Me acerco renqueando un poco y me apoyo en la encimera frente a él. Me acaricia la cabeza y miro la sartén lista para cocinar alguna fritura. El aceite burbujea un poco y el olor me hace acordar a las ferias que ponían enfrente de casa cuando era muy pequeño. Papá no me dejaba ir.
Me hace feliz que ese recuerdo vuelva en forma de delicioso desayuno. Me hace feliz Ángel, incluso si le odio cuando recuerdo qué me ha hecho. Siento que le debo algo, así que me acerco hacia él con los labios acolchados y los ojos cerrándoseme. Un beso será un buen agradecimiento.
Noto mil pinchazos en mi cabeza y abro los ojos con horror. Sus dedos, enredados en mi cabello, tiran de mi cabeza lejos de su boca fruncida, al igual que el ceño. Sus ojos lucen oscuros, el hermoso verde tornándose un color consumido por la negrura: es veneno, es tempestad.
—¿Sed? ¿No se te ha ocurrido una excusa mejor cuando te he pillado intentando escapar o es que piensas que soy retrasado y me voy a creer la primera gilipollez que sueltes?
Sus dedos se aprietan contra mi pelo, arrancándome lágrimas y un grito lastimero. Todo mi cuerpo se congela, a su merced. Me ha pillado. Me ha pillado y a esperado a que me confiese. He sido un idiota por mentirle; si he intentado escapar al menos debería haber sido suficientemente sincero como para confesárselo cuando me ha pillado y haberme lanzado al suelo a rogar por su perdón. ¡Me arrepiento! Me arrepiento de haberlo intentado, pero le he mentido y ese ha sido mi mayor error.
Quizá si hubiese sido honesto...
—¡Yo! ¡Yo no...!
—¡Cierra la boca! —exclama profundamente irritado mientras me tira del pelo.
Chillo con horror, la sensación de cientos de agujas metiéndoseme en el cráneo me marea y no entiendo qué pasa hasta que es reemplazada con un golpe seco. Me froto la cabeza y veo que estoy en el suelo. Ángel me mira desde arriba con tanta ira... su voz rasposa, el cuerpo enorme y esos ojos bonitos convirtiéndose en una puerta al infierno. Su figura es la de un dios. Uno que no tendrá piedad.
Levanta su pie y me cubro, listo para una patada, pero lo único que siento es su monstruosa presión sobre mi garganta, clavándome en el suelo. Me pisa como a un insecto, aumentando la fuerza despacio, recreándose en ver mi desesperación mientras me quedo sin voz para rogar. Voy a morir, he sido un tonto. No debí intentar escapar, no debí mentirle. Luego se detiene.
—Cállate, tus disculpas no valen una mierda, Tyler, no te estoy regañando para que seas un falso y pidas perdón. No quiero más mentiras, no digas que lo sientes. —su voz tiembla un poco, su rostro iracundo flaquea, como una máscara que se resquebraja y deja atisbar qué hay detrás: tristeza, decepción. Tiene los ojos cubiertos por una película de lágrimas y su brazo venoso y tenso tiembla un poco. Le he hecho daño y extrañamente no me siento bien por ello—No lo sientes, no aún.
Los tendones de su brazo se tensan, agarra más fuerte aún el mando de la sartén y la saca del fuego. Oigo el aceite chisporrotear y lo miro con los ojos abiertos. No. No puede ser posible.
—Incluso con la cara quemada y desfigurada te seguiría queriendo ¿Sabes? Y aun así tú te has aprovechado de que me preocupo por ti para intentar irte... Soy demasiado bueno contigo, demasiado crédulo; todavía soy un estúpido niño. —murmura, al borde del llanto.
Veo con horror como ladea la mano y la sartén se inclina un poco, sobre mi rostro. El aceite no cae aún, pero unas pocas gotas saltan por el calor y me caen cerca del rostro. No puedo pensar, ni respirar, ni hablar. No puedo moverme. No puede estar pasándome esto.
Va a... va a quemarme la cara. Va a dejarme deformado. Ciego. No... no...
