Métodos de distracción

 Aquella misma noche, y tras mucho tiempo sin ver a su mejor amigo, Alex decidió contarle a Aidan todo lo que había pasado en ese periodo de tiempo, mencionó a Mörblut más que nada, y los efectos que había tenido en Liu el hecho de que le hubiese salvado y de que se estuviera comportando como un verdadero caballero con él, también citó un par de cosas sobre Dave, pero apenas habló de eso. Ambos pensaron que lo mejor para la relación de Alex y Liu sería que se quedasen en la casa del humano al menos un poco más de tiempo.

- Muy bien, Jeremy- decía Aidan mientras saboreaba la salada piel del cuello de Jeremy, quien con los ojos cerrados y el pulso a mil lograba mantenerse completamente quieto, exceptuando el temblor de su cuerpo- Mira, incluso te he dejado marcas- dijo señalando las rojas marcas que delataba la presencia imperiosa de unos colmillos sobre el pequeño y blanco cuello- y apenas has gritado, y esta vez no has tratado de huir- continuó alabándolo Aidan por su magnífica capacidad para resistir sus preliminares a los mordiscos.

- ¿Entonces lo e-estoy haciendo bien?- preguntó el menor, quien ya estaba harto de, noche tras noche, tener que enfrentar su peor miedo sintiendo como ese magno cuerpo lo lanzaba a la cama y se disponía a devorar su cuello.

- No, lo estás haciendo perfecto tontito- le dijo antes de besarle con cariño la mejilla, aquel chiquillo era tan perfecto que ni en un millón de años lo dejaría ir- Creo que incluso estás listo para que te vincule, pero solo si tú te sientes preparado- propuso Aidan mientras acariciaba sin para el pequeño cuello que encajaba tan a la perfección con su boca, miró a los ojos del chico y le pareció que nunca antes los había visto iluminarse así, era precioso.

-¡Sí! E-Estoy preparado, pero quiero que lo hagas, por favor- se emocionó el pequeño de cabello blancos corriendo a abrazar al hombre que estaba encima suyo, quien no dudó ni un segundo en corresponderle al abrazo con dulzura mientras le daba un pequeño beso en la cabeza, era tan perfecto que Aidan besaría cada maldita parte de su cuerpo hasta desgastarla.

-Entonces ¿Lo hacemos mañana?- preguntó algo preocupado por si había parecido demasiado precipitado, estaba demasiado ansioso por hacer suyo para toda la eternidad a ese pequeño ser de sonrisa radiante y labios acorazonados. Para su deleite Jeremy asintió con fervor y se aproximó a él, con un leve sonrojo, demandando un beso. Aidan se lo concedió al instante, totalmente feliz por haber podido conseguir poner fecha a la vinculación de su chico, Aidan se lanzó sin previo aviso a esos labios pequeños que le eran demasiado fáciles de engullir. Los envolvió con los suyos y los movió con cuidado y algo de prisa, quería seguir así para siempre. Metió su lengua en la boca ajena y Jeremy correspondió con timidez, dejándose llevar por los húmedos movimientos del otro y por las caricias que le proporcionaba.

Había cambiando la posición y ahora estaba los dos en la cama, Aidan sentado y delante de él estaba, de rodillas, el bajito menor siendo agarrado por las caderas por unas manos que le impedían huir del actual beso.

-No me puedo creer que me vayas a vincular mañana- dijo el chico con total ilusión pero apartando la mirada de la del vampiro, le resultaba vergonzoso que lo viese tan emocionado- estoy tan nervioso- susurró mientras se dejaba caer en los brazos de su amante y disfrutaba de acomodarse descaradamente en su pecho y brazos mientras un leve cosquilleo invadía su cuerpo.

