Meterse en líos

 -Anda, no seas mentiroso- dijo Jeremy apartando ligeramente los objetos con la mano para subirse sobre las piernas de Aidan, con las suyas viertas y rozando con pequeños y sutiles movimientos la entrepiernas del vampiro, quien tomó con fuerza las caderas del chico presionándolo más contra todo su cuerpo. Le encantaba provocar a ese vampiro de esa manera, meneando sus caderas mientras estaba sentado en su regazo.

-Si sigues haciendo eso...- comenzó a hablar Aidan en un tono provocativo que erizó la piel del menor, ese tono tan rudo que debía ser obedecido, la voz de un dominante, de un domador de leones, de un hombre capaz de levantar un imperio, la voz del dominio y el poder. Jeremy no dejó acabar la frase al vampiro y presionó más en el miembro del otro con su trasero-... no tendré piedad.-amenazó llegando a su límite.

Tomó al chico por la cintura y se levantó de la cama, con el pequeño subido a él, con sus piernas enrolladas en las caderas amplias y simétricas del vampiro. Empujó a su chico sobre la cama y este cayó con fuerza sobre la mullida superficie, haciendo que su cuerpo rebotara un poco por el impacto sobre los muelles de la cama. Cayó bocarriba y cuando trató de hincar sus codos para incorporar ligeramente su torso sintió como el vampiro ponía su enorme mano en el pecho de él para empujarlo con fuerza, haciéndolo quedar de nuevo contra la cama, totalmente indefenso.

-Anda, no te portes mal conmigo- dijo el humano usando su inocente y aniñado tonito de voz que lograba enloquecer al vampiro pues era esa inocencia y esa pureza las que resaltaban en el pequeño y, aunque eso lo había dicho en serio, al ver la reacción de morbo de su pareja, decidió bromear un poco con eso.- he sido un buen chico- dijo mordiéndose el labio y mirando a su chico con ojos de cachorro, vio al vampiro llevarse las mano a la cabeza de la excitación y acto seguido liberar el potencial de sus colmillos pues no aguantaba más tiempo ocultando su forma original en ese estado y, aunque supo que Aidan no le mordería, al ver los colmillos a Jeremy se le borró la sonrisa del rostro, estaba algo asustado, pero trató de centrarse en lo que ahora Aidan iba a hacer.

-Muy bien chico, acabas de meterte en donde no te imaginas- dijo Aidan vaciando con rapidez el contenido de la caja ¿acaso iba a usar todos los objetos a la vez? Lanzó la caja al suelo con fuerza, una vez vacía, tanta que se rompió, aun estar echa de una durísima madera, en varios pedazos- ahora no me vengas pidiendo que me porte bien- amenazó lanzándose sobre el chico, quien lo miró un poco arrepentido ¿Aidan no pretendía ser demasiado duro, no?

Jeremy miró a su chico con algo de preocupación, pero a Aidan se le hizo la boca agua al ver esa expresión en el inocente menor y descendió a su boca para morder su labio inferior y estirarlo hasta él, mordisqueándolo varias veces para dejar pequeñas marcas y después lamerlas lentamente, como si simplemente quisiera probar a que sabían los belfos del menor de una forma distinta, pero después procedió a besarlo, despacio y suave al principio, moviendo su lengua a un ritmo que el chico pudiese seguir, pero mostrando su dominación poco después. Tomó la camisita del chico des del centro y en una muestra de ferocidad la partió contra la blanca piel del muchachito, quien jadeó un poco al sentir su cuerpo jaloneado con violencia para arrancar los últimos pedazos de lo que hacía unos segundo había sido su prenda.

Bajó a su cuello y echó en el su gélido aliento para sentir al chiquitín estremecerse por ello, pero no se entretendría demasiado en su cuello, no quería ser cruel con eso así que comenzó un camino de besos hasta sus clavículas y como si fuese un perro royendo el hueso de su presa comenzó a mordisquear la zona donde las clavícula se marcaba más, succionó después esa piel preciosa de gusto salado y apariencia dulce escuchando los gemido ahogados que su amante le regalaba. Pasó su lengua incontrolable sobre los pezones del chico y este, que miraba atentamente los actos del vampiro, cerró los ojos y echó para atrás la cabeza muriendo de placer. Mientras el vampiro jugaba a morder cuidadosamente y lamer los pezones del chico deslizó su mano por la cama, palpando en busca de algo que por fin encontró: la cuerda.

