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León corretea por los pasillos, espada en mano, y los siervos que lo ven exclaman por la sorpresa. Shin y Sanha se lo topan y lo persiguen, creyendo que juega, mientras blanden uno un tenedor y el otro una cuchara de madera, aunque León los deja atrás al llegar al patio.
—¡Hola, perdón por llegar tard- ¡Eh! ¿Tú eres el alfa que conocí el otro día? ¿Nath?
—El mism-
Un espadazo de Kajat los interrumpe. La hoja literalmente atraviesa la conversación y se clava entre ambos, a unos milímetros de los pies descalzos de León, que da un salto atrás, mostrando lo mucho que sus reflejos han mejorado.
—Nath no pierdas tiempo y a pelear, León, lo mismo digo. —murmura roncamente el hombre.
León asiente y se pone serio, la curiosidad de por qué está Nath ahí lo distrae, pero da lo mejor de sí. Nath lo busca de forma pilla, lo rodea para atacar por la espalda, ponerlo nervioso, desestabilizarlo, y Kajat es más calculador y menos obvio. El joven de cabello color almendra no para de sonreír maliciosamente cuando toma a León de improviso y lo ve sudar y evitar sus golpes con dificultad, abre la boca con sorpresa cuando el chico le propina dos espadazos que esquiva algo justo de tiempo, y le lanza miraditas extrañas a Kajat. León se muere por descifrarlas, pero se obliga a centrarse en la pelea.
El reto de hoy es el castaño, no porque pelee mejor que Kajat, para nada, sino porque pelea de forma diferente a la que León está acostumbrado a ver y porque el pelinegro parece hoy más calmado, dejando casi todo el protagonismo para el cadete al cual no le saca los ojos de encima. Los golpes de Kajat son imprevisibles y poderosos, pero afortunadamente para León son más escasos hoy, aunque combinados con las energéticas ráfagas de Nath, León siente que lo tienen contra las cuerdas. Además Nath tiene un estilo de lucha que no se asemeja al del príncipe ni el coronel, es juguetón, como un cachorro, sin embargo cada golpe que asesta es fuerte y letal y rompe la ilusión del juego recordándole que en una pelea real Nath lo despedacaría fácilmente.
—¡Es bueno! —grita el castaño cuando León trata de darle en los tobillos con un golpe preciso. Salta y le pisa la espada.
El alfa es delgado, pero sabe que no podrá levantarlo, así que ni lo intenta: abandona su espada y, contra la previsión de Nath, León usa sus poderosas piernas para patearle el estómago. Este no se lo espera y cae hacia atrás mientras Kajat ataca por la espalda. El omega no tiene tiempo de tomar su espada, así que rueda a un lado y chasquea la lengua al ver a Nath levantándose y robándole el arma.
—Joder, casi vomito —ríe el alfa más joven, sobándose el estómago.
Después de eso su risa jocosa pasa a una sonrisa de diablillo y entre él y Kajat lo acosan a golpes, sabiendo que León no tiene con qué defenderse. Diez minutos más y la pelea está finalizada. A León le sorprende haber tardado tanto en acabar con la espada del coronel en la garganta, pero era inevitable.
—¡Uf, que buen calentamiento! Has estado jodidamente genial —lo halaga el castaño, devolviéndole la espada a León, que asiente y agradece.
—¿C-calentamiento? —pregunta el muchacho sorprendido.
—Sí —responde Nath con una enorme sonrisa. —, dentro de media hora tengo un pequeño examen y si a los tenientes les parezco apto podré ser guardia real. —explica poniendo las manos en sus caderas e inflando el pecho.
—¡Oh! Entonces te veré en palacio, que bien. —León salta de alegría, después, avergonzado por el gesto pueril, se lleva una mano a la nuda y añade en tono suave: —Seguro que te irá genial, para estar solo calentando me has agotado, ha sido increíble.
—Lo sé, soy genial. —le responde Nath con una enorme sonrisa orgullosa.
—Baja esos humos, si no hubiese estado yo de por medio León te habría dado una paliza. —Kajat le recrimina, apretando los puños y gruñendo.
León se confunde, el coronel luce enfadado, pero sus feromonas tranquilas y suaves a limón dicen otra cosa de él.
