Estuvieron un rato caminando en silencio y Aaron sobreentendió que lo que Samuel pretendía era dar un paseo con él. Aunque no se veía mucha gente por la calle, Samuel lo llevó a una zona un poco apartada del resto y, en una roca que había cerca de lo que parecía ser una entrada al bosque más cercano, Samuel se sentó y cuando el chico fue a hacer lo mismo este lo obligó, de manera poco sutil y usando un poco la fuerza aunque no era necesaria, a sentarse sobre su regazo de forma sumisa.
-Déjame darte un beso- soltó Samuel de forma casi desesperada lamiéndose los colmillos mientras tomaba de forma brusca el cuello de la camisa del chico y tiraba hacia él, obligándolo a acortar las distancias y asustándolo, pero así era él, posesivo y un tanto abusivo.
- ¿P-Por qué me dices que de te deje?- preguntó el chico fastidiado y temblando de manera demasiado notoria, estaba tan asustado por todo- Acabarás haciendo lo que quieras- añadió con rabia. Se lo folló sin consentimiento pero ahora quería permiso para darle un beso, ridículo.
Samuel se lo acercó aún más, enfadado y con rabia mientras sus ojos se volvían incandescentes y sus colmillos ya presionaban sus labios, se acercó tanto a esa pequeña boca que el chico cerró los ojos esperando un beso seguramente doloroso y poco gentil.
- No soy tan malo como piensas- dijo el otro susurrando, prácticamente besándolo con su frío aliento, podría haberlo besado hasta el cansancio, pero en vez de eso ahora estaba apartando un poco su rostro de el del sorprendido chiquillo. Con algo de esfuerzo logró contener sus ganas de probar esos labios que ligeramente habían dejado de tiritar de terror.- Si no quieres no lo haré- dijo soltando el cuello de la camisa del chico y pasando sus manos por allí encima borrando las arrugas que su violento agarre había dejado.
Aaron se lo pensó un poco y no entendió aquello ¿Por qué parecía que ahora era él el malo? Solo había dicho la que para él era la verdad y había resultado equivocarse, quizás estaba juzgando mal al vampiro. Se sintió algo frustrado, aunque estaba enfadado por todo y su odio seguía allí no quería prescindir de ese beso, al fin y al cabo era lo mejor que podía recibir de Samuel en ese momento; así que se inclinó un poco acercándose al vampiro que no esperaba tal osadía.
El terror y los nervios lo dominaban, pero cerró los ojos y apoyó su frente en la del vampiro dejándose hacer, él ya no podía seguir sin ayuda y para ser sinceros, Aaron estaba demasiado necesitado de cariño como para negarse a un beso.
Samuel rió un poco y, cómo no, decidió burlarse un poco del chico que ahora le ofrecía su boca en bandeja de plata. Lentamente se acercó a sus labios y dejó ir su aliento mentolado, los rozó como si fuese a morderlos después, pero su boca se dirigió a la mejilla del crío y allí dejó un pequeño besito.
- Ahí tienes tu beso- dijo el vampiro cruzándose de brazos y recostándose hacia atrás dejando al pequeño con los ojos bien abiertos y muerto de la vergüenza ¿En serio Samuel Hass le dejaría con las ganas? No se podía tener más mala suerte.
-E-Eres tú quien me lo había pedido- dijo el chiquillo cruzándose de brazos con la mejillas sonrojadas y la respiración agitada, claramente enfadado por lo que acababa de pasar, pero entonces Samuel rectificó y fue a por lo que era suyo dejando atrás esa broma que tanto había calado en el orgullo del humano.
Tomó el rostro de Aaron con una mano apretando con violencia sus mejillas y entonces sin avisar su lengua y labios ya estaban en la boca del otro, que no sabía cómo moverse ante tan brusco beso. Intentó seguir el ritmo cuando por fin pudo situarse dentro de su propia boca notando la lengua del otro probar todo a su alcanza y sus labios engullir los suyos con fuerza.
