Aidan caminó de nuevo por los lugares donde se suponía que Jeremy debía aguardar por nuevos clientes pero su furia creció inevitablemente al ver que no estaba ahí y, no solo eso sino que tampoco percibió su olor o cualquier otro indicio de que el crio hubiese pasado por ese lugar en esa misma noche. Aidan estaba realmente furibundo, pensando solo en que Jeremy no iba a darle placer como según él se suponía que debía pasar y ni por un segundo se le pasó por la cabeza la posibilidad de que al chico le hubiese sucedido algo.
Tras un rato de búsqueda, como la noche anterior, se hartó de andar tras el humano y se decidió a ir a cazar y, como si de un milagro de tratase, el olor de una dulce sangre siendo derramada inundó sus fosas nasales guiándole hasta un barrio lleno de vagabundos hediondos y harapientos y de drogatas que en sus constantes delirios.
Tras poco tiempo andando, aún sin tener consciencia de ello pues Aidan solo sucumbió al olor de la sangre, acabó delante de una casa maltrecha y pequeña donde solo había, a lo mucho, dos habitaciones mugrientas y abrió con delicadeza la puerta, no quería alarmar antes de tiempo a la que sería su víctima herida, la cual no solo desprendía un olor a sangre intenso sino que también poseía un aroma que Aidan sabía que antes había olido pero no logró recordar donde.
Una vez abierta la cochambrosa puerta de madera Aidan no cabía en su asombro ante lo que vio. Jeremy estaba sobre un colchón de muelles rotos y rasgado cubierto con una manta deshilachada, temblando bajo ella daba la impresión de ser un cachorrito abandonado.
Jeremy no advirtió la presencia de Aidan pues estaba con los ojos cerrados, uno de ellos lucia amoratado. Tenía el labio inferior y la ceja derecha partida y algo hinchada pero eso no lo hacía perder su belleza, al contrario. Su rostro presentaba varios arañazos que no se hundían mucho en la piel pero parecían dolorosos, el resto del cuerpo, adquirió un color blanquecino debido al estado febril del chico y, también era adornado por una infinidad de moretones violetaceos de todos los tamaños. Y, para rematar, en su costado una venda blanca adquiría poco a poco un color rojizo, la herida de la puñalada se había abierto y Jeremy gimoteaba esperando que todo pasase.
-¿Se puede saber que te ha pasado?- preguntó Aidan repentinamente e intentando disimula su preocupación usando un tono mezquino que alarmó al menor haciéndolo abrir los ojos.
-Nada- dijo el chico resignado girándose sobre él en la ''cama'' para quedar de espaldas a Aidan- ¿puedes irte? Esta noche no puedo trabajar- dijo el chico con furia e ignorando el dolor que sentía en su costado mientras la carne viva de su puñalada ardía ante el contacto contra la apretada y áspera venda '' ahora sí, ¿no? Ahora sí que vienes, cabrón, ahora vienes para follar mientas ayer me apalizaban ¡que se vaya a la mierda! Lo odio, lo odio, lo odio. Sé que no es su responsabilidad protegerme pero si es capaz de encontrarme ahora para pedirme sexo también fue capaz ayer de encontrarme para rescatarme, pero claro, a él no le importa una mierda si me muero. Estoy harto, no quiero seguir prostituyéndome, no quiero seguir cumpliendo los sucios deseos de gente que es incapaz de hacerme sentir bien, no, no quiero ser tocado por alguien que no me abrazará y me dirá y que todo estará bien, no, no quiero seguir así ¿Por qué las cosas suceden de esta manera?'' pensó Jeremy mientras Aidan lo observaba curioso y, desgraciadamente, este no leyó los pensamientos del humano.
- ¿Y ese tono tan hostil? ¿Tengo que recordarte con quien estas tratando?- preguntó el vampiro enfadado, estaba preocupado por el muchachito pero no Aidan no era de esas personas capaces de aguantar que las reten solo por afecto- porque si me cabreas me da igual que estés herido, te lo haré pagar ¿entiendes?- Aidan se acercó amenazante al chico, queriendo asustarlo pero sin intenciones de empeorar su estado.
- ¿e-es que no ves como estoy? No me hieras mas, n-no puedes ser tan cruel- dijo el chico al borde de las lágrimas ¿Cómo podía ser tan desdichado? ¿Acaso tras sobrevivir a lo de la noche anterior sería Aidan quien acabase el trabajo de esos brabucones matando a Jeremy?