—¡NO, ÁNGEL, POR FAVOR! —suplico con todas mis fuerzas, retorciéndome bajo su bota como un gusano. Pisa más fuerte, ahogándome. —¡ÁNGEL, ESPERA, ESPERA!
Él niega silenciosamente y aparta la vista, incapaz de ver lo que me hará. Ladea más y más la sartén y cierro los ojos, sabiendo que cuando el aceite me llegue a la cara posiblemente me queme los párpados también. Mi corazón galopa en mi pecho, veo todo negro y negro es todo lo que veré. No podré reconocerme jamás en un espejo, ni cuando me lleve las manos a la cara: como un bebé que no encuentra su propia nariz o sus labios.
Necesitaré vías para respirar sin ahogarme con el cartílago fundido de mi nariz, mis dientes, descubiertos, guardarán una lengua que apenas puede pronunciar, mi pobre, pobre piel, mi rostro, mi identidad... todo abrasado. Me va a arruinar la vida, incluso si logro escapar de él me lo habrá quitado todo.
No puedo soportarlo ¡No puedo!
Lo impensable sucede, un líquido me lame el rostro entero: baña mi frente y mi pelo, mis pestañas, se me mete en la nariz y por las comisuras de la boca, llega a mis oídos, algunas gotas deslizándose dentro mientras me remuevo, en busca del tímpano. Grito como si quisiera desgarrarme la garganta y que mi espíritu me salga por la boca, huyendo de este cuerpo. Este cuerpo que cárcel, este cuerpo ciego, sordo y mudo.
Este cuerpo que se siente como la habitación donde Ángel me tenía encerrado.
—¡Haz el favor de cerrar la boca! No exageres —le oigo, alto y claro. Su pie se separa de mi garganta.
Yo me retuerzo y llevo mis manos al rostro, asustado por si mis dedos se hundirán en mis facciones cual cera fundida, pero solo encuentro mi piel firme, fresca, algo húmeda. Poco a poco abro los ojos, no siento calor y lo primero que veo son mis pestañas perladas de rocío. Alzo la vista, con la cara llena de lágrimas y mocos y el pelo empapado de lo que pensé que era aceite caliente.
La sartén está en el fuego, oigo el aceite burbujear. Ángel me mira sosteniendo el vaso de agua que había dejado en el mármol. Ahora está vacío.
Aprieta el cristal con frustración, a punto de romperlo y me pregunto ¿No me ha quemado porque no ha querido o porque no ha podido? Por primera vez en todo este tiempo siento que soy yo quien puede ver a través de él. Veo su mirada huidiza, la mano apretada, pero temblorosa, el retumbar de su pecho. Está tan nervioso.
Ángel me mira de vuelta, encendido en ira, y lanza el vaso vacío hacia mí. Me cubro, escuchando como se hace pedazos en el suelo; algunos trozos de cristal saltan hacia mí, haciéndome pequeñas heridas por el impacto. Luego él se acuclilla, mirándome a la cara. Tengo un pequeño corte en mi mejilla que arde.
—Voy a volver a ir al baño y como ya sabemos qué clase de cosas haces cuando te doy la espalda ¿Qué debería hacerte ahora para tenerte controlado? —pregunta con tono mordaz, agarrándome la mandíbula con fuerza.
Sus dedos se hunden en mis mejillas clavándome las uñas.
—No lo haré, juro que no intentaré escapar de nuevo, he aprendido la lección... —hipeo, tratando de calmar a la bestia, de devolverlo de nuevo a su forma dulce de ser.
Quiero que hoy sea un día como ayer, quiero que Ángel vuelva a hacerme sentir bien. Si no hubiese intentado huir, si no le hubiese mentido nada de esto habría pasado. Lo he arruinado todo. Es mi culpa, es mi culpa, es mi culp-
—Hagamos un trato —Ángel libera mi rostro bruscamente, haciéndome daño en la boca y dejándome en los pómulos la sensación de su agarre. Tiene sangre en un dedo, posiblemente de mi corte. Se queda mirándola mientras sonríe ladinamente —: yo me iré ahora al baño sin hacerte absolutamente nada, pero si vuelvo y estás solo un poco sospechoso calentaré más aceite y quemaré tu cara y las plantas de tus manos y pies para que no pueda dar un solo puto paso si no es con mi ayuda ¿Te parece justo?