Aquel beso estaba siendo muy diferente al primero, no era desagradable, pero sí le asustaba. Aunque consiguió relajarse e intentar, mas no conseguir, seguir el ritmo del otro cuando este convirtió ese beso en uno lento y dulce.
Se sentía tan húmedo y agradable tener esa lengua dentro de su boca hurgando y esos labios enormes comiéndole la boquita. Ahora las manos del vampiro lo tenían cogido por los brazos y lo apretaban impidiendo el movimiento del humano.
El beso se detuvo bastante después de que Aaron se quedase sin aire y por ello el chico terminó jadeando, además de por el salvajismo del beso.
Samuel sonrió al ver a ese chico tan sonrojado y notarlo tan nerviosito sobre su regazo mientras se limpiaba los labios con el dorso de la mano. Con cuidado elevó su mano dispuesto a acariciar las mejillas del chico y este se sorprendió, apartándose al instante por tan helado contacto.
- ¡Que frío!- gritó el chiquillo al alejarse de los dedos que intentaban tomar su mejilla y al final lo consiguieron.- P-Perdón- se excusó ante su comportamiento mientras la mano que acariciaba su cara bajó a su cuello y lo apretó ligeramente para acercarlo a Samuel.
- Des de que intento ser bueno contigo te he notado muy confiado, incluso me lo haces saber cuándo te enfadas, usando ese tonito tan irritante- murmuró cerca de su oreja para después morder su lóbulo con fuerza y chuparlo metiéndolo dentro de su boca, estimulando lo suficiente al chico como para que aferrase sus manos a los brazos que lo sujetaban.
- L-Lo siento... p-pero yo tengo derecho a expresarme... no quiero enfadarte, de verdad, pero yo- fue interrumpido con un largo lametón en su cuello. Hacía unos segundos ese hombre lo estaba volviendo loco con el cariño que le daba, y esa lengua lo estaba haciendo sentir bien, pero ahora ese hombre le asustaba y esa lengua se deslizaba por su cuello, haciéndolo sentir como una presa.
- No, no... deja de temblar, no estoy enfadado por eso.- lo tranquilizó con un par de besos en esa tierna piel que había deseado morder en esos instantes, cada vez notaba al menor más suelto ante él, y aunque ya no le tenía ese pavor exagerado aún le temía, y eso era exactamente lo que Samuel quería, el único detalle que debía eliminar era ese molesto odio que Aaron juraba sentir por él- De hecho me resulta muy sexy que intentes rebatirme las cosas aunque en verdad estés muerto de miedo- musitó separándose un poco del menor y entre pequeñas risas para aliviar la tensión que el pequeño sentía.
- Samuel... ¿Te puedo preguntar algo?- dijo el chiquillo con una mirada curiosa y observando con una mirada extraña la piel de su dominante, sintiendo como aún a través de la ropa de ambos, Samuel estaba aún más frío de lo común.
El vampiro se limitó a asentir con los ojos cerrados mientras recostaba su espalda y trataba de relajarse con las manos en su nuca y aquel humano en su regazo.
- Es que hoy te has puesto muy pálido y estás más frío que nunca ¿eso es normal en los vampiros? – Samuel rió un poco negando dulcemente con la cabeza, cerró los ojos mientras su risa escapaba por sus labios y cuando los abrió, el tono carmesí de estos denotó algo de malicia.
- Eso nos pasa cuando tenemos mucha, mucha, mucha hambre- explicó, acercándose un buen trecho al cuello del menor cada vez que decía la palabra ''mucha'', hasta quedar con su boca prácticamente pegada a él e inhalando ese aroma tan dulce y delicioso. Era extraño pues Aaron olía bien de distintas maneras: como una comida deliciosa, como un chiquillo perfumado, como alguien de rica esencia, como si se hubiese acabado de duchar, como si segregase alguna substancia afrodisíaca y excitante, como si pidiese a gritos ser probado.- Cuando mi amigo me traiga más sedantes o anestesia voy a aprovechar para comerte de veras- musitó de manera sensual en su oído.