-Pues claro que veo como estas- bufó impaciente y con un tono mezquino, ese humano lo estaba sacando se quicio pero en ese estado de incompetencia en el que se hallaba Jeremy tenía aún una mayor desventaja frente a Aidan y por ello Aidan trató de relajarse y no agredir al chico- por eso te he preguntado que qué ha pasado-prosiguió, tajante y sentándose en la orilla de la cama.
- Seguro que no te importa una mierda...- dijo Jeremy encogiéndose como una bolita, abrazado a sus rodillas, mientras se alejaba mas de Aidan dentro de esa cama.
-Me estas tocando los cojones chico- dijo Aidan con los ojos cerrados y soltando un suspiro de rabia mientras se sujetaba el puente de la nariz con los dedos. Jeremy no supo reaccionar de otra manera que no fue se gritando cuando Aidan estiró de la manta de lo cubría y acto seguido, con un rápido movimiento, se situó sobre el menor apresando sus dos muñecas dentro de su puño mientras que con la mano libre se dedicó a deslizar uno de sus dedos por la parte enrojecida de la venda- Si no me dices como te has hecho esto me voy a poner persuasivo y no queremos que eso pase ¿cierto?- dijo Aidan lamiendo ahora su dedo manchado con la sangre del menor, exquisita al gusto Aidan decidió pasar la lengua por la venda manchada dejando un rastro de color carmesí tras el paso de su lengua.
-M-Me pegaron- dijo Jeremy asustado, realmente temía a Aidan por mucho que le odiase en ese momento por no haberle salvado.
-Bien, veo que comienzas a cooperar- sonrió Aidan '' realmente venía con ganas de divertirme esta noche, es una lástima que el chico este en estas condiciones ¡estoy tan caliente! Bueno, puede que le cure para mis propios fines'' pensó el vampiro saliendo de encima del humano- ¿Quién te pegó? ¿Y por qué?- acertó a preguntar mirando fijamente a los ojos de Jeremy que ahora parecían cansados, sin brillo apenas como si su luz se agotase poco a poco.
- Unos drogatas me intentaron atracar pero al ver que no llevaba dinero, en fin, se enfadaron bastante...- dijo el chico y, en un arranque de valor, se decidió a formularle una pregunta bastante atrevida a Aidan- ¿Por qué no me ayudaste? Es decir, podrías haberme salvado si hubieses estado allí pero no estabas, solo estas cuando te interesa- concluyó el chico y, acto seguido, se tapó la boca con ambas manos, había ofendido a uno de los seres que más temía en todo el mundo- ¡perdón! ¡Perdón, no sé porque he dicho eso!- gritó Jeremy tratando de incorporarse aunque no lo consiguió pues una punzada de dolor azotó su costado llenando aún mas de sangre la blancura que lo cubría, como su alma, blanca inocencia, poco a poco se oscurecía por la sangre.
-Te voy a pasar por alto lo que has dicho solo porque estas al borde de la muerte- dijo Aidan, cuyo olfato paranormal alcanzó a oler, sin tratarse del hedor a podredumbre de los cadáveres, el fino tufo que desprende un moribundo, un olor acre y sutil que indica la muerte inminente de un mortal.
- ¿me... me voy a morir desangrado?- preguntó Jeremy con un nudo en la garganta y una punzada en el pecho ¿Cómo podía estar Aidan tan tranquilo? Ese vampiro no sería ni hombro en el que llorar para el efímero y febril humano que poco a poco perdía su color, pasando de una piel tostada a una que casi alcanzaba el tono blanquecino de la tez de los vampiros.
-Sí, eres de constitución pequeña así que de esta noche no pasas- confesó el vampiro viendo como Jeremy sollozaba, tenía una imagen tan deplorable y triste que ni si quiera divirtió a Aidan, quien sin embargó sonrió. Jeremy se mordió el labio ¿Por qué le pasaba todo aquello a él? Puede que la muerte le aliviara todo ese sufrimiento pero... no, no quería morir, ni loco lo aceptaría- Puedo curarte con mi sangre, tontito, así que deja ya de llorar como un niño- dijo Aidan en un tono dulce que hizo que los ojos del chiquillo se iluminasen como si fuese, al igual que el vampiro había dicho, un niño.
