Mejor no hablar

 -¿L-Lo estoy haciendo bien?- preguntó Jeremy con la voz rota mientras se agarraba con fuerza a la espalda de su predador, hundiendo sus uñas en la fina camiseta que llevaba y notando como estas se clavaban en la fría piel bajo ella.

Jeremy estaba de nuevo bajo el vampiro, moviendo nerviosamente todo su cuerpo, como si estuviese incómodo, deslizándose de un lado para otro entre esas manos que no lo dejaban huir, aunque ya lo había intentado un par de veces, sin mucho éxito pues Aidan lo tomaba con fuerza estampándolo de nuevo contra la cama para mordisquear su cuello mientras decía cosas como ''Ven aquí culito inquieto, esto aún no ha acabado''.

Aidan no respondió a la pregunta pues aunque el pequeño peliblanco la había formulado él había sido incapaz de escucharla, todos sus sentidos estaban ahora fijos en las venas azuladas que transportaban sangre por el cuerpo del chico, una sangre semi espesa, casi cremosa y llena de proteínas, dióxido de carbono, oxígeno y algo más que le hacía enloquecer, como un ingrediente secreto que despertaba su gula.

Mordía con cautela pero a sabiendas de que estaba apretando bastante la piel del chico bajo sus colmillos y dientes, no debía hacerlo sangrar porque no estaba preparado para el mordisco, pero para que lo estuviese necesitaba ser duro, quizás debía continuar hasta que Jeremy olvidase su propio nombre, sumido en llanto y tratando de huir aún sin fuerzas, por muy cruel que sonase eso es lo que se debía hacer.

Aidan siguió centrándose en ese pequeño cuello, delgado y blanquecino, parecía hecho y moldeado justo para que su enorme boca lo engullera sin piedad, pero no sería así. Mordisqueó, haciendo uso de toda su precisión pues estaba llevando la elasticidad de la piel del chico al límite, como si fuese tan frágil como el papel de calcar, debía tener cuidado pues solo se precisaba un poco más de presión con esos caninos tan potentes para abrir la piel de Jeremy justo encima de la deliciosa y nutritiva yugular. Lamió las enrojecidas marcas que sus colmillos habían dejado en el cuello del chico y, para disimularlas o por simple gusto, Aidan abarcó con su fauces casi toda la mitad del cuello del chico y succionó con una fuerza increíble. Aquel chupetón estaba siendo demasiado largo y fuerte, incluso el pequeño había arqueado el cuello dirigiéndolo más a la boca del vampiro con la esperanza de dejar de sentirlo tan tirante y dolorido, aquello dejaría una marca intensamente morada y que tardaría incluso más de un mes en desaparecer.

El chico tiritaba y temblaba como si su cuerpo fuese una gelatina, como si estuviese constituido de un material inestable y, casi todo el tiempo, tenía los ojos cerrados, con las lágrimas rebosando en ellos y deslizándose a los lados de su cara, creando pequeñas manchitas en la almohada mientras a Jeremy los recuerdos de aquella vez en que Aidan casi lo mata, le atormentaban, haciendo pensar a su cerebro que Aidan no era su pareja sino un monstruoso bebedor de sangre que gustoso le iba a dejar sin una gota en su cuerpo.

Se mordió el labio suspirando, quizás el dolor de sus dientas clavándose intencionadamente en su belfo inferior aplacaba el de los colmillos en su cuello, ahogándolo en una angustia insoportable que hacía que todo lo sintiese con más fuerza, como si fuesen sus últimos segundos de vida y fuese a expirar. Sentía la caricia suave del pelo liso y negro de Aidan cayéndole por todo el cuerpo, como esos finos cabellos dejaban una sensación de caricia y melosidad a su paso; notaba esas fuertes manos agarrándolo como si no quisiesen dejarlo ir, lo cual era normal porque en ciertos arranques de terror Jeremy se había erguido de la cama tratando de correr y huir lejos del colmilludo gracias a que este no lo había aprisionado con dureza, quería ser delicado, pero debía imponerse si quería que Jeremy progresase.

- A-Aidan- dijo temeroso mientras buscaba algo de contacto no agresivo por su parte, usando como chantaje esa tan asustadita voz, esos ojos mojaditos y ese cuerpo que temblaba y se removía clamando por ayuda. Aidan sucumbió un poco, no quería ser cariñoso con él mientras estuviese preparándolo para el mordisco, cuando más duro y estricto fuese más rápido funcionaría aquello, pero le dolía tanto ser cruel con el chiquillo, a cada segundo quería llenarlo de besos y decirle que le quería, que no le haría daño. Le dio la mano, levemente y como quien no quiere la cosa, entrelazó sus dedos y cuando sintió que el pequeño se agarraba, asustado, con fuerza, le acarició con delicadeza los nudillos- ¿Lo estoy haciendo bien? – preguntó de nuevo el menor, no sabía si la pregunta la había hecho hacia mucho, ya no calculaba bien el tiempo, con aquello cada milésima era una eternidad.

