- ¡Samuel, has venido!- dijo uno de los vampiros de aspecto amigable, quien organizó la fiesta en su ''humilde morada'', rodeando los hombros de Samuel con su brazo.
-Tal y como prometí- dijo sonriendo con sus enormes colmillos- Hay más sirvientes que la otra vez ¿De dónde sacas tantos?- dijo. Aaron se fijó tras esa frase en que había jóvenes de aspecto serio y algo preocupado llevando bandejas con las repetitivas copas a todos los invitados, vestían esmóquines y su expresión no era de ojos rojos y afilados colmillos, eran sirvientes humanos.
- Los compro, algunos dan sus mascotas por muy poco- explicó señalando a la decena de jóvenes humanos que repartían las copas intentando no inmutarse por las miradas descaradas que sus cuellos recibían.- ¿Cual es el precio de la tuya, Samuel? Me comienza a interesar- Sonrió mirando al pequeño Aaron, que se acercó ligeramente a Samuel buscando refugio.
- ¿Ves su collar?- Su amigo asintió- Léelo- dijo. Y el vampiro ni siquiera tuvo que acercarse para leer con claridad las minúsculas letras.
- Propiedad de Samuel Hass- esbozó una leve sonrisa- Entiendo, pero si te aburres de él ya sabes a dónde acudir- le guiñó un ojo.- Encaja con la descripción que me distes, tienes muy buen ojos para estas cosas- ''cosas'', Aaron no se sentía como un humano o un animal, ahora entendía que era como una cosa para aquellos seres.
Una chica de falda corta y mirada perdida se acercó con una bandeja a los tres chicos. El amigo de Samuel ya tenía copa, pero Samuel tomó una mientras la chica le ofrecía otra a Aaron sin fijarse en él. Este la tomó y se la llevó a los labios.
- Tonto, eso no es para humanos- dijo Samuel con media sonrisa separando la copa del chico de su boca, tomándola y dejándola en una mesa mientras él daba un sorbo a la suya- Es sangre- explicó ante la mirada del muchachito.
- ¡Oh, por Dios! Que monada- exclamó una despampanante pelirroja, alta y delgada aunque con pocas curvas salía favorecida con su vestido negro que se partía bajo los muslos para mostrar sus piernas finas y largas. Miró unos segundos a Aaron con sus amenazantes ojos carmesí, pero las pecas de su cara le daban un toque angelical- ¿Es tuyo, Samu?-Aquel apelativo cariñoso extrañó a Aaron ¿cómo podía alguien sentir cariño por ese monstruo?
-Sí- dijo paseando su mirada por el joven muchachito que se sentía como una atracción de feria expuesta a todo tipo de público- ¿Te gusta?- la chica asintió con euforia agachándose un poco para verlo mejor, era casi tan alta como Samuel.
- ¿Cuántos años tienes pequeñín?- preguntó tomándolo del mentón para poder observar mejor sus facciones, se sentía como un animal de pedigrí examinado antes de que sus dueños lo comprasen.
- Él tiene...-comenzó Samuel, pero la pelirroja lo interrumpió. El amigo de Samuel estaba hablando ahora con otros dos vampiros, un poco alejado de ese grupo, todos reían, pero Aaron se sentía cada vez más enfermo, aquello era horrible.
- Le he preguntado a él, Samuel ¿Porque no dejas que responda?- Samuel soltó un bufido ante los caprichos de su amiga- ¿Cuántos años tienes?- preguntó con una radiante sonrisa. Aquella chica podía parecer un ángel, pero no tenía reparos en matar, pero como un humano le cayese bien lo trataba como a un dios, era muy sociable la verdad y Aaron le estaba encantando.
Aaron se sintió asustado por la pregunta, sabía que Samuel debía autorizarlo para responder así que tragó saliva nervioso y lo miró.
- Amo...- dijo con un tono bajito que resultó adorable a los ojos de Samuel.
- Sí, puedes responder- dijo con un tono cansado, la chica lo miró con desaprobación, aquel chiquillo parecía tan asustado.
- D-Dieciséis años-dijo sintiéndose extraño al notar las uñas de esa mujer bajo su mandíbula, sosteniéndole el mentón para mirarlo más fijamente.
- Es una monada, Samu yo quiero uno así- dijo ella antes de acariciarle la mejilla al chico notando el suave tacto de su piel. Tuvo ganas de llorar, pero no de miedo esta vez, sino de alegría, porque en los dos años que llevaba intentando sobrevivir en ese mundo nadie le había acariciado de una manera tan agradable y amable, era como una caricia reconfortante y maternal, deseó que Samuel tuviese esa misma delicadeza en sus manos.
- No me lo toques tanto- dijo apartándolo un poco de la chico, dándole un violento tirón hacía él.- Si quieres uno así mejor ves buscando, no creo que queden muchos- rió junto a la chica.
- Uf, Samuel 'el celoso-posesivo' Hass ataca de nuevo- se burló un poco, lo cual causó una pequeña sonrisa fingida por parte del aludido, que no quería parecer descortés- Jo, yo también quiero un humano- dijo la chica desanimada.
- ¿Que ha pasado con Linda?- preguntó Samuel usando el hombro de su pequeño humano para apoyarse y estar más cómodo.
- El otro día nos enfadamos y partió la pata de una mesa intentando apuñalarme con ella como si fuese una estaca- explicó mientras su rostro se volvía indiferente- Estaba claro que no tenía posibilidades contra mí, más que nada la maté por idiota- dijo la chica sin remordimiento alguno y se apenó al ver como Aaron tragaba saliva.
- Es comprensible, hay dejarles claro su lugar a los humanos- afirmó mientras seguía apoyando su brazo con demasiada fuerza en el pequeño hombro del humano.
- Sí- dijo algo pensativa- A propósito ¿Cuál es tu nombre?- preguntó mirando con entusiasmo al humano.
- A-Aaron- dijo con timidez y mirando al suelo.
- No te he dicho que puedas hablar- replicó el mayor en un tono serio que alertó al chiquillo, quien abrió los ojos de golpe y sintió su corazón desbordarse.
- ¡L-Lo siento amo! Perdón, n-no me castigues- suplicó casi llorando ante la dura mirada del vampiro que poco después se volvió injustificadamente divertida.
- ¿Ves?- le dijo a la chica.- Él sabe cuál es su lugar.- Dijo mostrando su enorme sonrisa ante el asentimiento de la chica.
- A-Amo- lo llamó Aaron aún asustado por la pequeña riña de hacía unos segundos.
- No idiota, no te voy a castigar- dijo con cansancio sabiendo que era lo que aquel pequeño quería preocuparle con tanto interés.
- Oye, no insultes a alguien tan adorable- dijo la chica riendo mientras Samuel negaba, incrédulo ante ese comportamiento, con la cabeza- ¿Vamos a sentarnos?- señaló unos pequeños pero extensos sofás cerca de la piscina, donde los reflejos del agua iluminada creaban un ambiente tranquilo.
Samuel asintió dirigiéndose al lugar seguido de Aaron. Los dos vampiros se sentaron y Aaron miró nervioso a su alrededor antes de sentarse en el suelo.
- ¿Por que se sienta ahí?- preguntó la chica extrañada, era cierto que casi todos los vampiros tenían mascotas y todos les hacían saber que ellos eran superiores por ser la raza depredadora, pero no todos se comportaban como Samuel, muchos incluso tenían relaciones serias, ya fuesen de pareja, como hermanos o como padres e hijos, con los humanos, claro que también había una minoría que incluso se comportaba peor que Samuel, pero normalmente los vampiros no acostumbraban a degradar tanto a los humanos sin razón.
- Porque no le permito que se siente en otros lugares- explicó con sinceridad.
- ¡Pero bueno! Aaron, tu amo es un gruñón, anda, siéntate a mi lado, yo te dejo- dijo la chica echándose a un lado para dejar un pequeño sitio donde el humano encajaría perfectamente.
Hizo un ademán de levantarse pero una dura voz se lo impidió.
-Como levantes el culo del suelo pienso romperte los brazos. Y lo haré aquí mismo- Ante la vil amenaza de su amo, Aaron cayó en el suelo, sentándose abrazado a sus rodillas y temblando.
- Te pasas un poco, eh- dijo la chica defendiendo al pequeño humano que lo agradeció, pero sin darle tampoco mucha importancia.
- Si tu hubieses sido así con Linda ella no te habría desafiado, si les das confianza pierden el miedo y sin miedo no te respetan-explicó. Samuel ya tardaba en sacar uno de sus típicos cigarrillos, pero sabía que a la muchacha de su lado no le gustaban esas costumbres, ella no era vampira desde hacía mucho, era realmente una jovencita en ese mundo y aún conservaba los recuerdos humanos y la tristeza por la muerte de su padre, quien padecía cáncer de pulmón por ser fumador. Y Samuel respetaba esos recuerdos- Además ¿No es divertido ver como te miran con miedo y temblando?- preguntó en tono malicioso haciendo reía a la chica.