Lame el rastro de la sangre después de la pregunta y sube sus ojos a los míos. De nuevo esa máscara sobre su cara, esa indescifrable expresión llena de frialdad y cálculo. Es tan imprevisible.
—¿P-puedo simplemente acompañarte al baño para que veas que no haré nada?
Ángel sonríe dulcemente, me revuelve el cabello y dice:
—No.
Siento mi estómago hundirse.
—Quiero que lo pienses bien ¿De acuerdo? Quiero te hagas a la idea. No, no, deja de llorar y céntrate. He sido muy bueno y amable contigo estos días porque creía que lo merecías, pero no quiero que olvides mi lado malo, necesitas recordarlo para obedecer, para saber por qué te contiene obedecer. —dice tranquilamente mientras yo hipeo y apenas puedo respirar del temor. Tiene una mano en mi hombro y su boca en mi oído. Muerde mi lóbulo y doy un repullo.
Sus dedos se deslizan por la curvatura de mi cuello y rodean mi garganta. El agarre es holgado, pero intimidante. Pone su pulgar en mi nuez, queriendo notar cuando yo trago saliva por puro nerviosismo, luego aprieta su índice y su corazón en mi cuello, justo debajo de la unión entre mi oreja y mi mandíbula.
—Mhm —dice en un pequeño asentimiento, apretando un poquito más las yemas de sus dedos contra mi cuello, resituándolos, como si buscase algo. —Bien, veamos como se te acelera el pulso, Tyler, veamos si tu cuerpo entiende que debería reaccionar con miedo ante la idea de desobedecerme —mi corazón se desboca cuando dice esas palabras roncas en mi oído.
Por los dioses, que temible. Su pulgar me acaricia la garganta, los otros dos dedos miden si se me acelera el corazón. Tan firmes, su rostro tan serio... y yo estoy hecho un lío de lágrimas e hipidos.
—Ahora, Ty, quiero que lo imagines. Cierra tus ojos, ciérralos —ordena con cierta brusquedad. Yo obedezco al instante, aterrado —. Imagina lo que pasaría.
<<Yo volviendo por ese pasillo, acercándome despacio a ti, porque estás tan herido que sé que no puedes huir incluso si lo intentas con todas tus fuerzas. Tu corazón latiendo como loco, preguntándote, por cada paso que doy, si me he dado cuenta o no, si te voy a castigar o no. Sería una espera agónica y cuando llegase a ti... Te agarraría por el pelo, bien fuerte y duro, como cuando te hice chupar mi polla ¿Recuerdas? No podías liberarte de mí agarre.
Ahora tampoco podrías. Pero esta vez nos acercaríamos a la sartén caliente, tú pondrías tus manos en el mármol, intentando empujarte lejos del aceite caliente, pero soy más fuerte que tú mucho más fuerte. Te empujaría la cara poco a poco hacia el aceite caliente, tú estarías llorando y las lágrimas que cayesen harían chisporrotear el aceite y te salpicarían algunas gotas en la cara. Las gotitas te quemarían tanto, tan doloroso, dándote una probada de lo que te haría después. Entonces, de repente... hundiría una de tus mejillas en el calor. Y entonces todo serían gritos y el hedor de la carne abrasada. Imagínalo, líquido ardiente como lava quemando tu piel, entrándote por la boca, en tu lengua, las encías, el sensible cielo de la boca; si tuvieses la mala suerte de tragar un poco quien sabe si podrías comer algo sólido nunca más.
