Regreso a la rutina

 De nuevo y sin ningún motivo aparente el insomnio volvió a molestar a Liu aquella noche impidiéndole que tomara sus tan preciadas horas de descanso, se levantó muy pronto por ello, hacia las cinco de la mañana. Entonces aprovechó para ducharse y así dejar de sentir su cuerpo sucio porque así es como se sentía.

'' Por fin en casa. Pero Alex volverá y no sé como librarme de él, le dije que me rendiría ante él si iba despacio pero ya no se me ocurre otra manera de ganar tiempo, si solo pudiese hacer que me dejase en paz... ahora me doy asco por su culpa, mi cuerpo, tan sobado por él,  por sus fuertes manos ¡no es mi culpa! Soy demasiado débil para defenderme de él, soy demasiado miedoso como para plantarle cara... ¡Él me violo joder! ¡Nunca me entregaré a él! Ni loco, no, el me violo, me destrozó el cuerpo porque le dio la gana y ahora va de bueno porque se contiene ¡Hijo de puta, no soy tan ingenuo! Lo odio, lo odio, lo odio tanto... '' pensó el chico dejando que el agua helada cayera sobre su cabeza como si eso fuese a aliviar su dolor. Ese ser le había hecho tanto daño, y, aún así esa mañana cuando se despertó y se percató de que no estaba en la cama con él se sintió solo, como si echase de menos al sádico que lo violó. Liu lo intentó, intentó odiarlo pero era la primera vez que, para alguien, él era el centro de atención, era la primera vez que alguien se interesaba en él.

Después de tomar la ducha se puso un jersey de lana negro con una raya roja en medio, algo feo y hortera pero bastante cálido, que picaba un poco. Unos pantalones  grises como el asfalto que veía des de la ventana y unas bambas viejas, desgastadas y que pronto se romperían.

Se tomó solo medio vaso de leche como desayuno, aquella mañana su apetito no le indujo a comer gran cosa. Preparó su mochila con todos los libros que usaría ese día y puso a cargar su móvil mientras miraba por la ventana, estaba lloviendo y las gotitas quedaban pegadas al cristal mientras se deslizaban por este bajando hasta el marco de la ventana y perdiéndose allí, Liu contempló las gotas bajar un rato mientras dejaba, o intentaba dejar, la mente en blanco.

A las siete y media cogió su anorak negro que le llegaba hasta las rodillas, como si fuese un vestido, y se colocó antes que su mochila, la cual iba cargada con demasiados libros e hizo que le doliera la espalda a Liu.

Con el móvil en la mano y los auriculares en las orejas el chico se dirigió hasta su escuela para encontrar en ella a todos los compañeros que, sin reparar en él, lo empujaron torpemente entrando al aula de clases. Liu se sintió algo triste al ver que como era de esperar nadie se le acercó para preguntar el porqué de su ausencia durante la semana anterior.

La profesora le dio a Liu una lista de los exámenes y trabajos que debía hacer esa semana para compensar su falta y este la ojeó, no era gran cosa.

En la última hora de la mañana llegó, con un evidente retraso ya en su primer día, un alumno nuevo que no pareció muy afín a la idea de hacer amigos, pero aún así la gente se interesó muy rápido en él. Interés que se disipó cuando el chico abrió la boca, dejando escapar su voz grave y gutural, para pedir de manera grosera que todos le dejasen en paz. Liu se preguntó si ese alumno también iba a ser como él, un marginado.

Liu fue a casa temprano, hizo los deberes y merendó, todo con bastante nerviosismo pues sabía que al final del día, junto con la llegada de la noche, Alexander volvería a por él y eso le ponía la piel de gallina.

Mientras oscurecía Liu suspiró, deseando que los elementos mata vampiros del folclore fuesen ciertos para poder confeccionarse una estaca y tener a Alex a raya, no para matarlo sino para poder amenazarlo  cuando se sobrepasase y poder así tener con él una relación en la que nadie abusase de él.

De repente alguien pico a la puerta, pero no al timbre, sino que dio un par de golpes en la madera barata de la puerta y a Liu no se le ocurrió, ni por un segundo, pensar que el que había al otro lado era ese vampiro que lo perseguía por las noches.

Giró el pomo preguntándose intrigado quien querría hacerle una visita ¿acaso sus conocidos sabían donde vivía? Acabó por decirse a sí mismo que se habrían equivocado.  Se sorprendió ingratamente al ver a Alex delante de sus narices cuando empujó la puerta para recibir al supuesto extraño y , tras eso, se maldijo por no haber mirando antes por la mirilla.

+¿A-Alex?- preguntó el chico extrañado sin soltar el pomo de la puerta.

-El mismo- e hizo una reverencia en broma, inclinando su cuerpo y poniendo sus manos en el pecho como si estuviese delante de alguien majestuoso y con ese gesto se pudo apreciar mucho más de lo normal la insana diferencia de alturas- ¿Qué te ha parecido? – preguntó apartando ligeramente a Liu de la entrada para meterse en aquella casa con unas confianzas que no le correspondían, como si fuese suya.