—Puede, pero tampoco te jactes mucho, mi querido coronel, hoy has peleado de pena ¿Acaso estabas distraído porque estás nervioso por saber si apruebo o fallo mi examen? Qué dulce de tu parte. —murmura abrazándolo.
Kajat lo empuja, se sacude la ropa y le dice:
—No me preocupa, sé de sobras que vas a suspender.
—¡No seas cruel! —le chilla León pinchándole el costado con un dedo, pero Kajat no parece tener cosquillas porque ni se inmuta.
—No es cruel, está avergonzado por tener tantas ganas de verme en palacio cada día —ríe Nath sacándole la lengua al alfa, que intenta rebanársela con la espada. Nath lo esquiva fácilmente y pone su mano sobre sus ojos, a modo de visera, buscando alrededor con un gesto cómico como si no hubiese siquiera visto el golpe de Kajat. El alfa gruñe en alto, él estalla en carcajadas y cuando le duele la tripa de burlarse tantísimo de su superior, alza la mano y dice: —. Nos vemos, tengo que ir a aprobar un examen.
León le despide enérgicamente mientras Kajat solo gira su cabeza, chasqueando la lengua. En respuesta el cadete le manda un beso a su gruñón coronel.
—Bien, deja la espada León —dice el pelinegro una vez se quedan solos, apoyando él su arma en el suelo. —, ahora voy a hacerte un entrenamiento distinto.
—No soy bueno con los puños —advierte León, pero el otro niega.
—No es un entrenamiento físico. —León enarca una ceja, interrogando al alfa con la mirada. —Si alguna vez peleas con un alfa jugarán sucio y lo más sucio que un alfa le puede hacer a un omega es usar su voz. —Kajat hace una pausa, libera una fragancia tranquilizadora y cuando nota que sus feromonas contrarrestan un poco el temor de León, sigue: —Todo el entrenamiento del mundo habrá valido nada si alfa se detiene ante ti, abre su boca y te ordena que te dejes vencer.
—Pero... no hay nada que hacer contra la voz. Es... la voz es natural, es una regalo de los dioses a los alfas, es instintivo que obedezca. Los alfas de mi pueblo no la poseían ¿Cómo voy a ser capaz de resistirme? Es inútil. —bisbisea el chico, con ganas de llorar. Quiere golpearse por ser tan idiota de emocionarse por andar mejorando en su entrenamiento sin haber caído en la cuenta de que, de nuevo, su género y su raza lo vuelven a condenar a ser un fracaso.
Se siente realmente estúpido. Hasta ahora ni siquiera se le había pasado por la cabeza que un alfa podría usar su voz mientras pelean, tampoco cree que vaya a batirse en duelo con un espadachín alfa, pero sabe que debería haberlo considerado. <<Tengo la cabeza llena de pájaros.>>
—El hambre también es natural y uno puede hacer ayuno, también el sexo y uno puede aguantarse. León, la naturaleza define nuestra animalidad, pero si somos humanos y no simples lobos es porque somos algo más, porque podemos ser algo más ¿El qué? Eso depende de cada uno, del tipo de persona que tú construyas en ti. Hay hombres que sobrepasan su animalidad para ser monstruos, tiranos, para dar rienda suelta a deseos antinaturales, depravados, enfermizos, pero otros pueden sobreponerse al instinto para cosas mucho más dignas, como luchar por los suyos. Y yo sé que tú puedes luchar por ti, quizá no ahora, pero podrás. No negaré que los alfas tenemos ventaja natural contra los omegas, eso sería culpar a las víctimas por estar en esa posición, pero lo que quiero decir, León, es que siempre hay esperanza, al menos un poco, siempre se puede luchar y si se lucha siempre existe una posibilidad de ganar. Debes aferrarte a ella.
El albino aparta la vista mordiéndose la lengua, no quiere darle la razón porque él siente que no puede, que no vale para nada, pero por otro lado le cuesta rebatirlo. Kajat se defiende increíblemente bien, sea con espada o palabras, es fuerte, pero es sobre todo inteligente, y por eso León siente tantísimo respeto por él.
