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León se deshace en lágrimas sobre la cama. Cuando Kajat le dijo que no asistiese a la reunión del consejo y Harry no se opuso supo que algo andaba mal. Cuando oyó a Harry volver a la habitación con pasos lentos, arrastrados, como si no quisiese alcanzar la puerta, supo que algo andaba mal. Cuando Harry entró y no quiso sus besos, ni sus abrazos y le dijo un simple <<Siéntate, por favor, tengo que decirte algo>> supo que algo andaba mal.
Pero nunca en toda su vida pudo imaginar que las palabras que saldrían de la boca de su amado fuesen <<Voy a casarme con Lady María>>. León no se lo creía, pero cuando Harry rompió su expresión severa para ponerse a llorar, explicarse entre balbuceos y disculparse una y otra vez, León supo que era no era ninguna broma, ni ninguna pesadilla, ni ninguna ilusión. Se sentía demasiado real, como si despertase de un largo sueño.
Su primer y único amor, el único alfa que le hizo sentir querido y bien desde que toda su familia fue aniquilada cruelmente, el hombre que le pidió matrimonio y le juró, una noche atrás, mientras lo consolaba por la muerte de su padre, que estarían siempre juntos... va a casarse con la hija del imperio que extinguió a su raza y que lo regaló a él como un simple esclavo sexual.
León no quiere creerlo, pero lo hace y su interior se siente como si volviese a estar en el bosque de hace tres años, solo que ahora no tiene el cuchillo de su madre. Solo que ahora, de tenerlo, no vacilaría en abrirse las muñecas de par en par. León siente que esto es peor que si Harry muriese, que le duele cien veces más, que está siendo traicionado por la única cosa que tenía en el mundo, que está siendo empujado por quien le ayudó a levantarse, que vuelve a ser un cachorro débil, cobarde y estúpido que quiere huir a dónde sea, pero lejos... lejos de Harry.
Y lo que más le duele es que sigue amándolo y que ese amor quema tanto, cala tan hondo, que sabe que lo amará el día de su boda, el día que tenga cachorros con esa mujer desconocida, el día que el alfa le vaya a pedir algo, como a cualquier criado de la casa, y lo llame casqueando los dedos, en vez de decirle <<mi lobito blanco>>.
León nunca pensó que su corazón se curaría después de que se hiciese pedazos cuando vio a todos los suyos morir, pero ahora que siente que se lo estrujan entiende que Harry lo había sanado, lo había sanado para volverlo a romper.
—No te preocupes —le responde León fingiendo una sonrisa y alargándose para secarle las lágrimas; sufre la tentación de lamerlas, pero en vez de eso usa la manga de su blusa —, yo ya sabía que algo así iba a pasar y lo había aceptado. Incluso aunque tu padre no hubiese muerto tan pronto, en algún momento habrías tenido que ser rey y no habría podido ser conmigo, el consejo jamás nos habría aceptado y me habrías dejado después de años juntos y eso... eso sería mucho más doloroso. Por favor, no te preocupes por mí, estoy feliz de poder servirte, de que me hayas querido y de todo lo que me has dado. De verdad, es mucho más de lo que ningún omega podría obtener y mucho menos uno como yo. Un omega... incompleto, ya sabes. Harry, yo jamás habría podido darte una familia feliz o un reino estable, no sirvo para eso.
—No... —suspira Harry, sintiéndose débil y vencido. Trata de abrazar a León, pero él se aparta. —amor, no digas esas cosas. Cariño, mi lobito blanco, no... solucionaré todo esto, de una forma u otra, ya verás l-
—No me llames así —le interrumpe León, al borde de gritar y con los puños y los dientes apretados por la frustración —, por favor, no me trates diferente que a los otros criados. Mi príncipe, por favor, no me haga llorar hablando de ese modo, como si su matrimonio con Lady María fuese a ser temporal, como si no fuese a ser reina y la madre de sus cachorros. —León se muerde el labio.