-Si te portas bien no te pondré la mordaza- advirtió Aidan mientras comenzaba a bajar por el abdomen del chico con dulces besos y lentos lametones hasta su bajo vientre, haciendo que el humano sintiese esa lengua larga cada vez más cerca de su intimidad. Notó como sobre el pantalón una mano enorme acariciaba su miembro y solo pudo tapase la cara mientras dejaba ir pequeños gemido- Estas siendo demasiado ruidoso tontito, pórtate bien- le advirtió desabotonando sus pantaloncitos y bajando la cremallera de estos, estirándolos hasta dejar al chico solo con ropa interior y a continuación sacándose su camiseta de motorhead para dejar al descubierto un cuerpo tan temible como hermoso.

- Madre mía... eres tan...tan...- decía el chiquillo mientras tomaba la libertad de dirigir sus suaves manos al duro abdomen del vampiro, deslizando sus juguetones dedos por los músculos, causando una sensación de leve calidez en el cuerpo del otro- tan fuerte...- dijo por último mientras retiraba sus mano y se tendía en la cama a total disposición del vampiro. Aidan iba a volverse loco de placer y ni si quiera había empezado.

-No lo sabes tú bien- dijo para dejar un tierno beso sobre sus labios. Acto seguido tomó los potes de lubricante y tomó dos en cada mano, mostrándoselos a quien sería su consumidor, Jeremy debía decidir cual usar pues sería él quien los probaría- ¿Cuál prefieres?-dijo mirando al chico, dándola tiempo a decidir mientras el vampiro se sacaba con prisas los pantalones quedando en ropa interior. Su enorme erección se veía a través de los bóxers y Jeremy quedó boquiabierto al verla, como cada vez que sucedía, había sido gigoló pero aún así esa era la más enorme que había visto en toda su maldita y corta vida.

- ¿No hay ninguno con sabor a Aidan?- preguntó el chico para jugar un poco con su pareja, pareciendo increíblemente tierno mientras inflaba los mofletes al ver que su ''sabor preferido'' no estaba entre las opciones.

-Tranquilo, de ese hay un montón- dijo giñándolo el ojo su travieso predador mientras agarraba a su chiquillo por el brazo, atrayéndolo hasta su enorme cuerpo y presionando un poco sobre su cabeza para hacerlo bajar. El chico miró indeciso aquella enorme erección que aún no estaba descubierta. Temblaba nervioso y algo asustado, bajó con cuidado y vergüenza la ropa interior de su pareja, que le ayudó en al acto desnudándose de golpe.

Aidan tomó un pote de lubricante, el que más creyó que fuese a gustarle a su chico. Uno de cereza, con un color cremoso y olor dulce pero fuerte, seguro que Jeremy iba a disfrutarlo. El pequeño estaba parado sin hacer nada frente a la más que enorme virilidad de su chico.

Aidan acarició un poco la cabeza del muchacho y acto seguido abrió el bote de color rosado rojizo, echándose un chorro del oloroso y espeso líquido transparente y pringoso, que se deslizaba con facilidad entre sus palmas. Rodeó con sus enormes manos ese miembro totalmente proporcional a la magnitud de su cuerpo y lo cubrió de una extensa y abundante capa de lubricante de sabores. Antes de que el chico abriese la boca Aidan introdujo sus dedos empapados en lubricante en la boquita perfecta de Jeremy y este, como un buen sumiso, comenzó a lamerlos con deseo.

-¿Te gusta este?-preguntó mientras notaba sobre sus dedos la fina lengua del humano. El chico asintió y Aidan retiró los dedos de su boca. Jeremy tomó la erección de Aidan con las dos manos y comenzó a lamer de arriba abajo el falo, repasando su forma con la punta de su lengua, para detenerse en la cabeza del miembro y dar un par de besos en ella, haciendo a Aidan rugir del gusto. Movió su lengua de forma circular sobre la superficie, haciendo al vampiro impacientarse, metió, después, esa enormidad en su boca y aunque solo podía abarcar la mitad (y aún así con arcadas) comenzó a succionar, lamer y mover su cabeza de adelante a atrás haciendo que Aidan se mordiese el labio al contemplarlo. Pronto lo agarró por el pelo y sujetó con firmeza su cabeza de pelo blanco para comenzar a embestir su boca. El chico se agarraba a las piernas de Aidan con fuerza y cerraba los ojos todo el rato mientras sentía su boca ser follada con dureza, el miembro enorme y largo del otro entrar hasta su garganta, haciéndola arder, saliendo y entrando una y otra vez mientras gemía adolorido. El lubricante permitía que el miembro del vampiro fuese engullido con rapidez por el pequeño Jeremy, quien aunque disfrutaba del sabor de este, comenzaba a molestarse por el ardor en su garganta. De pronto Aidan empujó al chico contra la cama de nuevo.

- Ahora, gírate y estate quitecito- como un buen niño, Jeremy obedeció girando sobre si mismo y quedando completamente bocabajo y, aunque sus apretaditos bóxers los separaban como una fina pero persistente barrera, pudo sentir la erección del dominante sobre su trasero.


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