Aidan creyó que ya sería suficiente así que dejó el cuello enrojecido y amoratado del chico, aún sin morderlo de verdad se lo había dejado fatal físicamente hablando, pues a Aidan le daba un morbo increíble ver las marcas de moratones o chupetones que dejaba en Jeremy, eran como una marca de propiedad.

- ¿Prefieres que te diga la verdad, pequeño?- preguntó Aidan como respuesta retórica a la pregunta del chico. Jeremy asintió mientras secaba algunas de sus lagrimas que aún no habían tenido el coraje de salir de sus ojos- Has intentado escaparte dos veces tontito-susurró con algo de burla, aunque usó un tono cariñoso y suave- pero aparte de eso lo has hecho muy bien-dijo acariciándole la mejilla- No sabes lo que me cuesta portarme así contigo, cada vez que dices mi nombre mientras estoy mordiéndote... uf...-Abrazó al chico bajo su cuerpo, la verdad es que esa posición de total indefensión para Jeremy era un poco temible después de lo sucedido, así que Aidan lo tomó con firmeza por la cintura e invirtió las posiciones, ahora su pequeño cachorrito estaba sobre su pecho, algo inquieto aún y tratando de abrazarlo con ternura.

- Para algo están las mordazas ¿no? –bromeó Jeremy mientras trazaba con las suaves yemas de sus dedos círculos sobre el pecho del mayor. Una risilla traviesa escapó de su boca y un escalofrió lo recorrió al imaginarse amordazado y bajo el mandato de su pareja, quien era dulce y lo volvía loco, pero podía convertirse en un dominante muy aterrador.

-Jeremy, estás jugando con fuego- advirtió el vampiro dando un pequeño toque con su dedo índice en la punta de la nariz de su chico- ¿acaso quieres darme ideas?- el chico negó con rapidez, algo asustado pues solo se trataba de una broma, pero Aidan tenía otros planes así que sonrió con malicia mientras se levantaba de la cama, sacándose de encima a su pequeño humano.

- ¿A dónde vas? ¿Ya te has aburrido de mí? – preguntó sabiendo que la obvia respuesta era un negación, e hizo un puchero mientras miraba, con ojos luminosos, a Aidan des de la cama. Como un gatito desvalido pidiéndole algo de comer a su dueño.

Aidan rió cuando el menor preguntó aquello y entonces se arrodilló ante la cama, acto que extraño a Jeremy, rebuscó palpando en la oscuridad de debajo de la cama, buscando algún bulto sobre la polvorienta superficie del suelo, y lo encontró.

Sacó de debajo de la cama una caja de madera. Aidan tuvo un pensamiento fugaz, estaba buscando bajo la cama, lugar donde según los niños o miedosos habitan monstruos de pesadillo, pero el único monstruo peligroso de esa noche estaría sobre la cama, nunca debajo, siempre encima.

-¿Qué hay?- preguntó Jeremy cuando Aidan subió la caja a la cama, parecía contener algo valioso, pero por la mirada de Aidan comprobó que no, este miraba el recipiente como si contuviese algo...divertido.

-¿Por qué no la abres?- preguntó Aidan a Jeremy, retándolo mientras alzaba una ceja, el menor frunció el ceño mientras sonreía, dispuesto a acatar la propuesta de Aidan- A menos, claro, que te de miedo- habló irónico provocando una graciosa furia en el menor, quien sin miramientos tomó la caja y la abrió mirando triunfante a Aidan, como si hubiese vencido y acto seguido le sacó, infantilmente, la lengua de manera juguetona. Aidan sonreía malévolamente, relamiéndose los labios de manera pervertida y Jeremy no entendió porque hasta que sus ojos se apartaron del musculoso ser para

Varios lubricantes de sabores que por supuesto degustaría Jeremy mientras Aidan jugueteaba con él; una venda para los ojos que haría del chiquillo un humano aún más indefenso bajo Aidan; una mordaza, tal y cómo Jeremy había dicho por lo cual le resultó irónico; una cuerda cuyo destino serían las muñecas y tobillos de Jeremy, rozando ásperamente su piel; una fusta, cosa que asustó a Jeremy pues supo que ese objeto marcaría su piel esa noche; un vibrador de gran tamaño, y eso era en lo que el chico se fijó más, mirándolo con asombro y volviendo a mirar a Aidan para saber si realmente pretendía hacer eso, la mirada de satisfacción del vampiro le corroboró la respuesta; la cosa no acababa ahí pues también había una caja de condones, que claramente Aidan no pensaba usar, y unas velas con su correspondiente mechero.

- J-Joder- musitó el chico viendo la mirada de complicidad de su predador, que planeaba devorarlo esa noche con todos esos objetos- ¿V-Vas a usar todo eso... esta noche?- preguntó el chico mirando a los ojos de su chico, quien agitó la cabeza en una afirmación, Jeremy tragó saliva, ¡Aidan no podía ser más pervertido!

-No me mires así tontito- dijo al ver una pizca de miedo en los ojos de su excitado chico- No habrá peligro, sabes que nunca te haría demasiado daño- el chico rió con ironía, claro que Aidan jamás le heriría pero lo de esa noche iba a doler, aunque también le iba a gustar.


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