Una dura historia

 -¿es aquí el pedido?-preguntó una chica asiática arremolinando con sus dedos el pelo de su larga cola de caballo. Liu asintió pero la chica se quedó embobada mirando a la belleza atlética de cabellos de oro y ojos azules que estaba junto a Liu.

-Sí, es aquí- respondió Alex usando su ronca voz para sacar a la chica de su trance inducido por las hormonas adolescentes.

- Son treinta euros- dijo decidida y tremendamente excitado al oír a aquel hombre rudo hablar con su voz seductora que la había derretido en solo un instante.

Alex sacó de su bolsillo un billete de 50 y de lo entregó a la chica que lo cogió tratando de hacer que sus manos se rozasen, cosa que consiguió recibiendo un frío y decepcionante tacto por parte del otro.

-Quédate con el cambio- dijo Alex cerrando la puerta en sus narices después de que Liu hubiese tomado la comida en sus manos. La cara de la chica fue de puro asombro, se tragó el chicle que mascaba sin cesar cuando la puerta se cerró erradicando la imagen del apuesto joven y su sumiso acompañante mas mono y tierno que guapo.

+Has sido un poco borde con ella ¿no crees?- preguntó Liu molesto por el comportamiento que Alex mostraba contra otros seres humanos- poco mas y le partes la nariz con la puerta- añadió mientras se sentaba en una silla dejando los alimentos orientales sobre la mesa y desenvolviendo los papeles, dejando así que la casa y sus fosas nasales se inundaran del delicioso aroma de la comida que a Alex le pareció nauseabundo.

-Créeme he sido un encanto con esa chica, tu no tienes ni idea de cómo puedo ser realmente- dijo Alex en un tono sombrío mientras se sentaba al lado del chico- esta amaneciendo... debería ir a dormir, ven cuando hayas terminado de comer- dijo Alex levantándose de la mesa y besando a Liu de forma tierna en el pelo, sabía que haciendo cosas de esas lograría no asustarle y ganárselo con facilidad, por fin podría un día probar a ese adolescente sin resistencia por su parte.

+De acuerdo, bu-buenas noche, o días... lo que sea- dijo Liu engullendo impacientemente la comida de los platos de manera primitiva y sin cubiertos, algo cómica sin duda. Poco tardó Liu en limpiar completamente los platos comiendo por fin hasta llenar su estómago. Pensó que sería descortés dejarlos allí, sucios y desperdigados por la mesa así que limpió un poco el desorden antes de subir a la segunda planta y, tras abrir dos puertas erróneas (realmente tenía una orientación nefasta), entró en la habitación de Alex para encontrárselo profundamente dormido y con el pelo revuelto.

Tratando de no hacer ruido Liu se sentó en la orilla de la cama y poco a poco se estiró en ella. Alex se volteó como si hubiese percibido la presencia intrusa y rodeó a Liu con sus brazos, acurrucándose con él y poniendo su cara en el cuello del chico. Liu se sorprendió ante tal acción y se percató de lo bello que estaba Alex mientras dormía pues no se mostraba amenazante.

Para cuando Liu despertó en viernes noche y supo que el domingo iba a ser llevado a su dulce morada de nuevo. Alex no se encontraba en la cama y no parecía haber nadie en la casa hasta que Liu, en una expedición por la casa en busca de alguien se topó por desgracia con Aidan.

+Ho-hola- dijo Liu antes de caminar a paso ligero para perderlo de vista aún sin un rumbo fijo.

-Hola- Aidan lo tomó del brazo para detener la mal disimulada huida del chico- dile a Alex que siento haber tomado lo que era suyo- dijo en un tono tristón y algo amargo- ¿sabes si sigue enfadado conmigo por lo que te hice? No se repetirá pero no quiero que me odie...- confesó con un aire funesto que rodea el ambiente de los funerales.

+Bueno el no me ha hablado sobre eso p-pero casi seguro que ya no está cabreado- Aidan dibujó una pequeña sonrisa en su rostro, algo torcida y casi dolorosa.

-Eso espero... hace un rato hemos hablado y parecía todo normal pero solo quería asegurarme- suspiró sonriendo de nuevo, esta vez estaba feliz de verdad- puedes irte- indicó soltando el brazo de Liu.

+ Aidan ¿sabes donde esta Alex?- No es que Liu ansiase su compañía pero simplemente le resultaba ofensivo no conocer el paradero del hombre que ahí lo retenía.