- ¡Gra-gracias!- exclamó Jeremy sintiéndose lleno de gozo, por primera vez alguien iba a salvarle el pescuezo y, aunque lo hiciera solo por sexo, Jeremy sintió que aquel vampiro no era tan malo, aunque si temible ''es irónico, le tengo un miedo abrumador a este vampiro y sin embargo me va a curar cuando fueron unos humanos quien me hirieron, realmente ¿Qué es lo que esta tan mal en este puto mundo? Ahora que lo pienso... él ni si quiera me ha dicho su nombre, su amigo se llama Alex pero no sé el nombre de él'' pensó Jeremy sin saber que ''el vampiro que le había pagado de más y cuyo nombre desconocía'' estaba escuchando con claridad sus pensamientos.
-Aidan- dijo el vampiro cogiendo una navaja oxidada que reposaba por seguridad, o eso se decía a si mismo el menor, sobre la almohada maltrecha de aquella cama- ese es mi nombre- añadió paseando el filo de la navaja, que irónicamente estaba poco afilada, por su muñeca como si tratase de suicidarse.
Jeremy miró al vampiro suplicante, esperando a que este le diera una orden o permiso que le dijese que podía beber pues pensó que hacerlo de golpe sería una osadía. Alex acercó su herida, que ya estaba parcialmente curada, a la boca del chico y mientras esta permanecía abierta un chorro de sangre, con sabor a hierro, inundó la boca del humano.
La herida se curó por completo y Jeremy sintió algo de repulsión por notar el sabor de la sangre en sus papilas pero pronto su cuerpo comenzó a reaccionar curándose a gran velocidad.
Aidan se sintió un débil y un inútil pues necesitó un chorro de sangre para curar al humano mientras Alex no habría tenido que usar más de una gota, de nuevo se sintió ínfimamente inferior al compararse con su compañero y acto seguido razonó que también había vampiros, no precisamente en abundancia, que tenían un poder superior al de Alex y eso le hizo sentir algo mejor hasta que reparó en que también serían más poderosos que él. Aunque la rabia contra si mismo recorrió su cuerpo infectando la sangre de sus venas con amargura trató de desviar ese tema de su mente, ahora estaba con Jeremy y para ese humano Aidan era sumamente poderoso, eso lo reconfortó, como un gato chuleándose ante un ratón y huyendo de los guepardos.
-E-Estoy curado... curado del todo- dijo incrédulo Jeremy mientras se sacaba la venda que oprimía su estómago revelando su piel, lisa, que ya empezaba a adquirir su color moreno habitual. Tras eso se palpó la cara sin encontrar ni si quiera un rasguño o una cicatriz que corroborase que había habido allí una herida.
'' esto solo lo echo porque si tenía que esperarme a que se curase no follaría en mucho tiempo ¿des de cuando me importan las condiciones de una presa antes de tomarla? Da igual, también lo he hecho para que no queden cicatrices desagradables en su cuerpo, así no me atraería'' se trató auto convencer el vampiro aunque sabía que lo había hecho por otro motivo.
-Mi sangre curativa tiene un precio- dijo Aidan rompiendo el silencio que empezó a reinar en la sala una vez Jeremy comenzó a inspeccionar su cuerpo sin poder creer lo que sus ojos veían.
- ¿q-que clase de precio? No quiero ser un desagradecido p-pero...- Jeremy no logró acabar la frase cuando de repente un recuerdo vino a su mente- ¡Ah! – Exclamó- ¡se-se me olvidaba!- dijo sacando del cajón de su buró carcomido un billete de 500- e-el otro día me pagaste de más- dijo el chico alargando el billete hacia Aidan, quien rió y le hizo un gesto para que se lo quedara.
-Quédatelo- dijo sonriendo al ver que Jeremy guardaba el billete aún más agradecido que antes- respecto al precio por mi sangre, es algo muy razonable- Aidan sonrió, si no iba a tomarse tantas molestias por un humano le sacaría todo el partido que pudiese, pasó una mano por la mejilla del adolescente y descendió, con un dedo, hasta su cuello, acariciándolo y mirándolo con deseo- sangre a cambio de sangre, es lo justo ¿no crees?- preguntó desviando sus ojos del cuello del chico hasta su cara que ahora expresaba pavor. Con los ojos abiertos y la boca seca Jeremy fue incapaz de hacer otra cosa que no fuese alejarse del vampiro un poco y mirarlo temeroso des de la poca distancia que los separaba.
- ¿qu-quieres mor...m-morderme?- preguntó el humano tragando saliva y mirando atónito al vampiro, él no quería ser un desagradecido pero ese precio lo aterraba y solo de pensar que un vampiro le perforaría el cuello con 30 dientes y 2 colmillos le hizo tener un escalofrío que le caló hasta los huesos.
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