Un acuerdo egoista

 -No me gusta que lo hagas con otros- declaró el vampiro dejando a Jeremy atónito- Verás, me da asco pensar que unos estúpidos humanos desesperados tocan el cuerpo con el que yo me divierto- continuó con su explicación imaginando como otras manos, no sucias pero si inferiores a las de él, habrían manoseado al chico y habrían hecho todo tipo de perversiones con su cuerpo y lo peor es que todo eso habría sido con el consentimiento de Jeremy.

-Lo siento Aidan pero yo... necesito el dinero ¿acaso no ves mi situación? No quiero e-enfadarte pero de veras no tengo opción- musitó Jeremy con los brazos cruzados y mirando a la rota colcha, esperando que el vampiro no dejase de verle por ese simple problemilla y, durante unos segundos, Jeremy se planteó dejar su oficio solo por seguir en compañía de Aidan pero rápidamente descartó la idea, sin eso moriría de hambre en dos días.

- ¿Ese es el problema? ¿El dinero?- preguntó casi riéndose como si se tratase de una estupidez, de algo tan simple que casi era paródico- Soy rico Jeremy y te puedo pagar más de lo que imaginas por cada vez que nos veamos si haces lo que yo te ordeno, y no siempre será algo sexual- sonrió entonces pensando en otras formas de divertirse con el humano, formas que el chico no pudo imaginar aunque le desconcertó ese punto del futuro acuerdo.

- ¿De verdad pagarías tanto por mí?- preguntó Jeremy algo emocionado, había miles de putos o simplemente hombres en el mundo y en las cercanías del lugar pero aún así Aidan le quería a él, Aidan se satisfacía con él y además lo dejaba con vida,  le daba un trato diferente.

- Claro ¿Qué otro uso le debo dar al dinero si no es para mí diversión? ¿Crees que me voy a pagar una carrera universitaria?- bromeó abrazando al sorprendido chico por detrás. Jeremy no se resistió al abrazo y se dejó rodear por los fuertes brazos que ahora ceñían la amplia camisa a su cuerpecillo- Si no quieres dejar de verte con tus otros clientes no creo que vuelva- mintió con serenidad, como si fuese inmutable- pero si aceptas ciertas normas yo te pagaré lo que necesites- sentenció aplastando mas al mortal entre sus brazos, se sentía tan cálido, palpitante, vivo, porque así estaba Jeremy: vivo.

-Su-supongo que acepto. No tendré otros clientes entonces, pero ¿Qué clase de normas?- preguntó Jeremy girándose entre los brazos de Aidan para tenerlo de cara, aunque quedó demasiado cerca suyo, como si el momento antes de un beso se hubiese congelado.

- Las normas serás diferentes cada vez, pero lo esencial es que estés solo conmigo, que hagas todas las cosas que te diga y que me dejes beber tu sangre cuando quiera, además de que vengas a mi cuando yo lo pida- dijo Aidan acercándose a los labios del pequeño que ahora lucían entreabiertos, no los besó sino que mordió el labio inferior del adolescente y este por acto reflejo se agarró con fuerza a sus brazos, como si fuera a caer en pedazos- Dame tu numero móvil y te mandaré un mensaje con una dirección cada vez que me quiera encontrar contigo- dijo y acto seguido mordisqueó el labio inferior del chico de nuevo haciéndolo estremecer y escuchando las respiraciones aceleradas de este.

Jeremy sacó su viejo y gordo móvil de un cajón semi roto del buró de su lado y le dictó a Aidan su número de móvil mientras este lo apuntaba y Jeremy alcanzó a ver como el vampiro lo guardaba en sus pocos contactos con el nombre de ''Humanito'' cosa que le causo una extraña sensación ¿era un mote cariñoso o simplemente uno despectivo hacia su condición mortal?

-Aidan... te he dicho que haré lo que tú me pidas pero... ¿qu-que clase de cosas me vas a pedir? Bueno tu sabes que me preocupa mi seguridad  y no me gusta que me hagas daño- comentó Jeremy intentando dejar clara su posición frente a todo aquello, posición que claramente sería ignorada.