-Ha salido a cazar hace media hora, yo salgo ahora pero no creo que tarde en venir- comentó caminando escaleras abajo dispuesto a salir fuera, dispuesto a comerse el mundo en todos los sentidos posibles aunque no se sintiese lo suficientemente animado como para eso. Aidan podía ser un chico malo y sádico o un bromista brillante pero todas sus palabras eran opacadas por esa sensación incesante que le corroía, esa misma sensación que casi le hizo creer que odiaba a Alex. Era una sensación que le decía, como una pequeña voz autoritaria y estricta, que debía ser el mejor, el más fuerte, veloz y temible, era un voz que le decía que tenía que estar por encima de los demás. Pero él sabía que era como cualquier otro vampiro, vulgar y corriente, y eso lo mataba, quería destacar, necesitaba destacar para al mundo entero o ser todo el mundo de alguien, pero esa última opción no había llegado aún a considerarla.

Aidan salió recorriendo las recónditas calles y dejando tras de sí un rastro de cadáveres inmundos, bebía la sangre ya sin ganas ¿Por qué el hecho de saber que era normal le hacía sentir inferior?

De repente una pequeña llamita en la oscuridad seguida de un chasquido metálico llamó su atención, alguien se estaba intentando encender un cigarro y al parecer lo consiguió por que la llama se apagó para dar paso a una gran nube de humo '' joder, vaya puta mierda ''fumar desestresa y te hace sentir mejor'' decían, pues vaya trola... esto es asqueroso y el puto humo este huele a pura contaminación y cáncer de pulmón ¡ni si quiera tengo dinero como para comprar comida y voy y me compro cigarrillos! Si ni si quiera me gusta fumar...'' pensó el chico tirando la colilla al suelo para pisarla y retorcerla bajo el talón de su zapato hasta que se convirtió en migajas.

-¿Tú no eres el humano que le di el otro día a Alex?-preguntó Aida acercándose curioso al chico que solo dio un respingo asustado.

- t-tu eres... ¡el vampiro que me raptó!- gritó asustado y con ganas de salir corriendo Jeremy.

- Tranquilo tío, acabo de comer lo suficiente como para abastecerme toda la eternidad así que no pienso comerte- informó Aidan, cuyo apetito se abriría lentamente tras unos segundos conversando con el chico- ¿Cómo lograste escapar de Alex?- preguntó Aidan sorprendido.

-Él me dejó ir... le dije algo que le sentó mal y parecía distraído ¿m-me vas a hacer algo?- preguntó sabiendo total y completamente lo poco que debía fiarse del vampiro.

-No lo sé, puede que sí, puede que no... es un misterio- narró cómicamente mientras se acercaba a Jeremy pudiendo apreciar un leve enrojecimiento en los ojos del chico, había llorado- ¿oye cómo es que un humano tan joven como tu acaba prostituyéndose por las calles? - realmente Aidan quería distraerse y matar a humanos solo era momentáneo así que decidió indagar en las desgracias de ese pobre chico.

- Es una historia algo aburrida... Yo, cuando nací ni mi madre supo quien era mi verdadero padre pero todos los posibles candidatos habían huido escarmentados. Tenía una hermana mayor, de cinco años más que yo y una madre que no era más que una zorra borracha que acabó muriendo de un coma etílico como era de esperar y, la verdad sentí un alivio enorme al oír como la maquina del hospital que sustentaba aquella bruja emití un constante '' pi pi pi piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii'', sentí tanto alivio con su muerte, no mas insultos, no mas palizas. Mi hermana me mantenía trabajando como camello pero hacía lo posible para que yo no me metiera en esos temas. Hace poco , unos camellos a los que no les había pagado su parte a tiempo, le metieron cuatro puñaladas en un callejón y la violaron, después de muerta, esos hijos de puta se follaron el cadáver de mi hermana- tragó saliva haciendo una pausa y ahogando un gruñido, quería llorar y aunque Aidan prestaba atención no le importaba una mierda aquella historia, solo quería despejar un rato la mente- tuve que dejar la escuela y buscarme cuatro mini trabajos, que me ocupaban día y noche, de los que me despidieron por ser demasiado joven e incompetente. Vivo en una casucha de tres al cuarto que apenas puedo pagar y tengo que vender mi cuerpo para seguir adelante, por eso soy puto ¿es eso lo que querías oír?- preguntó mezquino pero arrepintiéndose después del groso error que había cometido hablándole así a un vampiro.


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