- Jason ¿Qué te trae por aquí?- dijo uno de ellos. La verdad es que aunque físicamente eran casi idénticos (incluso tenían un lunar en la barbilla que estaba en el mismo lugar de cada rostro), en su estilo eran totalmente contrarios. Uno de ellos vestía con una camiseta morada bastante alegre y unos pantalones cortos verde pastel, usaba chanclas de colores y su pelo alborotado estaba teñido de una infinidad de colores, recordando así al arcoíris, mientras su gemelo vestía una capa negra sobre sus ropas: una camiseta de rejilla negra, unos pantalones de cuero ajustado, un cinturón de tachuelas, botas militares y un collar de pinchos, por no mencionar sus piercings (los shark bites, el septum y el bridge piercing) y su pelo negro, liso y con las puntas teñidas de rojo.
- Mi amigo tiene cierto problema y veníamos a pediros ayuda- explicó con un tono educado al chico que parecía una dulce persona, mientras que el más oscuro de los dos escrutaba a sus invitados con la mirada.
- Pasad y explicadnos que pasa- dijo el gemelo menos amistoso con una mirada seria y rojiza mientras se apartaba de la puerta dejando que los vampiro más jóvenes entrasen allí.
Se sentaron en un hermoso sofá negro muy amplio y cómodo mientras el chico de camiseta morada se levantaba golpe.
- ¡Que descortés!- exclamó fingiendo sorpresa- No os he ofrecido nada de comer, esperad unos segundos- dijo con una bella sonrisa de niño pequeño mientras salía de la habitación, prácticamente dando saltitos.
Volvió a los pocos segundos con algo que ofrecerles a sus, según él hambrientos, invitados. Llevaba a una mujer joven y alta de considerables curvas y cuerpo voluptuoso pero sensual, pero la trajo a cuentas ya que la chica no parecía poder moverse.
Seis mordidas adornaba su cuerpo semidesnudo y cubierto solo por la ropa interior y una tela hecha jirones que una vez fue un vestido, su cuerpo presentaba hematomas y moratones por todos lados, cortes profundos, parecían hechos con cuchillas, su rostro estaba amoratado, sus labios, cejas y nariz, estaban partidos y sus ojos morados junto a grandes ojeras.
- ¿Alguien quiere un poco?- dijo mostrando sus colmillos con euforia, ofreciendo con amabilidad como si estuviese dándoles a probar galletas recién horneadas.
- Aidan déjala, creo que tienen prisa- explicó el de aspecto gótico mientras su hermano bufaba y dejaba a la chica de vuelta en la habitación de la que la había sacado.
- Eres un aguafiestas Eidan- replicó el Aidan, el gemelo de aspecto dulce y cursi, mientras volvía y se dejaba caer en el sofá de forma algo irrespetuosa y despreocupada.
- Bueno, explicad que es lo que pasa- dijo Eidan peinando sus largos cabellos con la mano mientras se inclinaba un poco hacia sus invitados más débiles que él y su hermano.
- Verás, Iván ha secuestrado a mi humano.- dijo exponiendo con facilidad el problemas inicial- Soy más fuerte que él y por tanto él no es un problema, pero resulta que ciertos vampiros de su familia le guardan las espaldas ahora y no puedo con ellos. Son dos, tienen mil años cada uno y he pensado que podrías ayudarme a recuperar al humano y yo a cambio puedo daros dinero o haceros algunos favores, ya sabéis, el trabajo sucio si no queréis ensuciaron las manos- acabó de hablar lanzando una mirada profunda a cosas uno de los gemelos, no pretendía ser intimidante, porque eso habría sido retador y perjudicial puesto que cualquiera de esos dos podría hacer picadillo a Samuel, pero tampoco quería parecer suplicante, pues mostrar esa debilidad habría resultado ruin y lastimero, más bien parecía convencido y confiando de sí mismo y del trato que ofrecía.
