Aidan buscaba al mortal por donde lo había encontrado la última vez, buscó también en oscuros callejones y lugares barriobajeros sin obtener ningún resultado ' tsk, maldito mortal ¿Cómo se atreve a hacerme buscarlo? Seguro que esta con otro cliente... cuando lo vea pienso darle un buen escarmiento por no haberme cedido su puto culo esta noche...'' pensó Aidan en forma de queja antes de buscar un poco más y finalmente desistir en el intento.
Jeremy, unas horas antes de la salida de Aidan, había merodeado una de las calles que mas frecuentaba. Con esperanzas de encontrar algún cliente habitual o a lo mejor uno nuevo pues seguía mal de dinero y no se atrevió a gastar los quinientos dólares que Aidan le dio, temió que quisiera que se los devolviese y no pensaba enfadar a un vampiro, no señor.
Tres jóvenes de entre 20 y 25 años se acercaron a él, curiosos y murmurando entre ellos, pensando que ya tenía alguien que le pagase y le entretuviese esa noche se acercó también a los chicos pero paró en seco al ver sus miradas, interesadas pero desquiciadas, Jeremy sospechó que podía tratarse de algo raro pero era muy tarde para huir, ya tenía delante de él tres grandes siluetas que opacaban la luz de la farola que había en ese trecho de camino.
-Hola chico- dijo uno de los hombres mientras otro de ellos se colocaba detrás de Jeremy y el tercero se mantenía a una cierta distancia observando la calle de lado a lado, precavido estudiaba el entorno en busca de testigos- mis amigo y yo queríamos pasar una noche divertida- explicó en un tono burlón- pero nos hemos dado cuenta de que no teníamos mucho dinero- continuó el hombre metiéndose las manos en los bolsillos. El de atrás de Jeremy soltó una risa que no le gustó en absoluto.
-Pues estamos igual- dijo Jeremy tajante viendo como el hombre de delante de él se rascaba la perilla mientras hacia un gesto al tercero para que se acercase.
-No hay nadie- dijo el recién llegado a la escena mirando a Jeremy frío, inalterable, como si fuese un cómplice pero no un participe de lo que allí pasaría.
- Seguro que si cooperas nosotros saldremos de aquí con algo más de dinero y tú con más tiempo de vida ¿verdad que vas a cooperar? – preguntó el hombre de delante suyo, el que parecía ser el jefe y la cabeza de aquel absurdo atraco.
-No tengo dinero, compruébalo si quieres- dijo Jeremy extendiendo los brazos, como pidiendo que le cacheasen. El de detrás suyo aventuró las manos al cuerpo de adolescente y lo palpó de arriba abajo, buscando en sus bolsillos pero solo encontró un paquete de condones medio gastado y unos chicles.
-Es cierto, no lleva nada de valor el puto crio- dijo el de atrás después de revisar a su víctima. Jeremy sonrió de manera imperceptible, le resultó gracioso que esos maleantes hubiesen ido a atracar a alguien que no tenía ni donde caerse muerto.
- ¡Joder!- soltó el hombre con una expresión de rabia en su mirada- ¿Sabes cuánto llevo con el mono? (por si alguien no lo sabe el mono se refiere a que lleva tiempo sin drogarse y tiene una adicción a ello) ¡¿Lo sabes?! Solo tenías que darme dinero puto crio de mierda...- gruñó enfadado, Jeremy comenzó a asustarse pero no pudo reaccionar pues la larga pierna del hombre se alzó en una patada que chocó contra la entrepierna del chiquillo, quien soltó un aullido de dolor mientras caía al suelo de rodillas con las manos en su zona lastimada. Aquel hombre le dio la segunda patada en la cara, aplastando su mejilla con la punta de su zapato y haciendo sentir a Jeremy un dolor tan fuerte que creyó que su mandíbula iba a romperse como la cascara de huevo.
Jeremy cayó del todo al suelo mientras los dos hombres observaban el que había hablado le pateó el estómago tres veces, haciéndolo llorar y haciendo que Jeremy se convirtiera en una bolita en el suelo, apretando sus rodillas entre sus brazos en una posición fetal. La nariz le sangraba pero ni notó ese dolor cuando el hombre dio la vuelta y la siguiente patada se hundió en su espalda, justo sobre columna vertebrar que vibró por el golpe.
-Si no puedo desquitarme con la droga lo pagará ese puto niño ¡ponedlo de pie y sujetadle!- chilló furibundo mientras los dos hombre obedecieron sin mediar palabra o sin siquiera intercambiar una mirada de desaprobación entre ellos. Jeremy estaba de pie ya, sujetado por los brazos por esos dos hombres y con sus pies arrastrándose en el suelo.
Los nudillos del agresor se pusieron blancos cuando apretó los puños y después golpearon con furia la cara y el estómago del pequeño.
Jeremy solo quería ganar algo de dinero esa noche, él nunca escogió estar ahí en ese momento, él nunca escogió nada de eso. Durante unos segundos deseó con toda su alma, si aún no se había hecho trizas, que apreciar alguien para salvarle, quien fuese, a lo mejor vendría aquel vampiro que le había pagado de más, a lo mejor mataría a esos maleantes y lo salvaría. Deseó que eso pasase, lo deseo con todas las fuerzas que conservaba y de pronto vio una figura negra ante él, alta, imponente, era el hombre dispuesto a dar más golpes, no iba a venir, nadie iba a venir porque la vida no es un cuento de hadas en el que el apuesto príncipe salva a quien está en apuros, no, la vida es solo un puto matadero. Jeremy vomitó, tras el último golpe de su estómago, manchando los zapatos del hombre, entonces vio un brillo plateado salir del bolsillo de aquel hijo de mil bastardos despreciable, era una navaja, estaba sacando una navaja '' como mi hermana, como mi querida hermanita... voy a morir acuchillado en un callejón, me coserán a navajazos en plena noche hasta que muera desangrado y no habrá nadie ahí para salvarme, ni para recoger mi cadáver. No me gusta mi vida, pero me da tanto miedo la muerte, la muerte y el dolor, aunque después de esta paliza el dolor ya ni lo siento, solo veo el filo que se acerca, brilla mucho, el color plateado brilla ¿será así mi luz al final del túnel? No quiero morir... ¿se follaran estos bastados mi cadáver después de esto como le pasó a mi hermana? Como los odio, tan despreciables, yo no lo merezco, no'' pensó Jeremy antes de sentir el puntiagudo objeto, frío y duro, revolver sus entrañas ensartando su carne. Los hombres lo soltaron mientras se formaba un charco de sangre alrededor del cuerpo de Jeremy y para él todo se volvió negro, poco a poco cerró los ojos.
Lo siguiente que oyó fue un ''pi pi pi pi pi'' continuo, era una de esa máquinas de hospital y se preguntó si de repente de oiría un largo 'piiiiiiiiiiiiiiiii'' que significase su muerte,como pasó con su madre, pero no se oyó, solo abrió los ojos para ver la blanca habitación. Llevaba una venda algo manchada de rojo en su costado pero por suerte la herida no era grave, las enfermeras le explicaron que alguien lo vio en el suelo y llamó a emergencias antes de continuar su camino sin siquiera acercarse a él y que, por suerte, la ambulancia llegó rápido y pudieron salvarle
Jeremy se sintió agradecido por seguir con vida y recordó el miedo que pasó esa noche, volvió a su cochambrosa casa recordando como pensó que iba a morir y, una vez allí, estando sólo solo pudo llorar deseando que alguien estuviese ahí para calmarlo, para protegerlo, pero no había nadie.
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