-Exacto- corroboró Aidan acercándose al pequeño y mirándolo con deseo ¡oh! Ahora sí que estaba asustado, como nunca antes lo había visto. Jeremy temblaba debatiéndose entre si dejar que aquello pasara o negarse rotundamente ateniéndose a las posibles consecuencias- Hummm, vaya, parece que eso te ha asustado bastante- rio el vampiro en un tono dulce pero maligno que escamó al aludido.
Poco a poco Aidan fue rompiendo ese espacio que les separaba, poco a poco se acercó a la boca del humano y en ese momento Jeremy reparó en que aunque hubiese tenido sexo con ese tipo nunca había hecho algo tan agradable como besarle, pero la lengua de Aidan interrumpió los fugaces pensamientos del chico penetrando con calidez y algo de impaciencia en su boca.
Aidan agarró al chico de la cintura para profundizar al beso, al que el humano correspondió sin poder seguir el frenético ritmo del otro, apretando fuertemente con sus manos varoniles el lugar donde hace unos minutos se dibujaba y hundía una profunda herida causada por el filo de un arma en malas manos.
Jeremy rodeó el cuello de Aidan con sus apetecibles brazos y, tal y como Aidan había pretendido, su miedo se disipó ligeramente. Los claros y grisáceos ojos de Jeremy, cuyo verdadero color era un azul desteñido que solo pocos podían percibir, se abrieron mientras el vampiro separó sus labios de los del humano y este sintió un dolor angustiante en el pecho al notar los colmillos del otro crecer.
-Esto es lo que vamos a hacer Jeremy, voy a darte diez minutos para que te tranquilices y después te morderé sin que te resistas ni un poco ¿si?- ofreció el vampiro levantándose de la horrenda cama y sentándose en el polvorientos suelo, que limpió antes con una pasada de su mano, justo al lado de aquel grupo de desquebrajados tablones de madera que pretendían ser la puerta.
-¿M-Me va a doler?-preguntó Jeremy acercándose a la orilla de la cama mientras jugueteaba con el pico de la manta que antes lo cobijaba.
-El mordisco de un vampiro es sumamente doloroso, y no solo lo digo por experiencia- Jeremy pensó entonces que como él, Aidan había sido humano y no pudo evitar preguntarse cómo sería su vida en ese entonces- también está el hecho de que mis presas siempre agonizan cuando las muerdo, pero si tienes suerte te desmayaras por el dolor a los pocos segundos- Aidan vio en el chico una mirada perdida que dirigía sus ojos a un rincón de la habitación pero que realmente no estaba prestando la mínima atención a esa estancia. Jeremy estaba llorando y Aidan consiguió que lo hiciese aún más cuando se le acercó, tomando su cara entre sus manos- Si estás dispuesto a que esto se repita prometo morderte flojito, y después del mordisco te curaré- le susurró en el oído traviesamente- ¿y bien? ¿Me dejarás morderte en otras ocasiones?
-S-Sí, haré lo que quieras si con eso vas a ser cuidadoso ahora- se sentenció el muchachito.
Aquella iba a ser una de las primeras veces que Aidan mordía con cuidado a un humano, sin aplastar irreversiblemente su garganta entre sus mandíbulas, sin morder hincando los dientas tan hondos que agrietaban el hueso para luego jalar de la piel arrancando el cuello entero de la víctima, decapitándola como si fuese alguna especie de animal salvaje desesperado por un cacho de carne fresca.
-Bien, ahora ven aquí y dame a probar ese delicioso cuello- pidió ansioso el vampiro por probar la sangre de su nueva víctima, quería marcar a aquel chico de tantas maneras, sería su posesión, no solo suyo exclusivamente pero aún así lo tendría de cierta manera y , ahora también tendría su sangre, densa y cálida.
Jeremy se acercó a Aidan, que reposaba sentado ahora sobre la cama pues ese sitio ni disponía de sillas en las que acomodarse, el chico se subió a sus piernas, abriendo las suyas y sentándose en las del inmortal. Jeremy puso los brazos en el pechó de Aidan y incluso tuvo el valor de arrugar la tela de la sudadera entre sus puños cerrados, estaba muy nervioso y aún más lo estuvo cuando comenzó a descender acercándose más al vampiro, que con las brazos abiertos aguardaba su entrega. Una vez sobre el vampiro, sentado sobre él y con los cuerpos juntos como dos amantes, Jeremy ladeó la cabeza exponiendo su cuello y cerró los ojos con disgusto, no quería mirar y eso le recordó a cuando, pocas veces en su vida, se había puesto una vacuna y al ser un niño había desviado la vista por miedo al pinchazo, pero ni él era ahora un niño ni eso sería una simple inyección.
