Usándolo todo

 Pronto apresó las manos del menor sobre su cabeza y sin previo aviso usó la cuerda para unir sus muñecas finas y delicadas con el cabecero de la cama, el chico lo miró algo alertado tras tratar de mover las manos, encontrándose con el áspero tacto de la opresión de las cuerdas ceñidas sobre sus manos y muñecas, trató de relajarse. En esa posición solo se podía tratar de levantar elevando inútil y provocativamente sus caderas sin conseguir mover mucho más el resto de su cuerpo.

Cuando elevó, por error, su trasero intentando levantarse sintió un fuerte golpe contra este, tan fuerte que se le saltaron las lágrimas mientras desistía en sus intentos de liberarse. Giró la cabeza para encontrarse con Aidan sosteniendo una fusta en sus manos y dándose pequeños golpes con esta en las palmas mientras sonreía realmente terrorífico. Otro golpe lo hizo gritar y cerrar fuertemente sus ojos a la vez que su respiración se detenía.

- ¡A-Aidan espera!- dijo el chico preocupado al ver que el hombre de sombrío rostro alzaba el musculoso brazo dispuesto a azotar de nuevo su piel- N-No me pegues... duele mucho- dijo el chico mirándolo con los ojos húmedos y la voz oculta tras su dulzura. El vampiro tubo que sucumbir a la petición del humano, realmente cualquier cosa que Jeremy le pidiese la cumpliría sin pensárselo dos veces, lo quería tanto.

-De acuerdo- dijo dejando la fusta en el suelo y acercándose a la cara del chico para morder de manera cariños su mejilla- ¿Estás bien?- preguntó con algo de preocupación al ver las lágrimas en el rostro del menor. El chico asintió y, al ver que no podía hacerlo solo, Aidan deicidio limpiarle las lagrimas al chico con cariño.- Ahora lo que viene te encantará, pero primero cierra los ojos- Jeremy así lo hizo, sin protestar o resistirse, y sintió como una textura suaves y ligera cubría sus ojos, Aidan estaba tapándole la visión con un pañuelo.

Notó como el mayor dejaba de sentarse encima suyo para arrancarle, de un tirón, la ropa interior. Comenzó a besar su espalda acariciando sus omóplatos y restregando su cuerpo contra el del chico, quien entendió la indirecta e hincó sus rodillas para levantar su cadera. Aidan sonrió, tenía una idea para antes de empezar. Tomó de nuevo el lubricante de sabores, pero esta vez lo echó sobre el vibrador de gran tamaño, que aún así no se comparaba a la virilidad de Aidan.

Untó en lubricante el consolador de color negro y lo puso después entre las nalgas del menor, quien al sentir esa textura fría y de plástico se sobresaltó. Aidan movió el objeto entorno al orificio del chico para llenarlo de lubricante y Jeremy comprendió que esa sería su preparación aquella noche. Aidan tomó con fuerza la base del objeto y comenzó a adentrarlo en el menor, haciendo una gran presión pues el chico estaba cerrado aquella noche. Unos besos en su espalda lo ayudaron a relajarse y se destensó, Aidan aprovechó para meter de un golpe todo el instrumento y Jeremy solo comenzó a gritar con fuerza mientras sentía su orificio forzado y tirante. Movió sus manos desesperado y queriendo liberarse pero las cuerdas solo lo hacían sentir más dolor. Aquel objeto de dentro de él había entrado demasiado deprisa y no se parecía en nada al caliente y carnoso miembro de Aidan, aquello era antinatural, artificial y insatisfactorio a la par que extremadamente doloroso, Aidan no acostumbraba a ser tan brusco. Dejó de gritar, jadeando por el esfuerzo de mantenerse cuerdo cuando sintió unos pequeños chasquidos, Aidan estaba encendiendo el mechero y Jeremy no entendía por qué.

-¡Ah!- gritó el pequeño al sentir una línea ardiente chorrear por su espalda aún con el vibrador invadiendo su cuerpo. Aidan estaba sentado al lado del chiquillo sosteniendo una vela encendida y dejando caer la cera caliente sobre la delgada línea que se formaba a en la espalda del chico a causa de su columna vertebral. Un chorro de cera caliente abrasó de nuevo la piel del muchachito y este solo podía morder con toda su fuerza la almohada, su venda estaba húmeda por las lágrimas y solo quería que Aidan acabase con el jueguecito pues no pensaba interrumpirle, quería que Aidan disfrutara, aunque fuese haciéndole daño.