Te entraría en el ojo, deshaciendo tu párpado. Dolería tantísimo que tú harías lo que fuese por alejarte del calor, pero mi mano te mantendría firme contra el sólido fondo de la sartén. Luego te dejaría libre, tú estarías lloroso, jodidamente aterrado, no podrías ni mantenerte en pie del dolor, Ty, y entonces yo te sostendría con fuerza, te giraría la cara y vuelta a empezar.
Porque ahora tocaría la otra mejilla.
Al final acabarías ciego y con la lengua tan quemada que no podrías siquiera suplicarme, aunque de poco servirían tus patéticos balbuceos. Tampoco podrías respirar, el cartílago de tu nariz se habría fundido y estaría derritiéndose sobre los orificios, tapándolos. Intentarías coger aire por la boca, pero entonces te hundiría las manos en aceite y solo podrías gritar y gritar sin una pausita para tomar aunque sea una bocanada de aire. Luego irían tus pies, para entonces no sé siquiera si seguirías consciente, pero los mantendría bajo el aceite el tiempo necesario para asegurarme de que no puedes pisar en años el suelo sin retorcerte de dolor.
¿Entiendes lo que digo, Ty? ¿Puedes imaginar el dolor?>>
Asiento con la cabeza, sollozando y moqueando, los hipeos sacudiendo mi cuerpo en un llanto frenético. Entonces Ángel me besa la mejilla y niega, acariciándome con los labios.
—No, cariño, créeme: no puedes imaginar el dolor. —sus dedos en mi cuello aprietan un poco y él sonríe más grande: —Ese es un buen ritmo cardíaco, tan asustado, como debería ser. Tyler, quiero que tu corazón se ponga así siempre que pienses en abandonarme ¿De acuerdo?
De nuevo, asiento con sumisión, luchando por aire mientras el violento llanto me sacude. Él se queda a mi lado un poco más, besándome la mejilla y lamiendo mis lágrimas mientas espera a que me sosiegue un poco.
—Ahora, sé un buen chico para mí.
Se levanta y se va tan rápido hacia el pasillo... esta vez me aterroriza que desaparezca de mi vista. Lo necesito cerca ¿Y si al volver él cree que he hecho algo malo? Tiene motivos para desconfiar, después de lo que he hecho... Necesito que se quede conmigo, demostrarle que soy bueno, obediente. Que he aprendido la lección.
Poco a poco su imagen se va alejando, quedándose borrosa. Una cadena invisible tira de mí hacia él, pero estoy tan asustado que mis piernas todavía no responden, así que me quedo en el suelo, abrazándolas y procurando no moverme ni un pelo. No quiero parecer sospechoso, no quiero ser castigado.
¿Debería volver a la silla, aunque sea arrastrándome? ¿Pero y si me atrapa a mitad de camino y se cree que he vuelto a caer en la tentación de huir? ¿Y si no paso su prueba? ¿O y si es solo una excusa y me va a quemar igualmente como castigo por lo de antes y hace esto solo para darme falsas esperanzas?
Me llevo una mano al pecho, me falta el aire. Retuerzo la tela de mi camiseta entre mis manos mientras lloro, luchando por respirar. ¿Dónde está Ángel? Necesito a Ángel, necesito sus besos, su voz cantándome.
No puedo respirar.
<<Oh, gavina voladora...>>
Mamá, mamá necesito ayuda. Mamá, por favor...
—Levántate —doy un grito de sorpresa al encontrarme a Ángel parado frente a mí. Lo primero que siento es un profundo terror, su figura imponente me recuerda cuan fácil le es destruirme poco a poco, pero luego una enorme alegría me invade.
Le abrazo las piernas y por fin puedo respirar mejor. No quiero que se vaya más, no quiero sentirme solo y desamparado como antes o como en la habitación oscura o como cuando era niño.
Hoy el cap estaba intenso uwu ¿Qué os ha parecido?
¿Esperábais que Ángel hubiese pillado a Ty?
¿Creíais que iba a quemarle con aceite de veras? ¿Por qué?
¿Qué os parece Ángel?
Formen aquí su club de haters.
Y aquí el de fans perversos xd
¿Qué pensáis del declive mental de Ty?
Gracias por leer bbs <3
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