Aidan rodeó al chico con un brazo, pasándolo por la espalda de este, y con el otro bazo sujetó los cabellos del humano con una delicadeza casi inexistente.
-¿no tienes algo de sal y pimienta? Quizás te sazono un poco antes de comerte- bromeó Aidan a escasos centímetros de aquella yugular palpitante y, con eso, consiguió aliviar algo la tensión haciendo que el pequeño riera mientras negaba con la cabeza, siguiéndole la broma- bueno, en ese caso... Bon appetit – dijo Aidan haciendo crecer sus colmillos antes de disponerse a morder al chico.
Primero presionó con sus colmillos mientras el mundano se mordía el labio para no quejarse pero un grito agudo salió de su garganta cuando los dos colmillos perforaron la piel adentrándose en ella y cuanto más hondo calaban más potente era el grito; cuando el resto de dientes empezaron a aplastar también la piel con la misma intención de romperla, Jeremy sintió que debía huir de ese dolor o moriría de sufrimiento pero era demasiado tarde, las manos del vampiro lo tenían apresado y su boca succionaba la sangre de su cuello aún dejando escapar algunos hilillos rojos por la espalda y pecho del humano. Cuando los demás dientes consiguieron perforar también la piel, Jeremy se quedó mudo; 30 dientes, sin comparación a los colmillos pues estos no estaban afilados acababan de hundirse en su perfecto cuello.
Jeremy perdió el control, el dolor era tan insufrible que creyó que se volvería loco, arañó al vampiro y golpeó, suplicando sin que nada surtiera efecto notaba la lengua del vampiro conducir la sangre hasta su boca, bajando por su garganta y goteando por su cuello.
Los dientes de Aidan se separaron de ese cuello exquisito y mientras el vampiros sostenía en sus brazos al humano jadeante y vociferante que proclamaba que la herida le dolía se abrió de nuevo una herida en su brazo. Dejo que unas gotas cayeran de nuevo en la boca de Jeremy y este se curó, como si nada hubiese pasado se borraron las huellas del mordisco y el chico se fue calmando mientras trataba de limpiar con su camisa la sangre que chorreaba por su cuello.
-Me cago en... no pensé que fuese tan doloroso- dijo el chico que ahora lucía aún más débil por la pérdida de sangre, sus ojos estaban en constante movimiento sin poder fijarse en un punto concreto, sus manos temblaban y su voz se oía algo ronca por los anteriores gritos.
-Yo no pensé que estuvieses tan bueno, la verdad es que me ha sorprendido- dijo Aidan lamiéndose los dedos ensangrentados como hace un humano tras comer algo delicioso pero correoso con las manos, como si la sangre no fuese lo que realmente era.
-Gracias... s-supongo ¿se supone que eso es un halago?- preguntó Jeremy tapándose de nuevo con la manta vieja, estar al lado de Aidan le hacía sentir escalofríos, tenía la temperatura corporal de un cadáver si no comía. Por suerte ahora Aidan sentía la sangre del humano recorrerlo borboteando en su interior y calentando su carne muerta.
-No lo sé, es la verdad pero tú te lo puede tomar como quieras- Aidan se levantó, su trabajo estaba hecho, ya había probado el delicioso néctar vital del aquel humano ¿Por qué tendría entonces que quedarse con él?- Me voy, mas te vale seguir aquí, esperándome, mañana por la noche- advirtió el vampiro tomando el desquebrajado pomo y tirando de él con cuidado para abrir la puerta.
-Humm... A-Aquí estaré, adiós...- dijo Jeremy cabizbajo y con la mirada ensombrecida, como si un aura de melancolía lo rodease se sintió vacío ¿acaso estaba decepcionado?
-Ah, una cosa más- dijo el vampiro atrayendo completamente la atención del humano '' que se quede, que se quede por favor, no me dejes solo, no te aproveches de mí, no me uses, quédate conmigo'' pensó Jeremy en ese momento- si encuentro al hijo de puta que te apuñalo me lo follaré hasta que se quede parapléjico- esas últimas palabras amenazantes hicieron sonreír a Jeremy, eso significaba que Aidan se había preocupado realmente por él, estaría dispuesto a vengarle.
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