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—Tienes un nuevo paciente.

Víctor asiente, tragando saliva, y se limpia las manos en su bata. No es capaz de mirar abajo sabiendo que ha dejado ya demasiadas improntas ensangrentadas en el tejido blanco.

Cuando ve pasar a Tomás su corazón salta con júbilo, pero la alegría se esfuma antes de que pueda siquiera mostrarla, en su lugar se instala la zozobra. Teme que Víctor le ordene mutilar o sacrificar al chico, como ya le ha ordenado antes con otros pobres humanos de su propiedad.

—Cúrale la espalda, quiero tenerlo listo para ser usado dentro de poco.

Víctor respira de nuevo al oír eso. Vlad no le dice nada más, solo da un pequeño empujón a Tomás para que entre en la enfermería y se va con prisas. Tomás sonríe al vampiro.

—Estoy tan feliz de que estés bien... —susurra, acercándose despacio. —Todo esto ha pasado por mi culpa, no quería que tu también murieras por ello.

—¿Qué? No, no, no —Víctor se le acerca, acogiéndolo entre sus brazos, sin embargo afloja su agarre cuando ve su espalda y lo horrible que está. —, nada es tu culpa ¿Si, cariño? Ahora siéntate en la camilla y déjame desinfectar y vendar todo eso, por favor, está fatal.

Tomás asiente y anda con dificultad, Víctor lo asiste, tomándolo del brazo.

—¿Has comido algo? —pregunta mientras lo toma de las axilas para alzarlo como a un niño pequeño y sentarlo sobre la sábana blanca.

—Agua y pan y hace unas noches... —traga saliva, desvía la mirada. —Carne.

—Te curarás lento —le explica, frunciendo el ceño por tener que advertirle de algo así.

—Aunque me curase rápido, él me herirá todo el rato ¿Qué más da? —pregunta con desánimo. —Él va a tenernos aquí a ambos como juguetes para su diversión y cuando se harte nos matará ¿No es así? Solo le servimos mientras suframos y mientras eso le divierta. —el chico habla bajo, con el coraje rechinándole entre los dientes y los puños cerrados. Mientras, Víctor atiende y lo ayuda a tumbarse dejando la espalda al descubierto.

—Tomás —dice agachándose hacia su oído, hablando tan suave que apenas suena como un soplo de viento. —he logrado enviarle una carta a Martha. No estoy orgulloso de cómo —se lamenta, su voz flaquea, pero vuelve a hablar firmemente, aunque solo audible para el chico de la camilla: —, pero lo he logrado. Ella nos ayudará, escaparemos.

Tomás ríe, se lleva las manos a la cara y llora. Llora de alegría por primera vez en su vida.

—Quiero que escapes —le responde, quejándose cuando el vampiro empieza a tratar su herida de formas que reavivan el ardor y el dolor por el que pasó al hacérsela. —, pero yo... yo solo quiero ver a Vlad muerto.

Víctor le acaricia el cabello con una mano, el guante hace que le tire un poco del pelo, pero aun así es el contacto más agradable que ha recibido en mucho tiempo.

—Todos queremos verle muerto. —le responde, todavía mimándolo.

Tomás cierra los ojos y se relaja, podría quedarse dormido. De hecho, es muy posible que no tenga otra oportunidad de hacerlo.

—Cuando Vlad me saque de aquí no sé cual será la próxima vez que te vea, pero por si no hay próxima vez... quiero que sepas que te aprecio mucho. Tú... ayudaste a Desmond a mejorar por mí —Víctor le aparta la mirada, sigue curándolo como si nada, pero nota que se le tensa el cuello y que la mención de su amigo aún le quema. —, me ayudaste a mí a aprender muchas cosas y te has convertido en mi amigo. Ha sido muy bueno conocerte.

—Lo mismo digo. —responde el otro, su tono dulce siempre contradiciendo su cuerpo brutal y su mirada empequeñeciéndose cuando sonríe sinceramente. —Ah, se ha borrado. —suspira el médico mirando la espalda del chico.

—¿El qué? —pregunta este, desconcertado.

—La marca de fuego que te hizo—traga saliva—Desmond. La piel está arrancada, va a quedarte toda la espalda como una cicatriz, pero al menos esa piel será algo más resistente.

Tomás asiente en silencio. Jamás le gustó esa marca, pero no imaginó que le haría sentir tan mal perderla. Es como si Vlad no hubiese matado a Desmond, sino que lo hubiese hecho desaparecer, borrando sus huellas incluso en cuerpos ajenos. Dios, ni siquiera pudo ver su cadáver, es como si se hubiese esfumado sin dejar rastro, como si jamás hubiese existido.

<<Pero siempre le recordaré, siempre.>> se promete el chico, apretando el puño.

—¿Te ha hecho algo más a parte de azotarte? —pregunta Víctor lanzando gasas sangrientas a la papelera y sacando un rollo para poder vendar toda la extensión de la herida.

—Sí. —dice secamente. Su mirada se pierde en algún punto del horizonte y Víctor recula viendo en sus ojos un enfado que podría petrificarlo. —Y me hará más, lo sé. Estos días ¿Han sido días? —pregunta confuso.

Víctor asiente.

—Han sido diez. —indica, el chico cierra los ojos par procesar la dura noticia.

—Estos días —prosigue. —solo me ha dejado en paz para que asimile todo y me ponga peor, pero sé que ahora, después de que me cures, empieza lo peor. Me va a violar, a torturar y a humillar de las peores maneras. Y solo puedo aceptarlo.

Tomás ni siquiera se hecha a llorar, solo deja su mirada perdida, sus puños cerrados y el corazón en vilo. Nunca había conocido un desespero así.

—Aceptarlo y esperar al momento en que escapemos.

Tomás quiere creerle, pero tiene un mal presentimiento.

Víctor, sin embargo, está convencido de que Martha vendrá a por ellos. Él ha usado a uno de los humanos a los que debía sacrificar para enviar la carta, le ha jurado que le dejaría vivir si lo hacía sin que nadie lo supiese. Aprovechó un día en que Vlad estaba fuera y el humano aun no tenía que ser ejecutado y, poco después, lo mató como el líder lo hubo ordenado, eliminando todas las pruebas.

Vlad jamás dijo nada el respecto, no sospechó nada.


Fin del cap owo ¿Os ha gustado?

¿Creéis que van a poder salir de esta?

¿Qué os parece el desarollo de Tom?

Gracias por leer <3


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