-Tranquilo Jeremy, no te pongas nervioso por eso, te prometo que todo saldrá bien- dijo besándolo con ternura la mejilla mientras acariciaba su espalda, dibujando líneas con sus dedos. Aidan se preguntó qué podría haber pasado si todo aquel conjunto de casualidades aleatorias que lo llevaron a conocer a su pequeño Jeremy hubiese sido distinto, cualquier pequeña variación en esa insignificante realidad y Aidan jamás hubiese sabido de su existencia. Le angustiaba imaginarse aquello, más por el hecho de que podría no haber conocido nunca a Jeremy que por no poder tenerlo, aunque las dos posibilidades le asqueaban, ya no podía imaginar un futuro donde no viese esa radiante sonrisilla y ese cabello blanco que ahora estaba bastante más largo que cuando lo vio la primera vez, esa piel morena y suave, deliciosa al tacto, esa voz... esa voz podría haberle hecho cometer las locuras más insólitas con solo pedirlo.- Mientras estés conmigo no tienes que tener miedo de nada- le susurró con cariño al oído antes de mordisquearlo un poco.

-Si estoy contigo es a tí a lo que tengo que tener miedo- bromeó el chico mostrando su perfecta dentadura en una de sus radiantes sonrisas, estirando los labios y cerrando los ojos al reír, era la imagen más pura de la vida, aunque hubiese vivido la peor realidad de esta.

-¿Pero cómo voy yo a dar miedo a alguien?- le siguió la broma Aidan, solo que ahora actuaría un poco, asustando como siempre a Jeremy para divertirse. Lo empujó con fiereza acabando con la comodidad del muchachito, quien cayó de golpe sobre uno de los extremos de la cama. En unos segundos Aidan había hecho crecer sus colmillos al máximo y le resultó delicioso ver como su chico se alejaba hasta casi caer de la cama al verlo acercarse con demasiada seguridad y una pizca de maldad- ¿Yo doy miedo, Jeremy?-preguntó mientras sonreía triunfante agarrando a su chiquitín por el cuello de la camisa e impidiéndole alejarse más de él. Jeremy tenía clarísimo que Aidan no iba a hacerle nada malo, jamás lo haría, pero era aterrador cuando quería, y Jeremy sabía muy bien que cuanto más mostraba su miedo más se divertía Aidan, así que ¿Porqué ocultar que Aidan, en esas ocasiones, lo aterraba?

Lo acercó a él y el chiquillo tragó saliva mirando a los enormes colmillos e imaginando como a la noche siguiente se incrustarían en su piel, Aidan los miraba con unos ojos que lejos de ser calmado demostraban su posible demencia, lo arrojó con fuerza contra el colchón y notó, divertido, que el pobre humano no era capaz de articular palabra.

-Díme, Jeremy ¿Cuanto miedo doy?- le encantaba jugar así con sus presas, pero hacerlo con Jeremy era mucho mejor, asustarlo con malicia para saber que después esa persona seguiría a tu lado, además, de todos los humanos apetecibles que había tenido el placer de probar, Jeremy era el más perfecto y por lo tanto el que más delicioso lucía estando tanto feliz como asustadito. Apretó un poco la garganta del chico entre su mano derecha y con la izquierda subió un poco su camisetita, comenzando a acariciar el abdomen del chico, quien si trataba de hacer el mínimo movimiento notaba como la presión en su garganta aumentaba amenazante, obligándolo a estarse quieto.

-Tu das mucho miedo- dijo Jeremy poniendo su fina mano sobre la de Aidan, obligándolo a dejar de aprisionar su cuello, con lentitud la mano de Aidan se alejó de su garganta y allí se situó su boca, besando lentamente mientras Jeremy seguía hablando- Pero tu nunca me harías daño ¿a que no?-preguntó inocentemente mordiéndose el labio mientras notaba como la mano que acariciaba su abdomen se movía lentamente por su cuerpo, subía hasta su pecho y lo acariciaba con cuidado, Aidan tenía dos polos opuestos, cuando no estaba siendo una bestia con Jeremy, era cuidadoso y delicado con él.

