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Unas hojas crujen detrás suyo, se voltea violentamente, blandiendo la espada contra el aire de forma que lo desequilibra. Está haciéndolo tan mal como la primera vez que empuñó el arma, tiene los pies mal colocados, deja que su hombro sea llevado por el peso de la espada y la ha agitado incoherentemente en el aire. León sabe que no puede luchar así, que debe centrarse y pensar. Y piensa que si tiene un segundo de paz en que Harry no le ataque debería correr hacia el río, hacia su victoria. León quiere que Harry lo corteje, pero ahora no piensa en eso, ahora olvida todo el amor, todas las promesas, y siente en su carne la tensión de la batalla. La valentía que en su día no pudo tener cuando los Kez atacaron.
Tan pronto como empieza a dirigirse hacia su destino el alfa sale de entre los árboles y lo empuja con fuerza, lanzándolo al suelo. León se abraza a su espada, sabe que lo primero que hará será quitársela. De pronto el alfa está frente a él, su respiración es brumosa y sus ojos están inyectados en sangre, indicando que Harry ya no está entrenándolo, está peleando en serio. Y León lo agradece; sin levantarse, el omega hace un barrido con su espada a la altura de los pies del alfa y esta salta hacia atrás, acabando en cuclillas, la respiración agitada y el salvaje cabello castaño cayéndole en tirabuzones sobre la cara. León aprovecha y se yergue, apunta con la espada del hombre desarmado que lo enfrenta y retrocede despacio, ganando terreno.
Harry va hacia él como si fuese a embestirlo irracionalmente y León prepara el ataque: un estoque en el costado. Se espera a que esté suficientemente cerca y entonces alarga el brazo con fuerza. Harry parece prever el movimiento y se aparta, dando un paso hacia León, acercándose tantísimo que casi puede besarlo, entonces lo toma por la muñeca con una mano, por la empuñadura del arma con la otra y tira hacia direcciones opuestas, tratando de arrancarle la espada. León forcejea, pero es consciente de que no ganará a Harry por pura fuerza. Debe pensar y debe pensar rápido.
Él intenta alejarse, Harry se pega demasiado, asfixiándolo, intimidándolo. Entonces León avanza un paso con la cabeza inclinada, dándole con el cráneo al alfa en la boca. El lobo se queda aturdido un segundo, pero no le suelta ni el brazo ni la espada, así que León no desiste y da otro golpe que ahora Harry esquiva echando su cuerpo para atrás, solo que al retroceder León le toma de una de las corvas por detrás, con el pie, y lo empuja al suelo. Harry tiene sangre en el labio por el golpe y la caída ha dejado a León encima suyo, pero aún no ha soltado la espada y el río está muy, muy lejos. El alfa le sonríe con malicia y da un gran tirón a la espada que hace que a León se le esté a punto de escurrir de las manos por el sudor y la fuerza del otro.
—Eres... más fuerte —Harry masculla, tirando, empezando a tensar más sus músculos y dejando a León desesperado, casi probando la derrota —de lo que pensaba.
El omega aprieta los dientes y levanta una de sus piernas, no puede alzarse y separar se Harry o le quitará la espada, pero lo que sí hace es patear el filo, empujándolo con el pie para que mientras sus manos y las de Harry pelean, la espada se acerque poco a poco al cuello del alfa.
—Y más listo —se regodea León, aprovechando la fuerza que tiene en las piernas.
Al verse en peligro Harry suelta el arma y al chico y lo empuja tan vigorosamente que lo manda lejos. León rueda tras la caída, abrazado al filo que le promete protección y se da cuenta de que Harry no ha tenido más opción que propulsarlo hacia donde está el río. Aprovechando esa ventaja y la distancia entre ambos, León echa a correr. Las hojas secas crujen bajo sus pies y se hace varios raspones en los hombros al no ver bien los árboles y ramas que hay en su camino. Al poco escucha a Harry venir detrás de él, sus paso acercándose rápidamente, reduciendo el espacio entre ambos de forma asfixiante.
—¡Eres rápido! —chilla el alfa, sus pasos se escuchan más fuerte, más cerca —, pero no más que yo. —susurra en su oído.
León se sobresalta por no haber advertido su presencia antes y se voltea con su espada a la altura del susurro. Harry escapa por los pelos y el sonido del río es ahora más nítido.
—Para ser más lento estoy acercándome más al río que tú al pueblo —objeta el omega de forma burlona, con la respiración entrecortada.
