarios. La hierba y las flores rodeaban la casa pero el toque tenebroso que le daban las enredaderas a las paredes de color apagados al subirse por ellas era inigualable. La casa parecía tener dos o incluso tres plantas y las habitaciones no parecían estar pobladas por altos ventanales pues era lógico que no entrara mucha luz solar en aquella morada maquiavélica y con aspecto de ser sumamente cara.

-Soy un vampiro, es normal que sea asquerosamente rico- dijo Alex subiendo los escalones al contemplar la cara de asombro de su acompañante- aunque  le dinero no me satisface en absoluto- escupió con resignación, como si aquellas palabras fueran despreciables. Liu solo se quedó callado observando cómo Alex empujaba la puerta hacia dentro con una sola mano, abriendo con facilidad aquella puerta enorme y maciza que ni dos hombres forzudos habrían conseguido desplazar un milímetro usando su magnífica fuerza. Liu se asombró al ver el interior del lugar: las paredes estaban forradas de estanterías llenas de libros gruesos y polvorientos, algunos eran viejos como el Malleus Maleificareum la clavícula de Salomón, entre ellos habían libros de ficción moderna y grimorios reales antiguos. El suelo era de una madera oscura y delineada que presentaba un aspecto lustroso. Había un montón de cosas antiguas y de aspecto retrógrado que estaban en  una extraña armonía con el amasijo de objetos altamente modernos y tecnológicos que estaban amueblando el lugar: por ejemplo se podía encontrar una bajilla de plata del siglo XVII sobre una mesa de cristal de estilo moderno; una televisión de plasma y una Xbox One en una mesa rústica y de tallados que imitaban los de las columnas romanas. Unas enormes escaleras de caracol forradas por una alfombra granate adherida a estas ascendía hasta el segundo y tercer piso. En el piso de abajo parecía haber dos baños más amplios que el mismo comedor de Liu, el comedor y la sala de estar y por último una espaciosa cocina. En el  segundo piso estarían las habitaciones personales, la sala de lectura y otros baños más pequeños. Y en el tercer piso debía haber un montón de salas curiosas y sin utilidad definida. Liu contempló asombrado todas las maravillas costosas que se hallaban ante sus ojos pero tembló de miedo ignorando su entorno al recordar donde y con quien se encontraba.

+ ¿p-para que me has traído aquí? Quiero ir a mi casa…- dijo resignado y con la mirada alejada de la de aquel hombre que tanto temor le infundía.

-Pues iras a tu casa- dijo aún sosteniéndolo entre sus brazos, aquella posición avergonzaba al pequeño pero era su única opción pues no se podía mover por el dolor- dentro de una semana, el lunes por la mañana te dejaré allí- indicó mientras llevaba al pequeño al salón y lo dejaba sobre el mullido sofá. ‘’ ¡¿una semana?! Mierda, no voy a salir vivo de aquí… dudo que dure más de dos días! Joder tengo que escapar, no quiero que me haga daño… joder que miedo me da esa mirada que tiene, parece que quiera devorarme’’ Liu solo se limitó a mirar los atentos ojos del vampiro sin atreverse a replicarle pues su reacción le podría ocasionar daños.

- Es que quiero devorarte- dijo Ales sentándose junto a Liu en el sofá, otra vez había husmeado en la mente ajena. Liu solo dio un respingo y cerró los ojos cuando al caer de espaldas sobre los cojines Alex se acercó a él rozándolo con su cuerpo.


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