-Pues claro que no-dijo el vampiro alejándose un poco del muchachito para quitarle la camiseta que tanto le estorbaba, Jeremy no opuso resistencia y solo se dejó hacer, le encantaba que Aidan tuviese siempre el control.- Esas cosas ni las tienes que preguntar- añadió mientras daba un ligero beso en los labios de su chico, repitió la acción en su mejilla, después en su cuello, lentamente en su clavícula y se detuvo en sus pezones para mordisquearlos un poco, haciendo que su chico se quejase un poco, con los ojos cerrados agarraba las sábanas en sus manos, sintiendo sobre toda su piel como Aidan bajaba en un lento y caliente camino de besos hasta su vientre bajo, allí se detuvo unos minutos mordiendo sus costados y haciéndole pequeños chupetones en la cintura.

-¿A-Aidan, que haces?- preguntó el chico con la respiración a mil cuando las manos del más grande agarraron el extremo de sus pantalones pretendiendo bajarlos, cosa que hizo de un tirón tras escuchar la inocente pregunta.

-¿A ti qué te parece, tontito?- preguntó burlón el vampiro que ahora tenía a su pequeña presa en ropa interior, sobre la cama mirándolo con ternura y, como no, excitado hasta el extremo- ¿Acaso quieres que pare?- preguntó acariciando el miembro de Jeremy sobre la tela del pantalón con sus manos, que aunque estaban un tanto frías eran capaces de moverse con lentitud y calidez sobre ese excitado chico.- Responde tontito ¿Quieres que pare?- alejó sus manos de esa zona tan sensible para agarrar a su humano por el pelo y acercarlo a su intimidante rostro.

-N-No- se atrevió a decir el chico con una notoria vergüenza enrojeciéndolo las mejillas. Aidan tomó esa respuesta como la más clara invitación a continuar con su anterior tarea, no antes sin besar un poco a su chico, notando como trataba de corresponder inútilmente, por muy bien que supiese besar Jeremy, jamás estaría a la altura de su vampiro.

Aidan bajó de nuevo a la zona íntima de su chico y separó sus piernas con poca delicadez, lo que sobresaltó al chico un poco, comenzó a besar sus muslos con cuidado y a morderlos mientras los sujetaba notándolos temblar con nerviosismo. Con sus manos comenzó a bajar la ropa interior de la que estaba siendo su presa esa noche, con una lentitud tortuosa para el humano se logró deshacer de esa última prenda y sin esperar ni un segundo sonrió ampliamente al contemplar la mojada erección de su pequeño.

Rodeó ese miembro con su mano y notó como el chico se revolvía bajo él, jadeando un poco ante ese contacto. Comenzó a subir y a bajar con su mano lentamente, apretando para que el chico no se corriese tan pronto.

Esa era una de las primeras veces en que alguien tocaba a Jeremy, aunque él se hubiese prostituido no hacía mucho para poder ganar dinero vendiendo su cuerpo, no solían hacerle esas cosas, era él quien tenía que satisfacer a sus clientes así que nadie se preocupaba nunca de que él quedase contento, pero ahora Aidan iba a demostrarle a su humano lo bien que se podía sentir al dejarse en manos de otro.

Aidan pasó de masturbar con lentitud ese miembro a comenzar a trazar círculos en la punta mojada de este con el dedo, su chico no paraba de gemir y mover involuntariamente sus caderas.

-Aidan...- susurraba y jadeaba sin poder evitar arrancar ese nombre de sus acorazonados labios. El vampiro hizo algo más pequeños sus colmillos y se llevó a la boca el miembro de su chico, succionándolo con fuerza mientras lo lamía de arriba a abajo una y otra vez, pasando su lengua larga por los puntos más sensibles.

En solo cuestión de minutos había logrado que Jeremy se corriese abundantemente en su boca, cosa que no le importó en absoluto. Los gemidos se detuvieron poco después de eso, pero las notorias y sonoras respiraciones agitadas del muchacho siguieron haciendo eco en la habitación. Aidan tomó la ropa interior del pudoroso humano y con cuidado se la volvió a colocar antes de estirarse a su lado en la cama, no sin antes atraerlo hacia él rodeándolo con su brazo por la cintura.

-¿A que ya no estás preocupado por lo de mañana?- preguntó Aidan triunfante sabiendo que sus intenciones de relajar al menor habían sido cumplidas.


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