-Estas precioso cuando gritas- dijo dejando que unas gotas más salpicasen ahora los omóplatos del chico, quien gimió levemente al sentir ese calor líquido herir su piel, se retorcía sin poder liberarse- Pero seguro que a ti no te gusta esto ¿verdad?- preguntó con un tono juguetón, su chico, entre jadeos y suspiros, se veía incapaz de responderle así que alcanzó una toalla con la que limpió la espalda del chico, que ahora se hallaba llena de marcas rojas.

Miró al vibrador introducido aún en su pasivo, hallando así la causa de la dificultosa respiración del humano y lo mantuvo en esa posición antes de darle a un pequeño botón situado en la base del objeto. Comenzó a vibrar con fuerza mientras el pequeño se sorprendía ante esa nueva sensación que le estaba haciendo gemir demasiado fuerte. Aunque Aidan había pensado jugar un rato más con el chico, al verlo de ese modo, tan erótico e indefenso, tan excitado y vulnerable, se impacientó. Sacó de dentro del chico el objeto, quien respondió con un jadeo candente.

- Uf... A-Aidan hoy estás muy bestia...- se atrevió a confesar el humano mientras trataba de recobrar el ritmo normal de su respiración, se sentía tan agotado, pero a la vez necesitaba sentir a Aidan.

-Tranquilo, ahora lo haré muy lentamente- le susurró al oído haciéndolo estremecer. Comenzó a restregarse contra él de manera provocativa y excitante, sintiendo el contacto de las dos pieles que se deberían unir- Si te duele, avísame- claro que no iba a preparar al chico, dio por supuesto que podría acaparar a la perfección su escandaloso tamaño, pero aún así necesitaba asegurarse de que estaría bien. Jeremy asintió, la húmeda cabeza del miembro del vampiro se situó con decisión delante de la entrada del chico y deslizándose con una lentitud tortuosa entró en el chico, quien mordió, tratando de acallar un grito, tan fuerte la almohada que pudo sentir las plumas del interior de esta salirse por la rotura que había hecho.

Aidan le acarició la espalda y el pelo para tranquilizarlo y a medida que su enorme erección entraba en el estrecho culo del menor, fue desatando con dulzura la venda que impedía a Jeremy abrir sus ojos, aunque también el dolor le impedía abrirlos.

Aidan ya estaba dentro y el menor parecía relajarse un poco soltando leves gemidos que sobraban hacerle sentir como el pene de Aidan crecía y se endurecía más (si era eso posible) en su interior.

Con esa sensación húmeda y acogedora, apretadita y placentera, sobre su miembro, el vampiro decidió comenzar a embestir, con cuidado, sacando unos centímetros y metiéndolo con lentitud. Sentía al chiquillo retorcerse bajo su cuerpo y pronto notó que gritaba estrepitosamente y con un enorme placer al ser golpeado en su punto G. Aidan había encontrado lo que necesitaba, ahora embestía y arremetía contra el chico fuertemente, haciendo que su pelvis chocase sonoramente contras el culito de su chico, quien gritaba sin parar de placer y dolor mientras intentaba no morir del gusto al notar el duro pecho y abdomen del otro sobre su espaldita, moviéndose para entrar y salir de él con ferocidad, para follarlo sin parar.

- A-Aidan, las manos...- consiguió articular sabiendo que esa maldita y molesta cuerda no le dejaba disfrutar plenamente de la acción. Impaciente y sin dejar de entrar en él deslizándose a fondo, Aidan agarró las cuerdas y en vez de deshacer el nudo las rompió usando sus dedos y uñas.

- ¿Mejor? – preguntó sabiendo que no obtendría respuesta, esos gemidos tapaban todo sonido. El chico curvó la espalda y elevó su trasero sintiéndose cerca del éxtasis, abriéndose más para el disfrute de su enorme vampiro.

-S-Sí, gracias, en v-verdad eres tan bueno co-conmigo- fue capaz de articular mientras su límite estaba cerca, sin ser tocado ahí abajo estaba seguro de que era solo cuestión de tiempo que se corriese. El vampiro lo supo y bajó su mano derecha al pequeño falo del menor, lo rozó un poco y pasó el dedo sobre el glande mientras comenzaba a hacer movimientos lentos y decididos de arriba abajo.

Un fuerte rugido, casi animal, surgió de la colmilluda boca del dominante mientras embestía con una velocidad que ningún humano podría alcanzar, soltando ese líquido ardiente que estremeció a Jeremy, quien sintió aquello tan dentro suyo solo podía gemir y gritar de dolor y placer. Una sola embestida más y el chico tensó todos sus músculos, respirando rápido y abriendo su oca para gritar mientras sus ojos se cerraban para sentir; se corrió en la mano de Aidan y este solo salió de dentro suyo para darle un tierno beso en los labios.


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