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—Todos los lobos cortejan, pero cada cultura lo hace de modo distinto ¿Cómo era para los lobos blancos?

León se siente agradecido por la pregunta, el alfa todavía no ha respondido a la suya del todo, pero le gusta saber que se interesa por sus costumbres y haceres. Y él ama hablar de sus tradiciones, la única forma que tiene de revivirlas es esa.

—Era un cortejo gradual, podía durar poco o mucho, pero en general siempre duraba varias semanas. Cada semana el alfa se esmeraba por conseguirle reglaos al omega y se los entregaba durante los primeros cuatro días de la semana, los últimos tres el omega no recibía regalos, sino que decidía si usar o despreciar los del alfa y la noche de cada domingo el omega y el alfa se reunían en el corazón del bosque, una zona sagrada usada solo en los cortejos, el alfa se ponía de rodillas y el omega podía hacer tres cosas: rechazar al alfa yéndose en silencio y dejándolo solo para que se lamentase el resto de la noche; luego está la opción de ni aceptar el cortejo ni de rechazarlo, sino de pedir que siga por una semana más, eso se hacía devolviendo uno de los regalos al alfa como símbolo de reciprocidad. Por último, estaba la opción de aceptar el cortejo, para ello el omega se arrodillaba frente al alfa, demostrándole que ya no se trataba del alfa sometido a la decisión del omega, sino de ambos sometidos ante un amor mutuo.

<<Lo usual era que los omegas, durante los primeros domingos, pidiesen siempre que se alargase el cortejo. Ningún omega acepta el cortejo a la primera semana, es muy pronto, además, cada semana los regalos son diferentes y se dice que un cortejo corto es un cortejo inútil que no deja al alfa seducir bien al omega. Verás, la primera semana se regalan flores, yerbas aromáticas... cosas pequeñas, pero agradables, para demostrar su gusto. La segunda el alfa regala carne o pieles de animales que él haya cazado, para demostrar que puede proveer adecuadamente. La tercera regala ropa o complementos, para demostrar que puede dar caprichos al omega. La cuarta regala un objeto personal con mucho valor sentimental, para demostrar que es capaz de abrir su corazón al omega. Funciona de forma cíclica, así que la quinta semana se hace lo mismo que la primera y así.>>

—Es tan hermoso, tan puro. Regalar flores ¿Cómo no se me había ocurrido? Y lo de dar una pertenencia personal, oh, es precioso. El cortejo de tu pueblo suena idílico, vuestras costumbres rezuman paz y sensibilidad, León, es... no puedo tan siquiera expresar cuan hermoso me resulta y cuanto respeto tus tradiciones. Me gustaría tanto poder mantener tus haceres vivos, poder hacer que la cultura de tu pueblo no hubiese muerto con él. —Pero el alfa niega con pesar y su tono se ensombrece: —León, si yo te cortejó deberé cortejarte como lo hacemos los lobos negros ¿Está bien eso?

—Es doloroso pensar que yo jamás podré amar o demostrar mi amor de la forma en que aprendí, es doloroso pensar que me pasé mi infancia y adolescencia soñando con tener un regalo frente a la puerta de mi casa cada semana y con ir al bosque a aceptar a mi alfa algún y que ahora, incluso si voy a ser cortejado, será de una forma que se me hace extraña. Pero lo entiendo, yo soy el extraño aquí, mis costumbres... las llevo en el corazón, las echo de menos, pero no puedo salvarlas. Es un dolor melancólico, es como si estuviese olvidándome de mis gentes, incluso aunque no lo hago, me siento un traidor... Pero sé que no hay otra forma, en tierras de lobos negros no puedo ser cortejado bajo el mandato de otros dioses, sería una falta de respeto para tu reino, para ti y sobre todo para la manada real. —León cierra los ojos y asiente con una expresión severa pensando sus propias palabras, tragándose su dolor. —Sí, lo entiendo, estoy feliz de que me vayas cortejar, incluso si es un sentimiento agridulce, estoy feliz, muy feliz, de que quieras cortejarme, incluso si es de una forma que no entiendo. ¿Puedo saber cómo cortejáis a los omegas los lobos negros?

