Un buen día

 A la mañana siguiente Liu sonrió, por fin era viernes y podría pasar todo el fin de semana lejos de sus aborrecibles compañeros. Llegó a clase algo cansado, pero no hubo problema pues uno de sus profesores no había venido y pudo descansar toda la hora oyendo como sus compañeros hablaban de cosas ridículas, de problemas triviales. Dos chicas se quejaron de su ‘’enorme problema’’ pues querían un Iphone 5 y les regalaron el 4. Liu rió solo ante la conversación sin sentido de las chicas, quejándose por tan absurda estupidez materialista ‘’si las acosara un vampiro pervertido y demente sabrían lo que es tener un problema serio… el mundo se va a la mierda ¿Qué importan los móviles y aparatos de última generación cuando el mundo está lleno de desgracias? Me muero de ganas por largarme de aquí pero… cuando vuelva a casa podría estar él esperándome… ojala se canse de mí pronto y me deje en paz’’ pensó Liu jugando con una goma de borrar en sus manos. Ese día fue mejor que los otros, sacó un ocho en un examen de matemáticas, lo cual le sorprendió pues no era el mejor en ese ámbito. Pasó las clases distraído, mirando los pájaros por la ventana, preguntándose cómo debía ser su vida ¿se burlarían las palomas de los gorriones? ¿Tendrían crisis existenciales los periquitos?, también estuvo un largo rato matando el tiempo, mientras su profesor explicaba la mitosis y la meiosis, dibujando con su bolígrafo rojo en un papel sucio, al cabo de un rato, sin saber bien porque tenía entre sus apuntes el dibujo de un vampiro mal hecho con los colmillos llenos de sangre. Liu miró el dibujo con inseguridad ¿Por qué había dibujado aquello? Alex le estaba afectando. Rompió la hoja hasta que pareció confeti y la tiró al suelo con disimulo. Al volver a su casa Liu simplemente miró por todas las habitaciones comprobando que estaba solo, se hizo algo de comer para calmar el imponente y vergonzoso rugir de su estómago cual león furioso. Comió unos espaguetis mal hechos y miró una película esperando con desespero al anochecer; y allí estaba él, sentado en el sofá bajo una manta, abrazado a un cojín con fuerza y con el televisor emitiendo a todo volumen la película V de Vendetta. Fuera ya había oscurecido y parecía que Alex se demoraba en su inoportuna y nada deseada visita, lo cual esperanzó al joven que parecía relajarse con el paso del tiempo en su soledad nocturna.

Alexander caminaba por la calle pensando en ir a ver a su pequeña presa, pero antes tenía que calmar sus instintos, tenía que ceder a su sed incesante de sangre pues su interior clamaba por engullir una y otra vez la roja vida que brota tras desgarrar la piel de un ser vivo. Se quedó quieto en medio de la calle, cerró los ojos como si estuviese en paz y inhaló, percibiendo con su olfato maravilloso millones de olores: olía a comida china, a polución y a animales pequeños de ciudad, olía al cemento usado en la construcción y olía a humo de cigarro, olía a perfumes caros y a flores moribundas, a césped recién cortado y a sexo, pero encontró entre todos los olores de la ciudad el que estaba buscando, el olor de la sangre joven y llena de vitalidad de un muchacho desamparado que caminaba, a juzgar por sus pensamientos, hasta casa de su mejor amiga con la esperanza de acostarse con ella. Alex se puso justo delante del chico que iba totalmente distraído mirando los mensajes de su teléfono móvil y sonriendo como un idiota como reacción ante estos. El humano se chocó con el corpulento cuerpo de Alex y lo miró con enfado tras casi caerse al suelo por el impacto inesperado.

-Mira por dónde vas estúpido- gruñó el chico no muy alto tratando de parecer amenazante cosa poco posible por su complexión delgaducha.

-¿A dónde crees que vas?- preguntó Alex alargando sus colmillos tras coger al chico del brazo. Lo estiró hacia él haciéndolo chocar con su pecho de nuevo y le colocó una mano delante de la boca impidiendo que gritara- cierra el pico – dijo Alex tomándolo como si no tuviese peso alguno sobre sus hombros  y llevándolo a una zona desconocida de la ciudad por la que él merodeaba con frecuencia. Alex entro con el chico a cuestas a una casa cochambrosa que estaba abandonada, sus paredes semiderruidas y llenas de grafitis daban un aspecto ruinoso al lugar. El chico pataleaba hasta que fue aventado al suelo con dureza. Si matar humanos ya era divertido Alex había decidido divertirse aún más. El chico se quejó y trató de levantarse de nuevo, no para encarar al vampiro sino para huir de él, pero Alex retiró los escombros del suelo y empujó, con un solo dedo, al chico haciendo que cayese de nuevo de bruces en el suelo polvoriento.

-Espera! Espera! No, espera por favor, no!- gritó el chico al ver como Alex se agachaba hasta quedar totalmente sobre él. El chico solo se cubrió el rostro y la cabeza con las manos mientras Alex lo miraba fascinado.


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