El chico se estremeció ante esa voz tan ronca que le hablaba, pensó que el vampiro estaba pasando un hambre descomunal por él, esperando a que tuviese calmantes para poder morderlo sin hacerle daño y entonces tuvo una idea con la que le podía agradecer ese gesto tan inusualmente amable.
Aaron puso sus manos en los hombros del vampiro y haciendo fuerza lo retiró un poco, apartándolo de él, cosa que Samuel permitió pues si hubiese querido aquello habría sido como empujar un muro de hormigón. El pequeño llevaba una camiseta de manga larga y entonces se remangó, dejando al descubierto su muñeca derecha, y ante la mirada algo confundida del vampiro dobló un poco la mano hacía atrás exponiendo su blanca y pequeña muñeca y la acercó a los labios de Samuel.
El vampiro mostró sus colmillos sin pudor alguno y miró directo a los ojos del pequeño intentando intimidarlo ¿De verdad le parecía buena idea ofrecerse a un vampiro?
- P-Puedes morder ahí si quieres cuando tengas hambre- dijo el chiquillo, recordando cuando Samuel le había hincado el diente a ese pequeño hemofílico pelirrojo y pecoso de bonitos ojos esmeralda; aunque parecía un chico sensible, no dio la sensación de que aquel mordisco le hubiese dolido horrores, aunque sí pareció doloroso, pero por intentar no se perdía nada, aunque Aaron estaba aterrorizado ante lo que estaba haciendo- pero solo clava los colmillos- dijo con una voz algo ronca de estar susurrando, como si le diese miedo que alguien más los escuchase.
-Cálmate- dijo viéndolo temblar de manera descomunal y apartar la mirada nerviosamente, su voz era frágil y tartamudeaba, no podía creer lo nerviosito que ese muchacho estaba- tendré cuidado- añadió tomando la pequeña muñeca en sus manos, sosteniéndola con cautela y gentileza.
Primero besó la piel blanquecina que se le ofrecía y después sonrió al ver al chico con los ojos cerrados. Recordó aquella vez que mordía al chico hemofílico de Jason y como había deseado que el trato gentil que le daba Jason a ese muchacho se lo diese él a Aaron, y ahora parecía que lo había conseguido.
Lamió lentamente sobre la vena más marcada del brazo y dejó allí otro pequeño beso, esperando a que el chico se relajase, pero eso no sucedería y Samuel era un impaciente así que sin más, apoyó sus colmillos sobre la muñeca y Aaron tuvo ganas de retirarla, pero no lo hizo, aquello se lo había buscado él solito.
Los colmillos hicieron presión y una vez la piel cedió, tierna y fresca, bajo ellos el chico chilló de dolor aferrando su mano libre en el brazo del vampiro mientras cerraba en un puño la otra. Apretó sus párpados queriendo no llorar y sintió los colmillos despegarse de su piel, aunque las heridas dolían ahora el vampiro solo las succionaba y lamía, alimentándose de él.
Samuel movió una de sus manos y tomó en ella la del pequeño, quien apretó fuerte y tratando de aplacar el dolor. Soltó un gemido de dolor sintiendo como el otro drenaba su sangre con la boca y entonces Samuel decidió parar. Con sus colmillos se hirió el labio inferior mordiéndolo de forma sensual y después tomó al pequeño de ojos cerrados y lo besó lento y dulce, esta vez sin lengua pues notaba al chico muy asustado. La sangre de su labio acabó en la boca de Aaron y sus heridas sanaron casi al instante, y después Samuel tomó la muñeca y lamió la sangre restante, eliminando toda evidencia del mordisco.
- ¿Cómo estás?- preguntó tomando la pequeña cabeza del chiquillo y apoyándola en su pecho de manera reconfortante. Aaron inhaló el aroma masculino del vampiro y lo sintió tornarse más cálido mientras lo recogía en sus brazos ¿No debía sentir asco y repugnancia, odio? ¿Estaba mal no odiarlo? Aaron tenía el corazón demasiado puro como para ensombrecerlo con su odio.