+ ¿Qué me ha parecido el que?- preguntó mirándolo algo molesto ¿Quién se creía para vagar con tanta pachorra por su propia casa? Ah, claro, él era Alexander el temido vampiro.

-Que haya picado a la puerta en vez de colarme en tu casa- dijo como si fuese totalmente obvio.

+Pues impropio de ti- respondió Liu observando con atención los movimientos de Alex, de cierta manera su compañía le hizo dejar de sentirse solo pero realmente le incomodaba el no saber cuáles serían los actos sórdidos del vampiro.

-Lo sé- sonrió el vampiro al ver como Liu lo miraba algo enfurruñado por pasearse por su casa como si fuese de su propiedad- Oye Liu ¿me haces un favor?- El chico lo miró extrañado y no se movió, mas por temor que por cualquier otra cosa, cuando Alex se le acercó y lo jaló de bazo violentamente hasta hacerlo quedar justo en frente suyo- ¿Podrías abrir la boquita? Estoy harto de tener que asustarte hasta que desistes ¿Por qué no lo haces más fácil?- Dijo Alex dispuesto a besar al humano de nuevo haciendo que toda la comodidad que Liu había podido sentir se esfumara.

+Lo haré c-con una condición- dijo el chico apartando de nuevo la mirada y sintiendo como las manos del vampiro dejaban de ser rudas para bajar en un camino hasta sus caderas.

-Vaya, así que te pones exigente ¿no?- bromeó Alex acercándose al cuello del chico y oliéndolo mientras cerraba los ojos, ese aroma que desprendía el mortal junto con el resto de sus encantos eran, simplemente irresistibles y lo peor de todo era que Liu no se percataba de esos atributos que poseía- Bueno, bueno a ti te lo permito Liu ¿Cuál esa condición?-preguntó acariciando el cuello del humano mientras lo miraba con los ojos perdidos en su hermoso rostro, el azul de los ojos de Alex naufragaba hacia esos hermosos labios que no querían ser besados.

+Tus co-colmillos, quiero que los reduzcas... ¡siempre que me ves los haces más grandes y eso me molesta!- Afirmó Liu algo enfadado, no soportaba ver esos colmillos tan grandes e imponentes cerca suyo y sin embargo Alex los hacía crecer hasta su máximo esplendor siempre que el pequeño estuviese cerca.

-No, no, mis colmillos se quedan así y si te dan miedo mejor para mi- dijo Alex lamiéndose los desproporcionados caninos que sobresalían de su boca alertando a cualquier persona que se atreviese a mirarlos fijamente más de tres segundos seguidos.

+ ¡P-Pues entonces no pienso abrir la boca!- sentenció Liu revolviéndose y tratando de liberarse del abrazo de mayor, no pensaba permitir que le usase de esa manera, sin preocuparse lo más mínimo por lo que él quería o temía.

-¿Tengo que obligarte?- y con esas palabras una mano se coló bajo la camisita del chico y subió por los abdominales ligeramente marcados hasta llegar al pecho que encerraba un corazón cuyo ritmo cardíaco era elevadísimo ahora.

+Por favor...- fue lo único que atinó a decir el chico mirando con sus ojos mojaditos ojos café al vampiro que tanto se le acercaba. Estaba tan tiernamente vulnerable y habló con tal miedo e inocencia, reflejando así en sus palabras como se sentía, que Alex no tuvo más opción que acatar las condiciones de Liu y pronto bufó resignado para disminuir el tamaño de sus colmillos.

Liu lo miró sorprendido ¿acaso ese acto era en respuesta a su súplica? No pudo creer que fuese ese el efecto que causaba en el mayor.

Lentamente Alex se acercó a la boca de Liu y cuando sus labios de rozaron Liu abrió su boca entregándosela a quien tras una sonrisa no se lo pensó dos veces antes de aventurar su lengua en ella. Liu pensó durante unos instantes en corresponder con el beso pero el rito salvaje y casi desenfrenado del mayor lo dejó sin aliento demasiado rápido como para que eso sucediese.

Liu gimió bajito dentro de la boca de Alex, ya había tenido suficiente y el mayor sabía que si seguía Liu acabaría asustado pero poco le importó pues introdujo la lengua aún más profundamente en la boca de Liu y no paró hasta que este lloró ¡como amaba verlo así! Pero que poco le convenía si lo que quería era que se entregase.

-Cada día me complaces más- dijo Alex sonriendo satisfecho, como si acabase de derrotar a Liu en una batalla y, en cierto modo, así había sido. Después alargó la mano separándola de la cintura del menor para secar las lágrimas que caían por su rostro.

+Alex... ha-hay algo que quiero preguntarte- dijo el chico jugando con sus manos y separándose del vampiro hasta quedar justo en frente de él, mirándolo durante pocos segundos a los ojos.

-Di, no tienes porque ser tímido conmigo- explicó sacándose la chaqueta de decorado militar para mostrar su camiseta de tirantes negra y blanca que dejaba a la vista ese cuerpo escultural y atlético que a Liu le cortó la respiración en ese momento.


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