Harry se lame los labios y se acerca con pasos calmados al muchacho, inquietándolo. Sus manos se dirigen de nuevo a la muñeca de León y este corta allá donde cree que irán a parar, pero Harry las baja de repente, girando su torso con una poderosa patada que da en la parte llana de la hoja. León ve con horror como la espada sale volando de sus manos y acaba a unos metros a la derecha. La mira y mira a Harry, ambos están a la misma distancia, así que no la alcanzará.
El omega hace el amago de ir a por la espada, Harry va también a por ella, pero León se para, retrocede y corre hacia donde está el río, olvidando su arma por ahora. Harry chilla una maldición y lo persigue, está peligrosamente cerca de huir del rapto y si eso sucede él no será suficientemente honorable como para protegerle. León se tropieza cuando Harry lo toma por el tobillo y lo arrastra, se da de cara en el suelo, pero no se rinde, patea a todos los lados hasta que acierta en ya herido labio de Harry.
El alfa, sin más opciones, decide jugar sucio y poner a León una prueba que no podrá superar, aunque planea darle tregua más adelante.
—Ven aquí.
León se queda paralizado por la voz y el alfa se acerca sin prisas, recreándose en su victoria asegurada. León tiembla, gruñe y responde:
—No.
El alfa no da crédito a sus ojos cuando León se pone a correr hacia el río, ignorando su orden, ignorando su naturaleza misma.
<<Oh, León. No solo te amo: te admiro, criatura bella y fuerte, guerrero de porcelana.>>
El muchacho se estremece cuando oye un aullido y siente el temblor de la tierra, sabe que un lobo gigantesco lo persigue y aunque corre lo más rápido que puede, aunque puede ver el río a lo lejos, Harry lo alcanzará. El lobo lo derriba de un golpe con el hocico y antes de que se levante lo arranca del suelo atrapándolo entre sus fauces. León sabe que el mordisco podría partirlo por la mitad y que Harry está aplicando suficiente fuerza para que no pueda salir y aun así, se resiste con todas sus fuerzas contra los dientes del lobo.
Ve alejarse su salvación con pasmosa velocidad, pero al cruzar el camino de antes León ve algo en el suelo: la espada. Hace un movimiento preciso y la atrapa, arrancando a su vez tierra y hierbajos del suelo. El lobo sigue corriendo, ahora más deprisa, y aprieta sus mandíbulas para que León flaquee y suelte el arma, pero la usa tratando de enterrarla en la boca del lobo, que lo escupe y se aleja unos pasos.
León analiza su ambiente, el can es rápido, así que ahora están peligrosamente cerca de la ciudad y Harry es un poderoso licántropo, pero él vuelve a estar armado. Y quiere luchar. Aunque ame arrodillarse ante Harry, llamarlo ''mi príncipe'' y adorarlo como a un dios, ama luchar contra él, ama herirse en batalla y ver como un futuro rey no le subestima ni un poco. Saber que él es un enemigo digno para Harry es casi tan halagador como saber que es un consorte digno. El lobo muerde, pero León azota el aire con su espada, cortando cerca de él, y Harry debe retirarse. Ahora que el lobo es grande sus cortes no deben ser tan precisos, es más fácil dar a Harry y León aprovechará eso.
Pero el lobo tiene otros planes, desiste en su ataque y empieza a correr en círculos alrededor de León, mareándolo al lucir como si estuviese en todas partes a la vez. Pero León puede sentir su olor y esquiva el primer mordisco; cae al suelo por haberse dado cuenta demasiado tarde y debe rodar sobre la tierra para que el segundo mordisco no lo alcance. El tercero atrapa de lleno la hoja y el lobo lanza la espada lejos, muy lejos... a la entrada de la ciudad.
León ya no puede recuperarla y hace un paso en falso, demasiado transparente, al intentar huir hacia el lado contrario: el lobo lo atrapa en sus fauces y mientras patalea Harry vuelve a transformarse en humano y ahora lo esta cargando en su hombro. León, agotado, ve como el alfa traspasa la delgada línea que separa bosque, de ciudad, y luego el alfa lo baja de sus brazos y lo besa en la boca. León se aferra a su cuello, la acaricia las mejillas al alfa y prueba la lengua de este con la suya, deleitándose con esa dulce recompensa tras el esfuerzo.
—Eres mío, mi dulce omega blanco. —le susurra el alfa en el oído, cargándolo en sus brazos.
—No hasta que te diga que sí, alfa, recuerda que en el cortejo yo soy tu rey tu rey y tú... —se acerca, rozando sus labios, le muerde el lóbulo causándole un escalofrío placentero y añade: —mi súbdito.
Fin del cap <3 ¿Os ha gustado?
¿Esperabais que el rapto fuese así?
¿Qué pensáis que cómo ha luchado cada personaje?
¿Qué creéis que pasará a continuación?
Gracias por leer <3
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