Él realmente esperaba poder casarse con el alfa, poder amarlo por el resto de su vida y ser cuidado por él, ser rey y padre, pero ahora todo es tan ácido que esas ilusiones se deshacen en segundos y le amargan la boca. Quiere gritar, gruñir, golpear algo, pero Harry acaba de perder a su padre y León sabe perfectamente que, aunque él sea de ambos quien más se opone al matrimonio entre Harry y Lady María, Harry también está sufriendo por ello. No puede culparle y eso significa que no puede tomar todo su dolor y su veneno y escupírselo de vuelta. Ahora lo mejor que puede hacer es bajar la cabeza, agradecer por los meses de felicidad que la vida le ha regalado y aceptar que él no ha nacido para ser feliz.
—Mi señor, cuando antes aceptemos como son las cosas, mejor, así que, por favor, no me siga hablando como si aún... como si aún pudiese haber algo entre nosotros ¿Haría eso por mí?
Esas palabras destrozan por dentro a Harry. Él jamás será capaz de amar a nadie más o así lo siente, y mucho menos a una loba de la realeza de Kez, solo tiene ojos, labios, manos... para León, para protegerlo, hacerle sentir bien, ayudarlo, abrazarlo... Pero sabe que si él se casa y engaña a la reina con un siervo el destino de León será la pena de muerte. No quiere alejarse de él, dejar que la llama se apague entre ambos, pero prefiere alejarse de él antes que confesarle su amor secretamente, arriesgándose a que lo ejecuten.
—Yo... sí, sí, pero...
—Entonces no hay más que hablar. —interrumpe León, levándose de la cama con los puños apretados y hebras albinas tapándole los ojos. —Por favor, déjeme pasar, querría volver a mi habitación, un criado no puede dormir con un príncipe. —murmura entre dientes.
Quiere voltearse y reprocharle a Harry que le ha mentido, abandonado, usado y tirado como dijo, desde el primer día, que el príncipe haría y como este le prometió siempre que jamás sucedería. Quiere vomitar ese odio que le burbujea en la garganta, decir palabras hirientes, traer el pasado al presente y echárselo en cara, pero León siente que suficiente dolor tiene ya como para tener que cargar además con la culpa de herir a Harry. Sabe que el alfa no merece que lo trate mal, que él no ha escogido estas horribles circunstancias. También sabe que él no merece sufrir y lo está haciendo, pero si al menos puede proteger a Harry mordiéndose el labio y tragándose sus sentimientos, lo hará.
Harry asiente, atónito, casi sin palabras y cuando el omega abre la puerta de la habitación bajo la promesa de que no pasará más noches ahí, se apresura a seguirle y dice:
—Te ayudaré a llevar tus cosas y-
—Pídaselo a un criado, por favor. —responde el muchacho con ira contenida, mirándolo con el ceño fruncido, con lágrimas que amenazan con derramarse.
Harry asiente, cae en la cama totalmente derrotado cuando el omega se marcha y se pregunta si algún día va a poder reponerse. Arde, arde tantísimo que cree que morirá, que la pena por la muerte de su padre y el abandono de su omega lo acabarán matando, harán de su sangre veneno, del aire que respira una soga.
