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León pasa una horrible noche, Harry vuelve casi a la hora de cenar, estresado por no haber podido encontrar al mensajero. Lendra, Kajat, Gerard y Roger lo abordan tan pronto entra por la puerta, sin dejarle un hueco a León para que pueda recibirlo. El pequeño omega se queda apartado, pero sin irse pese a la mirada despectiva del príncipe pelinegro, y escucha la conversación. Harry dice haber recorrido todos los rincones posibles y los rastreadores que trae acompañándolo, por lo menos veinte hombre sudorosos y encorvados, lo confirman. Lendra dice que posiblemente el rey se haya retrasado, que los viajes a caballo son más lentos e irregulares que cuando viajan transformados; Roger la apoya, pero Kajat y Gerard se quedan unos minutos más y lo hablan, mostrándose escépticos. El coronel dice que irá al cuartel y doblará las patrullas en la ciudad durante el día siguiente para asegurarse de que si el mensajero llega sea visto. A Harry le dicen que descanse, que ha hecho un buen trabajo, pero su rostro abatido, descentrado, muestra lo contrario.
El alfa abraza a León tan pronto lo dejan en paz.
—Lo siento, mi amor, he hecho que perdamos un día de cortejo, lo siento tantísimo, puedo llevarte al bosque esta madrugada y...
—Harry...
—No puedo comprarte ya cosas hoy, todas las tiendas están cerradas... pero aquí en palacio hay mucha ropa cara y joyas, quería algo personalizado para ti, pero esto servirá hasta que vuelvan a abrir mañana y...
—Harry... —insiste el omega, pero su tono pasa desapercibido.
—¿Has cenado? Podemos salir ya si has cenado, creo que está a media hora solo y...
—¡Harry! —grita con sus pequeños puños apretados, llamando de inmediato la atención del príncipe. Cuando el alfa lo mira con ojos abiertos, él suaviza su tono —Tienes que descansar, llevas todo el día esforzándote. No pasa nada ¿Si? Podemos... alargar el cortejo un día, ya que nos hemos saltado este. Pero no quiero que te sobre esfuerces. Eres un príncipe, es normal que estés ocupado muchas veces, lo entiendo mi amor.
Harry se relaja de golpe, deja su parloteo y apoya la cabeza en el hombro de León, dejándola muerta. El omega le acaricia los rulos castaños y le besa en el pecho. El príncipe le da pequeños besos en el cuello, centrándose en la bonita peca que tiene ahí.
—Eres un amor ¿Lo sabías?
—Y tú un bobo. —responde el omega, retador como siempre y divertido. El alfa lo carga hasta la habitación y hace que les traigan la comida.
Durante la cena Harry está a punto de dormirse todo el rato y León bromea sobre ello. Al final acaban tumbados de lado, besándose sobre la cama, acariciándose el cuerpo con ganas de explorar toda la piel del otro. El alfa nota como la suavidad se torna áspera como una lengua de gato cuando la piel de León se eriza y este, bajo sus yemas, siente el cambio de temperatura de la tostada piel de Harry. León besa a Harry en el mentón después de morderle la boca, baja por su cuello, delinea con la punta de la lengua la manzana de Adán y siente la resistencia de una sombra de barba picándole en la boca; Harry le produce escalofríos, descargas, explosiones. Harry tiene esa pequeña chispa destructora que hace que todo su cuerpo sienta como si fuese a derrumbarse, pero a la vez lo mantiene siempre de una pieza, lo arma con los brazos, lo anuda con los besos, lo envuelve con caricias, como un preciado regalo.
<<Regalo...>>
La palabra es amarga, le recuerda a que él y el príncipe jamás se hubiesen conocido de no ser porque los Kez lo entregaron como un soborno estúpido para que Harry se casase con Lady María. León no quiere pensar en nada que tenga que ver con el rey Dem, así que centra sus pensamientos en el cuerpo de Harry, el sabor salado de Harry, la fibrosa textura de las cicatrices de Harry, las feromonas poderosas de Harry, los duros músculos de Harry y Harry, Harry, Harry. Tiene su mente llena de él, sus manos, su boca, llena de él también: lo acaricia, lo besa... Hasta que los ronquidos de Harry lo hacen rodar los ojos.
El agotado alfa se ha dormido y León, pasional como un adolescente, tiene que morderse el labio para lograr vencer ese impulso de despertarlo y pedirle cosas prohibidas. Le da la espalda, se abraza a la manta y aunque tarda un buen rato, se duerme.
Fin del cap ¿Os ha gustado?
¿Dónde creéis que debe estar ese mensajero?
¿Qué os parece la relación entre los protagonistas? ¿Cómo os hace sentir?
¿Qué creéis que pasará a continuación?
Gracias por leer bbs, nos vemos la semana que viene <3
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