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No sé cuanta comida queda en la nevera, no sé cuánto tiempo ha pasado. Solo sé que mi estómago ruge, que me duermo para pasar el hambre y despierto entre sudores y en un mundo sin luz. No sé si duermo ocho horas u ocho minutos, de hecho, no sé si duermo. No sé cuánto debo comer o si estoy dándome atracones por la ansiedad y mi quedaré sin agua ni pan durante días, muriendo deshidratado. No sé si Ángel tardará cinco días o cinco semanas, no sé si ha tardado ya esas semanas.

Solo sé que me volveré loco. Como en el suelo, como una bestia, meto mi mano en la nevera y palpo, saco las cosas, las examino con mis dedos, sobando todo hasta ponerme pringoso, y luego como con miedo porque no sé qué me estoy llevando a la boca hasta que está ya en mi lengua. Me arrastro débil y dolorido hasta el baño, buscando el pomo de la puerta con mis dedos torpes y luego vuelvo a mi colchón patéticamente, temiendo no encontrarlo y tener que dormir en el suelo de nuevo.

Vomito después de comer, no sé si inmediatamente o no. Intento mantener cierta noción del tiempo, pero no puedo ni seguir un minuto entero contando eslabones porque me pierdo y me echo a llorar antes de llegar a cinco.

Me abrazo a la taza del váter, mi frente ardiendo contra la frescura del sillín. El olor a vómito todavía en mi boca. Escupo, me limpio con papel que he dejado en el suelo y ya ni siquiera intento volver al colchón: me deslizo hacia el suelo y me quedo mirando a la nada. Lo único que hay aquí es nada.

Oscuridad.

Silencio.

Siempre lo mismo. Siempre igual.

Lo único que me queda es el hedor a humedad de este lugar, haciendo que sienta mis pulmones pesados, como si algo tóxico y horrible hubiese echado raíces, algo que se nutre de la desesperación que respiro. Tan cargada... he agotado las bocanadas de aire de este lugar y respiro mis suspiros de hace unas horas o días o quien sabe si semanas. He agotado mi esperanza.

Él no va a volver ¿Verdad? Me dejará aquí. Aquí. Donde no tengo nada más que el olor a descomposición y un tacto tan entumecido, tan doloroso, tan palpitante, que me pregunto si acaso no es mi cuerpo un cadáver que ya empieza a oler y caerse a pedazos.

La cabeza me punza horriblemente, siento un cincel hundirse profundo con cada martilleada. Me talla poco a poco la cabeza, escribe, con buena letra <<Abandonado>>.

Actualización cortita pero porque voy a subir otra dentro de poco hehehHEHEHEHE Siento la tardanza, el máster me tiene loca uwu

¿Qué os ha parecido el cap?

¿Os gusta el personaje de Tyler?

¿Y el de Ángel?

¿Cuál creéis que será el final de la historia?

Gracias por leer <3


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