- ¿Pero tú eres imbécil?- preguntó Aidan, cuyo cabello multicolor caía despeinado sobre sus demasiado finas cejas- ¿Quieres arriesgar tu vida por un humano? ¡Solo sirven para alimentarse y punto! No sé qué mierda tienes en el cerebro, puto vampiro novato- rugió furioso mientras se levantaba, queriendo ser amenazante y dejando claro que aún su dócil aspecto, él mandaba allí.
- ¡Eidan ten algo de respeto!- Chilló su hermano mayor levantándose y quedando unos centímetro más alto que su hermano debido a la plataforma de sus zapatos. Su hermano bufó ante esa riña y se escabulló hacia su habitación sin querer sabes más del tema
- Veréis, lo siento mucho pero nosotros no respetamos la vida humana y jamás lucharemos por ella, no resulta ridículo y va contra nuestra ideología ayudar a un humano. Vosotros pensáis al contrario y lo respeto, pero no podemos ayudaros- Dijo el de cabello oscuro y carmesí en sus puntas con una educación que no correspondía a su aspecto de macarra, quizás ellos estaban en lo cierto y la vida humana no era más que simple alimento de una raza superior, y el amor que Samuel sentía no era más que los resquicios de su vida humana, unos resquicios que con el tiempo debían desaparecer para convertirlo en el predador perfecto, en la raza superior; o quizás no, quizás Samuel no dejase jamás se sentir aquello por Aaron y aquella ideología de Aidan y Eidan era solo el frívolo resultado de milenios de soledad con la única compañía de otros vampiros.
-Entonces no vamos, gracias igualmente- dijo Samuel algo decepcionado, queriendo arrancarle la cabeza a ese vampiro cursi que se comportaba como un niño caprichoso y, queriendo agradecerle al gótico por haberlos escuchado y tratado con amabilidad y respeto.
- Antes de que os vayáis – Dijo Eidan una vez la puerta de su casa fue abierta por Jason con la intención de marcharse del lugar.- Nuestro creador tiene cinco mil años, es testarudo y un cabezón pero es muy buena persona en el fondo, quizás pueda ayudaros, además él seguro que puede con unos vampiritos de mil años- dijo mirando de lado a lado, escuchando como en la habitación de su hermano la joven humana era mordida de nuevo y cortada, podía oír como las uñas, pintadas de rosa y rojo, de su hermano abrían poco a poco la piel morena y llena de cicatrices de ella, y por muy poco que par Eidan significase la vida humana, la tortura le repugnaba y siempre mataba sus víctimas rápido o simplemente no las torturaba si debía conservarlas.
- Él vive en el barrio ''Desadte'' (nombre inventado a partir de las palabras desolate y sad, cuya traducción es desolado y triste) de la zona sur, el barrio es pequeño no os costará encontrarlo- dijo el chico con una mirada triste ¿Qué ocultaban esos ojos vacíos? Quizás el ver a alguien como él luchar por un humano como si su vida significase algo le había resultado desalentador ¿Por qué él no tenía nada por lo que luchar? Deseó tener la ignorancia de su gemelo para poder sentirse feliz- Su nombre es Derek y aunque parezca mezquino y borde os aliento a que le insistáis, no tiene mucha paciencia así que o os echará o accederá- finalizó fingiendo una sonrisa.
- Muchas gracias, de verdad, eso nos ayuda más de lo que crees- se adelantó Charlotte agradeciéndole un hermoso rostro de empatía y amabilidad, el chico sonrió mirando al suelo y cerró la puerta sin despedirse, como si necesitase estar solo.
- La zona sur está muy lejos, si saliésemos ahora se haría de día antes de que pudiésemos llegar- explicó Samuel con una mirada dolida en su rostro mientras Jason ponía una mano en su hombro y le daba un par de palmadas intentando animarlo.- Esta noche ya no podemos hacer nada, pero mañana debemos salir para la zona sur pronto- añadió sintiendo una gran impotencia que solo aumentó una vez llegaron a casa de Jason de nuevo, no podían salir a por ayuda esa noche así que la única opción era quedarse esperando mientras Aaron sufría, era desesperante, frustrante.
