Jeremy despertó viendo a Aidan hablar por el móvil, pero no quiso interrumpirlo así que esperó a que colgase para hablar. Se acercó a la orilla de la cama, donde Aidan estaba sentado, y puso una de sus manos en el hombro derecho del vampiro para llamar su atención.
-Hola- dijo Aidan con una cálida sonrisa de oreja a oreja mientras tomaba al menor por la nuca acercándolo a su boca mientras se relamía sin pausas los labios para humedecerlos y permitir que besasen mejor a los del muchachito.
-¿q-quien era?- preguntó Jeremy interrumpiendo la escena para señalar al teléfono mientras se arrepentía enormemente de no haber dejado al vampiro besarlo ¿Por qué se comportaba como si fuese tonto cuando Aidan estaba tan cerca?
-Era Alex, estará unos días fuera de casa- dijo con un tono sensual mientras intercambiaba con su amante unas miradas cómplices y fácilmente malinterpretadles. Aidan no se rindió y fue de nuevo a por el ansiado beso y, esta vez lo consiguió, tomó la boca del chico en sus labios y metió la lengua con prisas pero moviéndolo despacito para que el otro lo disfrutase más.
-Mmmm...- gimoteó el chico cuando el beso finalizó aún sintiendo esa carnosa lengua acariciar la suya y masajear su boquita entera.
-Tengo algo que decirte- su semblante se volvió serio unos segundos, pero cuando advirtió que el mortal se preocupaba por lo anteriormente dicho acarició su lacio pelo sonriendo de manera que el pequeño pudo interpretar que todo iba bien.
Jeremy se tranquilizaba tanto cuando Aidan lo mimaba- He estado pensando en que quiero hacer una cosa contigo- el menor asintió algo preocupado por si se refería algo arriesgado o relacionado con la mordida y también se ruborizó al imaginar que pasaría por la perversa mente del vampiro- Mira, te lo explicaré des del principio- sonrió con ternura al ver a su pequeña presa tan atenta y de nuevo le acarició el cabello- El noventa por ciento de los vampiros no podemos crear a más de nuestras especie, pero podemos vincular. Eso significa que podemos hacer que un mortal, gracias a nuestro don, nunca envejezca o enferme, claro que ese mortal será débil y fácil de herir o asesinar como cualquier otro, la diferencia es que no puede sufrir ningún tipo de muerte por vejez o enfermedad. Por tanto el humano, que seguirá teniendo sus características mortales, es capaz de morir de todas las formas posibles no naturales y por el hecho de que el vampiro al que está vinculado muera ¿Entiendes?- dijo tomando al pequeño por la cintura y alzándolo unos segundos en el aire para hacerlo aterrizar sobre sus fuertes piernas, sintiendo de nuevo el calor de ese muchachito sobre su regazo.
-Sí, sí, lo entiendo- ''¿Me estará contando esto para...para vincularme a él? Ojalá, así podría estar siempre con él, pero no debo hacerme ilusiones, si después resulta que no es eso lo que quiere me sentiré desilusionado así que es mejor no pensar esas cosas, además ¿Quién me querría a su lado eternamente?'' pensó el muchachito haciendo enfadar al vampiro, quien le había dejado ya muy claro que no debía desconfiar jamás de sus intenciones.
Aidan reaccionó nuevamente con algo de violencia a los pensamientos del chico. Al principio de incorporó haciendo que el otro lo tuviese que rodear con sus piernas para quedarse ceñido a su cadera, pero tomándolo de la cintura separó al pequeño de su cuerpo y lo lanzó hacia la cama. Jeremy pensó que quizás Aidan estaba enfadado por lo acababa de pensar, pero no pudo darle muchas vueltas al asunto pues pronto sintió como el mayor se subía sobre su delgado cuerpo y lo tomaba por el cuello de la camisa, levantándolo y acercándolo más al ahora terrorífica rostro de enormes colmillos.
Aidan miró por unos segundos la carita asustada del menor y soltó el agarre con el que lo tenía sujeto por el cuello, creando un nuevo agarre en sus muñecas pues las apresó en su puño y las sujetó contra el cabecero de la cama mientras paseaba sus colmillos por el cuello del chico, quien como ya era sabido había cogido cierta fobia al mordisco y por tanto ahora estaba aterrorizado. Pero Aidan no pensaba detenerse ahora, Jeremy acaba de desconfiar de él de nuevo y sabía muy bien que lo tenía prohibido así que debería castigarle con unos segundos más de aquella terrorífica experiencia.
-Jeremy, sí que quiero vincularte, tenerte conmigo siempre y protegerte para que no mueras nunca- dijo dulcemente a su oído mientras soltaba ese férreo agarre que mantenía prisioneras las temblorosas manos que ahora se aferraban con agradecimiento a la camisa del inmortal- pero...-rugió con autoridad en tono ronco y presionando levemente los colmillos contra la garganta de Jeremy-... si vuelves a desconfiar de mi pienso comerte enterito- dijo en un tono duro que hizo temblar a Jeremy, imaginándose como Aidan podría someterlo con facilidad, hasta quizás atarlo, mientras lo mordía una, dos y más veces y tomaba su sangre hasta el final, haciéndolo agonizar lentamente. Tras esos pensamientos Aidan se conmovió y solo pudo reír con dulzura al lado de la oreja del chico para dejar después un casi inapreciable beso sobre su cuello- no temas tontito, yo no haría eso- y la reacción de Jeremy fue sorprendente y, para el vampiro, maravillosa, inmejorable.