Su cabezonería no conoce respecto alguno, así que está cerca de responderle de forma negativa, pero entonces piensa en Harry. En que, si él lo corteja, le pide la mano y lo hace su consorte ambos serán reyes. Y León no quiere ser un rey cobarde, no ha llegado hasta ahí para esconderse tras las faldas de su alfa. Si sigue siendo el mismo que hace tres años, dejando a su pueblo morir, ha decidido que no quiere que Harry lo corteje y le dé ahora un imperio al que darle la espalda cuando más lo necesite.
—Dime... dime lo que debo hacer para no doblegarme por la voz. —exige León con tono rudo. Kajat sonríe con orgullo y se encoge de hombros.
—¿Cómo lo podría saber yo? Soy un alfa, no un omega, pero los pocos omegas que he conocido que han sido capaces de resistirse a la voz dicen lo mismo. Es como cuando estás herido en batalla y te desangras, cuando el cuerpo te pide parar, pero tú le llevas la contraria, cuando haces algo que parece imposible incluso mientras lo haces. Es un acto de valentía, no hay otra forma en que pueda explicarlo.
—Creo que te entiendo —dice el chico asintiendo con los ojos cerrados. —. Cuando los Kez asesinaron a mi familia mi madre me dio un cuchillo para que me suicidase y cuando hui y me perdí en el bosque estaba seguro de que ellos me encontrarían y me harían algo horrible y prefería morir y si no me encontraban estaba seguro de que no podría vivir habiendo presenciado lo que presencié, prefería morir. Quería tantísimo morir y cuando me iba a suicidar simplemente no lo hice, me tragué un grito como si fuese una bola que me sofocaba y salí corriendo y yo solo podía pensar en que me iba a suicidar y... no lo hice. Cuando un alfa usa la voz en mí siento esa misma certeza de que voy a hacer algo y por eso lo hago, es como... como una fe extraña, pero esa vez la superé, no sé si con la voz será igual. —traga saliva, pretendiendo no perder la entereza por el triste recuerdo al que ha llamado con sus palabras.
—Solo hay un modo de comprobarlo. Arrodíllate.
La acción es inmediata, León es tomado desprevenido y cae al suelo en una milésima de segundo. Su resistencia ha sido tan nula que enrojece y empieza a respirar rápido, agobiado al creer que es un inútil, que no sirve para luchar, para que Harry lo corteje.
—Probaremos de nuevo. —asegura Kajat con tono neutral. Ver que el hombre admite la derrota del omega como algo rutinario lo tranquiliza un poco, se siente menos decepcionante.
—¿Puedes usar tu voz tan seguido? —pregunta el muchacho abriendo sus ojos mientras el alfa lo toma de la mano para ayudarlo a subir.
—Tendré que comer muchísimo y dormir largas horas hoy para recuperar las energías, pero puedo usarla varias veces seguidas. No es algo normal, me han entrenado para eso, en combate la voz desorienta a otros alfas. Ahora, sigamos antes de que pierda mi concentración: Arrodíllate.
León vuelve a desplomarse, lucha contra ello, pero solo siguen un hormigueo fugaz nacerle en el vientre y morir.
—Mierda... —masculla avergonzado, apartando la mirada. Su cuerpo, pese a la medicación del celo, empieza a calentarse y sentirse atraído por la voz que lo gobierna.
—No te preocupes, es difícil, quizá necesitas motivación. Algo como una orden que realmente te haga sentir en peligro, claro que te ordenaré que pares si no puedes contra ello ¿Te parece? —León quiere negar, asustado, y salir corriendo, pero está harto de huir, de verse patético y no enfrentar sus miedos.
—Ordéname algo sexual, es lo que más odio que un alfa pueda pedirme, me recuerda a cuando los omegas de mi pueblo fueron violados.
Kajat alza sus cejas con sorpresa, pero después endurece el rostro y asiente.
—Eres verdaderamente osado, Harry tenía razón, ruges más que un maldito alfa. —comenta riéndose por la sorpresa. Después se cruza de brazos y carraspea. —Bien, esto es extraño, pero... Desnúdate.