Los tres amigos se encontraban ante las puertas de la casa de Jason y una vez las abrieron Samuel pudo sonreír tenuemente esa noche y lo hizo la contemplar la inocente imagen de los diez criados riendo y chapoteando en la piscina, solamente en ropa interior y jugando como críos en el agua. Era de suponer que estaban divirtiéndose tras acabar us trabajo, pues la casa se encontraba totalmente reluciente.
Nada más llegar el trío de vampiros, uno de los criados, el más jovencito y vivaz, salió del agua con su ropa interior apretada y además algo mojada, se sacudió el cabello y este cayó, cobrizo y desaliñado, sobre su cabeza. El pequeño hemofílico se dirigió con rapidez hasta Jason y abrió sus brazos cerca suyo demandando un abrazo que no tardó en llegar.
El chico sonrió entre los fríos brazos del vampiro y se acurrucó contra su cuerpo de forma tierna.
- ¿Tenias ganas de que llegases, chiquitín?- preguntó con cariño Jason revolviéndole el pelo y restándole importancia al hecho de que ese chico estaba mojando sus ropas.
- Sí- dijo alto y feliz hundiendo su rostro en el pecho del otro mientras seguía abrazándolo con fuerza. Samuel deseó que él fuese Jason y que Aaron fuese ese chiquillo.- ¿Habéis encontrado ayuda?- preguntó sabiendo cuales eran los planes de esos tres colmilludos.
- No- respondió Samuel adelantándose a Jason, quien iba a responder- pero mañana saldremos a buscar alguien- concluyó explicándole al chico lo justo y lo necesario.
-Oye pequeñín, he pensando en algo y querría saber si estás de acuerdo- dijo tomando al chico de la mano y mirando a sus compañeros, como pidiéndoles que se quedaran ahí.
Jason, Charlotte y Samuel se sentaron en el sofá de este y el pequeño hemofílico lo hizo en el regazo de Jason por propia voluntad.
- Verás, como tenemos que convencer a otro vampiro de que nos ayude y muchos matarían por tu sangre ¿Te importaría si te llevamos con nosotros por si Derek se niega a ayudarnos? Podríamos pedirle ayuda a cambio de que él pruebe tu sangre, pero tranquilo, prometo que no dejaré que te haga daño- dijo con dulzura viendo re reojo como Samuel y Charlotte asentían ligeramente, mirándolo a él y entre ellos, concordando todos en que aquello era una buena idea.
- D-De acuerdo – dijo el chico con una cara un tanto triste, le daba miedo ser mordido y por ello solo se mostraba sumiso ante los colmillos de Jason, pero si este le pedía algo él era incapaz de negarse.
- Buen chico- musitó acariciando las mejillas del otro con cuidado- eres muy valiente- susurró haciéndolo sonrojar y comenzando a dar pequeños besos y mordisquitos en sus finos y cálidos labios.
Samuel y Charlotte se miraron sabiendo lo que pasaría ahí y el vampiros se levantó dispuesto a irse, aunque tuvo que, prácticamente, arrastrar a Charlotte estirando de sus brazos y cabellos para sacarla de allí mientras la pelirroja se resistía al grito de ''pero yo quiero mirar''.
Excepto para Jason y el pequeño hemofílico, aquella noche fue larga para todos, sobre todo para el pequeño Aaron, que en casa de Iván estaba siendo apalizado mientras Iván y sus dos familiares hacían apuestas sobre cuanto tardaría el chico en quedarse inconsciente o cuánto tiempo pasaría hasta que comenzase a delirar, aquello era enfermizo, repulsivo.
A la noche siguiente le faltó tiempo al sol para esconderse porque aunque este aún alumbraba ligeramente, estando a punto de declarar la caída de la noche, los tres vampiros y el humano de Jason ya se encontraban desvelados y camino a la zona norte.
Jason preparó la noche anterior una mochilita pequeña y no muy pesada con comida y agua para Jay, su humano hemofílico, puesto que el viaje sería largo y el pequeño debería comer y beber algo.
Comentarios
Publicar un comentario
Comenta: