Todo es tan extraño

 - No te separes de mi en ningún momento- le dijo al chico, quien asintió sabiendo que esa orden ya la había oído antes, pero antes de entrar al recinto, que aunque era más grande y lujoso que el de Jason también presentaba un aspecto más descuidado, el lugar tenía cierto toque que también poseía Samuel, ''macarra'' acertó a pensar Aaron- Si desobedeces te pegaré, pero además, aquí, sin mi, no harás muchos amigos, así que como ya he dicho- se acercó más a su oreja, rozándola no con el aliento, como unos segundos atrás, sino con los labios- no te separes de mi- y dicho eso lo tomó con fuerza por la cintura, su brazo la rodeaba con firmeza y sus dedos se hundían en las caderas del pequeño.

- A-Amo- dijo Aaron estirando de la manga del aludido, llamando su atención- ¿Y si tengo que ir al baño?- preguntó, no bromeando, sino preocupado e intentando ser precavido ante todas las situaciones posibles.

- Pues te aguantas- respondió el otro con fastidio clavando más sus dedos en las caderas del menor, haciéndole esbozar una mueca de dolor, entonces entraron en la parcela.

Otra fiesta al aire libre se presentaba allí, pero esta era muy diferente: la gente vestía mucho menos formal que en la ligeramente refinada fiesta de Jason, y sonaba sobre el murmullo de la multitud una estruendosa música que hizo a Aaron desconcertarse sintiendo sus oídos tapados por unos segundos.

La gente bailaba y bebía, pero no alcohol como era lógico ver en una fiesta, sino sangre, pero en cristalinas copas como las de Jason, sino que bebía a morro en botellas de más de un litro mientras todos bailaban y entonces Aaron se dio cuenta de que era el único humano del lugar, entonces ¿de dónde salía la sangre?

- Llegó el impuntual- se hizo notar la voz de Jason, quien venía junto a Charlotte dirigiéndose hacia los dos protagonistas que parecían aislados de la multitud.

- Hola cosita- dijo Charlotte dirigiéndose a Aaron en un tono extremadamente tierno después de despegar de sus labios una botella que dejó ligeramente manchado su labio superior de un tono rojo intenso- ¿Un trago, Samu?- preguntó entonces tendiéndole la botella al vampiro, quien asintió con fervor.

- ¿Cómo negarse?- Sonrió cínico antes de tomar la botella y aprisionar la parte donde Charlotte había puesta la boca con sus labios y levantar entonces la botella, dando así un sorbo mayor y sintiendo la sangre bajar por su garganta- Aah- dijo tras el sorbo, mirando a su acompañante humano y limpiando el rastro de sangre de su labio superior con una lamida lenta y elegante, erótica, mientras Aaron solo miraba asustado y algo curioso- Gracias, pero la prefiero directa de la fuente- dijo entregándole la botella de vuelta a la chica, quien sonrió dando otro trago.

- Cierto, así la sangre se enfría y pierde sabor- dijo Jason mirando la botella con recelo, aunque el ligero tono carmesí de sus labios significaba que había probado ese líquido embotellado, o quizás que se había besado con alguna chica que llevaba sus labios pintados con carmín rojo, aunque eso último parecía más improbable, y no precisamente porque aquel chico de cresta, ligera barba y abundantes tatuajes no se viese sexy, porque realmente lo era.

-¿Ha aparecido el ''agradable'' Iván?- preguntó entonces Samuel rodando los ojos, mientras dejaba de agarrar con fuerza la cintura del chiquillo y lo usaba como reposabrazos, apoyando su brazo derecho en el pequeño hombro y dejando que parte de su peso la soportase el chico, quien creyó que perdería el equilibrio.

- Hablando del rey de Roma- dijo Jason divertido señalando a la puerta de entrada a la que Samuel y Aaron daban la espalda, el vampiro si se dignó a girarse, pero el curioso muchachito lo hizo viendo aparecer a un tipo de vestimenta simple y algo holgada, era alto y fuerte, en eso le recordaba mucho a Samuel, tenía una mirada escalofriante de chico malo y una sonrisa colmilluda de asesino en serie, y su pelo era claro, más largo de un lado que de otro, caía semilargo a un lado de su cara haciendo que un aire misterioso le rodeara.- Por ahí viene- añadió Jason.

Aaron sintió una mirada de aquel hombre y se giró de inmediato mientras deseaba que Iván no se fijase más en él. Algo intimidado por esos ojos claros que lo habían calado se aproximó un poco más a Samuel, sintiéndose ligeramente protegido y este pasó su brazo por encima de los hombros del chico, rodeando un poco el cuello del chico y acercándolo a él.

- Llega tarde a una fiesta que ha organizado él, menudo elemento- bufó la pelirroja con enojo y frunciendo el ceño, dedicando una mirada de asco a Iván, quien miraba descaradamente a los chicos y chicas del lugar, sin importar que algunos se sorprendiesen por la osadía.

-Mejor que no hubiese venido- añadió Samuel- Tu no te acerques a él, ni le mires ¿Vale?- preguntó Samuel en un tono que parecía preocupado, lo que sorprendió al pequeño chico que asintió ante la orden.

Pero cuando Iván pasó por el lado de ese grupo de amigos vampíricos que conversaban junto a Aaron, no tuvo mejor idea de golpear el pequeño trasero del humano con fuerza, haciéndolo saltar por la sorpresa al ver a ese hombre morderse el labio con los colmillos, deseoso.

- ¿Quién ha traído a este rico tentempié?- preguntó mirando al muchacho con demasiada osadía, colándose entre Jason y Charlotte para acabar delante suyo e ignorando la mirada furiosa de Samuel.- Me he entrado hambre de golpe- se relamió ante la mirada del chiquillo.

- Tócalo de nuevo y corto la mano- Advirtió Samuel aprisionando en sus manos las caderas del chico, clavando demasiado sus dedos e hiriendo al pequeño.

-Dulzura, creo que no nos han presentado- continuó el chico cuyo cabello color avellana fue peinado hacia atrás con su mano pero pronto volvió a su lugar, de forma desordenada y rebelde- Soy Iván, el vampiro que te va devorar cuando me deshaga de este pesado- dijo señalando a Samuel, quien apretó los dientes dejando sobresalir sus colmillos, sus ojos se volvieron rojos y por consecuencia los de Iván también.

- Soy mayor que tu, te haré picadillo antes de que le pongas un dedo encima- dijo con rabia, sus manos seguían en las pequeñas caderas y el chico comenzó a asustarse, aunque se inclinaba ligeramente hacía atrás buscando el contacto de su espalda contra el pecho de Samuel, buscando refugio.

- Tu eres mayor, pero yo conozco a gente... gente que te saca más de cien años- Sonrió victorioso, como si esconderse cobardemente tras su ''gente'' para que estos solucionasen sus problemas fuese algo noble. Ante la mirada de rabia y frustración de Samuel, Iván añadió:- Que bien conservado lo tienes, ni un solo golpe... déjamelo una noche y eso cambiará- dijo mirando de arriba abajo el cuerpo de Aaron.

-Como si conoces al mismísimo diablo, a mi humano no lo toca nadie- Rugió con un tono que hacía juego con el intenso rojo furioso de sus ojos, y después añadió chulesco:- Mejor dicho, si que conoces al diablo- sonrió señalándose a si mismo.-y estas a punto de meterte en problemas con él- y su semblante recobró el tono enfadado mientras aferraba con más fuerza a Aaron contra su cuerpo.

- A-Amo, me haces daño- dijo el chico con lagrimas resbalando por sus mejillas, su ropa se arrugaba bajo las manos que lo tomaban con tanta fuerza por la cintura que apenas dejaban que el chico hablase sin mostrar dolor en sus palabras.

- A callar- dijo el enfadado Samuel sin dignarse a mirar a su pequeño, quien se sentía humillado ¿Para qué se disculpaba Samuel si después iba a tratarlo como una mierda? Pero al percatarse de ello, Samuel aflojó la presión de su agarre.

- ¿Dejas que hable sin permiso? Déjame enseñarle modales a esa pequeña putita-Dijo el otro lamiéndose los colmillos mientras miraba demasiado fijamente a esos ojos azules aterrados. Si había un sentimiento que Samuel amaba ver en esos ojos (excluyendo la felicidad, porque sabía que una vez Aaron lo mirase feliz él quedaría rendido a sus pies), lejos de la pena y la tristeza, era el miedo, y tenía bien claro que no toleraría que su mascota mirase con miedo a nadie más.

- La única puta aquí eres tú, Iván- Rugió Charlotte, quien estaba siendo sujetada del brazo derecho por Jason, como si quisiese contener a una bestia.

- Habló la vampiresa novata- rió Iván cruzándose de brazos mientras Aaron y Samuel lo miraban atónito, parecía que su sonrisa condescendiente quería buscar con problemas con aún más personas- ¿Por qué no cierras el pico, plana?- atacó infantilmente a la chica pelirroja y ligera.

- No cerrará el pico si no le da la gana ¿Acaso no sabes cómo tratar a una señorita, pedazo de escoria?- intervino Jason soltando a la anonadada chica para hacer frente a quien le doblaba en fuerza y edad. Si algo tenía claro Jason en relación con Charlotte era que esa ligera mujercita era como si hermana pequeña y la protegería a mordiscos y arañazos si la situación lo requería.

- No tengo tiempo para vosotros dos, idiotas- espetó Iván con aburrimiento dándoles la espalda, simplemente ignorándolos mientras estos lo miraban como fuesen a echársele encima en cualquier momento como pumas rabiosos.- Pero para ti, pequeño humano, tengo todo el tiempo del mundo- dijo dirigiendo una mirada lasciva hacia el pequeño que estaba apoyado, un poco asustado por ello, en el pecho de Samuel.

Sin dejar tiempo a que Samuel pudiese atacar con sus palabras, Iván tomó del cuello a Aaron, cosa que nadie se esperaba y por ello logró separarlo de su amo, uniéndolo a su cuerpo. A diferencia de Samuel, Iván estaba caliente, ardiendo por la sangre que había bebido, pero no era un calor reconfortante, era asqueroso y enfermizo.

- Vamos a pasar un buen rato que no olvidarás jamás, ni tu ni tu piel, porque pienso llenarte de cicatrices- susurró hundiéndose en su cuello para olerlo y dispuesto a morder, pero tan pronto se había hecho con esa pequeña presa, esta desapareció de sus brazos para ser envuelta en un abrazo protector de Samuel, quien tras eso empujó a Aaron haciéndolo caer al suelo un poco alejado de la escena y claramente confuso.

Pero algo le quedó muy claro, ese golpe estruendoso seguido de una exclamación por la multitud no se debía a su caída, y tanto que no, aquello que estaba contra la cara de Iván era el puño de Samuel y lo que había ocurrido no era difícil de intuir.

- Charlotte, Jason- dijo Samuel remangándose después de apartar su puño de la cara del aturdido vampiro, quien con un movimiento rápido y un crujido se recolocó la dislocada mandíbula- será mejor que os marchéis, esto se pondrá feo- Ambos lo miraron con preocupación.

- Pero Samu...- Jason comprendió la fría mirada de su amigo y tomó a Charlotte del brazo mientras intentaba replicar, llevándosela de allí.

- ¡FUERA TODO EL MUNDO!- Gritó Iván sintiéndose humillado, chillándole como un niño enfadado a la multitud enmudecida que no tardó en desaparecer, dejando a Aaron, Samuel e Iván solos.

No dudó ni un solo segundo en abalanzarse contra Samuel, quien con un rápido movimiento lo esquivó, haciendo que Iván cayese al suelo tras perder el equilibrio por su golpe fallido.

- ¿Has terminado ya con el numerito?- preguntó Samuel con superioridad, mirando como su enemigo lo mataba con la mirada desde el suelo.

-No- rugió- Aún no he terminado contigo- dijo antes de abalanzarse de nuevo contra el más poderoso vampiro de los dos. Esta vez saltó demasiado rápido como para que el otro pudiese reaccionar y Samuel fue derribó teniendo a ese otro vampiro encima, pero poco duró aquello, pues Samuel le asestó una patada en el estómago para quitárselo de encima y la cosa funcionó a la perfección- ¡Maldito cabrón!- jadeó el otro lanzando puñetazos casi a ciegas, acertando uno de cada muchos y sin afectar mucho a Samuel, quien ahora solo se defendía, mofándose del otro.

Pero en un movimiento veloz en el que Iván recobró un poco las fuerzas logró encajar su puño en el pecho de Samuel, quien retrocedió varios pasos por aquello y lo miró con enfado.

- Pienso divertirme con tu pequeña puta una vez te machaque- se chuleó el otro, quien agarrotaba sus dedos dispuesto a atacar como un animal hambriento, pero Samuel avanzó tres pasos y logró quedar cara a cara con ese hombre, chocando sus frentes y haciendo que ambos sintiesen el aliento turbio del otro.

- Eso ya lo veremos- dijo antes de echar su cabeza para atrás antes de impulsarla hacia delante en un veloz movimiento, dando un cabezazo tan fuerte que hizo a Iván cayese de nuevo al suelo. Aaron estaba alucinando, pero lo que no sabía era que para ambos vampiros aquello no era ni un intento de pelea real, porque si se ponían serios allí correría la sangre.- Se ha acabado la fiesta, humano, nos vamos- dijo agachándose para tomar al pequeño de las caderas y subirlo a su hombro bruscamente, golpeando sin cuidado el pequeño estómago del chico contra su hombro y haciéndolo soltar todo el aire de sus pulmones de golpe.

Se fue con rapidez dejando a un malherido y humillado Iván tirado en el suelo, maldiciendo en lo que posiblemente sería su idioma natal.

El chico, asustado, no replicó mientras Samuel lo cargaba caminando dentro de la casa, ni cuando lo lanzó con brusquedad a la cama mientras se quejaba.

- Maldito cabrón ¿Qué se cree? Eres mío, joder, ¡MÍO!- bramó furioso mientras se subía de forma violenta a la cama, acabando sobre aquel pequeño chico que movía sus manos desesperado por apartar a ese gigantesco y voraz vampiro que solo hacía que aprisionarlo cada vez más y más.- Poniendo sus sucias manos sobre ti ¡Solo yo puedo tocarte!-siguió lanzando maldiciones mientras agarraba tan fuerte las muñecas del chico que se contrajo por el dolor quedando inmóvil. Recordando como aquel hombre había golpeado con su mano el trasero de su pequeño descendió con sus dos enormes manos a esa zona que una vez violó y apretó las nalgas metiendo sus manos dentro del pantalón y la ropa interior.

Incluso clavando sus uñas e hincando sus dedos en la tierna y redonda carne que escondía su intimidad, y recordando como Iván había echado su pútrido aliento de chulo en el cuello de su presa se lanzó allí lamiendo con euforia y respirando como una bestia rabiosa sobre la dulce piel que se le ofrecía, suya y solo suya.

Iba dejando poco a poco su marca tras el tacto violento de su lengua y manos en las zonas que habían sido tan solo rozadas por Iván, porque en ese cuerpo solo debían haber marcas de un solo hombre, las marcas de Samuel, ya fuesen besos o golpes de una paliza.

Pero paró en seco notando como el menor sollozaba tapándose la cara con las manos, y sin mediar palabra lo tomó de nuevo por las muñecas, dejando de tocar las zonas del muchacho que debía marcar, obligándolo a descubrir su cara y viendo de nuevo esos ojos azules que perdían brillo pero jamás belleza.

Se le encogió el corazón, esa mirada era la misma que había visto antes de que el chico se desvaneciese a través de la sangre que corría por su muñeca, aquella noche que todo había estado a punto de desmoronarse para Samuel y de acabarse para Aaron.

En esos ojos pudo sentir de nuevo la humanidad volviendo a él, una humanidad que le pedía que dejase atrás ese acto violento y lo acariciase con dulzura. Se sentía tan débil que creyó que si Aaron curvaba sus labios para soplar un poco, él se desmoronaría en pedazos o saldría volando como una hoja al viento.

- No llores, pequeño- dijo acariciando su mejilla con cuidado y mordiéndose el labio con fuerza, una parte de él decía que eso estaba mal, que así era débil, pero la otra parte se sintió tan bien al ver la mirada de Aaron vaciarse poco a poco de lagrimas.- No voy a dejar que ese tipo te toque de nuevo ¿Vale?- dijo entonces con un tono calmado, Aaron asintió extrañado por el comportamiento de Samuel, quien tras una sonrisa comenzó a besar su cuello lentamente, se sentía tan bien el tener esa piel cálida bajo sus labios, podía notar como el chico tragaba saliva una y otra vez y al cabo de un rato comenzó a revolverse bajo el cuerpo del vampiro- Estate quieto- dijo el otro hablando contra su cuello.

-P-Perdón, amo- dijo el chico apretando los puños e intentando no moverse, pensando que tamaña cantidad de besos sobre su cuello solo podían significar un mordisco inminente, aunque debía admitir que la manera en que era besado le recordaba a ese cálido y reconfortante abrazo que anhelaba cuando se sentía solo.

- Ahora no te muevas y aguanta el collar un momento- dijo desabrochando el collar de perro del cuello de Aaron y dejándolo en la pequeña mano que lo aferró al instante. Extrañamente se sentía desprotegido, quizás desnudo, sin ese collar, ya se había acostumbrado a llevarlo.

Cernió sus labios contra uno de los lados del cuello del pequeñajo y succionó con fuerza, una sensación desconocida para Aaron lo alertó, notaba esa succión hacerse más fuerte a cada segundo y, algo asustado, se dio cuenta de que comenzaba a doler y bastante, aún así solo se contuvo de quejarse y notó como el vampiro lamía su piel mientras la jalaba dentro de su boca.

Pocos segundos después dejó ir el cuello del chiquillo y una gran marca rojiza lo adornaba, de tonos carmesí y sonrosados, aquel chupetón no tardaría ni una hora en ponerse morado, con tonos violáceos que quedarían bien con el negro del collar.

El chico llevó su mano al cuello y notó que esa zona dolía, aún sin saber que había pasado y con un trozo de su camiseta limpió la saliva de Samuel que se había quedado allí, porque que su amo sonrió un poco mientras veía al chico seguir en la cama, asustado y debajo suyo.

- Póntelo otra vez- dijo señalando el collar, obedientemente Aaron volvió a rodear su cuello con aquello que más que un collar parecía para él una soga.

- A-Amo...- dijo con una voz suave y tierna.

- ¿Si?- preguntó el otro, dándole así permiso para hablar.

- ¿Q-Que me has hecho?- preguntó tocándose el cuello y sin saber aún lo que había pasado, no podía ser verdad que alguien tan inocente hubiese caído en manos de Samuel Hass.

- Un chupetón, para marcarte- dijo como algo demasiado obvio, el chico se sorprendió un poco, había visto siempre a gente que los tenía y sabía lo que eran, pero ahora acababa de descubrir cómo se hacían y sonrió tímidamente, avergonzado por no saber algo tan obvio- ¿Te ha dolido?- preguntó entonces, no por interés, sino por seguir teniendo algo para hablar con ese pequeño y poder seguir tan cerca suyo.

- S-Sí, amo- dijo el chico sin darle mayor importancia mientras el otro no dejaba de mirarle de arriba abajo, con deseo y algo de lástima también- ¿Ho-hoy dormiré también en tu cama?- preguntó el chico sintiéndose tan ampliamente cómodo en esa superficie blandita y llena de cojines que deseó no abandonarla jamás.

- Sí- respondió el otro secamente- ¿O acaso quieres dormir en el suelo?- preguntó, malévolo y viendo al chiquillo negar frenéticamente- En ese caso no preguntes tanto- dijo, con la voz algo ronca, tratando de volver a ser tan duro y frío como antes tras aquellos actos amables que había tenido con el pequeño, pero aún así Aaron notó que Samuel iba cambiando poco a poco, ya no lo trataba tan mal.

- L-Lo siento, a mi me gusta dormir en tu cama, a-amo- dijo el chico, refiriéndose más que nada a la comodidad de aquella superficie, pero, como no, el vampiro malinterpretó aquello.

- ¿Así que te gusta dormir con tu amo?- preguntó el otro con malicia acomodándose un poco más sobre el chico que estaba sobre su cama, sorprendido por la pregunta y algo pensativo, podía ver en los ojos del muchacho el reflejo de sus colmillos, que es a donde las miradas de Aaron se dirigían siempre, controlando esas dos dagas filosas y rogando internamente por no acabar atravesado por ellas.

- B-Bueno, cuando duermes es cuando das menos miedo, amo- dijo el chico con vergüenza mientras giraba su rostro, y aunque aquello no era cómodo o agradable para él, era más bien forzado, se alegró de poder tener una conversación mínimamente racional con Samuel.

-Oh, ¿Así que cuando duermo no doy miedo?¿Acaso intentas decir que no tengo autoridad mientras duermo?- Preguntó el otro jugueteando un poco con el chico, fingiendo sorpresa y haciéndose el ofendido por las palabras tan poco acertadas de Aaron.

- ¡No! M-Me refiero a que das menos miedo porque c-como estas dormido no me harás nada, amo. N-No quería decir que no tuvieses autoridad-dijo el chico tragando saliva mientras sus cabellos esparcidos por la almohada se movían acorde con las negaciones de su cabeza.

-¿Qué no te puedo hacer nada? Entonces, humano, me estás diciendo que dormido soy un inútil y además débil- dijo acercándose un poco al rostro del chico mientras hablaba en un tono gutural dejando tras sus palabras un eco parecido al del rugido de un animal enfadado.

- ¡No! ¡No, amo, no quería decir eso!- dijo el chico cubriéndose el rostro con las manos al percibir como los ojos de su depredador se volvían rojos, y con el miedo de creer que la había vuelto a cagar, Aaron se encogió temblando y esperando algún golpe.

- Más te vale, pequeño.- dijo el otro con un tono severo, aunque moría por estallar en carcajadas al ver como el chiquillo se había tomado tan enserio su pequeña broma, aunque le resultaba extremadamente delicioso ver al chiquillo encogido con miedo en su cama.- Eres tan mono cuando te asustas- susurró en su oído, haciendo estremecer al chico ante tan extraño cumplido que no sabía bien si agradecer- Será mejor que duermas, dentro de un rato amanecerá- añadió sin darle mucha importancia a aquello.

El chico solo asintió y se quedó en la cama, desplazándose un poco hasta la orilla de esta para dejar más sitio a Samuel. Notó un gran peso abandonar la sala y vio al vampiro irse de la habitación aún habiéndole apagado las luces para que se durmiese, Aaron se preguntó a donde estaría yendo el vampiro. Lo escuchó hablar un rato después, pero no había escuchado el ruido de los pasos de otra persona, ni siquiera el de la puerta abrirse y tampoco se escuchaba otra voz, así que el chico decidió salir de la cama y husmear un poco, porque realmente Aaron no era de esas personas a las que les gustaba quedarse con la curiosidad de algo que podían averiguar.


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