-Anda que... menudo eres, Samu- dijo riendo ligeramente y golpeándole el hombro- Ains, pero me da penita que este en el suelo- dijo mirándolo, Aaron miraba al agua de la piscina con cierta curiosidad, recordando como él debía bañarse en ríos desde el inicio de todo aquello, algunas chicas y chicos, los más animados de la fiesta, se bañaban en ropa interior en la piscina, pero al ser tan enorme, Aaron debía forzar su vista para verlos en la distancia.
Samuel no quería admitir que estaba comenzando a sentirse mal por la mirada triste del chico que observaba ese agua de color parecido al de sus ojos, así que usó el comentario de su amiga para tener una excusa con la que tomar al pequeño y sentarlo, algo forzosamente en su regazo, porque claro, tampoco iba a dejar que se sentase como ellos, debía quedar claro a quién pertenecía.
- Oye Samu ¿Te has enterado de lo de la zona vampira del norte?- Aquella fue una de las pocas cosas que Aaron entendió de la conversación pues comprendía la división del mundo.
El mundo se dividía en cientos de estados vampíricos, cada estado era una antigua ciudad humana y se autorregulaban según sus propias normas, aunque realmente no tenían casi ninguna. Nunca había confrontaciones entre estados ya que casi nunca tenían asuntos comunes. Cada estado se dividía en cuatro zonas, la norte, la sur, la este y la oeste, en la que se agrupaban unos cuantos barrios y vecindarios que colaboraban entre ellos, y por cada estado había un pequeño grupo voluntario de vampiros que suministraban a las casas ajenas agua, luz, etc... y también se dedicaban a producir pequeñas cantidades de comida humana y distribuirla a los vampiros por si tenían acompañantes mortales, eso sucedía como una especie de servicio público. Aaron pensaba, con sinceridad, que los vampiros tenían una forma muy organizada de vivir.
- No ¿Ha pasado algo?- preguntó Samuel algo distraído mirando el tímido rostro del chico.
- Un estúpido a intentado matar a un vampiro porque dijo que le robó a su presa- explicó con desgana- Conozco al tipo al que intentaron matar ¡Ja! Él nunca le robaría un humano a un vampiro que lo ha declarado como su presa. Menudo mentiroso el otro- bufó con enojo.
- ¿Y que ha pasado con el tipo?- preguntó Samuel sin apartar la vista del incómodo chico que desviaba su mirada.
- Toda la zona se ha puesto de acuerdo y lo han matado ¡Menudo cabrón pirado! Hacía un montón que no pasaban estas cosas y viene él a joder la paz- dijo la chica tomando una posición más cómoda.
- No deberías decir palabrotas delante los mayores- se burló Samuel.
- Oye, tu tampoco eres tan mayor, apenas cuatrocientos años ¡Aquí hay vampiros hasta de mil y dos mil años!- dijo la chica mirando embelesada la piscina- ¿Hace un baño?- preguntó.
- ¿Porque no?- preguntó el otro incorporándose como si Aaron no estuviese sobre su regazo, ciertamente lo hizo caer al suelo pero no le dio la mínima importancia.
- Desabróchame esto, anda, que no llego- dijo la chica dándole la espalda a Samuel y apartándose el cabello de su espalda para que pudiese bajar al cierre del vestido.
En unos segundos ella ya estaba en ropa interior y chapoteando como una cría, al lado de unas chicas que estaban también en ropa interior hablando entre ellas con copas de sangre en la mano.
Samuel se quedó también ropa interior de un momento para otro y la pelirroja salió del agua para ir con él y animarlo a meterse en la piscina.
El viril y musculoso cuerpo despampanante de Samuel dejó a Aaron distraído unos segundos, la pelirroja se percató de ello pero solo le guiñó el ojo complicemente.
- Es un desperdicio que no te gusten las chicas- dijo tocándose la mojada y rizada cabellera.
- Aunque me gustasen, tu eres más como una irritante hermana pequeña- dijo antes de mostrarle los colmillos y lanzarla a la piscina por sorpresa ¿Como podía ser así con una vampira y después ser tan cruel con un humano?
- Que malo eres Samu- dijo la chica echándole agua a la cara y mojando la larga cabellera del vampiro. Aaron pensó lo mismo, pero no en broma- ¿Tu no vienes, chiquitín?- preguntó la chica amablemente estando en el borde de la piscina.
- No, él no viene. Más te vale estarte ahí quieto- le lanzó una mirada cruel mientras él tragaba saliva y la chica suspiraba exageradamente poniendo los ojos en blanco. Ambos desaparecieron entre la multitud de la piscina.
Después de un rato esperando sintió que una mano por detrás le revolvía el pelo como a un niño y se giró para encontrarse con el amigo de Samuel, quien había organizado la fiesta.
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