Las sábanas de color tinto se sienten raras esa noche para Harry, demasiado sobrias, demasiado frías. Él siempre ha dormido solo, incluso después de intimar con los omegas a los que traía de vez en cuando para curiosear tras su presentación, pero se acostumbró rápido al pequeño cuerpo de León. El chico lucía apenas como una arruga bajo las cobijas, pero su calor, su olor y el sonido de su respiración ocupaban toda la cama y los pensamientos de Harry hasta el amanecer. Ahora, sin él, siente que es la primera vez en la vida que duerme solo. La primera vez que se siente solo. Su corazón arde, la sangre que pasa por él burbujea, hirviendo de ira, cuando se imagina el hueco vacío de la cama con la silueta de otra omega en ella. Cuando piensa en Lady María. Sabe que ella no es la culpable, pero cuando la imagina ocupando el lugar de León siente tanta ira que sabe que, de poder, la mataría con sus propias manos. Piensa que no podrá dormir una sola noche, que los latidos del corazón de su consorte sonarán como el segundero de un reloj. Que cada aliento será un recordatorio de que cada segundo que pasa despierto, en una cama invadida por alguien con un anillo de boda y una sonrisa que no le llama la atención, es un segundo que desperdicia, un instante que pierde sin León ahí mirándolo con sus grandes ojos de gato que cuando lo ven abren un abismo en el mar de su iris, con León hablándole, los bordes de su boca rizándose cuando lo llama príncipe bobo o cuando sonríe sin decir nada, con León durmiendo, simplemente respirando y llenando todo de feromonas que sienten como un beso de buenas noches.
Harry piensa que nunca volverá a dormir tranquilo en su cama, que se siente más de León que suya. Siente que el omega le ha robado algo y se lo lleva por siempre, algo que nunca quiso tomar y no puede devolver. Piensa que León, a quien escucha ahora aullar y llorar, ahogar gritos y golpes con la almohada y sollozar sin tiempo a respirar, es el hombre más fuerte que conoce: el único que ha sido capaz de vencerlo en batalla, de atravesarlo entero con sus palabras y sus miradas y de llevarse su corazón como premio.
A la mañana siguiente nadie pregunta por sus ojeras, ni por qué entrena tan duro contra Kajat que casi le rompe un brazo o por qué va por la casa dando portazos tales que desajusta más que de una bisagra. Le dicen que Lady María llegará en dos días, ya que viene con urgencia a lomos de un lobo veloz y que el rey Dem le ha mandado una larguísima carta de agradecimiento. Harry la quema sin abrirla y durante esos tres días da tantísimo miedo que nadie en la casa real le habla y que los criados, al verlo, bajan la mirada y corretean como bichos a punto de ser pisados. Esos días se los pasa en el pasillo, frente a la puerta de León, sin el valor para llamar a ella. Y el omega no sale de su cuarto, los únicos indicios que tiene de que está vivo son los platos vacíos que los criados sacan de su habitación de vez en cuando y los aullidos y lloros que cada noche lo mantienen despierto.
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Perdón por haber tardado tanto en actualizar, entre que el máster, el hecho de que mi familia pilló el covid y a raíz de eso lo pillé yo y también mi novio y varios problemas más, apenas he tenido tiempo de entrar en wattpad.
También me da un poco de ansiedad hacerlo. Últimamente me da ansiedad casi todo y no logro conseguir cita con mi psicólogo desde noviembre. Cuando entro en wattpad a veces me agobio porque me da miedo que haya más problemas con gente que me plagia o que me manda mensajes privados insultantes y amenazantes. También me pone un poco nerviosa entrar en wattpad porque sé que cuando termine de publicar GDO y El niñero quizá no tengo nada listo para publicar porque por culpa de la ansiedad y el poco tiempo libre no he tenido tiempo ni energía para escribir. Estoy intentando sanar mi relación con la escritura, es mi hobbie, ni mi obligación y lo sé, pero recuerdo las horas y horas que pasé el año pasado escribiendo los trabajos de la universidad de ciertas personas, los mensajes que yo tenía que redactar para sus ex's porque ellas no querían hacer esa labor emocional, los mensajes que tuve que escribir en las noches en vela para ayudarlas y, no sé, mi cabeza entra en pánico cuando ve una pantalla y un teclado.
Siento estar teniendo tantos altibajos últimamente. Sé que lo superaré, pero no sé cuando. Si algún dia estoy muy inactiva despues de terminar estas historias, por favor, no penséis que me he ido <3
Muchas gracias a todos por el apoyo, he leído vuestros mds, mensajes en mi muro y comentarios, siendo no poder responder uwu
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