- Jeremy, no preguntes esas cosas, te cargas todo el misterio- bromeó de nuevo haciendo reír al menor que aún entre sus brazos estaba preocupado. Aidan se apoyó en la pared para sentarse más cómodamente en la cama, inclinando su cuerpo y teniendo al menor tendido cómodamente encima suyo, al verlo de esa forma, tan sumido a él, como si quisiera que lo envolviera con su ser, sintió un deseo irrefrenable de besarlo, pero no lo hizo, no supo porque pero no lo hizo, simplemente observó al menor que sobre su pecho ahora se acurrucaba y cerraba los ojos, relajándose.

Un hormigueó recorrió la carne muerta de Aidan al tener a ese ser tan indefenso y frágil sobre su cuerpo apoyado y descansando, habría sido tan fácil romperlo, matarlo y destrozarlo, o simplemente asustarlo, pero ahora el humano reposaba relajado sobre él, sintiendo esos músculos calientes, rebosantes de sangre yacer sobre su cuerpo con una confianza que ningún mortal le habría dedicado Aidan se sintió, más fuerte que nunca, podría matar a ese humano si quería, podía realmente hacerlo añicos y eso le hacía sentir que tenía el control.

A Aidan se le pasó el tiempo mientras tenía a ese humano encima, le acarició la piel con la única barrera de la camiseta y sin que se percatara de ello el humano se quedó dormido mientras inhalaba la esencia agradable de Aidan y este lo tomó con cuidado en sus brazos y lo dejó en la cama, tapado con una sábana manchada y, después de observar cómo se movía una vez dormido buscando su contacto, se fue de vuelta con Alex para poder pasar el día durmiendo en la que realmente no era su casa.

El día paso tranquilo para los dos vampiros, Aidan y Alex, que dormían en sus respectivas habitaciones haciendo notar la falta de ventanas con una densa oscuridad que los reconfortó en su sueño. Esas mismas horas diurnas pasaron diferentes para los dos humanos.

Jeremy salió a pasear por la tarde y, con desconfianza, gasto una pequeña porción del dinero de Aidan en ropa y comida, no de muy buena calidad porque quería ahorrar para salir de su casucha cutre de alquiler y vivir en buenas condiciones, aunque de manera provisional, en un hotel.

Liu en cambio fue a clases como siempre y trató de prestar atención, aunque desgraciadamente no pudo pues no paraba de pensar en cómo pasaría la noche ¿vendría Alex? ¿Qué le haría? Solo  consiguió alegrarse un poco cuando le repartieron las notas de un examen que al parecer le había ido muy bien. Tras eso y para la desgracia de Liu, la profesora de biología i geología puso por parejas a los alumnos con la intención de que hiciesen para la siguiente semana un trabajo escrito sobre enfermedades mentales de factor genético (como la esquizofrenia).

A Liu se le antojó pesado y aburrido el hacer el trabajo y deseó que le tocara con alguien listo y amigable que no fuera a dar muchos problemas de cooperación para hacer su parte de la recerca de información. Contra toda lógica posible la profesora decidió poner a Liu de pareja con uno de los chicos que se metían con él, para ser más concretos, el ''líder'' del grupo era el elegido para trabajar con Liu. Su nombre era Jake y su apodo, bastante acertado por cierto, ''el bestia'' por sus brutalidades a la hora de jugar al rugby. Liu había visto cientos de veces al alto, fuerte, moreno y popular chico pegar a pobre empollones para que hiciesen sus deberes así que asumió que el trabajo debería hacerlo solo. Jake era uno de esos abusones prepotentes que creen que se pueden comer el mundo con solo desearlo, que abusan del más débil y se burlan de quien está bajo ellos, una de esas personas infantiles que cuando quieren algo lo consiguen mediante la violencia, él se parecía a Alex o eso pensó Liu. 


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