León siente náuseas. Ni las feromonas limpias de Kajat, ni su hermosa voz hacen que a León se le quite de encima el asco que le penetra en cada poro de su piel cuando oye la orden. Sus dedos se mueven por obra de un titiritero incorpóreo y viajan a los hombros buscando bajar la blusa. Trata de detenerlos y ve cierta torpeza en sus movimientos, no sabe si por los nervios o si es acaso su resistencia aflorando en las yemas de sus dedos. Piensa en lo hermoso que sería poder resistirse a la voz, poder mirar a un alfa a la cara y decirle <<no>> incluso cuando usan su arma más poderosa. Sentirse un igual frente a quienes siempre lo han mirado por encima del hombro, acercarse, acechante como una pantera, y dejar que su cabello que tanto ha tenido que ocultar ondee rebeldemente mientras todo su cuerpo blanquecino, virgen, es un acto de resistencia contra quienes lo quieren sometido.
León quiere en toda su piel marcas de propiedad suyas, quiere que en cada lunar se lea un <<Soy mío>>, en cada curva una invitación a temerle, en los callos de sus manos por tomar la espada, un signo de peligro y en su mirada, azul brumosa, el espectro no de un espíritu libre de su cuerpo, sino de un espíritu libre en su cuerpo. León no quiere librarse de sus feromonas de omega, de sus rosados puntos sensibles que se contraen cuando lo tocan, tampoco de sus pequeñas muñecas y tobillos de lobo blanco, de su cabello, de su útero incapaz de concebir ante la más mínima violencia. No quiere dejar atrás un cuerpo marcado por ser cazado, oprimido, extinguido, quiere vivir en él y decir <<Yo soy el dueño aquí>>. Quiere una corona hecha de los colmillos de quienes tratan de morderlo.
Kajat lo mira boquiabierto cuando una de las mangas baja. Se está desnudando, pero con una lentitud pasmosa: sus dedos se mueven como si fuesen de alambre, su cuerpo tieso no muestra la sensualidad de la orden recibida y León tiene la cara roja de esfuerzo y el corazón latiéndole a mil. Se relaja un segundo y al siguiente está sin camisa, las manos van al pantalón, pero de nuevo emplea todas sus energías en detener esos dedos diminutos. Lo empiezan a bajar, tediosamente despacio.
—Para. —dice Kajat apresurado.
—Joder —se queja el omega, subiendo su ropa y amarrándose mejor el pantalón —, vaya mierda —lloriquea una vez vestido —. Ni siquiera me sal-
—Bésame. —Kajat dice de repente y se inclina para facilitar la tarea.
León es tomado desprevenido, como antes, y solo de pensar en sus labios sobre otros que no sean los de Harry queda paralizado. Paralizado. Sin avanzar un solo paso hacia Kajat.
De golpe siente que se queda sin energía y se pone de puntillas para llegar a la boca de Kajat con unos hilos travesando sus movimientos, pero el más alto esquiva el beso y repite:
—Para. —una vez más calmado el alfa toma a León por los hombros, lo mira muy fijamente y dice: —Te has quedado sin energía, pero eso que has hecho, amigo mío, ha sido mucho más que impresionante.
León le sonríe, lleno de una ilusión pueril.
—¿De veras? No he logrado desobedecer a tus órdenes, solo ir más lento o retardar el momento un poco...
—Un alfa por lo común no puede usar su voz de mando demasiado seguido y si lo hace va perdiendo efecto y él queda débil, así que con que ganes algo de tiempo es suficiente como para salvarte. Es genial León, es genial. Se te da bien esto, creo que realmente perteneces a la casa real de los lobos negros.
—Gracias. —responde León con orgullo. No con vergüenza, ni timidez, ni incredulidad, solo terriblemente orgulloso de haberse ganado esas palabras.
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Fin del cap ¿Os ha gustado?
Siento mucho la tardanza, he estado con muchos problemas personales y aunque sigo con ellos al menos estoy intentando aprender a sobrellevarlos. Me he buscado un terapeuta, estoy tratando de aprender a no seguir apegada a gente que me trata mal y estoy intentando relajarme aunque siga teniendo muchas cosas de clase que hacer.
Usualmente vengo a Wattpad cuando tengo problemas porque me hace feliz, pero ahora he pasado un tiempo que Wattpad solo me hacía más infeliz por culpa de los mensajes desagradables y los 4 plagios consecutivos. Ni siquiera me apetecía escribir, pero ahora estoy recuperando las ganas <3
Nos leemos en el siguiente cap<3
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