El chiquillo se relajó por completo al ver ese hermoso rostro apacible que hacía pocos segundos lo tenía temblando como una presa indefensa; miró los ojos oscuros viendo en ellos el claro reflejo de los suyos y sujetó la fría mejilla del vampiro en su pequeña mano.
-Lo sé- fue lo que dijo dejando esa mano deslizarse fuera del rostro del vampiro para situar ahora sus labios ahí. Un simple y común beso en la mejilla, el roce sutil de los labios ardientes en pasión humana y la fría mejilla que deseaba absorber ese calor, compartirlo, quizás algo muy simple, pero para ellos dos fue un acto cargado de significado- A-Aidan, gracias por dejar que me quede contigo siempre... puedes darme mucho miedo, pero eres tan bueno conmigo- dijo al borde de las lágrimas sintiendo que por primera vez en su vida sabía que iba a ser feliz, sabía que Aidan lo cuidaría. Se aferró en su camisa abrazándose con fuerza, pero por algún motivo que alarmó a Jeremy, Aidan lo separó de su cuerpo.
-Pero no te puedo vincular aún, para hacerlo debo beber hasta casi dejarte seco y después debo darte casi toda mi sangre para que bebas. Un error te costaría la vida e incluso podría dejarme débil a mí durante un tiempo- explicó paseando la miraba por el cuerpo del joven que ahora tragaba saliva, se estaba asustando de nuevo- primero debo hacer que te solo un poco de miedo el mordisco, como antes, y luego te vincularé, y juro que no te pasará nada, pero si trato de vincularte ahora por ejemplo seguro que estarías demasiado asustado, te moverías demasiado o gritarías y me desconcentrarías y podría haber un error. Por eso quiero asegurarme de que salga bien cuando lo hagamos- el pequeño solo asentía a todo lo que Aidan le explicaba con el máximo cariño posible.
-Confío en ti así que para que puedas vincularme... p-puedes hacer eso que dijiste el otro día, ya sabes, eso de prepararme para el mordisco comenzando con cosas suaves y eso...- dijo el chico levantándose dándole la espalda al vampiro por un momento, necesitaba respirar tranquilo antes de eso, pero unas fuertes manos lo rodearon sin paciencia.
-Entonces empecemos, prometo que no te morderé aún- dijo Aidan tomando de la mano al pequeño, quien dócilmente se acercó a la cama y se quedó sentado en el centro de esta. Alzo una mano hasta su propio cuello y tomó el de la camisa, estirando de él hacia abajo para dejar más espacio libre en su garganta. Aidan se acercó sonriendo y viendo como el pequeño estaba dispuesto a colaborar con tanta facilidad.
- ¿Cómo lo vas a hacer?- preguntó el chico para aliviar la tensión conversando con su pareja, el silencio le habría dado la sensación de que ya podía oír el sonido de los colmillos creciendo ansiosos de despedazarle con crudas mordidas.
-Cálmate- dijo el vampiro sentándose delante del humano para tenerlo cara a cara, sabía que le haría bien conversar un rato antes de eso pues temblaba casi tanto como la última vez que trató de morderlo- primero solo serán besos en el cuello, después chupetones y luego morderé un poco, pero será flojo, no dolerá apenas- aclaró mirando a los blanquecinos ojos que ahora se ocultaban bajo el canoso cabello del menor.
-¿Puedes...darme un beso antes?- preguntó el muchacho sonrosándose y sintiendo como una mano subía por su brazo, se deslizaba por su cuello y acababa sosteniéndole la mejilla mientras esa boca de labios carnosos, algo grande pero siempre dispuesta a hacerle gemir, se acercaba rápida hasta sus labios.
Jeremy abrió la boca, ansioso, y pronto sintió una lengua rodear sus labios sin entrar entre estos, Aidan estaba jugando un poco, haciéndose de rogar. Besó entonces sus labios con movimientos lentos y dulces mientras sus manos se paseaban deliberadamente por los muslos del chiquillo. Podía notar cuanto deseaba ese humano que metiera ya su lengua en la boca de él, pero no lo hizo, le torturaría un poco más lamiendo sus labios sin adentrarse en esa cavidad.
Jeremy gimió un poco y desesperado por sentir esa lengua que bordeaba su boca decidió acariciarla con la suya, para ver Aidan cesaba ya en su tortuoso jueguecito, y así lo hizo pues se excitó terriblemente al sentir a su pequeño acariciarlo con su lengua, así que rápidamente la metió dentro de su boca, hurgando y masajeando. Lamiendo la lengua del otro y succionando sus labios, con cuidado pero sin dejar de lado su voracidad.
-Gracias... besas tan bien que nunca me cansaría de esto- sonrió Jeremy, mostrando esa hermosa boca estirada que no debía nunca curvarse en una mueca de tristeza. Rodeó el cuello del vampiro con sus brazos y se acercó hasta dejar al alcance de este su exquisito cuello.
-Eso espero, porque nunca voy a parar- dijo el otro haciendo lo mismo que Jeremy había hecho hacía unos minutos, estirar de su camisa para dejar más espacio en la piel del chico. Un primer beso se depositó en la fina piel, y esta se erizó contras los labios del mayor, un segundo beso le siguió, y Jeremy se estremeció, después un tercero, Jeremy se aferró con más fuerza al vampiro, el cuarto dejó su cuello totalmente tembloroso y al quinto en chico cerró los ojos con fuerza. Aidan siguió besando la garganta del chico hasta que notó que se relajaba ante el liviano contacto de sus labios y después dio una larga lamida, lentamente recorriendo la yugular, ya no podía ocultar sus colmillos.
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