- ¿P-Podemos volver? Me siento mareado- dijo el chico frotándose los ojos con la mano como un niño recién despertado mientras el vampiro asentía mirándolo con cariño.
De repente se escuchó el ruido de unas manos chocar de forma pausada, unos aplausos solitarios que provenían justo de delante de la bella parejita.
- Bravo, que enternecedor, creo que se me saltaran las lágrimas- dijo con sorna y amargura Iván, quien recostado contra un muro observaba a esos dos estar tan juntos y, ahora, acaramelados.
- ¿Qué coño quieres?- preguntó Samuel poniéndose a la defensiva mientras se levantaba bruscamente tomando al menor por sus caderas para evitar que cayese ya que en ese estado apenas podía tenerse en píe, la pérdida de sangre no había sido grandiosa, pero si reciente. El pequeñín se aferró a la cintura de Samuel con las piernas y a su cuello con los brazos dejando descasar su cabeza en el hombro de su amo. Por la manera sumisa en la que el chiquillo se aferraba a él, Samuel tuvo una erección que deseó que pasase inadvertida, aunque Aaron pareció no notarlo debido a su estado de debilidad.
- La pregunta más bien sería ¿A quién coño quiero? Y la respuesta, mi querido y cursi mariconazo, es a él- dijo señalando a Aaron, quien notaba una leve vibración en los bolsillos de la chaqueta de Samuel, alguien le llamaba y desgraciadamente demasiado tarde, porque en esos momentos Samuel no pudo responder.
'' Samuel, se lo tenían muy callado, pero Iván ha llamado a dos de los peces gordos, de los que tienen más años que tu y ahora mismo quieren ir a llevarse a Aaron. No sé porque no respondes al teléfono, pero por favor dime que todo está bien. Huye y ven a mi casa, buscaremos ayuda, seguro que muchos querrán partirle la cara a Iván y a esos dos milenarios a los que les lame el culo'' decía el mensaje de Jason, pero por desgracia llegaba tarde y Samuel no lo pudo leer.
- ¿Es que no recuerdas la paliza que te di la última vez que intentaste tocarlo?- preguntó casi rugiendo mientras abrazaba a su pequeñajo contra él, haciéndole algo de daño por la fuerza empleada y escuchando ligeros quejiditos por parte del humano, quien se agarró con más fuerza a su amo, tras oír las siguientes palabras de Iván.
- Pero hoy no vengo solo- dijo sonriendo al notar como sus socios con los que tenía cierto parentesco salían de entre la oscuridad, mostrando sus enormes colmillos y, cruzados de brazos, emanando un poder que Samuel no era capaz de igualar.- Ellos son antepasados míos ¿Sabes? Así que somos familia, y eso es algo que valoramos mucho así que ahora son mis socios, viven conmigo y están dispuestos a protegerme, porque con unos cientos de años yo soy el pequeño de la familia- dijo recochineándose mientras el rabioso Samuel apretaba más al chico, que teniendo claro su nuevo destino sollozó.- Y quiero que sepas que compartiremos a tu humano- sonrió satírico mientras sus dos antepasados se acercaban cada vez más y más al animal rabioso en el que Samuel parecía estar convirtiéndose- Sujetadlo- ordenó y en solos unos segundos esos hombres se movieron demasiado rápido como para que Samuel los pidiese igualar.
Unos de ellos, detrás suyo, empujó sus piernas con fuerza de una patada, rompiéndole algunos huesos de la pierna derecha y haciendo lo mismo con la izquierda en tan solo un segundo, con ello consiguió que el predador acabase de rodillas mientras su otro compañero golpeó con fuerza la espalda del vampiro, que con una mano libre trató de golpear a uno de los milenarios, pero su puño fue lanzado al aire y uno de los vampiros sujetó su brazo.
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