—Para nosotros el cortejo es muy diferente, nosotros tenemos una especie de ritual... el rapto, se llama, y sé que suena horrible, es salvaje, la verdad, pero somos seres estrechamente unidos a nuestros instintos naturales, así que tiene sentido. Para cortejar a un omega el alfa primero debe secuestrarlo de su casa y llevarlo al lugar que se convertirá en la casa de ambos si es que el omega lo acaba aceptando. No es un secuestro real, claro, es un ritual orquestado: a la caída de la noche el omega sale de su casa y el alfa debe atraparlo para llevarlo al lugar donde lo mantendrá cautivo antes de que el omega logre llegar a su casa de nuevo. Esta es la primera fase del cortejo en que el alfa debe demostrar su fuerza y ferocidad y el omega debe reclamar su autoridad. El omega debe tratar de volver a su casa sin que el alfa lo atrape, para ello deberá luchar y huir, demostrándole al alfa que no es un ser débil o dependiente, y el alfa deberá perseguirlo y demostrarle, con su insistencia, que realmente está interesado en él. Si el omega llega a su casa sin que el alfa pueda atraparlo, no hay cortejo, el alfa no es suficientemente fuerte como para merecer a un omega al que no puede proteger. Si el omega no se defiende y se deja atrapar por el alfa este no querrá cazarlo y llevárselo prisionero, un omega que no lucha ni se defiende es un omega que no conoce su propio valor y su propia fuerza y el alfa, por mucho que lo ame, no puede hacerlo suyo porque entonces no sería una relación equilibrada y ningún alfa quiere una mala relación. Tampoco será válido un cortejo donde un alfa sea extremadamente agresivo y aterrorice al omega para que le sea más fácil capturarlo, un alfa debe demostrar su honor, no enseñar sus garras y dientes como un animal.

—¿Y si el alfa atrapa al omega? —pregunta el omega con un hilillo de voz, temblando ante la imagen mental que esas costumbres barbáricas le suscitan.

—Si el alfa rapta al omega exitosamente, empieza el cortejo y dura una semana. Durante ese tiempo el alfa debe colmar al omega de lujos y riquezas, complacerlo sexualmente como el omega necesite y protegerlo de cualquier mal que pueda sucederle, pero además de eso, cada día el alfa debe llevar al omega a un lugar salvaje distinto, un lugar que represente a un dios o diosa que le resulte importante para la relación y pasar la mitad del día en ese lugar, en contacto con la naturaleza, dando gracias a la tierra, el aire, el agua y el fuego, a todos los elementos que nos dan vida y que constituyen la carne de los dioses, por habernos dejado encontrarnos y amarnos en este mundo.

León traga saliva y frunce su ceño. El cortejo de los lobos negros es más corto, pero sin duda más intenso. El cortejo de los lobos blanco es algo que no se percibe fácilmente, un ritual basado en los detalles, en pequeños regalos, pero el cortejo de los lobos negros es un culto constante al otro. Son ideas chocantes y aunque a León le parece sumamente interesante todo lo que Harry le describe, también se siente un poco agobiado, no sabe cómo va a soportar o si directamente podrá soportar ese torrente de emociones por una semana.

—Entonces ¿Mañana vas a raptarme? —pregunta León, cerrando sus ojitos e incapaz de mantenerse despierto por más rato.

—Solo si puedo contigo. —dice Harry abrazándolo y besando su frente.

—Te deseo suerte —León bosteza, se acurruca en el pecho del otro y añade con tono burlón: —, la necesitarás.

Fin del cap owo ¿Qué os ha parecido?

¿Qué pensáis del cortejo de los lobos blancos?

¿Y del de los lobos negros?

¿Cómo creéis que le irá la noche del rapto a León?

Gracias por leer <3


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